CAPÍTULO DIECISIETE
MASQUERADE
"Abismo"
—Así que, ahora eres Madara... —dije, para quitar el silencio incómodo que se había formado entre ambos.
Él escupió un suspiro, mientras me observaba beber de la taza entre mis manos.
—Literalmente lo soy... ¿Sabes? —respondió, esta vez posando su vista hacia el frente— Uchiha Madara fue quien me salvó del abismo, y me enseñó las verdades de la vida que antes no había visto. Además, la gente tiene que temerme...
—Y obviamente no hay nombre más tenebroso que Madara Uchiha... —le di un poco la razón, sonriendo por lo bajo. Pero aún había algo que me incomodaba— Obito... ¿Por qué no te has quitado la máscara?
Obito alzó los hombros en señal de ignorancia y le observé directamente, se notaba algo inquieto. Quizás no debí preguntar semejante cosa.
Uchiha Obito era un ser impredecible.
—Oye, si no te sientes cómodo sin ella solo...
—¿Quieres que me la quite? —preguntó, haciendo su cabeza a un lado.
Imité su gesto con los hombros y luego tomé un sorbo de mi té para evitar su mirada. Obito chasqueó la lengua y se quitó la máscara, luego la dejó a su costado. Sonreí por lo bajo.
—Me gusta que me tengas confianza... —admití, casi en un susurro. Pero audible para sus oídos.
—Es mejor así, tú confiaste en mí primero... —dijo, jugando un poco con sus dedos— Aunque ya lo sabes, la amenaza sigue en pie. No me costaría asesinarte a sangre fría, mucho menos torturarte. Las traiciones no se perdonan ni aunque pasen diez años.
"Las traiciones no se perdonan ni aunque pasen diez años..."
Aquella frase resonó en mi cabeza unas diez veces en cosa de segundos. No por miedo, ni por mi vida, sino por el vago recuerdo de Kakashi, Tenzō y Eren. Incluso a mi mente llegó el rostro de Naruto y Tsunade-sama.
¿Acaso no era lo mismo? ¿Los estaba traicionando al unirme con Obito? ¿Vendrían luego tras de mi?
Suspiré, no debía pensar en ese tipo de cosas. Pero podía ser posible.
Miré a Obito de re-ojo sin decir algo, enfocándome en sus facciones y analizándolo una vez más. Su piel se veía tan suave, a pesar de sus heridas. Además, sus ojos demostraban algo que no podía de describir, sin embargo, cansancio no era.
Por lo pronto, Obito se dio cuenta de esto y quise alejar la mirada, sin embargo, él juntó sus ojos a los míos al tomar mi rostro.
No pude evitar sonrojarme.
¿Por qué estaba pasando esto?
¿Quien eres, Nadia?
¿Una colegiala?
—¿Quieres un poco? —ofrecí de mi taza casi por inercia, algo nerviosa por la situación pero él negó con la cabeza. Así que tomé otro sorbo, sonrojada.
Obito soltó una risa pequeña, y luego abrió su boca para hablar;
—No es porque no quiera o porque te haya rechazado, solo que no es necesario. No necesito de comida o agua para vivir, sería desperdiciar tu té. Porque tú si lo necesitas.
Alcé mi vista y enarqué una de mis cejas.
¿Eso era posible?
Obito rió nuevamente ante mi expresión. Fue una risa bastante tierna, una que nunca había visto ni escuchado antes, como si yo le causara gracia y no la situación.
Nuevamente, me alejé de él y observé hacia la taza entre mis manos. El muy hijo de puta estaba jugando conmigo.
—¿Quieres explicación? —dijo, con un tono burlón similar al de Tobi.
—No es necesario.
—Eres curiosa, más de lo que pensé.
—Solo no lo entiendo, no te creas. —bufé, y entonces le sentí moverse.
No quería observar lo que estuviese haciendo porque sería darle razón, sin embargo, la curiosidad sí me carcomía por dentro. Aquello, terminó por ganarme y nuevamente posé mi vista en él. Sus manos se encontraban abriendo poco a poco su capa, dejándome ver un poco de su torso desnudo. El cual era mitad blanco y mitad normal como la piel.
Otra vez, mi ceja se enarcó y quise decir algo. Pero él no dejó que yo hablara.
—Una roca me cayó encima, perdí la mitad de mi cuerpo cuando era un crío. —explicó, casi a la defensiva— Pero Madara se las arregló para salvarme, no puedo decirte con qué exactamente. Pero eso de no comer o tomar agua son consecuencias de esto blanco, ya no necesito ese tipo de cosas que hacen los seres humanos.
Antes que pudiese responder ante aquello, él volvió a subir el cierre de su capa y me sonrió de lado con inquietud. Lo pude notar, a pesar de que fingía bastante bien.
Él no se sentía como un ser humano.
Por instinto dejé que mi mano libre se posara por encima de su rostro, en su mitad con cicatrices y lo acaricié suavemente. Pude notar la tensión de Obito ante el tacto y en cosa de segundos se desmaterializó, haciendo que mi mano pasara a través de él.
En ese momento caí en cuenta de lo que había hecho.
Entré en pánico.
–¿Qué crees que haces? —escupió él, con el seño fruncido y alejándose un poco.
Quité mi mano con pena y mucha vergüenza, ¿qué se supone que debía responder si yo tampoco sabía la respuesta?
—Lo siento, solo quería sentir. —fue todo lo que salió de mi boca. Obito suspiró, sin mucha importancia.
—¿Para qué?
Siempre a la defensiva y con esa inquietud que me ponía de los nervios. Es imposible predecir cuál será su siguiente movimiento.
—Para saber o intentar entender cómo llevas todo esto, para saber lo fuerte que eres y todo lo que algún día sufriste para llegar a donde estás. —medio murmuré, sin mucha importancia tampoco. Solo estaba siendo sincera— Debió ser una roca muy grande y una vida muy mala... pero bueno, aquí en akatsuki son muy buenos ocultando lo que realmente sienten o son. Se hacen llamar monstruos para no ser segregados y... es triste.
El azabache me observó a ojos bien abiertos. Yo no quise voltear para hacer lo mismo por pena, y por vergüenza.
¿Cómo podía decir esas cosas, o sentir empatía con una persona que intentó matarme y dejó morir a Deidara? ¿Cómo?
Y entonces, cuando quise disculparme por miedo a alguna mala reacción de él a cabeza gacha, sentí como me levantó el rostro de golpe y lo apegó a la pared que había tras de mi. En ese momento sentí terror, pues sus manos sujetaban mi cuello y lo más lógico sería que me ahorcase por meterme donde no debo.
Pero no fue así.
El azabache había juntado sus labios con los míos, él me había besado.
Mis ojos estaban bien abiertos por el asombro de dicha acción e incluso derramé lo poco que le quedaba a mi taza de té, la cual se había quebrado en el suelo. También pensé en alejarme, en quitármelo de encima y pedir ayuda. Yo no quería esto.
¿O si?
Entonces, al notar como el Uchiha no tenía intenciones de soltarme, lo único que quedó a mi disposición fue reaccionar y corresponder el beso, cerrando finalmente mis ojos y dejándome llevar.
Sus labios eran suaves, mezclado con su aroma y el ambiente de la situación. Aquello lo hizo un beso distinto, era otro tipo de emoción que sentía. Él me estaba pidiendo ayuda, a su manera.
Nunca esperé que mi primer beso fuera de esta forma, en una guarida y con Uchiha Obito, el líder de la organización criminal que debía investigar.
Mierda.
—Kakashi-senpai, no deberías levantarte. Aún estás débil.
Tenzō frenó al peliplata de inmediato en cuanto quiso ponerse de pie, pues hacia poco había despertado después de que Tsunade-sama se ocupara de sus heridas y aún no estaba en buenas condiciones. Pero Kakashi no reaccionaba, ahora en lo único que pensaba era en salvar a Nadia. Esos ojos no eran los que él conoció.
Ella estaba en el abismo y nadie se había enterado, solo él.
Kakashi había llegado a la conclusión de que Nadia podría estar en una situación similar a la de Sasuke, cegada por la venganza o lo que sea que ella quisiese hacer a manos de Tobi. O tal vez, que el enmascarado la tenía de rehén y a su disposición, conociendo los grandes poderes y habilidades que esta poseía. Y no quería que le sucediera algo más, ella era de Konoha después de todo.
Pertenece aquí, no allá. Pensó Kakashi, bastante exasperado.
—Ya, ya. —se quejó, quitando las manos de Tenzō— No haré nada, solo suelta.
—¿Puedo creerte?
—¿Por quien me tomas, Tenzō?
Finalmente, tras un suspiro Kakashi se rindió sobre la camilla y Tenzō sacó sus manos de ahí.
—Todo esto es por Namizuki, ¿verdad? —preguntó el castaño, a brazos cruzados y mirada fija. Kakashi no respondió. — Ella te preocupa, más de lo que quisieras. Lo sé.
—Es que tu no la viste, Tenzō. —espiró el Hatake— Sus ojos, su actitud... no era ella. —explicó, tratando de sonar lo más inexpresivo posible para no dar a conocer su verdadera preocupación. Pero obviamente el castaño no era idiota y sabía de su preocupación por la chica, sobre todo por su parecido a su antigua compañera de equipo, Rin.
Esto iba más allá de Nadia, sino por un complejo que Kakashi jamás pudo sanar.
—No es mi intención cambiarte el pensamiento, Kakashi. —dijo Tenzō, algo incómodo pero mostrando seriedad— Pero uno nunca termina de conocer a las personas, tú mismo sabes que las personas que vienen de anbu son personas frágiles y vulneradas. Es fácil caer en tentaciones como aquella y tú también lo sabes. Namizuki no es mala chica, pero tuve muchas misiones con ella, y déjame decirte que quien se encargaba de las muertes no era yo... A mí no me sorprendería que no quisiera ser salvada, Kakashi.
Tenzó se tocó la nuca, incómodo con la situación y Kakashi suspiró. Puede que tenga razón... Pensó, pero aún así creía que podía ser salvada como él. A él lo salvaron, pero él no pudo salvar a Obito.
Mucho menos a Rin y a Minato.
Y para qué hablar de Sasuke, él no estaba hecho para salvar personas... pero quería intentarlo.
Kakashi iba a responder a sus dichos, sin embargo, la presencia de alguien irrumpió en la habitación del hospital. Aquello hizo que ambos pusieran su atención en él.
—Ya es hora de que dejen de apartarme de la situación, ¿no creen?
Un chico de estatura promedio, cabello castaño y corto, quien poseía una máscara anbu y una gran katana en su espalda era quien se presentaba hacia ellos. El ninja del mokuton frunció el seño y luego soltó un suspiro al descubrir de quien se trataba.
—No es necesario, créeme.
—Ella no es como dices, Tenzō. —soltó el muchacho, sin preámbulo alguno y dejando a la vista sus ojos azulados tras quitarse la máscara— No la conoces.
—Namizuki, no deberías escuchar conversaciones ajenas ni entrometerte así. —espiró Tenzō, mientras que, Kakashi prefirió mantenerse en silencio.
—Es mi hermana, tengo todo el derecho del mundo y lo sabes. —escupió a brazos cruzados— No me tomes por idiota.
Eren era muy parecido a Nadia —físicamente hablando—, pues su cabello era castaño y también tenía una mancha púrpura en el lomo izquierdo de su rostro y llevaba vendas en su cuello, dejando así su bandana en la frente. Aunque, sus ojos parecían más oscuros que los de Nadia, a pesar de ser azulados como el cielo.
Sus vendas reflejaban la marca escondida. La cual Kakashi había visto en Nadia.
—¿Quien te lo ha dicho? —preguntó Tenzō, a lo que Eren soltó un bufido.
—Lo siento, escuché por ahí que en su búsqueda del Uchiha resentido se encontraron con mi hermana y quise saber lo que me escondían, nada más. —explicó el Namizuki, moviendo sus manos con un deje de burla— Yo también quiero ayudar, esos hijos de puta no se saldrán con la suya.
—¿Siempre eres así de borde? —Tenzō enrodó los ojos, mientras acariciaba la punta de su nariz. Namizuki Eren no le agradaba, por si no lo habían notado.
—Cuando han estado buscando a mi hermana y ocultando información sobre ella, pues claro.
Kakashi soltó un suspiro, esto era lo último que les faltaba.
—Bueno, pero eso ya pasó, ¿no? —medio carcajeó el Namizuki, para luego volver a su semblante serio frente a Tenzō y Kakashi— Miren, no vengo a formar pleitos porque tampoco soy tan imbécil para cargarme a los únicos que se preocupan por mi hermana, ¿vale? Solo estoy preocupado y quiero participar, ella me necesita también. Ustedes no saben lo frágil que es con ciertas situaciones, no es un corazón de piedra.
Entonces, soltó un suspiro y tomó asiento en la camilla de Kakashi, esta vez posando su vista en él.
—Kakashi, explícame que sucedió con ella desde el principio. —pidió, a voz firme— Con detalles.
Kakashi alzó sus hombros y tras un suave suspiro contó todo lo que tenía para contar sobre Nadia. Desde la misión imposible hasta lo que dijo, incluyendo la unión de su manos con Tobi.
Todo.
—Ya veo... —dijo, tocando su barbilla afeitada— Debemos ir a por ella.
—Es lo que he tratado de decirle a Tenzō todo este rato.
—¡¿Qué?! —exclamó Tenzō— Esperen, ¿hablan en serio? Es algo muy arriesgado, mira como has quedado Kakashi.
Kakashi suspiró y Eren enrodó los ojos, tampoco simpatizaba con Tenzō.
—Estoy de acuerdo contigo, Eren. —dijo el Hatake— Así que, haré lo que creas que sea necesario. Tienes mi palabra.
—Me caes bien, ninja que copia.
Tenzō soltó un gruñido y luego extendió sus brazos.
—¿Por qué, Namizuki? ¿Es para probar tu valía como anbu o cómo? Ella está en su misión, si la traemos de vuelta contigo ella...
—Ni valía ni mierdas, es mi hermana.
—Claro, buena excusa. Siempre eres igual.
—¿Igual cómo? Que feo que me tengas tanto resentimiento, auch.
—Eres un imbécil.
—Gracias.
Entonces, quedó un silencio al Tenzō tomar del traje a Eren, quien solo quitó sus manos de encima para no darle importancia.
—Ese hombre enmascarado está jugando psicológicamente con Nadia. —espetó, a voz seca— Él encontró su punto débil. Y por esa razón tenemos que salvarla, los tres. —explicó, apretando los puños— Si aún no lo entiendes, Tenzō te pido que mejor no cooperes.
—¿Su punto débil?
—Las pérdidas, la familia, los finales felices. —bufó— Esos son sus puntos débiles, así que es fácil aprovecharse de ella con el poder que tiene. Prométele la vida entera y ella cae, así de fácil.
Kakashi lo entendió e inmediatamente se puso de pie, Tenzō por su parte no estaba muy de acuerdo pero ya estaba involucrado y no podría echarse para atrás. Pero lo hacía por Nadia, no por Eren.
Entre ellos salvarían la anbu de la aldea de Konoha, salvarían a Namizuki Nadia del abismo.
Sin importar el cómo.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero puede tener spoilers.
—o—
¡Holaa, tanto tiempo sin vernos! ¿Qué tal sus vidas? Pues acá, Nadia y Óbito ya se besaron y apareció el famoso Eren, ¿qué opinan? Se viene jajaja.
En fin, pido disculpas por la demora y les doy gracias por el apoyo y por leerme, realmente lo agradezco, son las mejores! 💓
Las amo, nos vemos en el próximo!💓
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