The plan

Es temprano por la mañana, Momo aún no se acostumbra a tener que levantarse tan temprano. Sin embargo, es más fácil hacer su nueva rutina. Es miércoles y solo quedan tres días para terminar los talleres.

Deja comida para Boo y va a la cocina. No hay tiempo para preparar algo muy elaborado, así que solo echa plátano, avena y leche a la licuadora. Más tarde comería algo más.

Mientras la licuadora se encarga de triturar los ingredientes, Momo manda un mensaje. Sabe que ella lo va a leer, pues sus clases en la universidad comienzan pronto.

Momo:

"Tzuyu, podemos comer juntas hoy?"

"Necesito hablar con alguien sobre esto"

Pone su celular en la bolsa trasera y se empina el batido directo del vaso del electrodoméstico, rehusandose a usar algo innecesario como un vaso. Corre al baño y se lava los dientes, deja una caricia en el lomo de Boo, toma sus cosas y sale de su hogar.

La mañana es fría, pero alcanza un lugar en el autobús. Mientras pasa por los lugares que el transporte recorre, piensa en lo que no la ha dejado dormir. ¿Es buena idea? Ella está bien ahora, es apretado, sí, pero también es cómodo y es lo justo para ella y su perro.

Además tener que convivir con una tremenda pareja no será lo más sano para ella. Tiene que tomar una decisión, pues Mina y Sana también.

En el salón habitual de talleres, ya se encuentran la mayoría de personas. A excepción de las modelos. —Corre, Mina. —Sana la toma de la muñeca y trata de arrastrar a Mina por los pasillos. Después de su noche, no pudieron parar hasta altas horas de la madrugada.

No sin antes asegurarse de borrar ese mensaje.

—Es tu culpa, Minatozaki. —Mina se queja, arrastrando los pies. Y es que aunque es la más responsable de las dos, Mina nunca podía ganar contra el sueño. Sana está a punto de protestar, sin embargo una melena negra pronto las alcanza y segundos después, las pasa.

—¿Era Momo? —Mina pregunta, un poco más despierta.

—No lo sé. Solo camina.

Al llegar al salón de clases. Momo luce sudada, sus hebras de cabello se encuentran un poquito mojadas por el esfuerzo. Chaeyoung casi se da una palmada en la frente al ver a la pareja en peores condiciones. —¿Qué pasa con ustedes hoy? —pregunta tratando de no sonar molesta, pero están retrasando el taller.

—¡Corrí hasta aquí, al autobús se le jodió una llanta! —Momo limpia su sudor con el dorso de su mano y Mina casi jadea al ver el movimiento. —¡Fueron ocho cuadras!

—Bien, tú te salvas pero ¿y ustedes? —Chaeyoung levanta una ceja en espera de una respuesta. Observa las ojeras que adornan los ojos de las japonesas y su poca energía.

—Noche ocupada. —Tal vez no es la mejor respuesta que pudo haber dado Sana, sin embargo, Mina solo puede sonrojarse y no añadir más leña al fuego.

—Como sea. Al grano. —Chaeyoung pasa su mano por el cabello —Para está clase sólo necesitan posar. Será una sesión con rotuladores y necesito que los chicos se concentren en recrear la textura de su ropa. Vamos a trabajar como el día de ayer, por equipos. —La mujer habla rápido y antes de cualquier otra pregunta, aplaude dos veces. —¡Chop! ¡Chop!

Eso es suficiente para que las tres japonesas vayan a donde se encuentran los equipos. Sana le brinda una sonrisa a Mina y después a Momo. Durante la sesión, solo se escucha la voz de Son Chaeyoung explicando la técnica con rotuladores.

Momo de vez en cuando gira su cabeza y busca a la pareja con la mirada, se sonroja cuando no es la única buscando miradas. Hace contacto visual con Sana y sonríen, Mina en cambio, es un desastre rojo y tímido al ser capturada buscando a Momo.

La mayor siente una colmena en su estómago, y es estupido. Es estupido porque sabe que aunque hay algo, no es posible.

No hay mucha novedad, los miércoles son así. Aburridos e irrelevantes, todos están haciendo lo correspondiente. Las japonesas no se mueven y los alumnos las dibujan. Al final de la clase, Momo observa la bandeja de mensajes.

Tzuyu:

"Está bien, unnie. Tienes suerte de que tenga la tarde libre

¿Dónde te veo?

Momo:

"En la universidad"

Tzuyu:

"Duh, eso lo sé. En que parte? Llego a eso de las tres de la tarde."

Momo hace cuentas y probablemente para esa hora estén al final del segundo taller.

Momo:

"Salón 102-0, entras al salón si aún no te he mandado mensaje. Pero sin hacer escándalo."

Tzuyu:

"Como si yo fuera a hacer eso. Nos vemos en unas horas."

Momo sonríe ante la imagen mental de Tzuyu rodando los ojos. Está sentada en una banca del pasillo, comiendo unas galletas de almendra que sacó de la máquina expendedora.

—¿A quién le sonríes tanto? —la voz es suave, cerca de su oído y Momo solo puede alejarse de eso. Se corre en el asiento pero algo, alguien se lo impide. Oh Dios, ahora está entre ellas.

—Cariño, ya la asustaste. —Sana dice con diversión, el alguien que le impedía moverse era la castaña. —Como sea, cuentanos de el afortunado. —Momo niega con la cabeza.

—No hay afortunado. —Mina entrecierra los ojos y Sana contiene una sonrisa, es su manera de tratar de sacar verdades de las personas, pero parece que Momo es inmune a su poder, pues solo se encoge de hombros.

—Bueno ¿qué has pensado de nuestra oferta? —Sana pasa el brazo por los hombros de Momo, quien se tensa ante el contacto. Trata de ver de reojo a Mina, pero solo se da cuenta de que la mano de Sana descansa en el hombro de su novia. Están apretadas en esa banca, pero ninguna hace el esfuerzo de moverse.

Momo aprieta las manos en su regazo y suspira profundo. —Honestamente aún no lo sé, pero prometo tener una respuesta pronto.

—Está bien, no te presiones. —Mina dice y pincha el brazo de Momo con su dedo índice, en muestra de que ellas pueden esperar, aunque no sea verdad.

Caen en un cómodo silencio hasta que suena el timbre, lo que indica el siguiente taller. Al entrar al salón, hay muchas mujeres. De hecho solo hay dos alumnos entre ellas. Está vez no hay lienzos. Cada uno de los alumnos lleva consigo un cuaderno de tamaño mediano. Son está charlando con algunos de ellos, pero cuando observa a las japonesas, se excusa y las lleva cerca del cuarto de servicio.

—Está clase será al desnudo. —Son Chaeyoung y su manera de decir las cosas. El alma de Momo cae hasta la punta de sus pies. —Les quiero pedir algo, y están en todo su derecho de negarse, sobre todo tú.

Momo levanta la cabeza cuando siente las miradas sobre ella. —¿Yo? —pregunta apuntando con su dedo índice.

—Sí. —Sana y Mina se miran. La hora del almuerzo fue todo menos relajante para ellas. La realización de lo que hicieron por la noche golpeandolas como un montón de piedras espaciales.

Durante el descanso, hablaron sobre los límites que existirían en cuanto a su nuevo descubrimiento. Y que a pesar de todo, nada iba a separarlas. Habían decidido intentar llevar a Momo a la cama. Para quitarse la espina de lo que era tener a un tercero en su cama, pero primero tendrían que resolver su problema con el apartamento.

—Para está clase, me gustaría que se acostarán. —Las chicas levantan las cejas a la vez, en espera de porque estar en el suelo y desnudas sería un problema. —Mmm... quisiera que se plasmará la sensualidad... si es posible, me gustaría que estuvieran juntas. — hace una pausa y Sana es la primera en comprenderlo. —Muy juntas.

—¿Haciendo qué? —Mina pregunta, con el corazón en la garganta. Momo por fin comienza a entender.

—No es nada sexual, bueno. No estarían haciendo nada. Solo que me gustaría que Momo estuviera recostada sobre Mina y Sana descansando su cabeza en el estómago de Momo, boca abajo.

Silencio, pesado e incomodo. Mejillas rojas por aquí, cuellos rojos por allá.

—Trataré de que sea lo menos posible, si es que aceptan. Necesito que las chicas vean la vulnerabilidad en sus cuerpos. —Chaeyoung suspira al ver las caras preocupadas de sus modelos.

—Mmm, yo en realidad no tengo problema —Momo sorprende a las presentes.

—Denme un minuto. —Mina jala a Sana dentro del cuartito y cierra la puerta. —¿Qué carajos vamos a hacer? —la menor empieza a dar vueltas en el reducido espacio, Sana le toma las manos y hace que la mire a los ojos.

—Tranquila, Mina. Esto —Sana señala la puerta del cuarto—, es nuestro trabajo. Después veremos qué hacemos con lo demás. Pero si te quieres negar, está bien.

—No quiero decir que no, pero no creo poder soportarlo.

Sana sabe a que se refiere, ella siente su pulso retumbando por todo su cuerpo ante el hecho de recostarse en ese estómago, de estar tan cerca de los senos ajenos. Sana sabe que bajo su situación, esto es peligroso.

—Como tu me digas. —Sana toma a Mina en sus brazos y la aprieta contra su cuerpo. Son casi de la misma estatura pero Sana se asegura de que Mina se sienta tranquila.

—Hagámoslo, después ponemos en marcha el plan. —El plan es invitar a la chica por unos tragos en un bar cerca del lugar donde vive la pareja. —En el almuerzo.

Sana asiente y besa a Mina delicadamente, sabiendo que la menor tiene una revolución de emociones por dentro. No es que Sana sea insensible, pero cuando de control de emociones se trata, ella tiene más suerte.

Abren la puerta y se encuentran con las mujeres de pie, esperando por ellas. —Lo haremos.

Oh, Momo no esperaba que aceptarán. Comienza a arrepentirse cuando la profesora hace su típico aplauso y les pide que se preparen y va hacía sus alumnos para dar indicaciones.

—Momo. —Sana llama su atención, Momo se perdió unos segundos. —Tranquila, es solo trabajo.

Y algo en el tono que usa Sana y la mirada penetrante de Mina, le dicen que no es solo trabajo. En menos de cinco minutos se encuentran en bata, no pueden perder más tiempo del que han perdido hoy.

Todo se vuelve ajeno, como si esos cojines y el colchón cubierto por una sábana roja fuera todo lo que existe en el mundo. Chaeyoung se asegura de que sus chicas se sientan cómodas. —Cuando quieran, chicas.

Mina tiene que ser la primera en hacerlo, ella sostendrá a Momo, y Momo a Sana. Quita su bata y la deja en una silla cerca. Con las mejillas rojas de vergüenza se inclina, dejando su trasero levantado. Se sienta y se mueve a la orilla del colchón, se recuesta con la respiración pesada.

Las alumnas del taller no miran mucho, ni los alumnos, ni siquiera Chaeyoung, ellos entienden que antes de posar, tienen que sentirse cómodas. Por lo que nos las miran directamente, y eso es un alivio para Mina, parcialmente.

Dos pares de ojos la observan fijamente, una mirada es familiar y cómoda, la otra es nueva y curiosa. Cierra los ojos y trata de no orinarse ahí mismo cuando Momo se desnuda y deja la bata donde Mina lo hizo antes.

Sana observa como Momo trata de sonreírle a su novia, pero solo es una mueca que no puede describir. De frente, Mina observa como la gravedad hace de las suyas con los pechos de Momo. Caen como cascadas ante sus ojos, pero no ve ese par de protuberancias, solo puede ver los ojos casi negros de su compatriota.

Para cuando Momo se sienta de espaldas a Mina y se inclina contra su torso recostado, todo se siente caliente. Mina ahoga un quejido en lo profundo de su garganta cuando la espalda de la mayor se presiona contra sus pechos y estómago, Momo se relaja y deja caer su cuerpo en el de Mina.

—Abrázala por los hombros, por favor. —La voz de Chaeyoung se escucha como un eco lejano, pero Mina asiente y cruza sus brazos por encima de los hombros desnudos de Momo. Sus palmas abiertas descansan sobre su esternon y su pecho.

Sana es la siguiente, tiene que ir boca abajo. Quita su bata y no le toma mucho tiempo estar de rodillas sobre las sábanas rojas. —Con permiso. —dice en voz baja y Momo asiente. La mejilla de Sana toca el abdomen de la pelinegra, hace sonidos raros por la digestión, pero no es menos abrazador. Adopta una postura cómoda y ahora se ven como una sola pieza, que encaja perfectamente.

—Sana, abraza su cintura. Momo, tu abraza su espalda.—Chaeyoung pide, hasta ella está roja. Tres mujeres hermosas, una encima de la otra. Hay mucho por manejar. Cuando Sana cumple su pedido, comienza la clase.

Mina puede escuchar que van a trabajar con acrílico y colores. Pero no pone mucha atención, no cuando mira hacía abajo y observa como Sana sostiene a la mujer que ella también sostiene. Momo en el medio de ambas, siendo abrazada desnuda.

No tocan nada, pero Momo definitivamente siente los pechos de Mina en su espalda, sus muslos también. Puede sentir los pechos un poco más grandes de Sana en sus piernas. Que para variar están levemente abiertas para que Sana pueda encajar con su cuerpo.

Está vez no hay ninguna palabra de por medio, pasa el tiempo y de vez en cuando se remueven para destensar sus cuerpos agarrotados. Cuando eso sucede, hay un poco más de toque entre sus cuerpos. A Momo se le pone la piel de gallina cuando Mina levanta levemente la cadera.

Puede que Sana no quisiera respirar muy cerca del abdomen de la mayor, pero era inevitable debido a la posición. Desde afuera se ven muy cómodas, por qué lo están. El colchón es suave y sus cuerpos se enlazan bien.

No pueden ver la hora, y Momo no puede ver cuando la puerta se abre. Rendida ante el calor de los cuerpos ajenos, no puede ver cuando Tzuyu se instala en el salón. Asombrada por ver a su amiga no con una mujer, sino con dos.

¿Lo peor? Tzuyu puede ver a lo lejos como Momo está malditamente cómoda. Decide tomar asiento en una parte alejada, sin querer interrumpir el ambiente que hay en el taller. Observa cómo las alumnas observan a los cuerpos recostados. Como pasan el pincel sobre la hoja y representan algo íntimo.

Tzuyu lo puede sentir, aunque no sepa un carajo de arte y su carrera trate sobre sanar animales. Se queda ahí media hora más, hasta que una mujer dice que la hora ha concluido. El alumnado les da la espalda a las modelos y éstas se levantan con toda la vergüenza acumulada.

Sana se pone la bata y les alcanza la propia a las chicas. —¿Todo bien? —se acerca a Mina, que está a punto de tener un ataque de vergüenza. Mina asiente y ya todas se encuentran cubiertas.

Del otro lado de la habitación pueden ver a Momo, abrazando con fervor a una chica muy alta. Sana frunce el ceño y Mina lo nota.

—Unnie, jamás me imaginé que al entrar por esa puerta te iba a ver así. —Momo le suelta un golpe juguetón en el brazo. —Eso se veía sexy.

—Tzuyu, por favor. —pide Momo con un tono forzado, realmente no quiere pensar en eso. Ni en sus piernas que tiemblan levemente y tal vez, solo tal vez: un poquito de humedad entre sus pliegues.

A la conversación se inserta Sana, casi ignorando la presencia de mujer que estaba abrazando a la mayor. . —Momo, vamos a comer algo. —Mina le pellizca un brazo y con los ojos señala a la chica alta. —¡Ay! Casi no te vi. Somos Sana y Mina.

Tzuyu no quiere reírse ante su sarcasmo así que solo asiente. —Soy Tzuyu, amiga de Momo.

—Chicas, iré a comer con ella. Nos tenemos que poner al día. —Momo entrelaza su brazo con el de Tzuyu— ¿no es así? —Tzuyu asiente casi con el ceño fruncido al ver a Momo tan emocionada por verla.

Y aunque no se han visto en unos tres meses, parece que Momo quiere demostrar algo.

—En ese caso, nos vemos en el último taller. ¡Coman bien!

La pareja se despide y Mina no pierde de vista como Momo es empujada fuera del espacio personal de Tzuyu cuando mira hacía atrás. Después de cambiarse con su ropa habitual, el salón quedó vacío y parten en diferentes direcciones.

—¡¿Quién es esa!? —Sana pregunta exasperada. —¿ahora en qué momento le diremos sobre el bar?

—Tranquila, Sana. Todo saldrá bien. —dice Mina mientras bebe de su coca-cola.— Mejor hablemos sobre cómo se siente su cuerpo, ¿no?

Sana sonríe y pone el mentón sobre la palma de su mano derecha, dispuesta a revelar todo detalle de la piel ajena, con su novia.

—A ver, dejame ver si entendí. —dice Tzuyu tratando de organizar todo el vómito emocional que Momo acaba de derramar en su comida. —Esas chicas quieren que seas su roomie, y te mandaron un mensaje extraño. ¿Qué mensaje?

Momo saca el celular de su bolsa. —Déjame mostrarte, —va a su conversación y frunce el ceño.

—¿Qué? —pregunta Tzuyu tratando de ver la pantalla de Momo. No necesita estirarse más pues le muestra el chat del grupo.

"Mensaje eliminado"

Tzuyu le da un sorbo a su limonada y tiene muchas preguntasPero ¿qué decía?

—Yo les dije que había llegado, a mi apartamento claro. Solo puse...mmmm "Y llegué" o algo así, y ellas respondieron con "nosotras también" —explica Momo, y en medio de su explicación, se da cuenta.

—Momo...— dice Tzuyu con una mano en la boca, reuniendo todo su poder de buena persona para no reírse en la cara de su amiga.

La mencionada cierra los ojos. —¡No me lo digas! ¡Ya entendí! —Tzuyu explota a carcajadas, burlándose de cómo Momo no puede captar el doble sentido con rapidez.

—¡Ya! Déjalo así. —Momo le apunta con el dedo índice exasperada. —El punto, es que no sé si sea buena idea. Es decir, puedo pagarlo y sería bueno tener más de cuarenta metros cuadrados de departamento.

Tzuyu toma aire y por fin estabiliza su ataque de risa. —Mira, no te sientas presionada por Dobby.

—¿Dobby?

—Unnie, el perro del que te hable. —dice con obviedad la menor, mientras usa una servilleta para limpiar algunos restos de comida que quedaron en la mesa del restaurante. Esos burritos la hicieron comer sin modales. —Como sea, sólo míralo a tu conveniencia. Creo que sería bueno hablar con alguien además de Boo.

—Hablo contigo.

Tzuyu rueda los ojos —Sí, pero no todos los días, tu único amigo es el perro y la veterinaria. —Momo no puede competir contra eso. —Además mencionaste que si no te mudas con ellas, pueden perder su hogar. Eso implica que tal vez ya no trabajen en la universidad.

Oh, eso.

Momo no lo había pensado así. No hay muchos lugares para alquilar cerca de aquí, probablemente tengan que buscar otro vecindario, aunque no lo quieran.

Tzuyu mira el reloj y observa que ya pasan de las cuatro de la tarde. —Unnie, tengo que ir a hacer tarea. Ya sabes, sobre como sacarle los huevos a las serpientes y eso.

Momo hace una mueca de asco, desde que Tzuyu tiene una materia sobre especies extravagantes, solo escucha cosas de escamas, huevos y más cosas raras. —Gracias por venir, tomaré en cuenta tu consejo.

Se levantan y van a la entrada del restaurante. Sin darse cuenta que dos pares de ojos la miran con intensidad. —Me cuentas todo, te quiero. —Tzuyu dice y abraza a Momo.

Cuando Tzuyu se da la vuelta y comienza a caminar hacía su casa, ella puede ver como su amiga es recibida por el par candente. —Ay, Momo. —suspira, Tzuyu sabe que su amiga siempre se ha metido en lugares donde no debe.

—¡Ey, Momo! —Sana alza la mano y Mina arruga su nariz con una sonrisa, su novia es demasiado tierna.

—Hola, chicas. —Momo es llevada a un abrazo doble, iniciado por Sana. Aunque Mina se tensa un poco, a los instantes se relaja y pone tímidamente una mano en la cintura de la mayor. Cuando el inesperado abrazo termina, Momo está sonrojada. Comienzan a caminar a la Universidad.

Están a punto de llegar al salón cuando la pareja para justo en la puerta. —Te queremos invitar a unos tragos, cerca de nuestro lugar. —Sana parece emocionada.

Mina ve la duda en los ojos de Momo. —Antes de que digas que no, nosotros te invitamos y puedes ir a tu lugar a atender a Boo. Nos podemos ver más tarde. —la menor explica con la esperanza de que Momo diga que sí. —Además, puedes ver que también somos una pareja divertida.

Sana y Mina hacen su mejor actuación para convencer a Momo de que vaya con ellas. —Está bien.

Mina es la que las jala a un abrazo por esta vez.

El último taller del día es más tranquilo. Tan solo tienen que lucir tristes con unas mantas que habían usado antes. Como en la clase anterior, no hay conversación entre ellas. Solo posan y dejan que los alumnos plasmen sus obras de arte con una técnica mixta de colores y gises pastel.

—Nos vemos a las nueve en la dirección que mandamos al grupo. —dice Mina.

—Y lleva algo para bailar. —agrega Sana y toma a su novia de la cintura. Tan rápido como pasa, le guiña un ojo a Momo. —¡Sé puntual!

Momo no puede decirles adiós, porque todo el aliento se lo lleva la pareja.

De camino a casa, Sana y Mina no pueden evitar querer arrancarse la ropa, otra vez pensando en Momo. Al llegar a casa, Mina empuja a Sana contra la puerta de la entrada. La toca con destreza y Sana echa la cabeza hacía atrás en anticipación, pero no.

Tienen que esperar.

—Mina. —dice débilmente Sana, la mencionada no le presta atención y muerde el cuello con algo de fuerza. —¡Mina!

Sana jamás pensó que su novia fuera capaz de gruñir, sin embargo aquí está: molesta porque le ha quitado el dulce favorito. —¿Qué? —pregunta y se abalanza sobre Sana una vez más, pero está vez la castaña la toma por los hombros.

—Hay que esperar. —Sus respiraciones son agitadas. —Tenemos que llegar a tiempo.

Mina guarda silencio y mira a su novia directo a los ojos. Sana está excitada, ella también, pero tiene que pensar con la cabeza fría, no con el cuerpo caliente. —Bien. Pero no te maquilles eso. —dice Mina apuntando a la zona roja del cuello de Sana. —Si vamos a provocarla, lo haremos bien.

Sana sonríe y después guía a su novia al cuarto, pensando en qué ponerse para cautivar a su amiga.

Momo quiere regresar, quiere regresar a casa con Boo y sus doramas de comedia. Ante ella está un lugar de tres pisos. Por lo que puede ver, la planta baja es un restaurante. La segunda es un bar y de las ventanas del tercer piso, salen destellos de colores neón.

—¿Necesitas entrar, linda? —un hombre se acerca a ella. —No es fácil conseguir un lugar ahí dentro. —Momo lo ve con asco, porque él la mira como un pedazo de carne. Está a punto de responder, pero un toque suave en su cintura responde por ella.

—Viene con nosotras. —El tono que usa Sana es embriagador. No puede creer como una voz tan dulce se convierta en una voz tan venenosa. A un lado de ella está Mina, quien con una mirada fría, le da la espalda al hombre.

—Te ves hermosa. —halaga Sana sin soltar su cintura. Momo lleva un pantalón ancho, pero es compensado por su camisa muy corta y muy ceñida a sus pechos.

—Ustedes más. —dice Momo, echando un vistazo a la hermosa pareja. Sana lleva un vestido corto, no es muy elegante pero es perfecto para una noche de tragos. Mina lleva una falda color negro, es corta. En la parte de arriba porta una blusa tipo corset con encaje blanco.

—Entremos. —dice Sana. Momo se sorprende cuando suben las escaleras hasta el segundo piso. —Vamos a comenzar aquí.

Momo está preocupada cuando Sana pide una ronda de shots dobles de soju. Se preocupa más cuando Mina los toma de golpe y Sana le sigue.

En el cuello de la castaña hay algo, la luz tenue es suficiente para iluminar el chupete del lado izquierdo. Traga saliva. Mina se da cuenta de que Momo ya se dio cuenta.

Se acerca a Sana y le susurra en el oído, algo que solo ellas pueden escuchar, pero que Momo puede ver.

Es hora de comenzar con el plan.

JEJEJE me había olvidado de este capitulo perdón

A su madreeeeeee, no he trabajado por esto. Pero vale la pena. ¿ustedes consideran que esto cuenta como slow burn? Hablando de misamo.

¿Qué les pareció el cap de hoy? ¿Qué creen que va a pasar?

Al final de cuentas esta historia no será taaaaan corta, pero estoy bien con eso. Como mínimo habrá dos capítulos más, y espero estén disfrutando tanto como yo.

Como siempre, espero sus comentarios y teorías.

Las quiero, besos. 

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