Kimetsu no yaiba no me pertenece.
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La poderosa familia Kibutsuji era conocida por ser una de las crueles y sádicas de la historia, por ello Nezuko no se sorprendió cuando uno de los guardias que trabajaba en el castillo anuncio que su padre por fin había regresado de esa larga y peligrosa misión.

-Bienvenido- hizo una reverencia, a la vez observaba que él adulto tenia consigo una sonrisa escalofriante y siniestra.

-¿Padre, él es...?-

-Es él hijo mayor de ese bastardo-

-Eso significa que...-

-Será tu nueva mascota- se adelanto.

-Gracias por el regalo, padre- la joven de cabellos largos de reojo descubrió como él muchacho de las cicatrices se dedicaba a fulminarla con la mirada.

-Tendrás que enseñarle modales- declaró con seriedad él adulto de cabellos cortos y oscuros.

-Los aprenderá- llevo una de sus manos a su rostro. -De lo contrario le cortaré la lengua, luego los dedos y...

Él patriarca de la familia Kibutsuji la mira entre fascinado y extasiado ante esa idea.

-Sabia que eras la adecuada para esto- reconoció con desdén.

-Yo solo cumplo mi papel como una orgullosa Kibutsuji- la joven forma una sutil sonrisa. -Nada me hace mas feliz que cumplir con los deseos de padre-

Muzan sonríe satisfecho con esa respuesta.

-No cabe la duda de que eres mi hija-

-Gracias- declara alejándose del salón.

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