Capítulo 6: Al desnudo (+18)

Antes que nada: ¿Leerían un JenBob? (Jennie x Bobby) Es que tengo ganas de escribir uno. 

Díganmelo en un comentario. ;; Ahora sí, disfruten. TT



(Un poquito de la cabeza de Bobby)

"No sabe que hacer. La figura que frente a él se alza es todo lo que desea en ese momento. El cabello alborotado, los labios brillando producto de su saliva y esos ojos que brillan para él a pesar de la tristeza que en ellos lee. Quiere poseerlo y borrar cualquier recuerdo que torture su mente, pero también es lo suficientemente egoísta como para querer hacerlo suyo mientras el menor piensa en él."

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No espera respuesta. Nuevamente se encuentra buscando sus labios. Es agresivo al reclamarlo, pero del otro lado y contrario a lo que espera, recibe dulzor; un cariño que sabe es momentaneo y caduca al terminar el encuentro. Quiere ganarle y sobreponerse, pero es débil y en ese momento necesita confort. Y pronto la lucha que busca se vuelven roces húmedos y lentos y la confrontación conocimiento. Conocimiento de lo buen besador que es el otro y lo adictivo que puede llegar a ser solamente usando los labios. 

Cierra los ojos intentando dejarse llevar por ellos. Suspira una vez la fisionomía adversa se pega a la suya y gime; se aferra a él y se marea. Su cabeza se vuelve un lío cuando se inunda de las sensaciones que experimenta y el mal rato que ha vivido con JinHwan en el último tiempo. 
¿Por qué amar no puede ser igual de sencillo como aquel beso? Y si lo piensa, las cosas con quien hasta ese momento ha sido su pareja siempre fueron adversas; y tal vez el demasiado masoquista como para entregar tanto de si a alguien que no supo valorarlo.

Poco a poco el fogoneo que siente se apaga y el beso le sabe a tristeza  y la tristeza se vuelca en lágrimas que surcan sus mejillas y salan aquel roce que sus bocas aún comparten; haciendo que simplemente acabe. 

Aún si intenta controlarlo, no puede. 

Aún cuando intenta no pensar en lo estúpido que ha sido, lo piensa.

Y las pequeñas lágrimas se vuelven llanto. Y el llanto algo tan desconsolado que se siente un niño.

Y el niño se siente perdido en aquel cuerpo oscuro que lo encierra. Se desconoce y se abraza a si mismo.

—¿Estás bien? —Susurra la rasposa voz que lo acompaña. Puede sentir la calidez de su aliento soplar sobre su húmedo rostro y la yema de sus dedos limpiarle la piel. 

El labio le tiembla, lo muerde y solo asiente. —Solo... ¿Podrías abrazarme? Sé que quizás no sueles hacer esto y quizás al pedirlo rompo miles de reglas, pero lo necesito. Aún si no sientes nada por mi, hazlo. Aún si no nos...— Y sus palabras se silencian cuando los bien formados brazos lo envuelven, atrayéndolo hacia él. Puede sentir su perfume. La textura de las telas y cómo el calor se escapa de estas... También los fuertes latidos de su corazón. 


Y siente que con solo eso, sus lágrimas paran. 


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No lo conoce tanto y siente que tiene un don. No sabe en que momento llegaron a la cama ni entiende cómo es que sigue aún vestido. No le importa mucho tampoco. Está riendo y de vez en cuando, llorando por la risa misma. HanBin está en la cama de un lujoso hotel con un hombre guapo que tiene toda su atención puesta en él. Algo que nunca pasó con Jinan y sobre todo, no está pensando en él ni en lo que horas antes ha vivido. 

No puede.

No cuando la punta de los dedos contrarios se pasea tan tranquilizadoramente por uno de sus antebrazos y sus ojos lo observan. Se siente cohibido y a la misma vez, cálido. Siente curiosidad también. Una que crece a medida que los segundos pasan y sus miradas se encuentran. Siente curiosidad por saberse junto al lado de alguien que todo lo vuelve tan sencillo y simple que se creé imaginando lo desconocido. Lo que nunca tuvo. Y con cada roce, pierde la respiración; que se le corta y otras simplemente sale con fuerza, en un ligero y rápido suspiro. 

—Ahora es tu turno de contarme algo de ti. —Pronuncia con un poco de torpeza y para nada cohibido. Culpa al alcohol, aún si es una sola copa y de esta queda un poco más de la mitad. Ha roto muchas reglas ya, pero piensa que lo que sucedió lo amerita. Desea sentirse bien y el hombre junto a él parece dispuesto a colaborar para que ello suceda.

Una pausa. Sus ojos brillan tanto como la sonrisa expectante que le dedica. Es un silencio que le resulta cómodo y tranquilizador y en donde la respiración de ambos le seduce de una manera que no es sexual, pero que tampoco es capaz de definir. 

—Veamos... —El pequeño filo de las uñas se fricciona contra su piel. Se arrastra haciendo que se estremezca al punto en que sus propios dedos busquen los otros, atrapándolos. En algún momento se entrelazan. No hay torpeza pese a ser la primera vez. Siente confianza en sí mismo para hacerlo y en especial sobre el otro que no se niega.

—Hace muchos años. Sí, muchos. No era como ahora. Era un chico de esos que pasan desapercibido en la escuela. No me consideraba agraciado, ¿Sabes? Ropa de segunda mano. Para nada a la moda. Gafas enormes y así de gruesas. —Su mano libre imita algún tipo de espesor y luego cae sobre su propio estómago.— Odiaba la escuela. Creo que todavía odio ese momento de mi vida. Lo pasé mal. —Una risa amarga escapa de sus labios retoma la historia. HanBin no puede creer que aquel chico frente a él, que exuda erotismo halla sido antes algo completamente distinto. —Me hicieron pasarlo mal pero hubo una vez en donde un sujeto detuvo al novio por lo que me hacía, ¿Sabes? Sin conocerme, en el mundo había alguien a quien las personas como yo, le importaban y por primera vez, me sentí importante. 

—El mundo es un lugar cruel...—Susurra y sus dedos se aferran un poco más a los del hombre. Tiene miles de preguntas pero sabe que no es su momento. El nudo en la garganta se lo grita. Nunca pasó por algo así pero sabe lo cruel que pueden ser los jóvenes. JinHwan, desde que tiene uso de razón, ha sido la definición.

Y por primera vez se cuestiona realmente qué le vio.

—Muchas veces quise acabar con mi vida por ello, pero estaba este chico. —Sonríe. HanBin no entiende cómo a pesar de lo que relata, puede dedicar ese gesto tan sincero y ese nudo se cierne un poco más. Simplemente lo escucha atento. —Sus palabras. Tal vez en él no hayan significado nada pero en mi, HanBin, me dieron esperanza. 

"HanBin". 

El mundo parece detenerse y el ensordecedor sonido de su corazón lo marea. Aquel rostro frente a él pronto cobra algún vago recuerdo y todo lo que su cabeza ordena es que lo bese. 

Que lo bese y no lo suelte.

No sabe nada, pero obedece. Su cuerpo se mece por el colchón y lo alcanza. Ambas piernas se encuentran, mezclándose de la misma forma en que sus labios lo hacen. No es tristeza o consuelo lo que lo lleva a hacerlo. Simplemente necesidad; una que crece con cada roce que sus lenguas se propinan en el interior de alguna cavidad bucal. 

Siente calor. En el cuerpo y también en el aire que repentinamente parece saturado. Se agita y con ello llega la adrenalina que despierta sus instintos más salvajes. Está jodidamente excitado. Y sus caderas rozándose con total descaro como si nada importara.

Se miran. Quieren hacer suyas las expresiones de sus rostros, aún cuando llevan sus nombres. Y jadean y vuelven a besarse. 

La manos de Bobby pronto se encuentran sujetando su culo, lo masajean y le marcan el ritmo con que quiere sentirlo y él hace lo mismo al abrir el pantalón contrario y recorrer con los dedos la forma en que se encuentra. 

Lo siente duro y caliente. Es capaz de sentir como sutilmente se mueve inquieto esperando por salir. Lo sabe porque él mismo se encuentra en esa misma situación. 

Las prendas vuelan de sus cuerpos. Se conocen. HanBin pierde por completo el aire al saberse viendo al desnudo la masculina silueta de su acompañante. Los tatuajes que lo adornan y lo jodidamente caliente que encuentra su rostro. Quiere marcar su piel y sentirlo dentro de su culo. Apretarlo y llevarlo a la locura mientras se corre para él.

Y nuevamente las fricciones entre ellos llegan. Siente como su carne desnuda se frota contra la propia enviándole electricidad. Esa que cree experimentar por primera vez. Se retuerce bajo el mayor y se aferra a su espalda en un intento por controlarse, arañando una y veinte veces más su espalda aún si no lo sabe. Simplemente quiere más. 

La piel le quema allí donde sus labios se posan. Solo puede estirar el cuello y dar lugar a más. Se encuentra en una montaña rusa de sensaciones de la cual no quiere bajar y es que los besos a veces son inocentes y otras, húmedos. Tiembla cuando siente cómo el sujeto chupa su piel o la muerde. Le excita la idea de saberse con marcas. Le excita más el saber que serán de aquel hombre que encima suyo se encuentra. 

Está tan sumido en el mar de calor que se sorprende cuando la diestra contraria envuelve su miembro ejerciendo un vaivén que parece corresponderse a la forma traviesa en que su lengua se mueve. No sabe en qué momento humedeció su agarre, tampoco en cual las gotas de presemen salieron. El calor se eleva, sus propios gemidos también e incluso su vergüenza. Pero no siente pudor. Quiere que el mayor lo vea y quizás por eso envuelve los finos dedos que tiene al rededor de sus cabellos. Tira de estos y sus ojos se encuentran y no piensa más.

—Tu nombre. —Pide con un tono de voz que incluso él mismo desconoce. —Quiero gemir tu nombre.

—Jiwon. 

Y a la mierda la regla más importante. 

—Jiwon... Joder. 

—¿Te gusta, Bin? —Lame con rapidez sus labios. A veces incluso intenta encontrar su lengua con la propia en pleno acto.

El ritmo lo envuelve. A veces tiembla pero nunca logra acostumbrarse a la manera en que lo hace. SABE que Jiwon no quiere descanse. Entonces, simplemente disfruta de los cambios bruscos en que lo masturba. A veces lento y tortuoso y otros tan rápido que creé puede llorar de placer. Creé se está descubriendo en la atención del otro y  otras simplemente es su cadera la que se mueve contra su mano. Esa que se cierra al rededor tan apretadamente  que le envía miles de estímulos en la manera en que la fina piel que lo recubre se estira y arruga. 

Puede correrse, quiere hacerlo.

—Suficiente por hoy, ¿No? — Sabe lo está molestando y creé haberlo conformado con la pequeña y desesperada mueca que le regala. Nota como su peso lo abandona y desde su posición -con la espalda pegada al colchón.- lo recorre. Hay sudor, marcas rojizas sobre su clavícula que supone él mismo propinó pero no recuerda y sobre todo, hay una jodida erección igual a la suya que parece esperar atención. 

Y se desconoce en la sonrisa que le regala y la forma en que sus piernas flexionadas se abren, dejando a la vista (una hermosa vista) parte de su culo. Allí donde las nalgas comienzan. Como puede toma un cojín y lo coloca en la parte baja de su espalda, acentuando así mucho más el paisaje que a su compañero le presenta. —No, suficiente es cuando me cojas. 

Y es en ese momento, cuando ya no hay vuelta atrás. 

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Notas.

Primero que todo, me disculpo por dejar todo tan tirado. Han pasado muchas cosas. Sé que antes dije que desde que HanBin dejó iKON sufrí un bloqueo mental y es verdad. Pero cuando me creí nuevamente lista para continuar, pasó algo peor y personal. 


Escribo porque días como hoy me distrae. 

Creo que les debía un lemon y les dejo una parte de uno. 

No es el mejor pero irá mejorando. Espero les guste. :c

Perdón por hacerlos esperar tanto.

Realmente quería volver pero no se pudo.

Si aún alguien anda por aquí: Gracias. :c <3

Espero sus comentarios. Siempre me suben el ánimo. 

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