Capítulo 16
Luego de la intensa charla que habían tenido, seguían dentro del auto, a punto de llegar al restaurante de comida italiana. Alba no se sorprendió ante su destino, pues siempre comían allí.
Lo que sí fue sorprendente es que Lauren llamó a la librera justo en la esquina del restaurante.
-¿Qué sucede, Lauren?
Fue cuando escuchó los sollozos tras la línea.
-Santiago terminó conmigo. Me dejó. Estoy sola... en el cine, no sé cómo volver, Alba, por favor –parecía desesperada-. Ven, te necesito.
Y escuchar a alguien como Lauren suplicar de esta forma le hizo entender que tenía que estar allí para ella tan pronto como pudiera.
-Estaré allí en unos minutos, Lauren. Solo siéntate, respira e intenta calmarte.
-Bien –aceptó con la voz quebrada.
Y allí finalizó la llamada.
-¿Pasó algo? –preguntó Jude, parecía preocupada.
-Tienes que llevarme al cine ahora mismo –contestó con cierta desesperación.
-¿Veremos alguna película para niños? –de no haber estado preocupada por su hermana, Alba se habría reído por su expresión infantil.
-¿Qué? Jude, no...
-¿O una película para adultos? De esas que hay armas, sexo y drogas –la Jude aniñada había sido desterrada por la perversión.
-¡Jude! –exclamó exasperada-. Mi hermana acaba de terminar con su novio. Necesito ir a buscarla... sólo déjame allí, luego tomaré un taxi.
-Estás loca si piensas que voy a perder mi oportunidad de cenar contigo –rió con desesperación.
-Tengo que ir.
-Tenemos que ir –corrigió mientras daba vuelta en una esquina, tomando de esta forma el camino hacia el cine-. Luego vendrá a comer pasta con nosotras.
-¿Estás loca? –exclamó-. Ella no sabe que tú y yo...
-Lo sabrá –parecía tranquila, y esto solo alteraba más a Alba-. Además, la comida ayudará. Nada sana más rápido un corazón roto que una buena pizza.
-¿Quién dijo eso?
-Yo. Y suelo creer mucho en mí misma porque sencillamente soy increíble.
***
Lauren ya no estaba llorando cuando Alba la encontró esperándola sentada a las afueras del cine.
En cuanto vio a su hermana mayor corrió a abrazarla fuertemente.
-¿Estás bien?
-Que pregunta tan oportuna, All –intentó burlarse de su hermana.
-¿Crees que tu corazón pueda soportar algo de pizza antes de llorar desconsoladamente contra mi hombro esta noche?
-Créeme. Ahora mismo necesito ahogarme en comida.
-Entonces no tenemos tiempo que perder –la animó Alba-... Ven, sígueme hasta el auto.
-¿Has venido en taxi?
-No, alguien especial nos llevará.
Y Alba, a pesar de ser invadida por las preguntas de Lauren, no dijo nada más hasta llegar.
Jude estaba fuera del vehículo, su mano sosteniendo con amabilidad la puerta trasera. Se veía hermosa mientras los colores del crepúsculo iluminaban su ropa negra.
-Eres Lauren Paúl, no tienes que presentarte. Alba ya me ha dicho todo sobre ti –dijo Jude rápidamente, ayudando a la menor a entrar al auto-. Diría que lamento lo que sucedió con ese tal Santiago, pero desde el inicio fue bastante obvio que era un tipo idiota.
Cerró la puerta antes de que la otra pudiera responder, y con una hermosa sonrisa abrió la puerta del copiloto para que Alba entrara. Finalmente, ocupó su lugar frente al volante.
-¿Quién eres? –interrogó Lauren.
-Soy Jude.
-¿Jude...?
-Foster.
-Oh, creo que ya sé... ¿Eres la chica que le dijo a Alba que estaba enamorada de ella y luego se marchó? –dos podían jugar a eso de los comentarios incómodos.
Alba de inmediato se golpeó la frente con la palma de su mano. Jude simplemente rió y puso en marcha el auto.
-Sí –admitió luego de un rato-... Te sorprenderá saber que soy la novia de tu hermana ahora.
-¿Novia? –Lauren se mostraba confundida y asombrada a la vez.
-No eres mi novia –negó ruborizada Alba, mientras se cruzaba de brazos.
La última vez que habían hablado de eso Jude había dicho que no se sentía lo suficientemente buena como para serlo. Aún tenía miedo de quererla.
-Sí lo eres –afirmó la rubia con una sonrisa antes de voltearse a mirarla por unos segundos.
-¡Jamás me lo has pedido!
-En eso tienes razón –coincidió-. ¿Quieres ser mi novia? –preguntó casi con indiferencia.
El aire dejó de llegar a los pulmones de la morocha al escuchar esto.
-Sí quiero, pero... -"pero había esperado algo más romántico, o memorable, o conmovedor".
-¡Perfecto! Somos novias ahora.
-Ustedes se ven tan bien juntas –interrumpió la menor con un suspiro.
-Lo sé –coincidió Jude antes de sujetar su mano.
-Santiago y yo nos veíamos así –contó con melancolía-. Cuando papá aún vivía no nos quería juntos. Decía que él me rompería el corazón... Yo lo quería, pero él no a mí. Me lo dijo... Supongo que papá tenía razón.
-Lauren –susurró con cierta melancolía al recordar a su padre.
-Está bien. Superé a mi otro ex novio. Podré con él.
-¿Por qué siempre te enamoras de idiotas? –ahora estaba enojada.
-No lo sé, yo solo... -suspiró-, pienso que me quieren y luego me usan.
-La próxima vez no deberías dejar a tu hermana sola en una fiesta para ir a acostarte con el inútil de tu novio –interrumpió Jude con dureza-. Es el karma.
Por supuesto, no olvidaba lo sucedido meses atrás.
Si Jude no hubiese estado allí, ¿dónde habría dormido Alba esa noche? ¿Qué habría sucedido con ella?
-Jude, no hagas esto. Pasó hace tiempo, olvídalo. Lauren no tiene la culpa. Estaba enamorada.
-Perdona lo que voy a decir, pero eres una estúpida, Lauren.
La menor bufó.
-¿Quién lo dice? ¿La chica que se comportó como una cobarde y salió corriendo de un restaurante sin siquiera haber pagado la cuenta?
Jude rió con una peculiar carcajada.
-Me caes bien –dijo.
-Y tú a mí.
Alba nunca fue amiga de Jude. En cuanto la conoció, la rubia supo que simplemente no podían serlo. Desde el inicio Alba había sido un interés amoroso para la joven, así que supongo que es correcto decir que Lauren fue la primera amiga que Jude tuvo en mucho tiempo.
***
Usaron la mesa que estaba dos metros más a la derecha de la mesa del centro, donde solían sentarse Jude y Alba cuando ibas solas.
Cuando se sentaron, Alba unió su mano con la de Jude bajo la mesa. Y esta vez sus manos no dejaron de tocarse hasta que salieron del restaurante.
El mesero llevó la gran pizza y saludó a Jude, Alba y Lauren con una sonrisa.
-¿Qué se siente ser lesbiana? –preguntó de pronto la hermana de la morocha.
-Pues... supongo que se siente... normal –no sabía qué contestar. Que le gustaran las chicas no quería decir que tenía que sentirse diferente o algo así-. ¿Por qué quieres saberlo?
-Es que luego de mis fracasos en las relaciones y lo felices que ustedes parecen, he decidido comenzar a experimentar.
-Eso es lo más idiota que he escuchado –se burló Jude mientras se llevaba una porción de pizza a la boca y la masticaba lentamente.
-Idiota es que te comas la pizza como si fuese uno de los pechos de mi hermana –contraatacó.
Jude rió sonoramente ante el comentario y Alba comenzó a toser tanto que todos se voltearon a mirarla.
-Ahora díganme qué tengo que hacer para ser lesbiana –exigió con una sonrisa.
Ninguna contestó, ya que Jude intentaba calmar el ataque de tos que le había dado a su compañera.
-Bien, supongo que tendré que sacar mis propias conclusiones –determinó al ver que nadie le brindaba información-. Supongo que primero debo sentirme atraída hacia las chicas. Lo sentimental para otro día, no tengo tiempo para eso, así que primero comprobaré si las chicas pueden llegar a gustarme físicamente. Veamos, tus pechos están bien, Jude. Demasiado. Y Alba... algún día.
-¡Lauren! –exclamó la morocha con la cara enrojecida, apenas pudo recuperarse.
-Ahora levántense. Voy a comparar traseros.
-Lauren, no vamos a... ¡Jude siéntate!
-Tu novia es muy aburrida, Jude.
-Lo es –aceptó pesándole el brazo por encima de los hombros-, pero al menos puedo estar con ella y molestarla.
La Luna pudo estar con el Sol durante ochomeses más.
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