Chapter 9 (Jimin)
La noche del sábado desde cuando se separó del grupo.
Mientras camina hacia el baño junto a la chica de ojos grises, le da vueltas a la forma en cómo Taehyung se ha preocupado por él. Siempre se ha reprendido de que no debería ilusionarse ni pensar tanto en lo que hace el castaño, pero no puede evitarlo cuando se trata del chico que le gusta.
–¿Son novios? –pregunta Bibi de la nada.
Jimin pestañea y la mira confundido.
–No entiendo.
–Me refería a que si tú y ese chico de cabello azabache son novios. He visto como te mira y te trata...
–¿Qué? –rie–. Para nada. Solo somos amigos. Nos conocimos hace más de dos años, cuando recién habíamos ingresado a la universidad.
Omitió que fueron novios en un momento. Tampoco le importó dar aquella información, pues en la ciudad no había solo una universidad.
–Aaah, ya veo –suelta la chica aliviada–. Me ha atraído, es muy lindo –dice acomodando tímidamente su cabello.
A Jimin le parece que la personalidad de la chica que está al lado suyo es totalmente diferente a su apariencia.
–Así que esa era tu intención –recién comprende la actitud de Bibi–. Me pediste que te acompañara para preguntar por mi amigo, ¿no?
–No solo para eso. Bueno, esa era mi principal intención, pero también quiero ir al baño.
–¿Quieres que te lo presente? –propone.
No está seguro si está bien que le dé información sobre su amigo a aquella chica. Jimin es consciente que Jungkook aún sigue enamorado de él, aunque ya le haya insinuado varias veces que él solo lo ve como un amigo.
–¿Harías eso por mí? –se le acerca y coge sus manos como una acción de súplica y agradecimiento.
Los dos van atravesando a los jóvenes enmascarados que se encuentran por su camino a los sanitarios.
–Digo –volvió a hablar la joven–. Sé que recién nos conocemos y que ni sabemos sobre nuestras identidades verdaderas. De verdad me ha encantado tu amigo. Pareciera que es un buen chico.
–Y sí que lo es –aclaró–. No sé si sea buena idea contactarte directamente con él...
La chica maldijo en sus pensamientos.
–Al menos podrías decirme su usuario de Mask. Así puedo quedar con él.
Jimin lo pensó unos segundos y luego dijo:
–Lo encuentras como JK guión bajo P. Sabes que los nombres no se repiten y lo encontrarás rápido.
Ella sonrió.
–Te lo agradezco mucho.
Pasaron por un último pasadizo y llegaron.
Observó que al lado de las puertas de los baños habían muchos jóvenes fumando. Tosió en cuanto el humo se adentró por su nariz.
–Espérame aquí, ¿si? Vuelvo ahora.
Él asintió. Se colocó a un lado y se apoyó en la pared gris.
Esperó durante un minuto, tres, cinco y hasta diez minutos. Vio pasar a muchas chicas salir del sanitario, pero ninguna era Bibi. Comenzaba a pensar que le pudo haber ocurrido algo, aunque dentro del baño de chicas no podría pasar nada malo, ¿o si?
También pensó en volver al patio ya que el humo le molestaba. No sabía qué hacer. Jugó con sus manos.
–Ey, precioso –escuchó una voz muy cerca de él.
El peliazul disimula voltear su cabeza hacia el lado contrario. Quiere creer que no le han llamado a él.
–¿Cómo estás, lindo?
Ve como un hombre desaliñado y con máscara amarillo y verde se le acerca demasiado. Jimin duda, lo ignora y se aleja unos pasos.
–No me dejes con las ganas, preciosura. Te estoy hablando a ti –el señor se le vuelve a pegar–¿Quieres que nos vayamos a otro lugar? ¿Eh?
Siente cómo el aliento del hombre golpea contra su cara. El olor es nauseabundo.
«Está borracho, seguro que sí», piensa.
Mira de un lado a otro, titubeante, trata de no mirar el cuerpo que está más próximo al suyo.
«Bibi, ¿Dónde estás?»
–Pequeño, yo –se señala a sí mismo con fuerza–, yo te puedo hacer sentir muchas cosas deliciosas –arrastra las palabras a su antojo y capacidad.
A Jimin se le cristalizan los ojos cuando siente que el señor intenta tocarlo.
En un acto de desesperación estira su mano derecha y lo estrella contra la oculta cara.
Las personas que los rodean prestaban poca atención a lo que pasaba hasta ese instante cuando se dan cuenta que una persona que debería traer puesta una máscara, ya no la trae encima.
La cachetada que le ha propinado el peliazul al señor ha provocado que se le cayera.
Jimin mira horrorizado al hombre que no hace nada más que mirar su careta.
Se escucha música a todo volumen, los jóvenes que fumaban dejaron de hacerlo para presenciar la escena, gente que salían de los baños también se amontonaban a chismosear.
–¡Oh por dios! –se oyó desde un rincón– ¿Acaso no es el señor que salió hoy en las noticias?
–¡Tienes razón! –confirmó una chica al otro extremo– ¿La policia no lo está buscando acaso?
Al escuhar esto todos los presentes en el círculo formado dieron un paso hacia atrás.
–¿Cómo te atreves? –enfrenta el señor con identidad revelada–. Maldito mocoso. ¿Quién te crees?
Jimin observa al borracho acercarse hacia él. No es capaz de pronunciar palabra alguna.
–Te voy a enseñar a respetarme, hijo de la gran mierda –lo coge del cuello y lo acerca bruscamente a su cara.
No sabe cómo reaccionar. Tampoco sabe por qué los demás no hacen nada.
¿Acaso no ven que una persona embriagada va a golpear o abusar de un inocente que no hizo nada más que esperar a una chica que hace poco conoció?
–Pe-pe-perdón –logró tartamudear reuniendo todas sus fuerzas.
Trató de separarse, trató de que lo sueltase, trató de removerse, y ni aún así el hombre lo dejó en paz. Al contrario, lo acercó mucho más, a tal punto de que sintió sus asquerosos labios en su cuello.
Los jóvenes alrededor solo observaban alucinados mientras que el peliazul comenzaba a soltar pequeños sollozos.
«Taehyung, te necesito». Deseó que el castaño estuviera ahí para defenderlo. Se sentía vulnerable ahí, se sentía humillado, lastimado, sin fuerzas; tenía demasiado miedo.
El viejo empezó a pasar sus labios por todo su cuello, tenía intenciones de subir a su rostro pero una patada lo hizo caer abruptamente al piso. No pasó ni dos segundos cuando el autor de la patada se montó sobre el señor e inició una serie de golpes sobre la cara de este. Cada puñete era más fuerte que el anterior.
El tumulto de jóvenes comenzó a gritar:
–¡Más fuerte!
–¡Dale con todo!
–¡Mátalo!
–¡Deja que joda al chico!
–¡Se lo merece!
Y muchas más palabras de aliento para que siguiera con su labor de golpear al hombre bajo de él.
Jimin estaba anonadado, soltando lágrimas de pavor. El miedo seguía en cada poro de su piel. Se apoyó en la pared y se deslizó hasta quedar sentado en el piso. Flexionó sus rodillas y se hizo bolita ahí. Lloró a rienda suelta.
Las demás personas pasaron sobre él, formaron un círculo más pequeño, mientras que Jungkook seguía golpeando sin piedad al hombre. La sangre comenzaba a salpicar, a acumularse, a esparcirse por el pasillo.
Mientras todo esto ocurría cerca de los baños, afuera en el patio, un chico castaño se concentraba en no tumbar el Jenga. Segundos después, perdió.
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