VIII

El resto de la semana no volvieron a saber nada el uno del otro, ocupados con sus quehaceres y rutinas.

Compartían en este tiempo unos pensamientos relativamente parecidos, planteandose preguntas el uno del otro.

Si, se trataban como un misterio. Pero, ¿qué podía esconder una joven dependienta comparado a un hombre enmascarado? Cuestinaba Kiannah en su mente. Y, ¿que ocultaba una señorita que no paraba de sorprenderle? Erik se veía cada poco repasando cada frase, cada palabra que habían intercambiado. Se mostraba, expresaba tan madura y educada que esto casi parecía un papel que llevaba practicando años. Quizás fuera así.

La tienda disfruto de gran clientela las jornadas siguientes, el cambio de estación suponía ropa nueva y celebraciones a la vuelta de la esquina. Los ciudadanos querían vestir sus mejores galas al estilo europeo. Si la moda en París decía "ponte un sombrero de plumas del tamaño de una avestruz", la gente se lo ponía.

Este lunes se presentaba tranquilo según sus predicciones, la fiebre de las compras rebajaria con suficiente mesura como para no tener que estar a cien asuntos a la vez en la boutique.

Abrió sin falta a la hora de siempre, deseando tener una jornada en calma que le dejase organizar la semana.

Al poco tiempo la campanilla sonó, y sin haber salido del todo del cuartillo del almacén, la joven saludó.

-Buenos días señorita Kiannah.

-Buenos días Mr.Destler, es un placer verle. ¿Trae el pantalon?

Erik le pasó la prenda de vestir, indicando que reparaciones y ajustes precisaba. Kiannah apuntó sus ordenes explicitamente para que la costurera lo tuviera lo más claro posible.

-¿Podría tenerlo para el reparto del miércoles?

-Debería, me encargare personalmente de que la señora Miller realice su pedido de inmediato a su llegada.

-Se lo agradezco.

Ella le sonrió amablemente mientras buscaba el catálogo actualizado, recordaba que el caballero ante sí quería ver las nuevas adquisiciones. Cuando dio con este, se lo entregó.

-Las páginas marcadas son las que contienen los productos que puede encontrar en stock aquí. El resto de ellos se pueden pedir si así lo desea. Recibimos los martes y viernes.

-¿Alguna recomendación?

-Hay un traje que creo que podría ser de su gusto, Mr.Destler.

-Muestremelo.

Volvió al cuarto almacén a sus espaldas, no era tarea complicada hallar con la caja correcta ya que acababa de colocar el sitio. Puso el contenedor en el mostrador para abrirlo cómodamente y enseñarle la prenda.

-Los trajes de rayas aún están por hacerse lo último en moda, cuando algún señorito francés haga debut en uno, estallara la demanda. Pero por ahora poco circulan en el mercado.

-¿Cree que me queda bien?

-No tengo duda, es usted alto pero no muy delgado, asi que este estampado le favorecerá.

-¿Tanto se ha fijado en mi, señorita?

-Soy observadora con mi alrededor y clientes, Mr.Destler, es esencial para el rendimiento de la empresa estar al tanto de las necesidades y requisitos de los compradores. Tanto así como aconsejar correcta y honestamente, cuando se me pide.

Erik no respondió, acababa de perder el control de la situación a manos de una mujer capaz de mantener template frío pero educado.

Encontraba el traje de su gusto, necesitaba actualizar su armario y este podría ser un acierto.

-¿Le parece de su agrado?

-Si, creo que tiene usted buen gusto. ¿Le gusta la moda?

-Con sinceridad, no, al menos no la europea. Oriente me llama más la atención.

-¿Por ejemplo?

-La maestría detrás de los kimonos de las mujeres japonesas, son verdaderas obras de arte, sobretodo el conjunto de ellas y sus ropajes. O las vibrantes telas de color que salen de las indias. Parece otro mundo a parte del nuestro.

-Es otro mundo, se lo puedo asegurar.

-¿Ha estado usted?

-En mi juventud

-Reitero que es usted un hombre con suerte Mr.Destler, ¿es de allí el señor Nadir?

-Allí nos conocimos.

La chica asintió como encerrándose en su propia mente, quería seguir preguntando, pero ella misma lo habia dicho, no tenía sentido remover el pasado, y Mr.Destler debía de tener uno muy extenso.

Sin continuar el hilo de la conversación, Erik encargo el traje, el arreglo del pantalón, dos vestidos y una gabardina. Arreglaron que ella se lo llevaría todo el miércoles, y el se fue tras dejarlo pagado.

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