CAPÍTULO DIECINUEVE

MASQUERADE
"Control"

El ambiente se sintió tenso, había una fría brisa que cubría el bosque casi por completo, junto al sonido de pies traqueteando la corteza. No estaban en invierno aún, sin embargo, el frío era evidente. Ellos lo sabían mejor que nadie.

Claramente, esto no fue un limitante a la hora de seguir el camino. Los tres ninjas de élite no pretendían retrasarse, pues cualquier segundo contaba como un enorme peligro para la castaña. Ellos estaban bastante conscientes de aquello.

Pakkun se encontraba a la delantera debido a su olfato, mientras que Kakashi ocupaba el lugar del medio tras suyo, con Tenzō y Eren a sus costados para vigilar posibles ataques. Ambos estaban bastante atentos ante cualquier incidencia.

—Kakashi, —el ninja de máscara de volteó a verle— necesito que me respondas una cosa.

—Adelante.

Kakashi se vio confundido, pues Namizuki Eren observaba hacia el frente con decisión y demasiada seriedad para su gusto. Él ni siquiera cruzó miradas con él. Lucía como un completo asesino si es que Kakashi pudiera juzgarle, pero no podía. Esa aura, era una que difícilmente se borraba estando en los escuadrones anbu. Él lo sabía mejor que nadie.

Tenzō los observó a ambos de re-ojo, un tanto curioso. Eren abrió su boca.

—Todo este show que haces, lo mucho que te preocupas por mi hermana y esa determinación que tienes. —espetó, su voz bastante ronca en medio del viento— ¿Realmente lo haces por ella?

—¿A qué te refieres?

Eren medio sonrió, algo fastidiado.

—Conozco tu historia, Hatake. —dijo, esta vez cruzando miradas con el peligris— Esto no lo haces por mi hermana, lo haces por Rin.

Kakashi quedó perplejo, pues jamás se imaginó una acusación de tal calibre. Mucho menos que él supiese tanto sobre él como para tener conocimiento de Rin, pues era información bastante confidencial. No obstante, ahora considerando su puesto en los escuadrones anbu, tenía mucho sentido.

Eren no confiaba en él, su rostro lo dejaba más que claro. Kakashi quedó en silencio, pues fue una acusación que le dejó pensando más de la cuenta.

¿Y si fuese cierto?

Eren chasqueó la lengua, esta vez volviendo su vista hacia el frente.

—Lo sabía. —medio gruñó— Tu silencio lo dice todo.

No, no es cierto.

—No, eso no es verdad. —escupió Kakashi, a lo que Eren soltó una risa de mala gana— Yo realmente apreció a tu hermana y su trabajo como anbu. Rin no es algo qu-

—Ella no es Rin, recuérdalo siempre Hatake. —aquello sonó a reproche— Ella es como yo, es una anbu de Konoha y no tiene el alma tan pura como piensas. No te enamores de una máscara, habiendo sido un anbu ya deberías tenerlo claro.

Tenzō y Pakkun cruzaron miradas, un tanto incómodos con el cruce de palabras entre ellos. Aunque, también se mostraron curiosos ante una verdad tan cruda como esa.

—Ustedes no conocen a mi hermana. —suspiró, dejando de lado la tensión que él mismo había creado— A pesar de ser como yo en los escuadrones anbu en cuanto a habilidades, su marca es diferente a la mía. Ella...

Eren presionó ambos puños, como si estuviese molesto consigo mismo, más que con ella por marcharse.

—Me preocupa. —soltó— Si ella está siendo influenciada por Akatsuki, lo más probable es que ellos sepan sobre nuestro kekkei genkai. Ellos usarán aquello en nuestra contra y estaremos en peligro. Esta marca exige sangre, por eso es común que estemos en el escuadrón anbu pero... demonios. Ella nos matará.

Esta vez apuntó con su dedo hacia el silencioso y bastante tenso Kakashi, Tenzō se mostró alerta al igual que Pakkun ante tal acto, creyendo lo peor.

—Por estas cosas es que me enfurece verte pegado a la memoria física de un muerto. —escupió sin problemas, aún corriendo por sobre las cortezas— El problema es más grave de lo que se ve y lo fue desde un principio, que seas un ninja de renombre y no te hayas dado cuenta me hierve la sangre. Que poca inteligencia te gastas, ¿no?

—Namizuki, basta. —intervino Tenzō, bajando el brazo del anbu— No es necesario que lo culpes.

Eren bufó y maldijo por lo bajo, intentando calmarse.

—Lo siento. —fue todo lo que Kakashi respondió, sin bajar el rostro.

—Debimos haber actuado antes. —gruñó el castaño— Tú también, Tenzō.

Kakashi se vio sumido en sus propios pensamientos otra vez, pues nunca se había preguntado si lo que hacía era por la memoria de Rin o por Nadia en sí, pues a Namizuki no la conocía del todo pero su parecido lo hacía creer que la conocía de años cuando realmente no era así. Se sintió mal, culpable y bastante débil.

Pero no lo diría, pues estaban en una misión.

—De todas formas, yo sé lo advertí. —Tenzō suspiró.

—Aun as así, tu también permitiste esta estúpida misión. —gruñó el castaño, nuevamente— Son unos imbéciles.

—Dejen de echarse las culpas, ¿quieren? —Pakkun gruñó— Joder, que estamos en medio de una misión.

Eren enrodó sus ojos y luego siguió su vista en el camino, por mucho que lo odiara Pakkun tenía razón. Aunque, no era una misión cualquiera.

Entonces, se formó un incómodo silencio. Ninguno de los tres cruzó miradas, solo se echaban culpas dentro de sus propios pensamientos. Tenzō por no frenarla, Eren por no haberse enterado antes y Kakashi, por estar en el dilema mental de comparación entre ambas mujeres.

Kakashi se sintió el ninja más culpable y miserable de Konoha.

—Ey, ey. —Pakkun alzó la voz— Tampoco es para que se depriman... Aún hay tiempo de recuperarla y de borrar el pasado. No podrán luchar si gastan sus energías en deprimirse.

Pakkun tenía razón.


Óbito se alejó de forma brusca, después de haber atacado con jutsus de fuego para poder rescatar a Nadia. Después de aquello, ambos desaparecieron en su espacio-tiempo creado por el kamui.

Obito sintió que habían cosas que debía arreglar con Nadia antes de volverla transportarla al campo de batalla. No obstante, antes de poder estar completamente en el espacio-tiempo, Konan abrió los mares e hizo que Óbito en un descuido cayera en este.

—Maldición. —gruñó él, observando a su alrededor con rabia y se materializó. Era la única forma.

No obstante, tampoco contaba con que para partir el mar, Konan haría uso de sus papeles explosivos. Por dicha razón, decidió desmaterializarse por un momento.

Obito se sintió presionado, pues si él moría en ese lugar, también lo haría Nadia. Así que en un intento desesperado, utilizó por última vez el kamui y sacó a Nadia de su espacio-tiempo.

Nadia poco entendió al momento de reaparecer en los brazos de Obito, sin embargo, el azabache tomó una de sus piernas con fuerza y antes de lanzarla por los aires dijo:

—Sobrevive.

Tras esas palabras, Nadia salió volando hasta la superficie, bastante lejos de todas las explosiones que un segundo atrás no habían estallado. La castaña cayó no tan lejos de Konan y aún le costaba asimilar lo ocurrido.

Sobrevive.

Observé a Konan de pies a cabeza, me sentí mareada y un poco desesperada. Estaba desorientada casi por completo, tanto que casi no podía respirar. Luego observé a las llamas y enormes explosiones. Mi cuerpo tembló, no podía reaccionar y no podía moverme de donde estaba tirada.

Sobrevive.

Hace un par de segundos estaba muy dolida por lo que había sucedido con Óbito, sin embargo, no me costó mucho trabajo darme cuenta que él me había salvado del enorme ataque de Konan.

Él había salvado mi vida.

—Ahora no podrás destruir familias ni a nadie, Madara. —sentí la voz femenina de Konan inundar mis oídos y solté un quejido. Luego observé hacia el frente y vi que las llamas habían cesado.

En ese momento lo comprendí, Obito había sido derrotado.

Por mi culpa.

Mi respiración se hizo más agitada de lo normal, mi mirada se hizo nula y mi corazón comenzó a latir demasiado rápido. En ese momento, mi memoria se fue directamente a Deidara, Hidan e Itachi. Sentí la misma presión en el pecho que cuando cada uno de ellos murió, la misma sensación que me daba pensar en mis padres pero no recordarlos. Mi mente se encontró bloqueada, anaranjada y mi frente comenzó a arder como si me hubiesen dado con una navaja recién afilada.

Mi máscara se hizo añicos, y sentí correr un líquido caliente sobre mis mejillas.

¿Por qué todo tenía que ser así?

¿Por qué la gente tenía que morir?

¿Por qué todo era guerra entre unos y otros?

¿Por qué?

Obito no podía morir, no podía dejarlo morir. Hasta el momento se trataba de mi única luz en el túnel de mi vida, era el único que me había prometido algo que podría ser capaz de cumplir. Yo le creí, creo en él y en su promesa.

Si él muere yo... todo el sacrificio era en vano. No vería una familia jamás y estaría decepcionando a Konoha, mi hogar.

Sobrevive.

Las lágrimas salieron sin previo aviso de mis ojos. Esto no podía quedar así.

—Nadia. —mi corazón hizo un click y jadeé con fuerza, sujetando mi pecho con ambas manos— Te dejaré huir por ahora, y si quieres un consejo... es mejor que no vuelvas por aquí, no es seguro. Ya puedes vivir en paz.

Presioné ambos puños en mi pecho y negué con mi cabeza.

¿Vivir en paz?

Estaba entre la espada y la pared, mi mente se sintió demasiado débil y bastante distorsionada. Pude sentir otro lado de mi mente que tenía sed y hambre. Pero no de lo que piensan que es.

Esto no podía ser cierto.

Cerré mis ojos con fuerza y en cosa de segundos sentí como mis vendas se desprendían en el agua, junto a la enorme presión que había en mi pecho. Además, pude sentir como mi mancha púrpura se expandía por todo mi rostro como una navaja. Me sentí poderosa, ansiosa y enrabiada.

Sobrevive.

Me puse de pie, apenas Konan se dio la vuelta para marchar. Abrí mis ojos y observé mis manos, pues sentía mi chackra fluir desesperadamente por todo mi cuerpo de una manera agresiva y dolorosa. Luego posé mi vista en Konan, y antes que pudiera darme cuenta ya me había lanzado en su contra.

La mujer obviamente lo esquivó, aunque bastante sorprendida ante mi actuar.

—¿Qué es lo qué haces? —dijo— ¿Realmente quieres vivir así?

Quería responder, pero no pude. Solo ataqué una vez más y ella lo esquivó de nuevo. Así estuve por varios momentos.

—No quiero hacerte daño, Nadia. —gruñó ella, como si estuviese conteniéndose frente a mi— Pero si sigues así no tengo otra opción más que defenderme.

Konan me lanzó sus papeles explosivos en la cara, los que golpeé con mis brazos en forma de "x". Vi como mis brazos y codos se quemaban, pero no podía sentir dolor alguno. Todo esto era inexplicable.

¿Y si?

La mujer volvió a atacarme y al esquivar su golpe, utilicé mis sellos para desmaterializarme y así fundirme junto al mar siendo de metal líquido. De esta forma, pude esquivar sus siguientes ataques con shurikens.

—¡Nadia, esto no está bien y lo sabes! —su voz hacía que mi cabeza comenzara a doler— ¡Ese no es el camino correcto!

Me posé bajo ella sin mi propio consentimiento y con mi mano derecha lancé varias estacas de metal sólido hacia arriba. Aún así, ella logró escapar de mi ataque.

Deidara se habría burlado de ti.

Mi mente hizo una especie de electroshock, por lo que estuve aturdida durante unos segundos fundada bajo el agua antes de volver a mi estado normal.

Al hacerlo, noté como su pierna presentaba cortes y sentí mis propias piernas pesar. Era un sentimiento extraño, pero sentí mucha rabia y ansias por asesinarla.

Nuevamente, la ataqué de manera frontal con mis estacas de metal, enterrando dos de ellas en su hombro y otra en su mano cuando intentó defenderse. Mi respiración se agitó aún más al ver la sangre que desprendía en tales lugares.

—¡Demonios! —Konan lucía desesperada, pero a la vez molesta— ¡Reacciona Nadia, no es real! ¡Madara te está usando, él no quiere la paz como nos ha prometido a todos! ¡Es un ser maligno y egoísta! ¡Si sigues su voluntad terminarás muerta!

Madara...

Él no es Madara.

Él es Uchiha Obito, no tienes idea.

Solté el agarre que Konan había creado con sus heridas y rasgué mi mano sin querer. Aquello me hizo reír como una desquiciada, a la vez que mi cabeza bombeaba una y otra vez. Mi chackra estaba más que descontrolado.

Devuélvanme a Óbito.

Puse ambas manos sobre el mar y las tiré hacia abajo con fuerza, mientras que Konan intentaba escapar. Lo siguiente que sentí fueron las grandes estacas que salian por todas partes del mar, todas llenas de dolor por dentro.

Listas para explotar.

Así se sintió.
Mi rostro ardió por completo.

—¡Basta! ¡Nadia! —ahora Konan lucía desesperada— ¡Esto no es lo que tú quieres! ¡Madara ya no está!

Al momento que mis estacas comenzaron a explotar por todo el lugar, noté que ahora Konan solo intentaba escapar. Bastante herida por cada uno de mis ataques.

Sobrevive.

Volví a cortar mi mano sin querer y luego corrí hacia ella, pues necesitaba verla muerta bajó mis pies. Mi cuerpo lo necesitaba, aunque mi mente me estuviese diciendo que no. No tenía control sobre mi.

No obstante, Konan lucía bastante herida y a punto de fallecer debido a la falta de sangre por tanto corte punzante. No obstante, algo inesperado ocurrió.

Cuando estuve a punto de encestar el último golpe que daría el fin a Konan, un fierro oxidado atravesó su estómago desde su espalda y ella solo me escupió sangre encima. Alguien se me había adelantado, incluso si mi golpe final atravesó su hombro por esquivar el ataque inesperado.

¿Qué diablos?

¿Realmente creíste que moriría, eh?

—o—

¡Hola! Este capítulo no tiene taaanto contenido como los otros, sin embargo, espero que les guste y les aviso que estaré subiendo todos los fin de semana si me es posible!

Un abrazo a la distancia, quédense en sus casitas y cuídense, muchas gracias por leerme!💘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top