Sobrevivir.

Kimetsu no yaiba no me pertenece.
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Advertencias: AU y Ooc.

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-¡Suéltame de una puta vez!- exige fulminado con la mirada a la joven.

Nezuko sonríe con sutileza, porque él albino, se está esforzando para que no descubra que el efecto de la droga que le colocaron antes esta surtiendo efecto, incluso su rostro luce mas pálido, los cortes que tiene en las muñecas como en las piernas son heridas que ella no recuerda haber visto, hasta que ...

-Oh, así que esto es obra de ellos- menciona acercándose mas al albino, quien emite un quejido cuando ella toca las profundas heridas que tiene en la muñeca izquierda. -A pesar de que son los mas pequeños de la familia, realmente son unos sádicos- vuelve a presionar la herida y su mascota la maldice, mientras que Nezuko solo rueda los ojos. -Aunque tienes un poco de suerte, porque de no ser por mi padre estoy segura de que Inosuke como Shinobu a estas alturas ya te abrían decapitado, al menos se agradecido porque sigues vivo- reconoce que Inosuke se ha contenido mas de lo usual, debido a que el joven con mascara de jabalí le encanta torturar a cada victima que termina ingresando a esa celda, incluso arruga un poco la nariz ante el olor que desprende aquel lugar.

Es nauseabundo concluye con bastante rapidez.

-Pero no es la hora ni el momento para hablar sobre mi maravillosa y bella familia-

-Me importa un carajo lo que vayas a decir-

-Bueno, tal vez deberíamos ir por tu hermano para torturarlo hasta que sintamos compasión y luego...

-¡Ni se te ocurra tocarle un solo cabello, bastarda!-

La expresión de burla desaparece del rostro de Nezuko, es entonces que su mirada se oscurece, mientras se acerca al de las cicatrices y lo obliga a mirarla.

-¡Escúchame bien, no estas en posición de exigir nada, no eres nadie, perdiste tu valor cuando ingresaste a esta celda, te habrías evitado todo esto sino fueras débil y patético!-

-¡Vete a la mierda, Nezuko Kibutsuji!-

-¡Y tú púdrete en el infierno, Sanemi Shinazugawa!-

Suelta esas palabras con ira y enojo, en tanto, uno de los guardias observa que la joven sale del lugar.

-Señorita Nezuko- la intercepta uno de los guardias de mas confianza de la familia.

-¿Si?- pregunta seria y tajante.

-Su padre quiere que dentro de cuatro días se presente a la reunión de cada mes- informa.

-Ahí estaré- confirma. -Sabito.

-¿Dígame?- arquea una ceja.

-Que nadie entre a esa celda hasta que yo lo decida-

-¿Sucedió algo?-

-Prefiero no hablar de eso- menciona.

-No me meteré donde no me llaman-

-Gracias, Sabito-

-A también venia a decirle que esa persona no estará presente en la cena-

-Bueno, al menos esa es una buena noticia, pero no es extraño que él no este-

-Él señor Muzan solo me pidió que se lo hiciera saber-

-Ya veo- comenta alejándose del aquel guardia, quien solo observa como Nezuko se encierra una vez mas en aquella habitación que tiempo atrás tuvo un dueño diferente, con sumo cuidado Nezuko observa la pintura en donde solo hay tres personas.

Una de ellas era su madre quien tenia el cabello castaño con ojos y pupilas purpuras, la cual los estaba abrazando a su hermano al igual que a ella.

-¿Sabes, Hermano?- le habla a esa pintura. -Hoy di ese primer paso, se que no te gustaría que hiciera las cosas así, pero es necesario para detener toda esta masacre. -continúa

-Te prometo que le haré pagar a padre por todas y cada una de las humillaciones que nos hizo en el pasado, no me importa tener que ser hipócrita y cínica como él, cumpliré con esa promesa.

-Si es necesario usaré al enemigo de nuestra familia a nuestro favor, no me importa las consecuencias, porque todo dejo de tener sentido cuando tu partiste aun lugar mejor-

Unas finas y delicadas lágrimas salen.

-Por favor, sueña con los ángeles, querido hermano- con pasos lentos se echa a dormir en esa cama.

Las lagrimas se esparcen lentamente por la almohada.

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