Behind the curtain
—¿Noche ocupada? —Sana suena exasperada, aún con las mejillas rojas y ajustando el atuendo blanco que Chaeyoung les prestó. — ¿En serio, Momo?
Mina está ayudando a la mencionada a abrochar el corset negro. —Bueno, no sabía qué decir. —responde simplemente y se encoge de hombros. Mina le da una palmada para que deje de moverse y terminar de una buena vez.
—Dejen de discutir ustedes dos. Tenemos que arreglar nuestro maquillaje. —Mina dice y después bosteza. Definitivamente una noche alocada de tragos y sexo desenfrenado no es lo más sano para su horario
Después de la respuesta imprudente que Momo le dio a Chaeyoung, la maestra las mandó a cambiarse y arreglarse un poco más. En sus palabras no quería "modelos zombies". En defensa de las japonesas, ellas llegaron a tiempo.
Cuando se encuentran más presentables, se dirigen al centro del salón. Está vez la clase sería con técnica libre. Otra vez estarían separadas pues la dinámica del taller lo requiere. Antes de que Chaeyoung las reparta en distintos lugares del salón, Mina deja un beso en los labios de Sana.
A Momo no le puede dar uno de esos en público, pero le da un abrazo apretado y un poquito más prolongado de lo que debería. —Vamos a desayunar en un rato ¿sí? —Sana le pregunta a un lado de ellas y siente muy cálido en su corazón.
—Pero claro que sí. —dice Momo y a los segundos; Chaeyoung empieza con la clase.
Momo no puede dejar de sonreír, había olvidado la última vez que sintió algo así. Que había hecho algo así. No solo en el ámbito sexual, aunque bueno de pensarlo ella siente calor por todo su cuerpo. Sin embargo, no es lo único que la hace sentir bien.
Ella se sintió bien recibida en la casa ajena, cuando Sana la despertó y Mina se aferró a su cuerpo se sintió como que nada estaba mal. Cuando salió de bañarse y Sana ya la esperaba con un café se sintió acogida.
Y a pesar de que sabía que no estaba en las mejores condiciones debido a la falta de sueño, la pareja no dudó en hacerle saber lo bella que es por las mañanas, al natural. Y mientras está ahí, posando para un montón de estudiantes puede sentir que ayer fue una de las mejores noches de su vida.
Pero, ¿que sigue?
Sana puede sentir los cuerpos ajenos aún cuando se encuentra en otro lugar, aún cuando ya no está en su cama viviendo una de las experiencias más enriquecedoras de su vida. Y es que ama demasiado a Mina, la ama tanto por acompañarla en una experiencia tan íntima y sórdida. No solo para ellas, sino también para su relación.
Con Mina siempre fue feliz, una relación plena, amorosa y caliente. Ahora puede sentir el triple de esas emociones por su novia. Pero Momo, Momo se está insertando en ellas más rápido de lo que creyó.
Mina cierra los ojos y sonríe, sabe que eso puede hacer que para los alumnos sea más difícil, pero no le importa. Está muy feliz y nada puede arruinar su humor.
El ambiente en el salón es maravilloso, incluso cuando iniciaron tan temprano por la mañana. Chaeyoung decidió trabajar las tres horas seguidas pues vio a todos muy inmersos en sus propios trabajos, incluso a las japonesas.
A la hora del almuerzo, las chicas se dirigen a una cafetería cerca de la universidad. Van con los brazos entrelazados y a este punto no pueden encontrar otra cosa que no sea esa. Muy dentro, en el fondo de Momo ella tiene miedo de que esté invadiendo la relación de sus compañeras, sin embargo toda duda es disipada por las acciones de Sana y Mina, haciéndo saber que están felices de que esté con ellas.
—¿Sería todo? —pregunta la chica de la caja. Momo asiente y va a la mesa que apartó Mina en cuanto llegaron. Sana la sigue a su lado y cuando toman asiento, está la realización de todo lo que pasó ayer ahora que están más despiertas.
—¿Cómo dormiste? —Sana pregunta, siempre atenta a los demás y a que estén comodos en todo momento.
—La verdad me moría por dormir un poco más, pero de ahí en más, dormí muy cómoda. —Mina sonríe ante la respuesta de Momo.
Un mesero llega con su pedido y comienzan a comer. Hay un silencio cómodo y grato entre ellas, pero Momo tiene curiosidad. —¿Cómo se conocieron?
Oh, esa es una muy buena pregunta.
—Estábamos en la preparatoria. Mina estaba en el curso de ballet y yo en el de audiovisuales. —comienza a narrar Sana, con un brillo en sus ojos al recordar a la pequeña Mina, toda tímida y con su cabello malditamente largo. —Nos teníamos que ver muy seguido por las presentaciones.
—Sip, de hecho así fue como comenzamos a hablar, en un ensayo. Ella tenía que coordinar la luz que daría en el solo de la coreografía. —Momo pone una mano en su barbilla mientras escucha cómo las chicas se turnan para hablar. Se da cuenta de que Mina gesticula mucho con sus manos, tanto que hasta se olvida de darle mordidas a su plato.
—Ajá y aunque no lo creas ¡Mina fue la primera en hablar! —dice Sana emocionada. —Me preguntó algo así como "¿Cómo haces para siempre seguir mis movimientos?" y yo le dije, estúpidamente le dije: "¿Cómo no seguir a una chica tan hermosa?"
Momo se ríe y tiene curiosidad de saber cómo eran de adolescentes. —¡Yah Sana! —Mina se sonroja tímidamente.
—¿Por qué se mudaron a Corea entonces? —la pregunta de Momo no es recibida con las mejores expresiones, de hecho Mina parece ponerse mucho más seria.
Sana bebe un poco de su café y por debajo de la mesa acaricia un muslo de Mina, sabiendo lo sensible que le pone este tema. —Creo que olvidé mencionar que nuestra escuela era religiosa. Mantuvimos nuestros encuentros en secreto desde esa vez que mi tomatito me habló. Al poco tiempo éramos inseparables bajo la creencia de que eramos mejores amigas. —Momo también bebe de su jugo de naranja y se puede imaginar para donde va esto. —Cuando fuimos a la universidad, aunque no estudiabamos en donde mismo, nunca dejamos de hablarnos. De hecho nos hicimos novias.
—Sí, me pidió ser su novia con una carta y un peluche de pingüino. —dice Mina con orgullo y un poco más compuesta que hace un par de minutos.
—¡Eso es lindo! —Momo dice emocionada, imaginando lo feliz que se puso la pequeña Mina con su nuevo peluche.
—Lo es, ¿verdad? —Sana hace una pausa y suspira. —Después de eso lo mantuvimos oculto por un tiempo. Los padres de Mina nos descubrieron en su cuarto, compartiendo un beso que me robó en medio de una sesión de estudios. Ellos sabían que yo pasaba mucho tiempo con ella, pero no imaginaban en que sentido.
—Después de eso, todo empeoró. Mis padres fueron con los Minatozaki a reclamar que Sana me había corrompido. —Mina siente un nudo en la garganta al recordar lo avergonzada que se sintió en ese momento y como Sana fue insultada por sus propios progenitores. —Mis suegros no sabían nada, pero defendieron a su hija.
Momo siente pena por ella, pero no dice nada. Sabe lo difícil que son esas situaciones y no todos corren con la suerte de tener padres como los Minatozaki. —Ellos lo entendieron y no permitieron que los padres de Mina me insultarán.
—Después de ese día, la convivencia en mi casa no fue nada fácil. Cada día era peor que el anterior, Sana y yo seguíamos juntas y sus padres sugirieron irnos del país. —Mina ha dejado definitivamente el desayuno de lado. En cierta parte era algo que no habían externado con nadie en Corea. —Al principio yo no quería.
—Mis padres nos convencieron luego de decir que nadie aquí nos conocería y que después podríamos recuperar la universidad. —Sana aprieta el muslo de Mina en su mano, haciendo masajes relajantes. —Mi papá pagó los dos primeros meses del alquiler, a la semana de llegar aquí vimos una publicación en LinkedIn y creímos que sería buena idea. ¡Y aquí estamos!
Momo suspira, mucha información en tan poco tiempo. Tiene ganas de preguntar qué pasó con los padres de Mina, pero la chica ya se ve lo suficientemente abrumador para atreverse. —Eso es... siento que hayan tenido que pasar por eso.
—No te preocupes, Momoring. Ahora estamos bien. —En ese momento, Mina levanta el rostro y la sonrisa en su cara, le da a entender a Momo que no importó todo lo que pasó. Ella es feliz con Sana.
—¿Y tú? ¿Por qué estás acá? —pregunta Mina y por fin puede continuar con su desayuno. Sana y Momo ya han terminado, pero no la presionan para irse. Ellas la esperan y la dejan comer agusto.
—La verdad es que ya no quería estar en casa. —dice Momo jugando con el cubierto que antes usó para comer. —Además buscaba mejores oportunidades de trabajo, terminé aquí y me ha ido bien.
—¿No estudias o estudiaste nada? —pregunta Sana con interés.
—Lo intenté, pero no pude con los gastos de vivir sola y lo demandante de la universidad. —Momo aprieta los labios y se encoge de hombros.
—¿Por qué ya no querías estar en casa? —Mina dice, sin medir lo directa que ha sido la pregunta. Momo ríe suavemente al recordar el día que se conocieron, como apuntó su acento con rapidez.
—Mi mamá no está con nosotros hace mucho tiempo, yo me quede con mi padre y mi hermana. Pero Hanna se mudo y mi papá no es una persona muy agradable que digamos. —cuenta Momo mientras Sana pide la cuenta. —Aún hablo con Hanna y de hecho me visita cada que podemos, de mi padre no sé nada hace mucho tiempo.
Cuando el mesero llega, Momo y Sana pelean por ver quién invita. Mina las observa con gracia dispuesta a ver que están dispuestas a hacer para ganar —Ayer me invitaron los tragos, déjenme pagar el desayuno.
—Con una condición.
—¿Qué condición, Mitang? —pregunta Momo rodando los ojos.
—Ven a vivir con nosotras. —la cara de Mina muestra seriedad y Momo se pone tensa. No sabe qué hacer con todo lo que pasó ayer. —Si no quieres, no se repite lo de ayer pero creo que seríamos una buena compañía para ti.
Sana asiente y sin que se de cuenta, ha pasado su tarjeta por la terminal— ¡Sana! —Momo grita, molesta y llama la atención de otros comensales.
—Muy lenta, cariño.
—Ash. —rueda los ojos una vez más —Pero ¿y si vuelve a pasar? ¿y si las cosas cambian entre nosotras por eso?
Sana se pone de pie y las invita a hacer lo mismo. Cuando salen del lugar y caminan hacía el segundo taller, el sol es abrasador. —Somos maduras, Momoring. Por ahora queremos tener una roomie y de verdad que no hay mejor opción que tu.
—¡Sí! ¡Además tu lugar es super pequeño! —dice Mina adelantando algunos pasos y caminando de espaldas.
Momo la toma de la muñeca y la pone en medio de Sana y ella. —Ten cuidado, Mitang,
Sana sonríe al ver como la mayor cuida de su novia, sacude la cabeza y decide hablar de nuevo: —Por favor, Momo. Prometemos no dar muchos problemas.
Momo parece considerarlo, está a punto de hablar cuando una llamada de Tzuyu suena interrumpiendo su caminata. —Tengo que contestar esto, las alcanzo en un momento.
Sana y Mina asienten y comienzan a caminar de la mano de regreso a la universidad.
—¿Y bien? —Tzuyu ni siquiera saluda, ella quiere saber la historia de pies a cabeza —¿Te las cogiste?
—¡Tzuyu!
—Ya, ya. Cuéntame qué pasó.
Momo rasca su cabeza y suspira, necesita consejos antes de chismes. —Pues pasaron varias cosas, pero eso no es importante ahora. Creo que sí me voy a mudar.
Tzuyu da saltitos al otro lado de la línea, agradecida de que Momo tendrá más amistades. —Eso es genial, unnie. ¿Cuándo lo harás?
—Ese es el problema, aún estoy indecisa... por algunas razones. —Momo decide no contarle las "razones" a Tzuyu por ahora. Ella sabe que su miedo es ser excluida como si no fuera nada por la pareja. Aunque no le han dado nada para pensar eso, al contrario.
Momo se siente extremadamente insegura.
—Si tu corazón y tu mente dicen que sí, no esperes más— Momo asiente, aunque nadie la pueda ver y esté frente a la puerta de la universidad.
Sana y Mina están recargadas en la puerta del salón donde se impartirá el segundo taller. Están tomadas de la mano, sintiendo una conexión profunda. Es la primera vez en el día que están juntas. —¿Cómo te sientes? —Sana pregunta, acomodando un mechón de cabello que se deslizó por su cara.
—Me siento maravillosa. Nunca había sentido nada igual. —Suspira profundamente, aprieta la mano de Sana y recarga la cabeza en su hombro. Su novia la envuelve en un abrazo. —Es diferente a estar solo contigo, pero diferente en el buen sentido.
—Te entiendo, de verdad que lo hago Mitang. —La menor aprieta sus brazos alrededor de la cintura ajena y se acerca un poquito más a ella, hablan bajito y solo para ellas.
—Sana, ¿a ti te molestaría si un día se diera algo si tu no estás presente? —Mina comienza a jugar con sus dedos de manera nerviosa, aún abraza a su novia pero su cara está escondida en el esternón.
Sana piensa sus opciones, definitivamente ver a Mina con Momo fue una motivación monumental ayer por la noche. Ella piensa en las veces que ha observado a Mina masturbarse frente a ella, amando la vista que tiene enfrente. —Creo que no, me gusta ver.
—Pero ¿y si tú no estás presente? —Mina pregunta.
Sana frunce el ceño —¿Quieres estar solo con ella?
—No es eso, es que tal vez podríamos empezar sin ti en alguna ocasión —dice Mina, dando por sentado que habrá más veces. —Es decir, a mi no me importaría si ustedes lo hicieran sin mi, con la condición de que me cuentes cada parte. —Sana deja salir una risita.
—¿Algo así cómo solo comenzarlo?
—Podría ser.
La mayor piensa de nuevo sus opciones, no se puede enojar con Mina por preguntarle eso, no cuando de imaginar a su novia con Momo ya siente una corriente por su espalda.
—No, no me molestaría. —dice finalmente y Mina asiente.
—No quisiera que si algún día llegará a pasar, te sientas excluida o algo así. Yo te amo más de lo que puedes imaginar Sana.
—Lo sé, lo siento cada vez que lo dices, lo siento en tus acciones. —Mina sonríe y sus ojos desaparecen en el acto, se pone de puntitas y para los labios.
Sana la besa.
Cuando Momo llega, todos los alumnos y Chaeyoung también. Es una sesión fácil, de hecho termina antes de lo previsto por la cantidad de alumnos en el taller. Cuando normalmente son entre veinte y veinticinco, hoy fueron siete.
—El siguiente taller será en el teatro de la universidad, nos vemos en una hora y media. —Chaeyoung les dice, las japonesas están felices por su media hora extra de comida, así que la aprovechan y piden órdenes de gimbap y ramen por una aplicación de comida.
Están sentadas en una parte alejada del jardín, la escuela tiene instalaciones sumamente extensas así que son las únicas en ese tramo de pasto y árboles. Están sentadas con sus piernas cruzadas y comen un poco de todo lo que pidieron.
—¿Por qué la siguiente clase será en el teatro? —Momo pregunta con curiosidad.
Sana le da un mordisco a su gimbap, gimiendo ante el sabor. Levanta la mirada y puede ver a ambas pelinegras con las mejillas sonrojadas. Sonríe con suficiencia, ella es capaz de provocar eso y más.
—A Chaeyoung le gusta innovar, así que no sé qué es lo que nos espera. —Mina se encoge de hombros y puede ver que Momo está comiendo muy desordenado. Con su pulgar limpia un poco de salsa picante de sus labios.
Momo está petrificada, la escena que vio el primer día de conocerlas se está repitiendo pero ahora ella es protagonista. Antes de que Mina pueda chupar su dedo, Sana habla:
—¿Me das un poco de eso?
Momo no puede ni parpadear cuando Mina se inclina y pone su dedo en los labios de Sana, quien los abre lentamente y chupa los restos de salsa picante. Mina siente la lengua húmeda, ojos curiosos en ella y después la mano de Momo toma su cintura.
—Ustedes me van a volver loca. —dice Momo cuando Sana se separa del dedo ajeno y sonríe.
—Apuesto que te encanta.
Momo no lo puede negar.
Tener tanto tiempo libre a la hora de la comida comienza a ser un problema, les quedan cuarenta minutos cuando deciden adelantarse al teatro. Están solas, pues el lugar solo es apartado por maestros.
Se sientan en la orilla del escenario, Sana se recuesta en las piernas de Momo. Sus piernas las sostiene Mina. —Me gusta estar con ustedes. —dice Momo acariciando el cabello de Sana.
—A nosotras contigo, Momoring. —Sana le responde y se sienta en medio de ellas. Se inclina hacía Momo y la besa.
Mina suspira al verlo, ella también se muere de ganar por besarlas, pero deja que tengan su momento, siendo espectadora. Sana toma la mandíbula de Momo y la empuja contra ella.
La tensión acumulada en todas las horas por fin se disipa en un beso prolongado y húmedo. Sana se separa para tomar aire y Momo se inclina Mina.
El beso es diferente, Mina siempre está más desesperada que Sana. Muerde mucho y succiona fuerte, pero es demasiado sexy, a tal punto que Momo tiene que apretar sus muslos.
—Mina, besame.
Si algún alumno decidiera llegar extremadamente temprano al teatro, podría ver como las tres mujeres se turnan para besarse la una a la otra.
Sin pudor.
Sana se arrepiente de tomar tanta agua y se separa de Momo una vez más. —Iré al baño, ya vengo. —Siente las miradas en su cuerpo mientras camina a la puerta que dirige a la salida del teatro.
Mina y Momo quedan en un silencio tenso, demasiado emocionadas por la sesión de besos furtiva que acaban de tener. —¿Conoces cómo se ve desde arriba? —pregunta Mina y se pone de pie.
—Nunca he estado aquí. —dice Momo con sinceridad y sigue a Mina. Le muestra las escaleras que llevan a un pequeño sotano debajo del escenario, suben de nuevo y Mina no puede contenerse más.
Toma la cintura ajena y besa a Momo, abre sus labios y espera que Momo le siga el ritmo. Mierda, Momo quiere todo de ella. —Bésame. —susurra Mina con su respiración alterada.
—¿Y Sana? —pregunta preocupada, alejandose un poco de la peligrosa mujer que tiene enfrente.
Mina hace que caminen hacía atrás, terminan recargadas en una columna del escenario, justo detrás del telón rojo. —Creéme, a ella no le importará.
Sella sus labios, Momo frunce el ceño y gime cuando Mina abre sus piernas e inserta el muslo justo a la altura de su entrepierna. Momo introduce su lengua y Mina succiona, mueve su muslo contra la mayor y todo se vuelve jodidamente caliente.
Momo comienza a mover sus caderas, cegada por el placer y las ganas que tiene de tenerla en la cama de nuevo, cegada por las ganas que tiene de tenerlas de nuevo.
No escuchan cuando la puerta se abre y se cierra nuevamente, Sana no las ve por ningún lado y cuando sube por el lado contario del escenario, puede ver a Mina devorando el pecho de Momo.
Es obsceno, la camisa de Momo fue jalada hacía abajo y solo uno de sus senos está a la vista. Tiene los ojos cerrados mientras jala el cabello de Mina.
Sana puede ver la pierna incesante de su novia haciendo estragos en la anatomía de su nueva amiga y oh Dios, ella entiende los aficionados del voyeurismo.
Ver a Mina así, tan entregada a otra persona que no es ella pero con alguien por quien siente atracción, es jodidamente caliente. Observa como Mina deja aquel pecho rosado y mordido, sube al cuello ajeno y con una mordida, Momo abre los ojos.
Se encuentra de frente con Sana mirando fijamente la escena y con una lujuria absorbente, suelta un gemido alto. Sana suspira y camina hacía ellas. —Mina, la estás destrozando.
—¿No es hermosa cuando se sonroja hasta el pecho? —Mina pregunta, Sana abraza desde atrás y alcanza el pecho de Momo. Aprieta el pezón entre sus dedos y lo retuerce.
—Lo es.
Momo siente sus piernas temblar ante la excitación latente en su clítoris, sufriendo por no ser tocada directamente.
La puerta principal se abre, escuchan la voz de los alumnos y la de Chaeyoung. A una velocidad impresionante arreglan sus ropas y peinan su cabello, agradecen estar detrás de la cortina pero Momo no puede caminar bien después de eso.
La dejaron con ganas.
—¡Ahí están! —dice Chaeyoung aplaudiendo. Comienza a dar instrucciones a los alumnos para después pasar con las modelos. —Bien chicas, ustedes estarán con la escenografía de la primavera de Botticelli. Necesito exactamente esas poses.
Momo no puede concentrarse en nada que no sea la fuerte palpitación que hay entre sus piernas. —Oh pobre bebé, ¿estás cachonda? —dice Sana una vez que se encuentran solas preparándose para la sesión
—¡Sana! ¡Dejala en paz! —Mina la reprende y ayuda a Momo a maquillarse, siendo consciente de que fue su culpa dejarla así. Pero disfruta saber cómo pone a sus chicas.
Chaeyoung guía la clase con maestría, sus alumnos disfrutan del proceso y las japonesas como siempre hacen un trabajo extraordinario. La hora de salida llega —Chicas, mañana nos veremos aquí en el primer taller, la práctica se va a repetir. —Momo asiente, ya más calmada. —Su química ha incrementado mucho —dice Chaeyoung, admirando como las tres chicas se ponen coloradas hasta las orejas— , es un placer trabajar con ustedes. Sigan con la misma energía.
—¿Nos acompañas a casa? —Sana pregunta, sosteniendo la cintura de ambas mientras salen de la universidad.
Momo suspira. —Aunque quisiera, tengo que ir a ver a Boo. No he estado con él en toda la noche de ayer.
Acompañan a Momo hasta donde su transporte pasa. Cuando lo ven a lo lejos, se aprietan en un abrazo fuerte y lleno de cariño. —Te veremos mañana. —dice Sana y Mina asiente, esperando que pronto tenga respuesta de su propuesta. Su tiempo se acaba.
—¡Las quiero! —grita Momo mientras sube al autobus, Sana y Mina suspiran nerviosas.
Sana pide un uber —¿También lo sientes? —Mina no necesita adivinar de qué trata la pregunta.
Sus corazones laten al mismo tiempo por la mujer que les roba el aliento, claro que lo sienten. Hasta lo profundo de su corazón, algo nace ahí.
Momo suspira cuando abre la puerta, alegre por estar en la comodidad de su hogar depsués de más de veinticuatro horas fuera. No puede terminar de suspirar cuando un olor horrible llega a sus fosas nasales.
—¿Boo? —pregunta, no se escucha ningún ruido pero todo su apartamento desprende un olor a excremento.
Está a punto de desmayarse cuando ve manchas de orina por toda la sala al igual que los desechos de su amado perro. No es lo único, el relleno de su cojin favorito está por todos lados. Tapa su boca y respira.
Va al cuarto puede ver a Boo dormido en su cama, con el estómago hacía arriba, luciendo más panzón de lo normal. No lo despierta, va hacía su cuenco de comida y puede ver que no solo eso está vació.
El costal de croquetas está rasgado, una cantidad inmensa ha desaparecido. Puede concluir que Boo comió todo el tiempo que no estuvo en casa y que después, hizo sus necesidades por todo su departamento.
El olor se estanca en el reducido espacio, suspira y toma su celular, el tono de llamada es sustituido por sus voces.
—Hola, Momo —saluda Sana.
—¿Llegaste bien? —pregunta Mina, interesada por saber cómo está su Momoring.
—Sí, sí. Llegue bien —las chicas pueden notar su voz cansada.
—¿Todo está bien? —Su voz es dulce, la voz de Sana siempre lo es, la pareja es tan reconfortante incluso sin estar físicamente presente.
—Sí, todo bien... —una pausa y Momo suspira antes de decir las palabras —chicas creo que van a tener nueva roomie. ¿Cuándo empezamos con la mudanza?
-
¿Qué les pareció? ¿Cómo lo ven?
Me dio mucha risa imaginarme a Boo todo panzón dormido JAJAJAJAJ.
Diganme sus teorías de que paso con las familias de cada una, quiero saber su opinión.
Como sea, espero les haya gustado y gracias por esperarme, siempre se los voy a agradecer, comenten mucho que saben que amo leerlas.
Besos.
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