¿Quién fue?
Kimetsu no Yaiba no me pertenece.
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Advertencias:
-Temas fuertes-
-Ooc-
-AU-
-Letra cursiva son pensamientos.
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-¿Comodín?- cuestiona con sarcasmo, mientras Nezuko sigue avanzando hacia él, descubriendo que Sanemi sigue sentado en el suelo, mientras que sus manos están sujetas a los grilletes de esa cadena.
-Perro, mascota, comodín, sea como sea el nombre es lo de menos- se detuvo unos segundos, al notar que habian ciertos moretones en el cuerpo de Sanemi. Dedujo que las heridas en su cuerpo todavía no han sanado lo suficiente. Los moretones seguían ahí, eso la molesto, sabiendo que tenia el tiempo en su contra. Hasta que algo llama su atención, parpadea porque piensa que es producto de su imaginación, dadas las circunstancias de los últimos días, cree que su cabeza le estaba jugando una pésima broma.
Entonces...
Descubre que no es así, cuando su mano toca a mano cubierta del albino, quien emite un quejido de dolor.
-¿Quién fue?- cuestiona irritada, mientras sujeta una de sus manos vendadas.
-Que te importa- responde amenazante, intenta que Nezuko se aleje de él, pero la muchacha lo ignora y comienza a ejercer una mayor presión en su mano derecha.
-Duele, carajo- se queja.
-O me lo dices ahora o te prometo que yo misma seré quien te corte tus ocho dedos faltantes, Sanemi- advierte con enojo, mientras las vendas blancas comienzan a adquirir un tono carmesí.
Claramente ella recuerda haberlo dejado en una pieza al última vez que estuvo en ese lugar.
Bueno, con algunos moretones, que le hicieron Shinobu y Inosuke, pero, con los dedos completos.
-Tsk- chasquea la lengua con irritación, mientras de sus labios sale la información que Nezuko desea oír.
-La bastarda de cabellos blancos y de ojos esmeraldas- la presión ejercida sobre su mano desaparece, el dolor ya no es tan fuerte a comparación de hace algunos segundos, mientras que un nombre viene a la cabeza de Nezuko.
-Ume- susurra para sí, el nombre de su media hermana. Recuerda claramente que sus medios hermanos sabían que no debían meterse con ella, incluso Douma era cauteloso con ese tema, por ello molestaba mas a Inosuke que a Nezuko, porque sabia con seguridad que Muzan tomaría cartas en el asunto sin que ella se lo pidiera.
Al parecer a la muchacha de cabellos claros le parecía divertido meterse en donde no la llamaban, perfecto, sino aprendía por las buenas no quedaba de otra, tenia que ser por las malas, a la vez esboza una suave sonrisa, al caer en cuenta de que no todo estaba perdido.
-Mandaré a algunos doctores-
Era mejor curarlo cuanto antes y así evitar que desarrolle alguna infección mas adelante o en el peor caso de que le amputen alguna parte del cuerpo, por algo que se podia prevenir desde antes.
-Nadie te pidió que lo hicieras- recalca
-Lo sé-
Realmente no queria lidiar con demasiados imprevistos de última hora.
-...-
-Después de todo, eres mi comodín-
Uno que usaría a su favor, por supuesto.
-¿Quién dijo que te ayudaría?- contrataca.
-No tienes opción- declara encogiéndose de hombros.
-¿Y quién dice que no te traicionare en la menor oportunidad?- tantea.
-Simple, tu propia naturaleza te lo impide- responde como si nada.
-¿Crees que me conoces?-
-No lo hago, pero... moral, valores, principios, esas tonterías con las que creciste, no importan si quieres sobrevivir-
-Solo los fuertes sobreviven- recalca como si fuera lo mas obvio del mundo
-No, solo aquellos que desean vida diferente, lo hacen-
De no ser por las circunstancias tendría una vida diferente a la que tiene en la actualidad. Sanemi no comprendía lo que queria decir Nezuko, noto como ella avanzaba tarareando una melodía, dejándolo mas confundido que antes.
-Por cierto...- se detiene. -Te ayudaré por que quiero hacerlo- habla Nezuko, dándole la espalda, antes de salir.
No se confundan.
Su acto de caridad era solo una fachada.
Eran como decían
Ten a tus amigos cerca y a tus enemigos mas cerca.
Los rostros de Sanemi y de Giyuu vienen a su cabeza.
-...-
Él de pupilas grises no logra entender lo que quiere decir.
Nezuko desearía voltearse y ver su rostro incrédulo.
-¿Acaso no lo viste venir?-
-Vete de una vez-
Ella avanza.
Sanemi llega a la conclusión de que todos en esa familia estaban locos.
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