Todo o nada
Kimetsu no Yaiba no me pertenece-
-Prohibido copiar.
-Dedicado a todos los que leen esta historia, muchas gracias.
Advertencias:
-Temas fuertes-
-Gracias a todos por su paciencia.
-Ooc-
-AU-
-《Son pensamientos》
-Letra cursiva es pasado.
....._.....= Salto de escenario.
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Nezuko se encontraba dando vueltas en su cama. Luego de beber un buen rato creyo que caería dormida en menos de lo esperado, pero las cosas nunca salen como uno quiere, era la prueba viviente de tal situación.
Cientos de pensamientos asaltaron su mente, más uno sobresalía ante el resto. "Todos tenemos secretos". Sabía que era así, empero; ¿Por qué le molestaba reconocerlo?. Es decir; Tanjiro no era perfecto, eso lo sabía mejor que nadie.
Desde que tenía uso de razón él no encajaba dentro de la lista de estándares que tenía su progenitor, por más que se lo hicieran saber y lo regañaran hasta el cansancio por ser así. Él hijo mayor de Tamayo solía responder que podía ser muchas cosas, pero no podía ser una persona egoísta. Su excesiva amabilidad provocó que Inosuke siendo muy pequeño se aprevechara de él, llevándose consigo mismo los postres que solía preparar Tamayo en contadas ocasiones, razón por la cual Douma y Akaza se burlaran de él, llamando débil y patético, al permitir que alguien inferior a él se saliera con la suya. Su hermano en vez de defenderse les decía que había más dulces en la cocina, su madre preparó demasiado para él, así que si tenían hambre, podían comer lo suyo. Era de los que prefería compartir y evitar problemas innecesarios, en vez de mezquinar o competir; así de extraño era Tanjiro para los demás y ella.
Un profundo suspiro salió de su labios.
Necesitaba salir de ahí, se colocó una bata un poco más larga para cubrirse del frío, mientras que recogía ligeramente su melena en una coleta alta para tratar de refrescarse, era irónico como su mente estaba jugando una mala pasada, porque la realidad de las cosas era que Nezuko no conocía a su hermano. "¿Por qué no se lo preguntas a madre?". Lo haría, de ser necesario esperaría fuera de su habitación, era probable que Tamayo a esas siguiera dormida a esas horas, pero una vez despertara, era un hecho que no dudaría en bombardearla con sus preguntas.
Su madre.
Era alguien que no se abría con facilidad ante los demás, desde muy corta edad Tamayo les enseñó a no confiar en nadie. Hasta donde sabía, la infancia de ella no era como las que leías en los cuentos de hadas, sino que estaba plagada amargos recuerdos, mismos en los que sus abuelos no dudaron en venderla por un montó lo suficientemente alto a cambio de que Muzan pagará sus deudas. Los amigos que alguna vez tuvo. Las personas a las que llegó a querer y la familia que la dejo a su suerte, perecieron lentamente en las llamas de fuego. Su progenitor se aseguró de que su madre no tuviera una sola razón para regresar a ese lugar, mismo que fue reducido a simples cenizas y que le aseguro que no necesitaba a nadie más que a él, amor o cariño, fue lo que desarrollo luego de dar a luz a sus hijos.
-¿Qué sabes tú y no yo?- se preguntó para sí, a la vez que no dejaba de apreciar ese cuadro de su familia, mismo en el que solo había tres personas, su madre, su hermano y ella, y lo que era un pequeño picnic familiar, aquel día fue uno de los mejores de su vida, la sonrisa que tenía su versión más joven le parecía irreal que de no haberlo visto con sus propios ojos, creería que era falso.
Se sentó en aquel enorme sillón que había en la sala de música, mismo que estaba a una distancia prudente frente al cuadro, fue así como la encontró Giyuu, luego de "hablar con Kanae", la vista que le ofrecía Nezuko le quitó el aliento, con aquella delicada y frágil bata, mostrando más piel en ella de lo que alguna vez había podido ver, sentada con rostro pensativo mirando fijamente aquel cuadro.
-Eso depende-
-Depende de qué me quieres decir-
-Depende de qué quieres saber-
-¿Por qué sigue vivo?-
《Cierto, su mascota todavía respiraba》.
-Eso es gracias a tí, padre respira por lo que...-
-Tu mascota también lo hace- concluye a velocidad impresionante.
-Bingo- contesta con artificial entusiasmo. -Cuando pactamos, lo primero que hice fue buscarlo para eliminarlo- hasta ese entonces, no mentía.
-¿Qué te detuvo?- cuestionó sin más, él de pupilas azules.
《Bastantes cosas a decir verdad. En especial ese rumor que no dejaba de extenderse por todo el castillo Kibutsuji. Al parecer a alguien le pareció muy gracioso usar su nombre y afirmar que ahora quería capturar al hermano de su actual mascota, no sabía si eso era algo bueno o malo, vería después》.
-Solo cambie de opinión, quiero decir; dentro de tres días es nuestra boda, por lo que pensé en prepararte un regalo adecuado-
-Detesto las sorpresas-
-Soy consciente de que tú quieres matar a mi mascota de lo que hago yo, pero lo que quiero hacer es eliminarlos a ambos frente a todos en la boda-
Nadie intervendría era lo más seguro, es más sus medios hermanos eliminarían a uno que otro invitado para terminar con su aburrimiento.
-¿Por qué harías eso?-
-Porque quiero que confíes en mí- cada palabra que soltaba eran mentiras, necesitaba convencerlo de que él era su única prioridad, su todo. -No quiero que me veas como Muzan ve a Kotoha- se negaba rotundamente en seguir los pasos de la madre de Inosuke y terminar como lo hizo. -Porque si voy a estar de tu lado no solo será como tú esposa, sino como tú mujer- eso pareció convencerlo cuando sus labios buscaron los de ella, por su parte intento seguir el ritmo, su cuerpo es atraído hacia esos, sus manos tocan cada curva, extraños sonidos escapan de sus labios, más y más, repite cuando compiten por tener el control sobre el otra persona, pero la falta de oxígeno se hace presente, ambos se separan con la respiración entre cortada. -Si vas a ser mío como seré tuya... no me conformaré con simples migajas... lo que quiero es todo de tí-
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