Por los profiteroles


Un día un grupo de magos andaban caminando por los pasillos de la academia de magia de Easton. En ese grupo estaban Lance, Dot, Lemon, Finn y Mash.
Los cuatro compañeros hablaban animadamente, haciendo puro ruido en los pasillos.

-Por favor chicos, mi hermana es la mejor que cualquier otra- expresó Lance, siempre presumiendo a su hermana.

-¿Cuándo la veremos, Lance?- preguntó Lemon.

-Si, ¿cómo está ella?- preguntó también Finn.

-Vamos Lance, deja de presumir a tu hermana- dijo Dot, que le jodía hasta las pelotas que el peliazul presuma y hable todo el tiempo de su hermana.

Mientras los cuatro hablaban, Mash era el único que no decía nada, o tal vez si pero no tanto. La razón por la que estaba así era porque quería unos profiteroles. Esos deliciosos bollos esponjosos y con crema en el medio, simplemente exquisitos. Obviamente, como amante de los profiteroles Mash sería capaz de comerse incluso 2 kilos de ello, y no dejaría ni una sola migaja.

Aunque si Mash quería esos bollos con crema, sin ningún problema se los prepararía para él solo ya que sabe la receta de cómo hacerlos. El único problema era que si iba a la cocina, sus amigos lo seguirían para ayudarlo y siendo honesto él no tiene ningún problema con que lo ayuden, pero el inconveniente es cuando sus compañeros empiezan... a hacer desastre, y digamos que ya tuvo unos ciertos problemas respecto a eso. Entonces lamentablemente no le queda de otra que quedarse con las ganas de comer esos panecillos, pero puede soportarlo sin ningún problema.

Mientras tanto cuando estaban pasando por un pasillo que llevaba hacia el patio trasero de la academia, antes de que el grupo completo salga, detrás de Mash se abre un portal y de ahí sale una mano que agarra a Mash por el brazo con fuerza y lo atrae hacia el portal y el mismo se cierra, sin embargo los demás no se dieron cuenta de eso y siguieron con el trayecto.

Cuando Mash es arrastrado hacia el portal, aparece en una especie... de oficina, si se podría decir. Había un escritorio con varios papeles y libros encima, una estantería grande con libros atrás del despacho y una silla vacía, pero en lo que solamente se centró era en Rayne Ames, el vicionario divino.

-¿Por qué me trajiste a tu oficina?- preguntó Mash serio pero también curioso.

Rayne no dice nada por un momento, pero luego habla con voz seria- Porque quería darte algo- expresó.

Mash arqueó una ceja, no esperaba que alguien como Rayne quisiera darle algo.

-¿Y es tan importante como para que me arrastres desde un portal hasta tu oficina?- dijo Mash.

El vicionario divino miró a un lado por un breve momento, y luego vuelve a mirarlo a él.

-Podría considerarlo como... un si, tal vez- respondió el de cabellera amarilla y negra.

Mash se cruza de brazos y pregunta-¿Y qué es lo qué quieres darme?-.

Sin más nada; Rayne saca detrás de su espalda una bolsa de cartón y se podía notar que había algo dentro de ella. El cabeza de hongo miró a la bolsa con más curiosidad pero manteniendo su seriedad.

-¿Qué hay ahí dentro?- preguntó el de cabellera negruzca.

Rayne abre un poco la bolsa y de ella salía un delicioso aroma que se podría interpretar como recién horneado, calentito y con olor a crema fresca... ¡Eran profiteroles!
Al sentir el olor, de inmediato Mash supó lo que eran y por eso su rostro se iluminó con una leve sonrisa, entonces él dice-¿Profiteroles?-.
El vicionario divino asiente con la cabeza. Por su parte, Mash procede a agarrar la bolsa de cartón con los bollos de crema adentro, pero su paso fue interrumpido por el movimiento de Rayne, quién alejo la bolsa de Mash.

-Si los quieres, tendrás que hacer algo...- dijo con tono serio, al igual que su expresión.

-¿Qué?- expresó Mash, quién estaba confundido por el repentino movimiento del contrario.

-Es muy simple lo que tienes que hacer- explicó Rayne- solo tienes que darme un beso en los labios y listo- añadió.

-¿Qué? ¿Quieres qué haga eso?- dijo el cabeza de hongo un tanto sorprendido.

-¿Y qué te parece?- dijo Rayne que en sus palabras y expresión mostraba que no era una broma, sino era en serio.

-¿Estás loco? No voy a hacer eso- dijo el de cabellera negruzca y se cruzó de brazos, algo molesto.

-¿Los quieres o no?- preguntó el vicionario divino mientras levantaba la bolsa y la movía un poco, provocando al de cabeza de hongo.

Era bastante obvio que Mash quería aquellos profiteroles, no puede resistirse a ellos y quiere tenerlos en sus manos y poder comerlos a gusto. Sin embargo, una parte de él le decía que mejor sería no besar a Rayne y dejar en vano esa bolsa cargada de deliciosos panecillos con crema, pero otra parte de él le decía que lo ideal sería besar a Rayne y ya todo el paquete era suyo... y tiene que admitir que desde un principio a Mash le parecieron llamativos los labios del vicionario divino, y a veces se preguntaba qué se sentiría besar aquellos labios.
Pensó un buen rato y decidió optar por la idea de besarlo, después de todo no sería tan difícil y además es una pavada.

-Esta bien, lo voy a hacer- dijo Mash, rendido.

Rayne Ames sonríe levemente, muy leve, y deja la bolsa de los bollos sobre el escritorio. Se acerca al chico de cabellera negruzca y le acaricia la mejilla, cosa que hizo que los cachetes del cabeza de hongo se tiñeran a un color rojizo.

-Eres muy lindo, Mash- dijo el de cabellera amarilla y negra, pero esta vez con un tono más sensual.
Ese tonito de voz hizo que al chico de marca falsa se sonrojará un poco más, nadie en su vida le había dicho un cumplido así y menos con ese tono de voz. Sin embargo, los presentes de aquel momento se acercaron al rostro del uno al otro, y por fin juntan sus labios en un lindo beso.
Al principio el beso era suave y lento, pero luego se fue haciendo cada vez más apasionado e intenso, causando que los dos comenzarán a sudar y suspirar pesadamente.
Las manos de Rayne comenzaron a bajar desde los cachetes de Mash hasta la cintura de esté, que luego lo agarraron con más fuerza y atrayendoló hacia a él. Por su parte el cabeza de hongo rodea los hombros del vicionario divino y empieza a acariciar su nuca mientras continuaban besandose con pasión.
Se escuchaba el chillido que hacían los labios de ambos al juntarse y besarse con adoración y deseo. Luego, las manos de Rayne se metieron dentro de la camisa de Mash y comenzaron a explorar todo su cuerpo tonificado: su espalda, cintura, pecho, abdomen, clavícula, y más...
El cabeza de hongo empezó a gemir un poco al sentir las manos del contrario tocar todo su cuerpo, sin duda lo estaba disfrutando.
Pero hay que decir que Mash no se quedó atrás, y procedió a bajar sus manos desde la nuca de Rayne hasta su espalda, donde allí también empezó a tocar y explorar todo su cuerpo, causando que el vicionario divino emitiera leves gemidos en medio del beso apasionado.

Después de que hayán estado así por un rato, se separan. Vieron que de sus labios salía un hilo de saliva que los unía.

"Que... labios tan suaves..." pensó Mash cuando se separó del beso, nunca antes había probado una boca tan sedosa.

Mientras tanto, Rayne alejo sus manos del cuerpo de Mash y le dió una pequeña palmada en la cabeza al más bajo. Se dirigue al escritorio y le entrega la bolsa con los bollos de crema.

-Aquí tienes, que los disfrutes- dijo Rayne con una leve sonrisa.

Mash toma la bolsa con los panecillos y se retira de la oficina. Al salir, se acomoda su camisa y luego abre la bolsa, encontrandose allí los profiteroles que todavía estaban calentitos. Empezó a comerlos por el camino, feliz de tenerlos en sus manos y comerlos a gusto tal y como él quería. De repente, se encuentra a sus compañeros.

-¡Mash, aquí estas!- expresó Dot aliviado de verlo.

-¡Te estabamos buscando!- dijo Lance, también aliviado.

-¡Aaah!- dijo la chillona de Lemon, feliz de verlo sano y salvo.

-¿Dónde estabas? ¡Te estabamos buscando por todas partes!- dijo Finn también aliviado aunque después de haberse preocupado demasiado.

Ante eso, Mash mira a un lado por un momento recordando lo que paso anteriormente... y que sin duda fue tan excitante para él que tal vez le gustará repetirlo. No obstante, regresa a su compostura y les dice en su típico tono serio:

-Solo fui a buscar profiteroles...- expresó.

Sus amigos le creyeron, suerte para él, y empezaron a caminar mientras charlaban entre ellos. Aunque en sí, Mash no se olvida de ese beso...

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