Chapter 14 (Jungkook)

POV JUNGKOOK:

Jimin siempre me ha gustado. Sé que él sabe que me gusta y sé que a él le gusta Taehyung; aún así, no puedo evitar este sentimiento.

Hace un año que decidí rendirme con él. Pensé que si lo dejaba ir sería feliz con Taehyung; creí que el castaño en algún momento se dignaría en darle al menos una oportunidad. Tal parece que me equivoqué. Jimin no se merece esto, no se merece el desprecio y falsa amistad que Taehyung le ofrece.

Por eso, cuando lo ví entrar al club de los enmascarados y verificar lo que tenía que verificar me di cuenta que Jimin no dejó de gustarme ni por un segundo.

Todo tiene un sabor ligero a cansancio, me cansa ver que Jimin sigue empeñado con que Taehyung lo acepte, me desanima ver que ni siquiera voltea a verme con la misma intensidad que con Taehyung, me fastidia que haga conmigo lo mismo que Taehyung hace con él.

Durante este tiempo he tratado de no corromper mi mente de egoísmo y envidia, pero Taehyung sigue sin colaborar, él y su estúpida arrogancia van por el mundo contando a gritos que puede hacer de mi chico lo que quiera. Esto debe ser una broma.

Por ese mismo motivo, me he quedado junto a Jimin estos días. Es muy gracioso la manera en la que me reintegré a su mundo después de mucho. Si él, que da amor, debe recibir lo mismo, y yo estaría dispuesto a dárselo.

Decir que quiero lo mejor para Jimin sería una falta de respeto; solo quiero que me quiera con la misma fuerza que yo le brindo. Por que eso es el amor ¿no? Sentirte tranquilo con tan solo estar a su lado, que el silencio no sea un muro que impida la comunicación, que tenga la seguridad que sea lo que pase estaré a su lado, siempre.

Sé que quizás Jimin no sienta lo mismo que yo, pero lo que sí sé (con completa seguridad) es que haría lo que fuera para escuchar una y otra vez la risa de Jimin, justo como lo hago ahora.

Estar con él y verlo sonreír sin rastro de tristeza es lo que me incentiva a seguir intentándolo.

–No puedo creer que hayas hecho eso –habló el peliazul en cuanto se recompuso de las estridentes carcajadas–. Apostaría por lo que más quiera a que me estás mintiendo. ¡Es una locura! –terminó de exclamar para echarse a reír de nuevo.

–¡Te digo la verdad! Tal vez sea algo de película pero así pasó, no te miento –trató de convencer Yoon a Jimin.

Yo solo descansaba a un lado sin ser parte de la conversación. Nosotros y una chica de melena ceniza (que no paraba de mirarme). Estábamos esperando a los demás bajo el árbol.

Llevamos aquí el tiempo necesario como para que Jimin se sintiera cómodo al lado de Yoon, quien le contaba graciosas anectodas; yo escuchaba las risas de Minie y, la chica, bueno, ella solo trataba de hacerme conversación.

–Y dime, ¿tienes novia? –me pregunta la chica con las mejillas ruborizadas mientras acaricia su cabello sobre su hombro, nerviosa.

–No lo creo –respondo cortante, sin mirarla.

–¿Tienes algo más que contar? –escuché que preguntaba Jimin y me enfoqué en él–. Me estoy divertiendo mucho aquí.

Créanme cuando les digo que la sonrisa del chico que estoy viendo es la más hermosa del universo, sus facciones son perfectas cuando está feliz, sus ojos son admirablemente tiernos cuando forman medialunas.

–Amigo, si fuera por mí te contaría todas las anécdotas que tengo –respondió el contrario–. Creo que tampoco puedo creer lo absurdas que resultan –completó para luego soltar una leve risa.

–Ni siquiera tengo idea de lo que me contarás ahora.

Jimin está muy espectante. Yoon se tomó un tiempo para pensar cuál contar.

–Una vez –comenzó por decir–, cuando salí a un restaurante chino con mis amigos, se me cayó una botella de gaseosa cerrada al piso –no aguantó la risa y se echó a reír por el recuerdo. Jimin le siguió el paso.

–¡Ya! Termina de contarlo –demandó el chico peliazul.

–Bien, bien –reparó Yoon cuando pudo–. No es tan gracioso pero me da risa recordarlo ¿si? –el chico explicó–. Bueno, la gaseosa se me cayó y como nadie lo notó solo lo levanté y lo volví a colocar sobre la mesa. Espera –trataba de no reírse de nuevo–. Yo no sabía que pasaría algo cuando, segundos después, un amigo de mi novia cogió la botella y al tratar de abrirlo la tapa saltó directo a su... ojo.

Traté de no reírme pero Jimin me contagió. Los tres tratabamos de no reírnos aunque lo hacíamos con ganas. No estaba bien reírse por las desgracias de otros, sin embargo, no estaba del todo mal compartir la anécdota con gracia.

–Dime que el chico no perdió el ojo –apenas pudo formular Jimin por las risas que le impedían hablar con normalidad.

–Bueno, sobre eso... –comenzó a excusarse–. No lo hice intencionalmente, lo juro, él solo está vivo...

–¿Osea que sí perdió el ojo?

–Sí, pero déjame decirte algo más –pensó en pasar de tema–. Si el cuerpo humano se vendiera por partes, ¿Qué parte sería la más cara?

–¿Qué? –soltó Jimin confundido.

–La cara sería la más cara. Su nombre lo dice to...

–¡Chicos! –escucharon que alguien exclamó cerca de los cuatro.

Nam había interrumpido al chico anécdotas.

En el momento en el que Jungkook volteó hacia el llamado, no solo visualizó a uno de su grupo, sino también a Ash-b y a Llama. El azabache se extrañó al no ver a Taehyung ni a Jhope. Se suponía que el par fue en busca de los que acababan de llegar, y en vez de que los traigan, desaparecen, y solo llegan los que no aparecían.

–¿Dónde está Ta-ae. Digo, ¿Vante? –Jimin corrige al instante su pregunta. Este está más curioso que Jungkook–. ¿Por qué no volvieron todos juntos?

–Vante es el chico de cabello castaño, ¿verdad? –pregunta Llama una vez se acomodó bajo el árbol. Jimin asintió repetidas veces–. Nos encontramos con él y Jhope hace rato, también pensé que vendrían con nosotros pero dijeron que volverían pronto así que se fueron –explicó rápidamente sin darle importancia al asunto.

Cosa que a Jimin sí que le preocupaba, pero trató de no mostrarse sorprendido.

–¿Qué tenemos planeado hoy? –preguntó Yoon, cambiando de tema.

–No lo sé, creo que impro...

–¡Oh My! ¡Esa canción me encanta! –exclamó Ash-b llamando la atención de los presentes, los cuales, la mayoría rodaron los ojos.

La música que sonaba a todo volumen de fondo era un vals. ¿Quién era el DJ encargado de aquel evento? Seguro y perdían la mitad de sus clientes.

–¿Quieres bailar conmigo, Jk? –preguntó valiente la chica de ojos verdes.

Jungkook levantó la vista para verla estender su brazo, como invitándolo a bailar. Luego escuchó leves risas por parte de los demás. Durante los pequeños segundos de distracción Jungkook trató de pensar en una justificación. No se le ocurrió nada creativo.

–Lo siento, no puedo –respondió.

–¡Oh, vamos! Claro que puedes. Quiero bailar contigo antes de que la canción termine –la chica formó un evidente puchero delante de todos.

–Solo dile que sí –susurró Jimin con una pisca de burla.

–Bien, ¿Quién quiere jugar? ¿Llama? ¿Yoon? –interfirió Nam comenzando a aburrirse. El chico de pecas salió de sus pensamientos al ser mencionado.

–Aún no jugaremos –informó–. Creo que necesito contarles algo.

Jungkook mordió sus labios desviando su mirada hacia todos lados menos a la mano frente a él que seguía extendido.

–¿Tiene que ver con Vante y Jhope? –habló Jimin sin olvidar a su amigo.

–¿Qué? No, no sé dónde están ellos, seguro se estáran divertiendo, yo qué sé –se encogió de hombros para luego acercarse al centro confidencialmente –. Solo quiero exponer algo que se anda rumoreando desde hace un tiempo. Al parecer ninguno de aquí está enterado.

–¿Qué es? –cuestionó Nam–. ¿Qué no sabemos?

–Primero. Ash-b, ¿bajarás tu brazo? Es obvio que Jk no quiere bailar un vals contigo –interrumpió Hard, quien se mantuvo en silencio desde que llegaron los demás. 

Jungkook solo se disculpó de nuevo mientras que la chica se resignó susurrando groserías para ella misma.

–Ya puedes continuar –dio el pase Nam.

–Ok. Escuché murmullos de que hay norcoreanos asistiendo al "masked club" –habló el chico de pecas, pausivamente.

–¿Norcoreanos? ¿Hablas de ilegales? –preguntó Ash-b como si fuera extraordinario la noticia, cambiando así su estado de ánimo.

Jungkook solo se preocupó de las reacciones de Jimin.

–Pero los norcoreanos no son una amenaza, creo –opinó Yoon–. ¿Qué es lo importante?

Llama suspiró–. No me expliqué bien. Hablaba de una mafia norcoreana, ¿Entienden? Una mafia.

–Son solo rumores, ¿no? –resaltó Yoon.

–¿Y eso qué? ¡Hay una mafia de norcoreanos aquí! ¡Justo ahora! –exclamó Ash-b. Pareciese que ni escuchó lo que Yoon antes mencionó.

–Nadie aseguró que había una mafia de norcoreanos, Ash-b. Llama solo dijo que era un rumor –protestó esta vez Hard.

La chica solo respondió con una mirada de recelo.

–Bueno, chicos, no es un rumor del todo... –habló de nueva cuenta Llama.

–¿¡Escucharon!? ¡Si hay una mafia norcoreana! –exclamó la chica de ojos verdes. Esta vez se veía entusiasmada por haber tenido la razón.

–O quizás es un rumor falso –Yoon rodó los ojos–. ¿Puedes si quiera escuchar lo que Llama nos quiere decir?

–Tú solo quieres ir en contra mío. ¿Tienes algún problema, amigo? –cuestionó Ash-b, molesta.

–¿En contra de ti? Ay por favor –contestó el chico, irritado–. No es nada contra ti, es contra tu estúpida compresión –concluyó.

–¿¡Qué acabas de insinuar!? Eres un...

–Bien, hasta aquí llegó su pequeña discusión inmadura –habló fuerte el joven de pecas–. ¿Me dejan continuar?

Tanto Ash-b como Yoon asintieron descontentos.

–Ahora. ¿Pueden ver la azotea?

Los siete pares de ojos se dirigieron hacia el lugar expresado. Fue la primera vez en el que todos se dieron cuenta que existía una azotea en el que, por lo visto, era una especie de fiesta privada. Solo se alcanzaba a visualizar hombres bien vestidos, sin sus correspondientes antifaces; y algunas mujeres, jovencitas específicamente.

–Según un amigo que trabaja aquí, esos hombres son jefes de diferentes mafias norcoreanas. Dice que están aquí para hacer tratos en incógnita. No entendí muy bien pero puede que algunos de nosotros corramos peligro.























La verdad que no sé qué acabo de escribir (^_^メ)

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