Chapter 5 (Taehyung)
Echado en el sofá, y mirando hacia ninguna parte, intenta comprender lo que ha sucedido hace cinco días:
Él estaba por besarse con esa chica de vestido rojo, Jimin grita alterado que se va, lo sigue, y al final se entera que el peliazul se encontró con su ex. A pesar de todo, su extrañable y querido amigo Jimin, se ha enojado con él.
No recuerda haber hecho algo fuera de lo normal para que haga enfurecer a su amigo, o al menos para que no le vuelva a hablar.
En ocasiones ha intentado llamarlo, pero en la gran mayoría de las veces, cuando está a punto de marcar su número, se hecha para atrás. No sabe lo que tendría que decirle si es que no sabe el motivo de la supuesta discusión.
¿Y si mejor va a su departamento? Seguro que está allí. Los jueves por la tarde tienen libre, ellos dos comparten casi el mismo horario. Lo piensa y levanta la vista.
Será mejor que vaya a visitarlo, pero después del programa que acaba de comenzar: aproximadamente en una hora.
Suelta una fuerte carcajada. Sí que lo está pasando bien con ese programa de comedia. Los minutos pasan y pasan y, sin darse cuenta, unas cuantas carcajadas se han convertido en una hora. Busca el control y apaga la televisión con una sonrisa en el rostro.
Toca ir al departamento de Jimin. Va hacia su habitación y solo saca una sudadera; afuera está haciendo algo de frío.
Da unos cuantos pasos y se encuentra con su propio reflejo en su gran espejo, admira lo apuesto que es y se guiña el ojo.
Luego camina hacia la puerta y sale. No quiere apresurarse, por lo que cuando llega a la primera planta de su edificio se dirige al paradero de autobuses, tiene la suerte de que pasen a una cuadra del lugar a donde se dirige. Además, es más económico.
Se encuentra frente a frente con la puerta del departamento de Jimin. Primero intenta darle una llamada pero nadie contesta al otro lado de la línea. Presiona el timbre pero tampoco le contestan por el telefonillo. «¿Habrá salido a alguna parte?», pensó.
Al no saber nada del peliazul, se dispone a revisar Instagram en su celular. Se apoya en la pared y espera. De vez en cuando subía la mirada para verificar si su amigo aún no llegaba, luego lo volvía a bajar.
Llevaba media hora con esos constantes movimientos cuando, en una de esas, escucha el ascensor abrirse.
Jimin ha llegado.
Pero no ha llegado solo.
Cuando Taehyung se acerca hacia el ascensor logra divisar a una persona que reconoce al instante. Quiere acercarse a saludar pero no puede porque solo su amigo sale con unas cuantas bolsas en sus manos y la otra persona se queda adentro.
–Jimin, no sabía que ustedes volvieron a ser cercanos –habló. De nuevo se dirigía a la puerta del departamento de su amigo, quien iba delante de él, ignorándolo–. ¿Ustedes salieron a alguna parte? Estuve llamándote desde hace algunos días pero no contestabas. ¿Estás bien?
Sigue sin obtener respuesta del peli azul.
–Pensé que ustedes ya no se reunían –volvió a intentar–. El sábado recién se reencontraron, ¿no? Ni siquiera pude saludarlo, debiste invitarlo a pasar. Así podíamos recordar... viejos tiempos–. Esto último lo susurró para no incomodar a su amigo que habría con dificultad la cerradura de la puerta.
Al lograrlo se adentra, pero cuando el castaño trata de hacer lo mismo, el peliazul le interrumpe el pase con su cuerpo.
–¿Qué quieres? –pregunta toscamente.
–Nada. Solo quiero pasar –vuelve a insistir con querer entrar pero Jimin sigue obstruyendo su pase.
–Tae, solo vete. No estoy con ánimos.
–Pero yo sí. No te preocupes, puedo hacer como si no estuviera.
–Solo vete –rueda los ojos.
–No, necesito hablar contigo –se pone serio. No entiende la actitud de su amigo.
–¿Sobre qué? ¿Sobre la forma en que restriegas en mi cara que puedes hacer conmigo lo que quieras? –Jimin lo mira con odio, aunque sabe muy bien que no lo puede odiar–. Ya no quiero hablar contigo.
–Jimin, por favor, ya deja ese tema de lado. Quedamos en que ya no sacaríamos a flote esa conversación. Nosotros somos amigos.
–Pues sabes que yo no te veo así.
–Tú eres mi amigo y punto. Déjalo ya –comienza a sentirse abrumado.
–Sabes que no es tan simple –desvía la mirada. No quiere conversar más porque cree sentirse desnudo frente al castaño.
–¿Qué hay de Jungkook? Solo olvídame y vuelve con él. Sabes muy bien lo que él siente por ti; y prefieres hacerle lo mismo que yo te estoy haciendo.
–Tú eres consciente de lo que me haces, Taehyung. No puedo jugar así con él.
–Yo nunca he jugado contigo –se detiene cuando ve a una de las vecinas de su amigo salir del ascensor, al parecer la anciana a salido a pasear a su cachorrito. Ambos esperan a que ella desaparezca dentro de su departamento.
–Tú sabes muy bien que juegas conmigo. Incluso lo volviste a hacer hace cinco días atrás –el peliazul no espera ni un segundo más.
–Era una salida de amigos, Jimin. Yo nunca te invité a una cita... Yo nunca te pedí que me molestaras de esta forma. ¿Qué te costaba verme solo como los grandes amigos que solíamos ser? Tú sabes muy bien que nunca sentiré algo por ti además de amistad, tú decidiste complicarlo más.
El peliazul solo se quedó callado, cabizbajo y, aunque Taehyung no lograba ver, tenía los ojos cristalizados.
–Mira. Te diré lo mismo que hace un año –continuó–: solo sigamos siendo amigos. Olvida que sientes algo por mí y has que esos sentimientos vuelvan a ser de amistad. No quiero perderte porque eres mi amigo desde la infancia y quizás tú tampoco me quieras lejos. ¿Qué dices? Nos conviene a los dos.
El chico frente a él sigue sin responder, pero esta vez, solo asiente. Se voltea dejándole espacio en la puerta al castaño que sonríe contento.
Jimin, disimuladamente, se limpia unas que otras rebeldes lágrimas que han logrado acariciar sus mejillas, se maldice por ser tan débil y sin decir palabra alguna se adentra.
El resto de la tarde es muy incómodo para los dos; ven la televisión sin hablar, comen sin mirarse, conversan solos, pero de vez en cuando ríen juntos.
En la noche el ambiente se ha estabilizado un poco, aunque ninguno sigue sin olvidar la charla que insiste en permanecer en sus mentes.
A las 11 de la noche Taehyung se da cuenta que es tarde y que debe volver a casa. A las 11:05 sale de la casa de Jimin, no sin antes pedirle que ya no vuelvan a tocar el tema. A las 11:20 llega a su casa y a las 11:40 se acuesta esperando olvidar ese día.
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