CAPITULO CUATRO
MASQUERADE
"La entrada"
Namizuki Nadia;
Me encontraba en la cima de un árbol, la oscuridad de la noche cubría todo el lugar y la seguridad de la aldea se veía aún más en los alrededores. Todo parecía estar protegido por guardias especiales del Kazekage. Sin embargo, igualmente existía una posibilidad de poder ingresar. Sí, haría caso a Kakashi-san con su plan aéreo, por mucho que no quisiera.
Entrar por arriba sí sería más fácil... era bastante obvio desde esta vista.
Tenzō me observó de re-ojo e hizo un ademán con su mano, desde el árbol a mi izquierda. Y ahora es cuando uno se pregunta, ¿por qué existen árboles a las afueras de Sunagakure? Lo cierto es que no existen, sin embargo, Tenzō era el puto genio cuando se trataba del Mokuton. Más estando de noche, pues dudaba que alguien se diera cuenta de aquello.
Los guardias poca importancia estaban dando a nuestro escondite.
─¿Lista, Namizuki? ─preguntó el castaño a través del auricular.
─Sí ─respondí, asintiendo levemente con mi cabeza incluso si éste no era capaz de verme.
─Si la seguridad se da cuenta que estás dentro, no actúes agresiva ─sonó como una advertencia, una vez notaba como saltaba desde mi árbol sigilosamente─ sé como eres en anbu, no es necesario que uses esa técnica.
Ignoré sus últimas palabras, puesto que no sería capaz de ser agresiva en una situación así y que lo pensase era algo inquietante. Estaba consciente de lo que mi kekkei genkai implicaba, más no era una idiota.
Arribé en unos cuantos segundos a la cima, el manto del cuello cubriendo mi boca y parte de mi nariz para no lucir sospechosa. Así es como vestían ellos, ¿no?
Dí un suspiro, a la vez que sonreía. Dos guardias se encontraban de pie en el sector sur en el que estaba, ambos de tez morena. Lo admito, sentí la presión de mi frente y la ansia de sangre en mis venas se hizo mayor. Podría terminar con sus vidas en un instante, sin que ellos se dieran cuenta.
Tal vez a esto se refería Tenzō, pues no sería una buena idea.
Suspiré, no había de otra.
─Sun.
Realicé el sello correspondiente con mi mano derecha, el dedo índice y corazón juntos sobre mis labios, mientras así cerraba mi ojo derecho. De inmediato, pude sentir como la marca de mi frente comenzó a pulsar con más frecuencia, estaba ansiosa por sangre, por sufrimiento y sobre todo, dolor.
Rechiné mis dientes, pues ya me había jurado no hacerlo y no dejar que esta maldición pudiese conmigo. Además, fue una promesa de hermanos, ni Eren ni yo dejaríamos que esta maca asesinara gente inocente.
Una vez calmada, la mancha púrpura que cubría el lomo derecho de mi rostro se estiró hasta mi párpado y desde ahí, subió hasta mi marca que se encontraba cubierta de vendas y el protector. Nadie cercano a mi podría verlo por las mantas de mi rostro, pero supe de inmediato al abrir mis ojos, que uno de ellos tenía el efecto blanco.
Entonces, al observar los metales del cuerpo de ambos, caí de rodillas al suelo y me quejé despacio, tocando mi frente con fuerza, a la vez que mordía mi labio inferior. Definitivamente no, no estaba acostumbrada, aún.
─ Maldición ─murmuré, mi respiración algo agitada.
No, no iba a abandonar esta misión...
Traté de ignorar mis pensamientos e hice que mis piernas obedecieran a mi cabecilla para ponerme de pie. Luego, salté hasta el primer edificio en donde se encontraban aquellos guardias de Suna.
Era ahora o nunca, el dolor no podría conmigo.
Ellos, al verme en ese lugar, enseguida entraron en alerta y pretendieron capturarme. Sin embargo, los esquivé como pude. Uno por la derecha, y otro por la izquierda.
Gruñí por lo bajo, pues comenzaban a atacarme y quería defenderme pero no podría, Tenzō lo había dicho... no agresiones en esta misión.
─A dormir, malditos hijos de puta. —canturreé con algo de cabreo, en cuanto los tuve a ambos frente a mi, pues uno de ellos estaba muy pendiente de mi ojo blanquecino.
No tenía idea de lo que estaba haciendo.
─¿Qué demo...?
Entonces, quien me observaba cayó al piso de golpe. Incluso si ya sabía cual era la razón de ello, el otro shinobi no lo sabía.
Ya despertará bien mañana. Me dije, intentando que el otro guardia, quien parecía estar atento a su compañero, me observara fijamente a los ojos, pues solo eso necesitaba. Sin embargo, fue más inteligente y corrió su rostro hacia el otro lado.
─¿Por qué evitas la mirada? ¿Estoy muy fea? ─pregunté con un deje de burla, tomando mi pecho de manera exagerada.
Entonces, no dudé en acercarme a pasos rápidos al shinobi y tomé de su mentón con fuerza para que me observara. Lo cual hizo tras quedar perplejo frente a mis ojos e intentar zafarse, sin embargo, mi capacidad fue más fuerte y se desmayó. Enseguida le solté, un leve crack sonó en cuanto cayó.
Suspiré. Hombres... eran bien predecibles.
─Tenzō, Kakashi-san —hablé por el auricular, una vez lo prendía de nuevo—, la entrada fue un éxito. ─proseguí, con una leve sonrisita─ Estoy dentro.
─Bien hecho, Namizuki. ─respondió el peligris, haciéndome aún más feliz por haberlo logrado.
Tras otro suspiro alegre, de inmediato me dediqué a salir de aquel edificio y seguir con la misión. No sin antes desactivar el sun, por supuesto. No quería problemas si me encontraba con alguien más.
Lo logré, maldición.
(...)
Estaba sentada, esperando a la entrega de mi plato en un local nocturno de Suna. La verdad que no había querido admitirlo antes en las paradas que tuve junto a Tenzō, pero moría de hambre y sueño. La caminata y el activar de mi poder me había dejado exhausta. Aunque, seguramente Tenzō estaba en mí misma situación a las afueras de la aldea.
Suspiré, al menos él si comió las reservas.
─ Hm... Te ves cansada, ¿mucho trabajo?
Mis párpados se abrieron de golpe tras oír esas palabras, por poco entrando en pánico. Jamás había oído esa voz, sin embargo, se me hacía extraño que a esas horas un transeúnte común estuviese fuera de casa. Solo shinobis que llegaban de misiones podían estar a esa hora fuera de casa.
Quizás tan solo era un shinobi, tenía que dejar de pensar en idioteces.
─Etto... Hola ─finalmente saludé, tratando de sonar lo más normal posible y sin nervios en su cuerpo─sí, recién llegaba de una misión.
Mentí con toda mi alma, y él me observó de pies a cabeza con cautela; analizándome. Tragué saliva instintivamente, pues no sabía en lo que este hombre pudiese estar pensando. Por primera vez tras llegar, sentí nervios atrás de mi cabeza.
Estuve a punto de decir algo más, pero él tan solo acercó su silla a la mía y sonrió, pude saberlo al ver sus ojos.
─Genial, yo también. ─respondió, aún con esa sonrisa que a pesar de estar cubierto por una capucha se notaba su sonrisa.
¿Realmente me creyó? Me pensé, inquieta. Pues, no tenía que bajar la guardia.
De inmediato, ambos quedamos en silencio, al menos hasta que nuestros platos fueron servidas sobre el mesón. Puesto que, apenas tomé mis palillos, el hombre misterioso decidió en abrir su boca otra vez;
─¿Crees que este platillo tenga un toque de arte? ─preguntó, con disgusto al notar la calma de aquella sopa y le observé, confusa. Luego, posé la vista en mi plato y ladeé la cabeza.
Segundos después, me largué a reír, ¿acaso hablaba en serio?
─No, parece cualquier cosa ─respondí entre risas pequeñas, a fin de cuentas tenía razón─ según yo está muy quieto, el arte es mas explosivo, ¿no crees?
Reí un poco más y al ver que él no se estaba riendo, frené mis risas y quise ahorcarme. Pues, se supone que estaba conversando con alguien "normal", como alguien "normal" y de un tema bastante "normal", ¿por qué decir que el arte es explosivo? ¿Acaso eso tenía que ver con el arte?
Joder, que ni siquiera sé dibujar y me doy el lujo de dar opiniones sobre arte. Seguramente ahora el muchacho me tildaría de pirómana.
¡Fantástico! He jodido la misión. Me dije, un tanto molesta y frustrada. Ahora tendría que pedirle disculpas para poder seguir mi infiltración y....
─¡¿Verdad que si lo es?! ─exclamó de pronto, un tanto frenético mientras daba un golpe en el mesón.
Mi boca quedó entreabierta, mientras observaba sus ojos azulados tras pegar un brinco, él parecía muy emocionado y sus ojos brillaban como nunca; como un niño pequeño que ha visto su juguete favorito. Sin duda alguna aquel hombre estaba chiflado. No había otra explicación.
─ ¿Ajá? algo muy quieto jamás es divertido...─ dije, intentando seguir la corriente con algo de inquietud. Por mucho que encontrase razón en mis palabras.
¿Desde cuando algo quieto y permanente es entretenido?
─¡Exacto! ¡Eso mismo! ─habló él, con una risa radiante, mientras parecía intentar calmar su emoción por aquellas palabras.
Otra vez sonreí, algo incómoda pero no tanto como antes.
─¿No deberíamos comer? ─sugerí, pues mi estómago rugía y pedía a gritos que comiese algo. Moría de hambre.
El encapuchado asintió.
─Sí, hagamos de esta comida una explosión, hm.
Dicho esto, ambos volvimos a tomar nuestros palillos y degustamos de la comida con tranquilidad, de vez en cuando sacando temas al azar y comentando sobre todo el arte. Algo que al parecer se nos daba a ambos como algo movido y explosivo.
No obstante, la hora se nos pasó en un parpadeo, pues ya se había acabado nuestra comida y no nos quedaba más tema de conversación. Después de todo, me había divertido un poco y se notaba a leguas que era un buen hombre.
El muchacho se reposó en la silla unos segundos para reposar y luego observó con detenimiento la hora en el reloj de pared que se encontraba dentro del local.
─Mierda —le oí murmurar, segundos antes de cambiar su expresión a una de preocupación y ponerse de pie con rapidez.
Fruncí el seño, no tenía muchos ánimos de quedar sola.
─¿Te vas?
Él no respondió ante mi pregunta y tan solo sacó unas cuantas monedas de sus bolsillos para dejarlas sobre el mesón, volteándose así para salir.
Suspiré, era muy bueno para ser verdad.
Posé mis brazos sobre el mesón con algo de rendición y solté un bufido, no obstante, antes de poder echar mi cabeza sobre éste, sentí una mano tomar mi hombro y voltear mi rostro.
─Adiós chica, algún día nos veremos otra vez... ─se trataba del encapuchado de ojos azulados, quien alzaba su mano mientras comenzaba a alejarse, aunque luego volvió a frenar el paso ─ ¡Ah! Y muchas gracias por la idea, eres explosiva... realmente la agradezco, hm.
Mis mejillas ardieron un poco por sus palabras, y antes de que pudiese decir algo más él ya se había marchado en un abrir y cerrar de ojos. Estaba confundida, ¿idea? ¿Acaso le había dado una?
Yo no le había dado ninguna idea en toda nuestra conversación. O quizás solo lo hice sin saber, qué más daba.
─Chicos, siempre van apurados, ¿no crees? ─habló la cocinera, por primera vez en todo el tiempo que estuvo allí oyéndonos.
Posé mi vista sobre ella, aún extrañada por esas palabras.
─Supongo... ─respondí, mordiendo mi labio suavemente, confundida. Pues, sentía que me estaba perdiendo algo sumamente importante.
Mi cabeza enseguida se había ido hacia el único hombre que tenía en mi vida, Eren; mi hermano. Así que, no tenía mucho por qué opinar sobre los chicos.
Suspiré, realmente sentía que me estaba perdiendo de algo que seguramente me serviría en un futuro.
Pero qué va, al menos ya estoy dentro... al menos.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.
¡Hola! Ya está el capítulo cuatro que aunque sea corto :( algo es algo ¿No?
En este capítulo no arreglé mucho, solo el pov de Nadia al final pero es lo de menos jaja.
Eso, espero les guste y muchas gracias por leer, un abrazo a la distancia❤️.
>Capítulo editado el 07/07/2017.
>Capítulo editado el 30/06/2018.
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