masaje

Suspiró cansado viendo la hora en el monitor de su computadora, faltaban casi sesenta minutos para el receso de medio día y su cuerpo ya no aguantaba estar ni un segundo más ahí sentado.

Maldijo su puesto de jefe y maldijo la enfermedad que se llevó a su padre hace medio año, no estaba en ese momento ni esta listo ahora para hacerse cargo de la empresa familiar, a sus veintidós años lo único que desea es embriagarse diario y follar con cualquiera que se le cruce por en frente, pero no todo es como queremos.

El balance general de ese mes no estaba listo aún, su progenitor le dejó una gran fortuna, pero así mismo varias deudas, siendo estas últimas de un precio enorme.

A pesar de ser el gerente, decidió trabajar un tiempo como empleado normal, no se sentaría ahí sin saber nada sobre como manejar un negocio, por eso mismo cambió su carrera de Psicología a Administración de empresas, pese a lo mucho que le fascinaba la primera.

Dejó caer su cabeza hacia atrás, apoyándola en el espaldar de la silla... de pronto, un suave toque sobre la puerta de la oficina se hizo presente.

Bang sonrió con sorna, sabía de antemano quien golpeaba detrás de la madera.

—Pase...—

Giró en la silla con ruedas para poder verlo, la cabellera negra se asomó por el marco de la puerta para luego poder ver a un lindo, no, hermoso muchacho vestido de traje.

—Señor Bang, necesito que firme unos papeles...— habló nervioso, mordiendose el labio inferior.

Lee Minho, su secretario, sexy y follable secretario.

Cuando era aún un pasante, hace casi tres meses, entró de imprevisto a la oficina del azabache, viéndolo estresado y cansado, quiso ayudar a su jefe, ofreciéndose para un masaje; pues según este era experto en aquello.

Impresionantemente no se equivocó, era bueno, excelente a decir verdad, pero la sorpresa no solo se la llevó Christopher, al sentirse liviano y con energía luego de palpar las delicadas manos del chico lindo sobre sus hombros, el miembro de éste había reaccionado de otra forma.

Christopher Bang mira morbosamente la parte trasera de su empleado cada cuando sale de su puesto de trabajo.

Christopher Bang se masturba a veces pensando en su bonito subordinado.

Christopher Bang prometió meter su miembro aunque sea una sola vez en alguna parte del cuerpo de Minho.

Christopher Bang está besando con gran pasión al pelinegro mientras este se restriega encima de él.

El mayor situó sus dedos encima del cuello y espalda del rubio, acariciando y amasando estos a su antojo...

—Ah~ jefe... está muy tenso...— dijo al separar sus labios de los contrarios. "aquí" movió las manos sobre los duros hombros... "y aquí" dio pequeños saltos sobre el miembro, también duro.

—Creo... creo que mi jefe necesita un buen masaje.—

La voz ronca de Minho causaba estragos en el cuerpo de Bang, aún más cuando este casi susurraba y puchereaba, viéndose inocente y cubierto con un aura infantil.

—Ayude a su jefe, Lee, quizá él lo recompense de alguna forma.—

El nombrado gimió al lado de la oreja de Christopher, fue dejando sonoros besos desde esta hacia las clavículas, podía ver los pezones erectos del rubio, no traía el saco del traje encima y esto le facilitaba todo.

Se bajó de su regazo para sentarse en una silla cercana, desde ahí comenzó a tocar el bulto de su jefe con la planta de su zapato, algo extraño y muy poco convencional pensó el rubio,aún así, jadeos y chillidos salieron de su boca.

Nunca creería que se sentiría tan bien pese a lo brusco que era el chico, gran placer se agolpaba en todo su falo.

—Cie...cierra la puerta, Lee, los demás no pueden.—

Dentro de la ropa interior, el glande descubierto rozaba con uno de sus muslos, la fricción era sumamente deliciosa, Lee Minho lo estaba llevando al clímax sin siquiera quitarle los pantalones.

—No quiero jefe~ se vuelve más excitante de esta forma.— dijo al mismo tiempo que frenaba los movimientos impuestos en su pie, obteniendo un sonoro jadeo de reproche proveniente del contrario.

El pelinegro se quitó los zapatos y se acuclilló delante de Christopher, sus manos recorrieron y acariciaron desde los pies hasta la pelvis contraria, desabrochó los botones del pantalón, sacándole un gruñido al rubio cuando sintió su miembro más libre.

—¿También sabe dar masajes ahí secretario?—

El mencionado llenó de saliva su boca después de lamerse los labios, con un poco de ayuda del menor bajo los pantalones y ropa interior de este, apresando el gran miembro entre sus manos.

—Ah~ mierda Lee, tus manos están tibias...—

Minho afirmó, moviendo su cabeza de arriba a abajo con un puchero muy pequeño asomándose por los labios... se agachó más; hasta poder meterse el pene del pelinegro por completo en la boca.

—Mgh~ se siente bien...—

La saliva dentro de la cavidad bucal del pelirrojo junto a los ágiles movimientos de cabeza producían sonidos extraños, los cuales excitaban mayormente a Christopher, mismo que relajó su cuerpo, hace tiempo no recibía una buena felación y vaya que su secretario era bueno.

Él mismo fue desabrochando su blanca camisa, dejando a la vista contraria su tonificado cuerpo...

Minho gimió aún con el falo dentro de su boca, produciendo una deliciosa sensación en el mayor, las manos de Minho fueron vagando desde el marcado abdomen hasta el fornido pecho de su jefe, donde prestó atención a los rosaceos pezones, pellizcando y acariciando estos a su antojo; haciendo que estos se erecten.

Christopher lo único que podía hacer era disfrutar.

Minutos después, Minho dejó de mamar el pene del menor, ayudó este a desvestirse por completo e hizo lo mismo con sus prendas.

—Señor Bang, necesito masajear "ahí" de otra manera.—

Ya desnudos los dos, el pelinegro se trepó encima de la silla, colocando sus piernas al lado de los muslos de Christopher; llevó dos dedos hacia su entrada, dilatandola con movimientos continuos simulando tijeras.

—Ah~ jefe... puede ver como me estimulo para us-usted?—

Christopher ya desesperado, agarró con una mano la menuda cintura del mayor, y la otra quitó los dedos de este mismo que se encontraban dentro de su cavidad.

Alzó las caderas un poco, alineando su falo con el ano de Minho, frotándose contra él con parsimonia.

—Solo dejate caer bonito, pero prometeme que no serás ruidoso, aunque eso es imposible conmigo.—

El pelinegro asintió en silencio, acortando la distancia que los separaba al agacharse y juntar sus labios.

Lee se sentó de lleno encima del regazo de Christopher, gimiendo en la boca de este último al sentir todo el pene dentro suyo.

El rubio apretó con fuerza la cintura contaría, amasando uno de los glúteos del pelinegro con la mano antes vacía.

Minho daba caricias a los hombros y pectorales de su jefe, pellizcando un poco a veces.

Su ardiente y caliente beso culminó, dejando caer una estela de saliva justo en la pelvis del pelinegro, esta debido a la gravedad, siguió bajando hasta dar con los testículos de Minho.

—Muévete, lindo.—

Minho tragó fuerte, si el falo de su jefe lo estaba estimulando de una manera sorprendente, no quería ni imaginarse como lo haría al embestirlo una y otra vez.

Con un poco de fuerza, hizo su cuerpo hacia arriba, volviendo a bajar lentamente.

Repitió esto una y otra vez, sus entrañas se amoldaban a la anchura y tamaño del miembro contrario, era increíble como se expandian tanto, así mismo el placer era abrumador, casi delirante.

—¿Cómo... se sien...te señor Bang?— articuló on dificultad la oración.

La estrechez y calidez dentro de la cavidad anal de Minho sacaban de quicio al rubio, el glúteo del pelinegro se encontraba ya de un color carmín por el constante manoseo.

Conforme los minutos pasaban, la velocidad y fuerza con la que Minho se autopenetraba iba aumentando,
así mismo sus gemidos eran más audibles, mas largos.

El pelinegro llevó su boca al labio inferior del otro, mordiendo varias veces, provocando que este sangre.

—Abra más mi trasero jefe~ llegue más adentro.—

Christopher jadeó, colocando sus manos en el culo de Minho, separando este lo que más pudo, tocando el sensible punto del pelinegro.

Lee no pudo retener más sus gritos, el placer otorgado era impresionante.

—¡Ahí! maldita sea... más duro Daddy!— las caderas del azabache comenzaron a alzarse con insistencia, sus testículos golpeaban los cachetes del trasero de Minho, creando varios sonidos.

Nuevamente, unos toques en la puerta los hicieron parar.

—Disculpe, Jefe, ¿Está bien?—

Minho puso los ojos en blanco, la chillona y estúpida voz falsa de Kim Jisoo, otra secretaria, era fastidiosamente reconocible a kilómetros de distancia, lo peor es que la muy falsa se hace la chica linda solo para atraerle a su jefe, y por supuesto para tirar con él.

—Zorra.— susurró el pelinegro mientras se bajaba de la silla, gimió bastante alto al sentirse vacío, claro, recibiendo una nalgada del rubio por lo ruidoso que fue.

—Si señorita Kim, estoy bien, ¿Necesita algo?— Bang habló fuerte para que le escuchase.

Rápidamente, los dos comenzaron a vestirse, toda la ropa yaciente en el suelo estaba arrugada y desarreglada, el rubio trató de hacer que el contrario se esconda en su baño privado pero fue en vano, el se metió debajo de su escritorio, esperando a que el se sentase.

—Si, necesito una firma suya que el vicepresidente Hwang necesita.— la chica detrás de la puerta se alzaba un poco la falda del uniforme y desabrochaba uno que otro botón de su blusa, creyendo que así resaltaria los inexistentes senos que no posee.

Bang regresó la silla de su escritorio con el sentado encima para luego emitir un "puede pasar".

Este último se encontraba sudado, agitado y con una gran erección que pronto sería atendida nuevamente.

—Disculpe jefe.— la delgada chica entró con la cabeza agachada, riendo tímidamente, para luego darle una sensual mirada al contrario, haciendo que toda su aura linda desapareciera en un instante.

Minho sonrió acercándose hacia las piernas del azabache, había escuchado a Jisoo hablar con la otra perra de Hyerin como el las llama, sobre el grandioso plan que podría en práctica para follarse a su jefe.

No podia dejar que la flacuchenta y desaliñada chica le ganara en el mismo cometido.

—Lo siento linda, te me adelanté y por mucho.— susurró el pelinegro casi inaudible, liberó nuevamente el miembro de Bang muy rápido con sus manos, para luego apresar al mismo con estas.

—¡Ah! si... claro, entre-entregueme los pape-ah, papeles.—

El rubio trataba firmemente de no jadear mucho, o peor, gemir y que los descruban.

Rascó su cabello nervioso, movía de un lado a otro las cosas del escritorio, la chica se acercaba hacia él y eso no ayudaba para nada.

Debajo de él, Minho puchereaba y daba pequeños besos sobre toda la extensión del miembro, prestaba más atención al glande, mordiendo este un poco, haciendo que Bang brinque por la sorpresiva acción.

—¿Jefe Bang, está bien?— Jisoo se hizo la preocupada, dejando los papeles al frente del rubio.

Minho escuchó el sonido de los tacones acercarse, por lo que engullo el falo por completo, escondiendo un poco más la cabeza para que ella no se diera cuenta que el estaba ahí debajo.

—Si... si Kim, ya... ya le firmo los papeles~—

La chica de cabello castaño pensó que el contrario se le estaba insinuando, creyendo que su cometido estaba hecho.

Mientras un tembloroso Christopher firmaba, ella rodeó el escritorio hasta donde él, situándose justo detrás.

—¿No quiere un masaje jefe? soy buena en ello.— dijo colocando sus manos en los hombros contrarios.

El rubio pensó en el pelinegro de inmediato, creyendo que estaba viviendo todo de nuevo.

Minho no podía esperar más, se encontraba en una muy mala posición, más su altura que no ayudaba, le tenían la espalda muy adolorida.

Este comenzó a bombear el pene de su jefe más rápido, poniendo la lengua justo en todo el glande para no desperdiciar nada.

Christopher no pudo responderle a Jisoo, gimió alto antes de venirse en la cara de Minho.

Este último empujó a Bang hacia atrás, Jisoo moviéndose a un lado por la brusca acción, observando como debajo de su sexy superior se hallaba Minho.

—Lo siento Jisoo; el masaje ya se lo di yo, y puedo jurar que mucho mejor que tú.— emitió sonriendo, al mismo tiempo que lamia alrededor de su boca, el rostro de éste estaba decorado por la esencia viscosa de Christopher.

Jisoo frunció el ceño, poniendo una asquienta expresión salió muy molesta de la oficina, tanto asi que ni llevó los importantes papeles que en verdad necesitaba Hyunjin.

—¿Qué hiciste, Lee?— Bang se cubrió el rostro con una mano, suspiró y sonrió al ver como el pelinegro, mientras salía por completo debajo del escritorio, agarraba con un dedo parte de su semen y se lo llevaba a la boca.

—No podía dejar que esa tonta me ganara, es más, no quiero hablar de ella. lo que me interesa aquí verdaderamente es...—

Saboreó la última gota de esencia antes de sentarse a horcajadas encima del azabache como hace minutos antes de ser interrumpidos.

—Ahora yo necesito un masaje jefe~ y creo que usted está muy dispuesto a ayudarme.—

Mordió su labio inferior mientras agarraba el semi flácido miembro de Bang, que con gran facilidad se puso duro nuevamente.

—Pero esta vez cierra la puerta, ¿si?—giró la cabeza y se percató que la hora para dar inicio al receso del almuerzo había comenzado ya.

—Es hora de comer y a tu jefe no le gusta que lo molesten cuando come.— el contrario comenzó a desvestirse por segunda vez dentro de su oficina, pasaría una divertida tarde trabajando con su, ahora, secretario favorito.

[;;🌵]




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gracias a @chanyxollix por permitirme la adaptación de su obra.

Es primera vez que subo algo Chanho/Minchan akhskahskabs.

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