Chapter 12 (Yuqi)
Lo que pasó con Yuqi después de ir al club de los enmascarados con sus amigos:
Después de retirar mi sostén con su boca me acomodó deleitadamente en la blanda cama. Comenzó a pasar su lengua por toda la extensión de mi cuerpo logrando grandiosos espasmos en mí.
Estaba deseosa de ese chico que acababa de conocer.
Sentí suaves mordiscos y besos en mi pecho. Sus labios eran increíblemente mágicas sobre mi piel.
Un gemido escapó de mis labios cuando subió y lamió mi cuello. Estiré mi cabeza hacia atrás para darle más acceso.
–Este es solo el comienzo –susurró roncamente en mis oídos.
Tenía absolutamente todos mis sentidos al tanto de lo que pasaba dentro de esa oscura habitación. Solo podíamos ver nuestras expresiones a través de la luz de la luna que se lograba colar por las delgadas cortinas de su gran ventana.
–¿Estás... cómoda? –acarició y reacomodó mi cabello mientras seguía dando fuertes estocadas dentro de mí.
–S-sí –apenas le pude contestar.
–Solo dime... cuando te sientas... incómoda –su voz sonaba agitada. Estaba tan excitado como yo–... así cambiaremos de... posición.
Solo me permití asentir mientras mis desesperadas manos rodearon su cuello.
Estaba teniendo la noche más calurosa después de un gran tiempo de abstinencia y estrés. Me sentía liberada.
–¡Me estoy volviendo loco! –aumentó el ritmo de sus movimientos y mis gemidos se afianzaron.
Yuqi se sonrojó a tal punto de que su cara comenzó a quemar, acababa de recordar uno de los momentos que ha estado disfrutando desde hace tres noches consecutivas.
Ni siquiera se ha planteado que desde el sábado en la noche no ha vuelto a su departamento y que está prácticamente viviendo en la casa de un completo extraño que conoció en el club de los enmascarados. No se lo puede creer. No puede creer que esté duchándose en el baño de ese sexy y guapo chico, aunque ni su nombre sepa aún.
«¿Está bien ser así de descuidada? Debería volver a casa pronto... o quizás no...», pensó juguetonamente.
Cerró la llave de la ducha y salió de esta con una toalla envuelta en su cuerpo. Por el momento, los dos días que está ahí se ha estado poniendo los polerones y shors del chico, así que solo va al clóset y saca las prendas para luego secarse y ponérselo.
Le quedan muy grande, justo como le gusta. Sonrie y se dirige hacia la cocina, busca algo de comer. Al final se decide por cereal y yogurt.
«No puedo seguir aquí. Es un desconocido, Yuqi, ¡un desconocido! ¿Debería irme ahora?», vuelve a pensarlo.
–Mejor después –susurra para ella misma.
Va hacia la sala y se sienta en el sofá, prende la televisión y lo deja en una película de terror por hora y media hasta que escucha el cerrojo de la puerta principal ser abierta.
Dirige su atención al chico lindo que está parado entre el pasillo y la sala y no puede evitar mirarlo con complaciencia pura.
–Hola, pequeña –saluda él acercándose al sillón.
–Hola –responde al momento en que siente su cabello ser removido tiernamente –. ¿Qué tal te fue?
El chico se sienta a su lado y Yuqi se reacomoda subiendo sus piernas y acurrucandose a su lado.
–Fue muy estresante estar ahí afuera –la abraza con ambos brazos. Ahora los dos están de nuevo cara a cara y sin planearlo con anticipación–. ¿Cómo te fue a ti? Debes estar aburrida estando en mi casa sola.
Pasó su dedo índice por toda la extensión de su nariz y rieron a la par.
–No es tan malo porque solo duermo la mayor parte del día, meriendo y duermo; es que como en la noche no dormimos... –vuelve a sentir su cara arder. Le da penita seguir con el contacto visual.
–Ey, si quieres solo podemos dormir esta noche... –soba casualmente su propio cabello.
–¡No! –se apresuró a decir. Había dejado el abrazo y apoyó todo su peso sobre sus rodillas para estar a la altura del chico–. Digo, no, no quiero. He dormido suficiente hoy y no quiero dormir más.
–Lo sé –sonríe acercándose a su rostro. Sus frentes se juntan. Ella se ve tímida y él complacido–, el rubor natural de tus mejillas te delatan. Sé que lo quieres, estoy seguro.
–¿Y tú..? –pregunta al instante. También quiere asegurarse de que él lo quiere.
–Por supuesto que lo quiero.
Yuqi está sorprendida porque en vez de que él luzca provocador con sus palabras parece muy tierno y sincero en sus facciones.
Están a punto de eliminar la distancia que separa sus labios cuando el celular de ella suena.
Ambos giran sus rostros hacia el cuarto de él, en donde proviene el tono de llamada.
–Uhg –resopla ella incómoda. Sabe que quizás deben estar llamándole su madre, sus amigas, sus profesores, Taehyung, Jimin y hasta podría ser Jungkook. Todos tienen razones para hacerlo.
–¿No contestarás? Deben estar preocupados –sugiere él.
–No lo creo...
El chico frente a ella suelta una corta risa–. ¿Estás convencida? Porque aunque me lo quieras ocultar sé que han insistido mucho en contactarte. Quiero decir, sí que deben estar preocupados, no has vuelto a casa desde el sábado y un mensaje no les haya bastado.
El teléfono dejó de sonar para luego vibrar como señal de que le están llegando mensajes.
–Está bien –rueda los ojos sonrojada–. Mañana volveré a casa y lo arreglaré todo. ¿Podemos seguir?
En un cerrar de ojos él está sobre ella en el sillón. Está presa entre sus dos brazos y toda su gigantesca complexión.
–Regresarás aquí, ¿verdad?
La linda chica asiente. Sus ojos comienzan a dilatarse con tan solo el roce de sus partes bajas.
–¿En qué estábamos?
Esa noche también son solo dos desconocidos buscando compañía en la cama.
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