06: Una reunión calurosa
06: Una reunión calurosa
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Dos semanas después
Hace dos semanas que empezamos los retos con Aiden, dos semanas desde que estoy en su apartamento y no había venido a la empresa a cumplir mis deberes como jefa de recursos humanos.
Tuve que retomar mi trabajo porque tenía que entrevistar a los nuevos reclutas que elegí para ocupar las vacantes que se ofrecieron hace un mes. Cuando entre a la empresa junto a Aiden las miradas de asombro y los susurros estuvieron presente.
Todos saben que no me agradan los hermanos Barrett, así que viéndonos como amigos en dos ocasiones, fue bastante extraño para ellos.
Aiden:—¿Puedes venir a mi oficina? Necesito hablar algo contigo.
Cara:—Lo lamento señor Barrett, pero estoy en algo importante.
En lo que va de la mañana ya he recibido diez mensajes de Aiden pidiendo lo mismo, pero sé en qué terminará mi visita en su oficina y no quiero que nuestro juego se involucre en nuestro trabajo.
Aiden:—Sé que me estás ignorando, pero no lo harás todo el día, nos vemos en una hora.
Aiden:—Puedes estar tranquila, nos veremos en la reunión.
Idiota. Ignoro nuevamente su mensaje y pongo mi teléfono en silencio. Si sigo pendiente de sus mensajes no voy a concentrarme y debo tener la lista de elegidos en una hora.
Termino de descartar algunas CV mientras que aparto la de las personas que más llaman mi atención y que creo pueden ser un gran potencial para la empresa.
—¿Cuál es el nombre de tu amiga?
En el último minuto, decidí ayudar a Finn con la chica, tal vez no sea una holgazana y pueda darle buenos beneficios a esta empresa.
—Te dejé su CV con tu secretaria, espero que la tengas en cuenta porque ha sido tan sobresaliente como lo fuiste tú en tus inicios —me recuerda.
—Tal vez ya haya desechado su CV, ¿cuál es su nombre?
—Se llama Anie Moloney.
Recuerdo el nombre, fue una de las CV que aparte para presentar ahora en la reunión, la chica tiene buena recomendación y al parecer es tan sobresaliente en la universidad como lo menciona Finn.
—Creo que la deseche, buena suerte.
—Maldita perra —murmura.
—Imbécil.
Finalizo la llamada. No puedo decir que le haré una mala jugada, ya que la mujer es una de las mejores candidatas para el puesto de gestión de inventario aunque deberá estar con el actual gestor para que pueda capacitarla y en un año ella tenga conocimiento de toda la empresa y así pueda desenvolverse como se debe.
—Señorita, ya la están esperando en la sala.
Miro el reloj de pared y maldigo cuando me doy cuenta de que estoy llegando cinco minutos tarde, creí que tenía el tiempo contabilizado, pero al parecer las idioteces de Aiden y la pequeña conversación con Finn me quitaron más tiempo del que requería.
Cuando llego a la sala de juntas veo que está toda la familia Barrett y cuatro accionistas de la empresa por lo que presiento que esta reunión va a tardar más de lo que tenía previsto.
—Señorita King, la estábamos esperando —dice Aiden, su mirada recorre todo mi cuerpo haciendo que la piel se me erice.
Mi corazón da un vuelco cuando nuestras miradas se cruzan y es imposible apartarla. El verde de sus ojos me hipnotiza y solo hasta que la señora Orla menciona algo puedo dejar de mirarlo.
No puedo dejar que mis sentimientos hacia él se intensifiquen, no puedo permitirme que el odio que creí tenerle se convierta en otra cosa porque estaré jodida, ya que ese hombre no es mío, solo nos estamos divirtiendo por un mes y solo nos quedan tres semanas.
—¿Tienes los preseleccionados?
—Aunque solo tenemos cuatro vacantes, elegí a diez personas, son los que tienen el CV más completo, además tienen las mismas características que tuve yo cuando ingresé a esta empresa.
—No puedes compararte Cara, a ti te hemos preparado nosotros, mucho antes de que entraras a la universidad.
—Lo sé —digo.
Debatimos entre quienes serán las cuatro personas seleccionadas para ocupar los grandes puestos que se ofrecen. Tuve que intervenir cuando intentaron desechar a la amiga de Finn, la chica me llamó la atención desde que vi su currículo, no solo obtuvo una beca en la universidad, sino que a este punto ya terminó su carrera y está a nada de terminar su especialización.
—Es inteligente, deberíamos probarla un tiempo, tal vez sea de mucha ayuda —menciono.
Finn no se ha atrevido a decir una palabra porque sabe que si sus padres llegan a enterarse de que la chica es su amiga, ella perderá la oportunidad.
—Aiden, ¿qué piensas?
—Cara tiene una opinión buena sobre la señorita Moloney, entonces confió en su palabra, en los últimos años no hemos tenido ningún inconveniente con sus elecciones.
Siento como la mano de Aiden acaricia mi pierna haciendo que esta se cuele por debajo de la falta que llevo puesta. Retiro su mano lo más rápido posible y vuelvo mi atención al señor Rocher que está debatiendo entre dos chicos que tienen casi lo mismo en su CV.
—Yo creo que es suficiente —menciona el señor Callum poniéndose de pie—. Debo marcharme, pero estaré de acuerdo con lo que elijan el día de hoy.
El padre de Aiden abandona la sala y veo como los tres accionistas lo siguen.
—Cara, ¿puedo hacerte una pregunta?
Mierda, no quiero que me pregunte sobre lo que estoy haciendo con su hijo, eso es una vergüenza total y moriría si tengo que decirle que su hijo y yo llevamos dos semanas cogiendo como conejos.
—Claro —menciono, siento como mis mejillas se enrojecen y la sala se pone cada vez más pequeña.
—¿Estás segura de esta elección? No te estoy cuestionando, pero estas son las vacantes más importantes que hemos sacado en los últimos años.
—Sé que ninguno de ellos tiene experiencia de años en el puesto, pero estoy segura de que podrán desarrollar su trabajo de la mejor manera.
Mi corazón vuelve a su lugar y mis manos dejan de sudar. Creí que me haría otra pregunta a la cual no tendría una respuesta concreta.
—Entonces confió en ti.
—Espero no defraudar su confianza.
Me pongo de pie porque sé que la reunión ha terminado, cuando estoy a punto de salir, Orla me hace una invitación:
—Estoy organizando una cena para el miércoles, espero verte allí.
—Me queda difícil.
—Madre, allí estaremos, yo la llevaré.
—Muchas gracias.
Bajo a mi oficina. Antes de entrar le solicito a Shane una botella de agua. La puerta de mi oficina es abierta y creyendo que es Shane miro hacia ella, pero quien está sosteniendo el pomo es Aiden.
—Tenemos que hablar.
—No creo que tengamos algo de qué hablar.
—Yo creo que sí.
Siento como cierra la puerta y luego camina hacia mi escritorio donde se sienta invadiendo mi espacio como si fuera el de él.
—¿Qué quieres?
—Que mi mujer me dé unos minutos, ¿no se puede?
—Dos cosas —cruzo mis brazos y lo miro—No soy tu mujer, esto es un juego que acabará en tres semanas y segundo, no voy a mezclar eso en mi trabajo, no soy estúpida.
Sonríe como si lo que acabara de decirle fuera un completo chiste.
—Voy a dejarte en tu apartamento los siguientes dos días porque tengo que viajar —menciona.
Recorre mi escritorio y luego hace girar la silla donde estoy sentada.
—Quisiera llevarte, pero debes entrevistar a los novatos, además estaré muy ocupado.
Su mano acaricia mi rostro mientras que la otra se apodera de mi pierna descubierta.
—Aiden, pueden vernos —susurro.
—Cuando regrese te demostraré que eres mi mujer y que el tiempo en la empresa también podemos utilizarlo para divertirnos un rato.
Antes de que pueda mencionar algo, sus labios devoran los míos robándome el aire. En un par de segundos me tiene sobre el escritorio jadeando y rogando por más de lo que está haciendo. Me contuve por más de medio día, pero el imbécil logró seducirme y arrastrar mi tiempo en la empresa a esto.
—Quiero follarte sobre este escritorio —murmura—. Cada vez que lo veas sabrás que hice que te corrieras sobre el.
—Seño...
Mierda. Me bajo del escritorio y evito darle la cara a Shane, esto es lo que estaba tratando de evitar, no quería que los chismes se esparcieron en la empresa y ahora con Shane sabiendo nuestro secreto dudo que ella no lo diga.
Aiden me rodea con sus brazos e intento apartarme, pero me lo impide.
—Shane, puedes volver en un rato.
Siento como la puerta se cierra y mis mejillas arden el triple de lo que ardieron hace un rato.
—Esto es lo que estaba evitando —digo.
—En algún momento lo sabrán, porque tú eres mi mujer, mi prometida.
Con un gran impulso me separo de él, al parecer la cabeza se le jodió en algún momento de la noche para que esté diciendo esta ridiculez.
—No me mires así, te lo dije hace siete años, soy tu futuro esposo.
Me río sonoramente, pero al ver su tranquilidad y seriedad empiezo a creer que realmente jodió su cabeza.
—Ni siquiera me gustas —miento.
—Tengo un año para enamorarte, Cara.
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