Chapter 7 (Taehyung)
–¡Joder! ¡Esto es muy exótico! –exclama Yuqi mientras camina anonadada observando las infinitas máscaras y antifaces que porta la gente ahí–. Miren, ella podría ser mi tía abuela y yo ni me daría cuenta.
Taehyung rio junto a su amigo, avergonzados de que la chica no haya considerado ser discreta en ese tipo de comentarios.
–¿Qué te hace creer eso? Deja descansar en paz a tu tía abuela y mejor sigamos buscando a JK –habló el castaño cuando se sintió más desvergonzado.
–¡Ya! Yo solo... ¡Oh! ¡Ahí está! –dijo señalando la parte derecha del segundo piso.
–¿Es que acaso tú encuentras a todos, Yuqi?
El azabache se encontraba sentado en un sillón, los estaba mirando.
–¿Por qué no nos llamaste cuando apenas nos viste? –reclamó Jimin cuando llegaron al lado del chico–. Creo que ya hemos andado por cada rincón del club.
–Creéme cuando te digo que ni la cuarta parte han recorrido.
–Tienes que hacernos un recorrido –propuso Yuqi.
–Difinitivamente –apoyó Jimin.
Los tres se sentaron cómodos: Taehyung, Jimin, Jungkook y Yuqi. Respectivamente.
–Hola, ¿Puedo sentarme? –un desconocido con antifaz celeste y complexión delgada le dirigió la palabra a la rubia, quien aceptó sin problemas.
Taehyung dedució que su amiga le había atraído al chico y este sí que no perdió el tiempo. Sonrió.
–¿Qué quieren para tomar? Iré al bar a traerles bebidas personalmente –habló amablemente Jungkook que se paró para estirar el cuerpo esperando una respuesta.
–Yo quiero lo que sea –dijo la rubia, entretenida con el chico de hombros anchos.
–Yo también.
Jimin y el castaño se miraron pícaros cuando hablaron al unísono.
–Bien, ya vuelvo.
Vio desaparecer a su amigo escaleras abajo y empezó a tararear fuertemente la música que sonaba a todo volumen en el lugar:
Give me more de VAV.
–Un toque... –cantó Jimin con los ojos cerrados moviendo de un lado a otro su cabeza.
El castaño lo miró y se recordó al lado de su amigo en la secundaria cantando esa canción a todo pulmón sin haberse dado el tiempo de analizar la letra.
Sonrió nostálgico.
Minutos después Jungkook volvió con una bandeja repleta de copas.
–¿Qué nos trajiste? –preguntó reacomodándose en el gran sillón.
–Margarita de piña y piña colada para todos –respondió el azabache mientras colocaba las bebidas en la mesita de vidrio que se encontraba en el centro.
Taehyung no dudó en reírse escandalosamente.
–¿Cuál es tu problema con la piña, bro?
–Ustedes me dijeron que traiga cualquier cosa –Jungkook rodó los ojos para decir:
–Así que se lo tragan sin pretexto.
Esta vez fue Jimin quien rio escandalosamente.
Taehyung cogió dos piñas coladas, se lo pasó uno al peliazul y se quedó con el otro.
–Yuqi, toma –escuchó que Jungkook llamó a la rubia–. Y este para tu amigo.
El de características de conejo había entregado a su amiga dos copas de Margarita de piña, y ya que estaba ahí, giñó un ojo al acompañante nuevo.
–¿Quieren ir a bailar? –propuso el castaño después de beber tres copas de un sape.
–Chicos –intervino la chica–. Yo iré con mi amigo al bar ya que queremos tomar algo más que piña.
Todos rieron y con un simple asentimiento de cabeza vieron a Yuqi pararse con su nuevo "amigo".
–Yo si quiero ir a bailar –dijo el peliazul luego de un silencio con música ruidosa de fondo.
–He visto que allá atrás está jugando un grupito, ¿Qué les parece ir ahí? –sugiere Jungkook.
–Entonces vamos, parecemos señoras aquí sentados.
El castaño se levanta. Hace pequeños bailes y comienza a caminar junto a sus dos amigos. Durante el camino hacia el patio los tres chicos bailan de forma trivial con extraños.
El castaño da pasos cortos, coqueto. Rodea a dos chicas que bailan y se apega a una, es pequeña y le recuerda a la chica con quién bailó la primera vez que estuvo ahí.
No le da más importancia al asunto y la deja. Alcanza a Jimin y Jungkook que ya están bajando las gradas hacia el patio.
–¿A qué grupo nos unimos? –consultó el más bajito.
Como la vez pasada habían muchas bandas de jóvenes divirtiéndose de diferentes maneras. Taehyung miró curioso cada rincón pero solo los juegos debajo de un árbol le robó la atención. La gente ahí sí que parecían divertirse, había un aura que lo cautivaba.
–Chicos, vayamos a ese lado, luce divertido ahí –indicó sin aguardar alguna queja.
–¿A qué juegan? –interfiere Jungkook cuando los tres han llegado al grupo de jóvenes que rodean una amplia mesa.
–¿Por qué? ¿Le entran? –habló un joven con pecas y cabello largo y rubio que se encontraba en el medio.
Taehyung asintió entusiasmado sin evitar mirar intensamente a un chico pelirrojo que, desde un principio, lo había reconocido y cautivado su atención.
–Bien, les explicaré rápidamente sobre el juego –habló dinámicamente con sus manos–. Acomódense por favor.
El castaño no dudó ni un segundo y se colocó al lado del pelirrojo, acto seguido Jimin y el azabache siguieron sus pasos poniéndose al lado de él consecutivamente.
–El juego en sí no tiene nombre –siguió hablando el chico con pecas–. Pero básicamente el que tire el Jenga deberá tomar un shot, al final esto se vuelve un ciclo vicioso, ¿Me entienden? –los tres asintieron–, ya entre más tomados estén más fácil tirarán la estructura de madera. Conforme pase el tiempo será complicado mantener el Jenga bien parado. Para ustedes será pan comido porque empezarán de cero. ¿Preguntas?
Silencio.
–Si no hay dudas, ¡Que siga la diversión!
Todos los presentes aplaudieron, silbaron, gritaron, y sonrieron detrás de sus respectivos antifaces, ocultos.
El primero en sacar una maderita del Jenga obviamente fue el chico que les había explicado anteriormente.
Luego le siguió una chica con cabello cenizo, después de ella siguió otra chica con ojos grises profundos, «seguro son lentes de contacto», pensó el castaño.
A continuación siguieron dos chicos, uno con antifaz de gatito y otro con una polera algo extraña que decía "la tierra no es plana".
Taehyung rio.
Después de aquél chico le tocó al pelirrojo. Se exaltó. Recordaba claramente cuando se chocó con él.
Ese chico con el color de cabello tan sexy, con esa sudadera con capucha super grande color crema, con esos pantalones algo holgados para él, con su estatura de al parecer dos centímetros menos que el de él, con esos labios carmesí, con ese antifaz rojo brillante de pedrería, y sobre todo: su sonrisa, esa sonrisa tan alucinante.
Ese chico era encantador.
–Vante, ¿Te sientes bien? Hace unos minutos te toca quitar una maderita. ¿Ya no quieres jugar? –habló Jimin moviendo sus manos delante de su rostro.
–Que se salga si no lo va a hacer –escuchó a alguien decir.
–¡Siii! Llevo esperando mi turno de hace un rato.
No sabe qué fue lo que pasó, si apenas hace un segundo le tocaba al pelirrojo.
–Déjenlo, seguro estaba armando un plan para que todos ustedes pierdan.
Su mirada se posó en el chico que acababa de hablar. «Además de lindo es considerado» pensó.
–¡Solo hazlo! –animó Jimin desde atrás quien desconocía por completo todo lo que pasaba por la mente de Taehyung.
–S-si, sí –dijo.
Dio unos pasos y apoyó ambas manos al extremo de la mesa, miró el Jenga y escogió a su víctima. Sus dedos lentamente se acercaron y sacaron con cuidado el trozo rectangular de la madera.
Todos suspiraron al mismo tiempo al ver que el lento castaño por fin hizo lo que tenía que hacer.
–Y eso que recién es tu primera ronda, amigo –bromeó el chico de la polera.
–Eso fue bueno, chicos –habló el de pecas para todos–. Ahora viene la siguiente vuelta pero con más dificultad. Ahora si se demoran más de siete segundos en terminar deberán tomar un shot.
–¡Siii!
Todos gritaron dispuestos ya que no querían volver a esperar, para ellos era aburrido esperar.
–¡Un toque! –el grupo empezó a corear–. ¡Es lo que realmente necesitas!.. ¡Dámelo todo a miii!..
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