D.I.E.C.I.S.E.I.S

Jimin se despierta a la mañana siguiente, está bastante más cansado de lo usual, pero es normal puesto que la noche anterior salió tarde y, aunque solo estuvo fuera un par de horas, tampoco ha conseguido dormir demasiado bien.

La proposición de Jeon le ha mantenido bastante distraído toda la noche, el pensamiento de conseguir respuestas juntos ha despertado a viejos fantasmas que le impedían moverse las primeras noches. Le ha hecho recuperar ese pánico a que algo pueda pasarle, a que algo pueda salir mal, él estará solo si las cosas no van como solo él tiene planeado, y eso le aterroriza, por eso mismo la noche anterior tan solo estuvo un par de horas fuera, porque aunque veía a los policías caminar individualmente o completamente despreocupados le asustaba fallar y ser ajusticiado por sus preguntas sin respuesta.

Se levanta perezoso de su cama, realmente le encantaría quedarse en la cama durmiendo, pero debe ir a trabajar por muy pocas ganas que tenga de dormir hasta el día siguiente. Gukkie le sigue por todo el recorrido que hace por la casa, camina al lado de Jimin, quien no le habla como hace normalmente.

Jimin se bebe dos cafés antes de ponerle la comida a su querido gato, que maúlla contento por el alimento, el castaño solo puede negar con su cabeza divertido, ese gato parece más persona que él en ese momento. Camina hacia su habitación, donde se viste con el uniforme del trabajo que se llevó el día anterior para lavarlo; después coge todo lo necesario, llaves, dinero y su móvil, sale al salón, dónde ve la máscara sobre la mesa del comedor, tiene sentimientos contradictorios hacia esa máscara. Le gusta, pues es un regalo de la hermana de JungKook, pero la aborrece por la prisión que crea en su rostro, sin embargo no tiene elección y, con un suspiro, se pone la máscara antes de salir de su apartamento.

Cuando sale del edificio ni si quiera se molesta en mirar a su alrededor, toma su rutinal camino hacia la parada de autobús que no queda demasiado lejos de su casa, sin embargo escucha un pitido, como un aviso a su persona, decide no hacerle caso, está demasiado cansado, dormido y molesto consigo mismo por haber dado un paso atrás en cuanto a su valentía, como para girarse y responder al dueño del coche que toca el claxon tan insistentemente.

JungKook lleva diez minutos esperando a Jimin abajo, sin embargo, para cuando el castaño aparece en su campo de visión parece decaído y perdido en sus propios pensamientos, tanto así que incluso a pesar de que presiona el claxon de su coche tantas veces que, por un momento cree que va a quemarlo, ni si quiera se gira para mirar al autor de ese sonido.

 —Espero que solo esté medio dormido...— susurra el peli-negro para sí mismo, como un deseo, no quiere pensar ni creer que Jimin no quiere verle o hablar con él. 

Pone su coche en funcionamiento y, despacio, se sitúa junto al menor.

—¡Jimin!— el castaño por fin reacciona al sonido del claxon, pero solo por haber escuchado la voz de JungKook llamándole, mira hacia el coche junto a él y ve al causante de sus escasas y malas horas de sueño, a pesar de eso, le sonríe y se acerca a la ventanilla del copiloto.

—Buenos días JungKook. — saluda, con una pequeña sonrisa.

—Buenos días a tí también, Jimin.— internamente JungKook se muere por poder ponerle un mote y saludarle de esa manera.—Parece que no has dormido demasiado bien...— Jimin se sorprende ante las palabras del más alto, ¿cómo lo ha sabido?  

—Lo que me sorprende es que tú no tengas sueño. — Jimin sonríe mientras JungKook le abre la puerta de copiloto desde su asiento, invitándole a entrar y sentarse.

—Claro que tengo sueño Jimin-shi.— Jimin entra en el coche y se sienta, sonrojándose a los segundos de escuchar ese apodo.—Lo bueno es que un café me despierta fácilmente.— el coche se pone en marcha hacia el sector nueve, donde su jefe les espera impaciente a pesar de que aún queda casi una hora para abrir y media hora para que ellos fichen.

Durante el camino hasta la cafetería ambos hombres hablan sobre diferentes cosas, pero evitando por completo los temas de los que ambos desean con demasiada fuerza, Jimin se muere por preguntarle qué son en ese momento pues aunque le de vergüenza aceptarlo  lo único que desea con toda su alma es volver a sentir lo que sintió hace unos días, con completo deseo erizando su piel cada vez que lo recuerda, con anhelo cada vez que recuerda el roce entre ambos labios y, aunque JungKook no piensa diferente tiene algo más importante en mente, quiere preguntarle si se a planteado su respuesta, no solo para poder pasar más tiempo juntos, para él es una forma de tenerle cerca y poder protegerle de cualquier daño que pudiese sufrir, ¿pero cómo ambos preguntan por ello? 

Definitivamente ninguno es capaz de expresarse con temas tan cuestionables socialmente porque, aunque puedan llegar a odiarse por ello, vivir en una sociedad que critica al diferente, al que ama a las personas de su sexo, a la que se cambia el género y asesinan al que se muestra tal y como es, realmente es difícil no mantener contigo algunos de los pensamientos que acepta la sociedad, a Jimin, le afecta el miedo a pedirle ser algo más al peli-negro junto a él, a JungKook le aterra lo que pueda pensar Jimin si se entera de que su propuesta va más allá, que no es solo para conseguir las respuestas que ambos quieren sino para protegerle a él.

Al final llegan al pequeño local en el que se encuentra su viejo jefe ya esperando, ambos salen del coche y, aunque intentan no hacer caso a los gestos y soniditos de repugnancia que emite el anciano, es difícil, sobre todo si el hombre no tiene ni el más mínimo interés o cuidado en ocultar su desagrado.

Ambos jóvenes le saludan con una reverencia de noventa grados que acepta el anciano, enseguida les pide que entren y que vayan a prepararse para su jornada laboral, Jimin acepta que tiene suerte ya que su jefe no se ha dado cuenta de que va vestido con el uniforme del trabajo, pues sinceramente no le apetece ponerse a limpiar el local o a colocar las mesas y las sillas él solo. Juntos entran a la pequeña salita, donde JungKook comienza a desvestirse para ponerse el uniforme que tiene dentro de su pequeña taquilla, guardando en ella todo lo que no cree que necesite durante su turno, como su cartera, las llaves de su coche y las de su casa, Jimin por su lado también aprovecha para guardar sus cosas en su propia taquilla, ambos conservan sus móviles en sus bolsillos.

—Jimin, hoy trabajaré solo hasta las tres y media o cuatro, esta noche trabajo.—  el tono de voz suena apagado, pero así es como se siente, JungKook realmente desearía quedarse todo el día en ese bar de poca monta ayudando al castaño, para después llevarle a casa.—No podré llevarte a casa esta noche.— se disculpa.

—Oh...¿ya ha terminado tu baja?— Jimin está claramente preocupado, las vendas de los brazos y el pecho de JungKook aún no han desaparecido y duda que sus heridas lo hayan hecho, sin embargo ve asentir al más alto, escuchando seguidamente un suspiro cansado por su parte.

—Es un asco, en una semana es imposible que las heridas sanen correctamente.— sin embargo cuando a terminado de calzarse se levanta del banco en el que estaba y señala la puerta a su acompañante.—Es lo que hay, ¿vamos?—  Jimin asiente, sintiendo un pequeño nudo en su estómago, ¿por qué? 

Mientras el jefe se adentra en su despacho ambos chicos comienzan a preparar el bar para su apertura, cuando han terminado de colocar las mesas y las sillas, limpiado el suelo y las ventanas, colocado las bebidas alcohólicas y todo lo necesario se apoyan en las mesas, uno frente al otro, cada uno con una bella sonrisa siendo escondida por ambas máscaras.

—Saldré a fumar ahora, ¿vienes?—  Jimin parece pensárselo un momento pero... ¿puede si quiera resistirse a la vista del cigarro atravesando esa máscara hasta llegar a sus labios, esos que ya se conoce casi de memoria? No.

—Claro.—  ambos salen del local, quedando frente a la puerta, JungKook saca un cigarro de la cajetilla junto a un mechero, le ofrece uno a Jimin, que lo acepta gustoso.—Se supone que dejé de fumar hace ya unos...— piensa durante unos minutos, haciendo la cuenta.—dos años.— los dos ríen.—Eres una mala influencia Jeon JungKook.— bromea y ve negar al más alto, echando el humo a través del orificio de la boca. 

—Tal vez lo sea realmente.— su tono es plano, le está dando vueltas al mismo tema constantemente pero tampoco se atreve a preguntar, no quiere presionar al menor.

—He estado mirando el precio del apartamento que hay junto al tuyo.— Jimin decide hablar sobre ese tema pues, aunque las palabras del pelinegro le han dejado bastante en shock y los silencios que se crean entre ambos no son incómodos prefiere poder escuchar su voz una vez más. Escucha un pequeño sí por parte del más alto, por lo que decide continuar. —Tengo el dinero suficiente ahorrado... por lo que me gustaría mudarme esta semana.

  —Eso es apresurado, ¿no crees?— Jimin no esperaba esas palabras, se desanima un poco pero asiente mientras le da otra calada al cigarrillo entre sus dedos.—No has comparado precios, no sabes si puede haber otro más barato.— por un momento el castaño cree que JungKook no quiere ser su vecino y eso le entristece.  

  —Me gusta la zona, el edificio parece en buenas condiciones y el apartamento es barato, no necesito saber más.— JungKook está feliz pues el castaño quiere ir a vivir al mismo bloque que él sin embargo sabe que, por no haber comparado precios antes ahora se encuentra en esa situación, viviendo en un apartamento un poco más pequeño que el suyo y ganando lo justo.

  —Yo no soy quien para decirte que no te mudes, pero a veces es mejor buscar un apartamento que se ajuste un poco a tu sueldo.— JungKook gira su cabeza y mira al castaño, que está a punto de terminarse el cigarro, igual que él.—Pero si estás tan decidido supongo que necesitarás ayuda para colocarlo todo, ¿no?— Jimin asiente con vagueza aunque internamente desea saltar sobre ese sexy policía.

—Sí, me vendría bien.— su tono de voz es algo coqueto, cosa que el castaño no tarda en notar, sonríe bajo su máscara, tratando de apartar las imágenes de la primera y última vez que estuvieron en su casa, siente cómo comienza a crearse una pequeña erección en sus pantalones.

JungKook le da una última calada a su cigarro y lo tira al suelo, tratando de despejar un poco sus sucios y descarados pensamientos. 

—Entonces te ayudaré si quieres.— el castaño asiente, tirando la colilla al suelo.

—Me harías un gran favor, la verdad.— ambos se sonríen, demostrando mil sentimientos que son escondidos bajo las máscaras y que ninguno de los dos logra entender.      



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Hola mis personitas!!

Aquí tenéis el nuevo cap.

Espero que os esté gustando.

Nos leemos en la próxima!!

Darkest_Light_Soul.

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