CAPÍTULO DIECIOCHO

MASQUERADE
"¿En qué me he convertido?"


El azabache tomó mi mano y la posó sobre su rostro, en el mismo lugar en donde yo había intentado posarla anteriormente. Sentí sus cicatrices por un momento en mis manos y me dolió en el alma hacerlo, tanto que no resistí y me separé de él bruscamente.

No podía con esto.

Entonces Obito me observó de pies a cabeza, como si estuviese sorprendido de algo y creí que podría haber sido por mi reacción ante aquel choque de labios, sin embargo, no parecía ser eso.

Lucía más sorprendido e inquieto con él mismo que conmigo.

—Y-yo... no sé por qué lo hice. —espetó de la nada, alejándose de mi bruscamente— Olvídalo.

—Obito... —murmuré, con tristeza al ver su rostro asustado.

Entonces vi como tomaba su cabeza entre manos y en cosa de segundos lanzó el mueble de mi costado hacia la pared, haciéndolo trizas por completo. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo con el sonido que se formó al romperse y luego tragué saliva.

—Oye...

—¡No me digas esas mierdas nunca más, Nadia! —gritó de pronto, apuntándome con su dedo índice mientras se acercaba a mí con esos ojos rojizos que tanto aborrecía. Lucían algo llorosos, pero eso no quitó el miedo que sentí frente a su actitud.

Lo único que pude hacer frente a aquello fue asentir con la cabeza, mientras acercaba mis rodillas al pecho.

Era increíble como Obito en cosa de segundos podía convertir un momento increíble en uno fatal. Solo él era capaz de esas cosas.

Aún así, ese beso me mantenía confundida.

—¡Maldición! —gritó una vez más, esta vez quitando su vista sobre mí para golpear la pared con fuerza— ¡Maldición, Maldición!

Me mantuve en silencio y comencé a temblar un poco frente a aquella actitud descabellada, pues a veces creía que Obito realmente sería capaz de asesinarme algún día, de verdad lo pensaba.

Era una opción que no estaba fuera de sus planes, por muy comprensivo que fuese a veces. Él no parecía humano y eso es lo que me asustaba, porque desgraciadamente sí lo era.

Obito cerró los puños después de aquel berrinche donde hizo añicos la pared y soltó un suspiro, para luego tomar su máscara e intentar salir por la puerta, sin embargo, antes de hacerlo paró en seco y se volteó hacia mi.

Su máscara estaba de vuelta.

Se estaba ocultando de sí mismo, pude predecirlo.

—Iré a informar a Sasuke sobre Itachi y su verdad. —dijo, con su voz algo ronca— Luego enviaré a alguien para que arregle esa pared. Aquí nada paso, ¿entiendes?

Asentí.

Luego, salió por la puerta y dio un gran portazo. Entonces, fue cuando recién fui capaz de soltar el aire que tenía guardado, mi corazón latiendo a mil por segundo y mi mente divagando entre muchas situaciones. Me dolía ver las secuelas de una mala infancia, pero aún así me era difícil comprenderlo.

¿Por qué besarme y luego ponerse como loco? Realmente no lo entendía.

Días más tarde.

La lluvia no cesaba a pesar de no ser invierno, sin embargo, obviamente eso al Uchiha no le importaba y sabía con certeza más que nadie que era lógico que fuese así debido al lugar en el que se encontraban.

La aldea de la lluvia. Aldea de Nagato, Yahiko y Konan. Pain para ser exactos.

Nadia y Obito se encontraban en la torre más alta de la aldea, esperando con impaciencia. Ambos iban con sus capas akatsuki empapadas y máscaras cubriendo sus rostros.

Para el Uchiha era difícil verla todos los días sabiendo lo que había hecho y lo que sentía cada vez que observaba su rostro. Por ello, sugirió a la mujer que usase una de sus máscaras creyendo que eso le ayudaría con sus problemas internos.

No obstante, eso claramente no era así. Ella era la misma tuviese máscara o no y eso lo carcomía día tras día. Era un calvario.

—Tobi, ¿a quien esperamos? —habló la mujer, sintiendo incomodidad al tener la mano cálida de Obito sobre la de ella.

El enmascarado rió con desprecio.

—Ya lo verás. —fue lo único que dijo, sin soltar su mano.

Nadia estaba confundida y su instinto le decía que no eran buenas nuevas. Esto debido a que Obito ni siquiera había sido capaz de comentarle la razón todo esto, pues le había dicho que tenía que recuperar algo que le pertenecía y que necesitaba que ella estuviera con él ahí.

Nadia no lo comprendía.

A los minutos después alguien se hizo presente frente a ellos y entonces lo entendió, pero se sorprendió demasiado.

¿Qué tramas, Obito?

—¿Konan? —soltó por inercia la mujer, a lo que Obito le dio un empujón con el fin de hacerla callar. Por ello no dijo más y prefirió oír lo que ambos tenían que hablar.

—¡Vaya! —exclamó el azabache, con algo de alegría fingida— No pensé que llegarías tan pronto.

La peliazul lo miró de pies a cabeza con asco y luego posó su vista en Nadia, como si intentara decifrar su identidad.

—De hecho te estaba esperando, Madara. —dijo Konan, aún con la mirada fija en Nadia y entonces se dio cuenta de quién estaba tras de ella —Veo que convenciste a Nadia.

Konan se acercó al Uchiha de máscara, amenazante. Tenía mucho rencor hacia su persona y mucho odio, demasiado.

Aquello se notó solo con su mirada y expresión.

—Espera, aquí no.

Dicho aquello, Obito usó su kamui para teletransportarse hasta el mar de la aldea para que no fueran vistos en caso de cualquier incidente. Nadia se afirmó en él al momento de caer y Konan se posó frente a ellos, en una posición de pelea.

Espera, ¿iban a luchar?

Nadia no lo entendía.

—¿Dónde está Nagato? —preguntó el Uchiha, dejando las bromas a un lado. Nadia simplemente lo observó, sin soltarlo un segundo.

Con qué de eso se trata... pensó ella.

—Donde no lo podrás encontrar jamás. —respondió ella, bastante enojada— Supuse que vendrías a por él, así que lo escondí.

Obito presionó ambos puños, pues le hervía la sangre pensar en la ubicación de Nagato. Nadia tragó saliva.

—Ese Rinnegan es mío. —gruñó el Uchiha.

Entonces, Konan comenzó a desmaterializarse para luchar, volando por los cielos como una amenaza hacia el Uchiha.

Obito no se movió de su posición.

—Es de Nagato. —espetó con asco y rencor en sus palabras— Lo usaste, NOS usaste para un bien tuyo. Eso no tiene perdón, Uchiha Madara. Por eso y por el resto de los caídos tendré que matarte antes que otro caiga, como Nadia por ejemplo.

"...como Nadia por ejemplo..." La frase quedó grabada en su cabeza y por instinto se alejó del muchacho a quien sujetaba, sin embargó, él la tomó con fuerza del brazo para acercarla de vuelta.

—Atrévete a escapar y te mato. —gruñó él, a escasos centímetros de su oído y Nadia tragó saliva.

¿Desde cuando ella era tan cobarde? Se odió por un momento al mantenerse callada.

Konan se largó a reír amargamente tras ver la escena, pues le pareció cómica. No obstante, tenía tantas ganas de atacar al Uchiha que debió ignorarlo. Pero Nadia le provocaba lástima.

—Niña, que no te afecte su amenaza porque aún estas a tiempo, cuando él muera podrás ser libre. —pronunció la peliazul, aún en el aire sobre ellos.

Obito rechinó los dientes, aguantándose las ganas de asesinarla ahí en ese mismo lugar.

—Él debe morir para que haya paz, Nadia. —insistió— Algún día lo vas a entender.

Nadia volvió a tragar saliva y no podía pensar con claridad, pues no quería que Konan saliera herida, sin embargo, tampoco quería que Obito falleciera. Ellos habían hecho una promesa y si él moría, todo sería en vano para ella.

Nadia entró en posición de pelea.

—Oh, entonces así son las cosas. Qué lástima me das, Nadia.

Entonces fue el momento en qué la antigua akatsuki hizo su primer movimiento. Lanzando así un jutsu con muchos papeles hacia el Uchiha. Obito por inercia lanzó a la castaña lejos de él y con su kamui estaba dispuesto a llevarse los papeles junto a Konan. Así en su otro espacio-tiempo podría matarla sin límites y sin que Nadia lo viera.

No obstante, se trataban de papeles sumamente explosivos, por lo que Obito al darse cuenta tarde de esto solo alcanzó a cortar su kamui a tiempo. En donde salió ileso.

No completamente, claro, pues igualmente algunos explosivos habían caído en su cuerpo y perdió la mitad del brazo, al igual que una parte de su máscara y manto Akatsuki.

—¡No, espera! —exclamó la castaña, preocupada por el azabache. Por poco corriendo hacia él.

No quería perder a nadie más.

Obito la observó y le hizo señas de que se quedara allí con su único brazo. Konan notó la relación entre ambos y trató de sacarle provecho.

Aunque no ellos sabían qué clase de relación estaban teniendo.

—Ilusa, creías que con sacrificarte moriríamos los dos. —se burló el Uchiha, escupiendo sangre sobre el agua bajo sus pies— Tendrás que seguir intentándolo.

La peliazul probablemente se arrepentiría de sus decisiones, sin embargo, de igual forma lanzó otro papel explosivo hacia el azabache, el cual pasó a través de él.

—¿Crees que con eso me dañaras? —entonces chasqueó la lengua— Es mi turno entonces.

Obito se lanzó en contra de Konan, sin embargo, la peliazul fue bastante astuta, pues su plan inicial no fue ese sino que era tener a Nadia de rehén. Por ello, apenas tuvo la oportunidad tomó a Nadia del cuello por los aires.

Obito apretó el puño que le quedaba.

La castaña trataba de zafarse pero se le hacía inútil, pues ni siquiera sus manos alcanzaban su rostro como para quitarse las vendas y desmaterializarse como lo haría usualmente.

Se sintió inútil.

Solo fue un momento de preocupación, ni segundos alcanzó a contar.

Maldición.

—Quieto, o seré yo quien la mate.

Obito no era idiota para caer en algo como eso.

Se quedó quieto en su lugar y cambió su mirada en cosa de segundos. Se le veía bastante normal, como lo era usualmente. Mientras del otro lado Nadia luchaba con todas sus fuerzas en contra de Konan.

—Hazlo, ya no me sirve. —escupió— Ella es inútil.

La castaña abrió sus ojos en pánico al oír aquellas palabras. Entonces, lágrimas inconcientes comenzaron a llenar su rostro bajo la máscara.

"...ya no me sirve..."

Konan no se esperaba ese tipo de respuesta por el trato que ambos tenían anteriormente. Pero al parecer no era tan así y ahora tendría que matarla para comprobarlo.

Lo siento, Nadia. Se dijo.

No obstante, en el preciso instante en que la peliazul tomaba un papel filoso para apuñalar a Nadia, Obito aprovechó el momento de descuido para utilizar su kamui en la castaña y así enviarla a su otro espacio-tiempo.

Luego dio en el blanco. En Konan.

Nadia, si pensaste que iba a dejarte atrás estabas muy equivocada. Pensó el azabache, luchando de frente contra la antigua akatsuki. Quizás la chica no era Rin, pero Nadia comenzaba a llenar el vacío que esta había dejado en él. Aunque no quisiera admitirlo.

Nadia ya estaba en su corazón.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.

—o—

¡Holaa! Ya se ya se, mucha acción de nuevo :( sin embargo ¿Qué opinan de estas actitudes que tiene Obito? Jajs gracias por leerme y que tengan un lindo día.

Este capítulo no tiene muchas modificaciones más que de ortografía, así que realmente espero que lo disfruten porque esta cortito jajaja.

> Capítulo editado 08/12/2019.

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