¿Favoritos?

Kimetsu no yaiba no me pertenece.
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Advertencias: AU y Ooc.

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Curiosamente en el camino se encuentra con alguien, un poco mas alto, con su típico atuendo de color rojo y sosteniendo un abanico.
 
-Nezuko-chan~
 
La voz fingida y escandalosa llega hasta los oídos de la nombraba, lo que  provoca que ruede los ojos.
 
-Douma Kibutsuji-
 
Su medio hermano, a diferencia de ella, él rubio tenia una madre diferente a la suya, si mal no recordaba su padre hasta ese momento tenia seis esposas, de las cuales dos de ellas, se encontraban bajo tierra. Las esposas de Muzan, provenían de diferentes lugares como de familia. Siendo que su padre poseía el capital suficiente como para convencer a las familias de sus esposas como para formar una especie de alianzas, por las buenas o las malas. Todos en el castillo dependían de estado de animo del patriarca de la familia, al igual que el comportamiento de cada uno de los miembros de esta, incluso sus nueve hermanos con los que compartía la mitad de sangre no eran personas que estaban muy cuerdas del todo.
 
Desde que tenia uso de razón, su padre estableció una especie de jerarquía, en donde cada uno de los hijos tenia que demostrar su valor ante él, sino esta persona no era digna del apellido Kibutsuji, simplemente dejaba de respirar ya sea por las manos del mismo Muzan o uno de los tres favoritos.
 
Actualmente Nezuko compartía el tercer lugar con su media hermana Ume, la de cabellos largos y rostro bonito usaba la seducción como carta triunfal a la hora de conseguir información de los enemigos de la montaña del oeste.
 
En el segundo lugar estaba Akaza quien era una experto en las artes marciales, pocas venia al castillo debido a que Muzan lo mandaba a infiltrarse a distintas ciudades.
 
Y el primero era....
 
-No es así- interrumpe el rubio.
 
-¿Qué?- arquea una de sus cejas la de estatura mas baja.
 
-Tu deber como hermana menor es llamarme Oni-san- reclama él de ojos arcoíris como si se tratara de un niño pequeño y la seriedad que tenia hace unos segundos solo desaparece.
 
-Tanjiro es mi único hermano- sentencia.
 
-Los muertos no cuentan- le recuerda con una sonrisa llena de puro cinismo, en tanto ella desea que esas palabras no sean ciertas, pero la realidad le escupe en la cara, anunciando que lo que dice Douma no es otra cosa que la absoluta verdad.
 
-Él es al único a quien puedo llamar así-  declara dándose la vuelta hacia otro lado. -Y eso será así hasta el final de mis días- se lo hace saber.
 
-¿No te molesta?- pregunta.
 
-Habla claro- exige.
 
-Él favorito de papá- le recuerda Douma
 
-¿Hablas de...
 
-Giyuu Tomioka-
 
Era él que ocupaba el primer lugar como miembro de esa familia retorcida, siendo este un asesino a sangre fría y un ser sin emociones.
 
Muchas veces superaba con las expectativas de Kibutsuji Muzan, además de que era el único que entre todos los hermanos podía conservar su apellido materno.
 
Las razones eran desconocidas incluso para él mismísimo Muzan, pero aquello no le importaba en lo absoluto al patriarca. Siempre y cuando Giyuu cumpla con sus obligaciones con exito y como próximo sucesor de la familia Kibutsuji. Muzan no metería sus narices donde no lo llamaban.
 
Para muchos Giyuu era la cúspide del éxito.
 
Para ella él no era otro que el asesino de su hermano mayor.
 
Todo habría sido diferente si tan solo Tanjiro, sin tan solo él habría...
 
Negó rápidamente con la cabeza.
 
Pensar en el pasado no traería de vuelta a su hermano, fue por eso que no lo penso mucho cuando se alejo de Douma dejándolo con la palabra en la boca y convenció a uno de los guardias que le dejara ver a su nueva mascota. Al principio Murata dudo en obedecer el pedido de Nezuko, pero todo dejo de tener sentido en cuando sintió que sus ojos pesaban y su cuerpo cayo patéticamente al suelo.
 
Nezuko murmuro unas suaves disculpas ante el guardia, a la vez le quitaba una de las llaves para ingresar al sótano.
 
Apenas abrió la puerta y lo que vio solo provoco que una suave sonrisa se forme en sus labios.
 
Ojo por ojo.
 
Diente por diente.
 
Sangre por sangre.
 
Muerte por muerte
 
Y...
 
Hermano por hermano.

-¿Te parece si hablamos un rato?-

Los insultos subidos de tono no tardaron en llegar.

-Tomaré eso como un sí- habló la muchacha ignorando las amenazas provenientes de aquel albino con cicatrices.

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¿Fin?

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