Capítulo 50

Tomamos nuestros lugares en el avión, claramente Jen me hizo sentarme junto a Aspen mientras ella se sentaba junto a Theo. No es como si tuviera algún tipo de problema, en realidad, siempre y cuando yo esté en el lado de la ventana, y justamente ese es mi asiento.

—Entonces, ¿qué planeas hacer durante veinte horas de vuelo? —preguntó Aspen al sentarse junto a mí.

—Tengo toda una serie que terminar, ya todos los capítulos están descargados así que... lo siento —me puse los audífonos y preparé mi celular.

—¿Me vas a abandonar por un anime?

—Am, sí —sonreí y le puse play a mi serie.

No pasó ni dos segundos cuando Aspen me arrebata un lado de mi auricular para colocárselo él.

—Hey.

—Justo estoy viendo ese anime —comentó.

De repente dejó caer su cabeza sobre mi hombro, me sentí tensa pues ahora no quería moverme para no incomodarlo. Sonreí levemente y suspiré profundo para calmar mis nervios y prestar atención a la serie.
Dejamos de escuchar a los demás a nuestro alrededor para adentrarnos plenamente en el anime, incluso estuvimos a punto de perdernos la comida por no hacer caso a lo demás. Hicimos unas cuantas pausas obligados pues no queríamos dejar de ver la serie, hasta que miré por la ventana y me quedé viendo por esta, sonriendo por la maravillosa vista.

—Es genial —murmuré.

Aspen pausa la serie por mí y mira lo mismo que yo.

—Lo es —respondió con una sonrisa.

Quería volver a ver la serie pero dejé escapar un bostezo sin darme cuenta. Traté de continuar pero Aspen hace que deje mi celular a un lado.

—Hey —reclamé empezando a sentirme adormilada.

—Aún nos faltan horas, será mejor que descanses un tiempo.

—Pero aún no termina el capítulo.

—Lo terminarás en otro momento.

Hice una mueca de protesta pero Aspen hace que apoye mi cabeza en su hombro, se sentía cómodo. Suspiré derrotada y entonces fui cerrando los ojos mientras él se encargaba de acomodarnos para que pudiera dormir mejor, al final terminé haciéndolo, dormí por todo el resto del viaje pues realmente estaba cansada. Apenas desperté por las caricias de Aspen, no quería pero debía bajar del avión junto a los demás. Él me guio para que no cayera, seguía adormilada.

—Ay, nena, ¿no puedes darte cuenta? ¡Estamos en Cancún! ¡Despierta! —grita Jen emocionada.

—Quiero una cama —murmuré bajando por las escaleras del avión tras ella y Theo.

Jen rueda los ojos y decide dejarme al cargo de Aspen. Fuimos a buscar nuestras maletas pero antes de que yo pudiera agarrar la mía, la mano de Aspen la alcanza primero.

—Oye, esa es mía.

—No... ¿en serio, princesa? No lo sabía —me sonríe mientras lo fulminaba—. No confío en que puedas cuidar de tus cosas así de dormida como estás.

—¿No confías en mí entonces? —hice ojos de cachorro pero él niega con la cabeza.

—Nop. Andando.

Bufé pero terminé por hacerle caso. Aunque... no tener que llevar mi maleta era un beneficio para mí.

Todos nuestros compañeros se atropellaban entre sí para llegar al hotel en donde nos íbamos a hospedar, rápidamente cada uno dio con su tarjeta de acceso a su habitación, obviamente a Jen y a mí nos toca en el mismo cuarto. Fuimos a dejar nuestras cosas y prepararnos porque lo primero que todos haríamos era ir a la playa.

—¿Estás segura de usar esto? No deja mucho a la imaginación... —comenté mirándome en el espejo del baño con gran vergüenza.

—Por supuesto, te aseguro que tu novio me lo agradecerá.

—¡No es mi novio! —solté aún más sonrojada y apenada.

—Por ahora —estaba segura de que estaba sonriendo—. Pero... si no quieres salir así puedes usar la falda, sé que sería difícil para ti.

Me quedé en silencio, ambas sabemos que esto era por mis cicatrices. Realmente quería no darles importancia y salir a relucir mi cuerpo, como dice Jen, pero... es difícil, aunque quisiera ser valiente.

Bufé. Volví a mirarme en el espejo y suspirar resignada antes de ponerme mi ropa sobre el traje de baño y salir. Jen sonríe ampliamente y prácticamente me jala hasta fuera de la habitación, en la recepción del hotel nos encontramos con Aspen y Theo quienes nos acompañaron hasta la playa que estaba justo en frente del hotel.

—Dejemos nuestras cosas aquí —comentó Theo apoyando su bolso.

Todos lo imitamos, tendiendo nuestras toallas sobre la arena, aunque Jen consiguió una sombrilla para colocarla sobre nuestras cosas. Ella se quita su ropa para estar en su traje de baño sin problemas ni pudor, pero yo dudaba. No quería que los demás vieran mis cicatrices... De nuevo el miedo me invadió.

—Vamos, corazón. Deja de ser penosa y quítate la ropa —me anima Jen riendo leve.

Miré a Aspen a la vez que levemente llevaba mi mano hasta aquella zona y bajaba la mirada. Él rápidamente se acerca a mí e intenta animarme.

—Hey, princesa... está bien. No tienes que mostrarlas si no te sientes cómoda —comentó— ¿No puedes meterte con el short puesto?

—Tengo una falda en realidad para esto... —murmuré por lo bajo.

—Entonces póntela, te sentirás más cómoda —acarició mi mejilla y besó mi frente con suavidad.

Mi sonrojo se hizo evidente, pero suspiré profundo y aguanté la respiración por unos segundos antes de empezar a quitarme el short, tratando de dejar a un lado el miedo.

—Será mejor así, la falda mojada molesta —comenté.

Aspen me mira como si estuviera sorprendido pero feliz por mí, Jen en realidad parecía una mamá orgullosa al verme así, Theo en cambio, parecía sorprendido pero a la vez preocupado... pues él no tenía ni idea de esto; Jen lo agarra para distraerlo y yo suspiré de nuevo para calmarme. Dejé caer el short hasta la arena y luego me quité la camisa que me había puesto. Escuché a Jen aullando por mí, haciéndome sentir más avergonzada que ni siquiera podía mirar a los chicos.

—¡Eso! ¡Presume, nena! ¡Presume! —Jen me abraza con fuerza y me zarandea.

—Ay calla —cubrí mi rostro con una mano—. Mejor ayúdame a ponerme el bloqueador.

—Uy, no puedo, yo también debo hacerlo —ella se acerca a su bolso y saca el bloqueador para luego acercarse a Theo y susurrarle al oído. Este rápidamente sonríe y agarra el bloqueador mientras Jen se recuesta.

—Traidora —murmuré, pero entonces escuché una risa pequeña a un lado.

—Si me lo pides, también puedo ayudarte —Aspen susurra en mi oreja mientras sus manos toman mi cintura—. Te ves tan bien, princesa... Este bikini te queda fantástico.

Mis mejillas arden con fuerza pero Aspen no pierde el tiempo en girar mi rostro y besar mis labios, suspiré distraída gracias a su sabor, enredé mis brazos en su cuello y él sus manos en mi cintura.

—¿Me ayudas con el bloqueador? —me animé a preguntar.

—Por supuesto que sí, princesa.

Sonreímos sobre los labios del otro, él me hace acostarme sobre mi toalla extendida y agarra el bloqueador que yo había traído. Lo aplica por mi espalda haciéndome estremecer por el frío de la crema, esparce esta por mi piel haciéndome masajes que me hicieron sentir más relajada. Pero no solo se quedó en mi espalda, Aspen aplica más bloqueador en sus manos y entonces las posa en mi trasero sin vergüenza.

—Oye, estamos en un lugar público —dije rápidamente.

—Lo sé, pero eso no quita el hecho de que aquí también necesites bloqueador... —de repente se acerca a mi oreja de nuevo—. De la única forma en que tendrás esta zona de color rojizo será por la marca de mis manos... nada más.

Tragué con dificultad mientras Aspen ríe y muerde mi oreja antes de enderezarse de nuevo y volver a masajear mi trasero. Baja por mis piernas y masajea de a una, pero al completo. Al terminar y darme vuelta lo vi volviendo a agarrar el bloqueador.

—Yo... puedo hacerlo desde aquí —comenté.

—Claro, pero no me negarás que en realidad quieres que yo lo haga, ¿o sí? —sonríe de lado haciéndome imposible mantener su mirada.

No respondí, volteé a ver hacia cualquier otro lado mientras Aspen esparcía el bloqueador por mis piernas de nuevo, esta vez en la delantera. Sube hasta mis muslos, acariciando la cara interna de estos y rozando apropósito mi intimidad.

—¡Hm! —jadeé leve por la sorpresa y él ríe un poco por aquella reacción.

Sigue esparciendo el bloqueador, subiendo por mis caderas hasta mi cintura, acariciando mi abdomen. Realmente esto me causaba tanta vergüenza solo por el hecho de que estábamos en un lugar público y cualquiera podría vernos, pero si no fuera así... hasta pediría algo más que solo un masaje...

Aspen vuelve a subir, acariciando mi piel hasta la zona del pecho. Pasa por los costados los rodea por arriba, acaricia el centro y luego mis hombros y brazos. Suspiré tratando de controlarme, pero me sobresalté cuando con ambos pulgares presiona mis pezones como si fueran botones a la vez que besa mis labios con intensidad.

—Se han puesto duros, princesa... Incluso se marcan a través de la tela —sonríe—. Te está gustando, ¿no es así?

—Es tu culpa por hacer esto con segundas intenciones —respondí fingiendo molestia y tratando de ocultarme.

—No puedo evitarlo, eres tan sexy...

Una de sus manos se adentra en mi brasier pero rápidamente la agarré y la quité alterada, miré a todos lados pero ni Jen ni Theo estaba aquí. Suspiré aliviada pero no tardé en fulminar a Aspen.

—Estás loco. No hagas eso estando aquí. Nos podrían ver.

—Pff, no me dejas divertirme —bufó frustrado.

Rodé los ojos con una leve sonrisa y decidí besar sus labios en compensación.

—Está bien, pervertido... es tu turno de ponerse el bloqueador.

—¿"Pervertido"? Me ofendes, princesa.

—Pues lo eres —negó con la cabeza pero entonces se quitó la remera y se acostó en mi lugar—. ¿No te importa que los demás vean tus cicatrices?

—No en realidad. Pienso que sería una pérdida de tiempo tratar de ocultar algo como esto tan visible —comentó suspirando tranquilo—. Además, a las chicas les parece hasta atractivo, siempre me lo dicen, pero jamás preguntan, menos las que se acostaron conmigo. Así que no hay de qué preocuparse.

Sin poder evitarlo hice una mueca, ¿me había molestado su comentario? Pero no es la primera vez que dice algo así...
"Las que se acostaron conmigo..."

Negué con la cabeza para quitarme aquel pensamiento. No quería ser celosa, después de todo ni siquiera somos novios. Es verdad... No somos nada oficial. Hemos compartido nuestros sentimientos pero no somos nada. ¿Qué significa eso? ¿Él se seguirá acostando con otras mujeres? Nada se lo impide después de todo.

Me dediqué a esparcir el bloqueador por su espalda, sintiendo los relieves de sus cicatrices pues ya sus heridas se habían curado. Al igual que él, le apliqué bloqueador, no solo en la espalda, sino también en las piernas y brazos. Se dio vuelta al acabar con la parte de atrás y yo empecé a esparcir la crema por su pecho.

Aspen me mira, pareciera notar mi falta de atención porque levanta una mano y acaricia mi mejilla, haciéndome reaccionar.

—¿Ocurre algo, princesa? —preguntó.

—Nada, ¿por qué habría de ocurrir algo? —respondí agarrando el pote de bloqueador y llenando más mis manos.

—¿Ha sido algo que he dicho? —volvió a cuestionar, asegurando que me pasaba algo.

Negué con la cabeza y sonreí para darle a entender de que no pasaba nada. Acaricié su pecho y me incliné sobre él para besar sus labios mientras bajaba mi mano hasta su abdomen marcado.

—No pasa nada, Aspen... puedes calmarte.

Él suspira al sentir mi mano más abajo, tocando su V pues allí llegaba el elástico de su bañador. Acarició mi mejilla mientras yo volvía a unir nuestros labios y acariciaba su piel.

—Te creeré por esta vez —respondió.

Sonreí. Volví a concentrarme en aplicarle bloqueador hasta acabar. Ambos nos levantamos y fuimos hasta el agua, donde estaban todos los demás.

—¡Al fin! ¡Pensé que ya se iban a quedar allí toda la tarde! —exclama Jen.

—Ahí tienes para que sepas lo que se siente —le salpiqué agua y ella no tardo en vengarse hasta que ambas nos habíamos metido en una pelea de agua.

—¡Wou! —ambas nos sobresaltamos cuando de repente Jen estaba en los hombros de Theo y yo en los de Aspen.

—Vamos, Jen. Enséñale que tú mandas —dice Theo.

—Princesa, demuéstrales que te mereces ese título y húndelos.

Jen y yo sonreímos antes de empezar con los empujones. Realmente los hombres tenían mucha fuerza para mantener el equilibrio, Aspen se aferraba a mí como si nuestras vidas dependieran de ello y yo también ponía de mi parte para derribar a Jen, pero ninguna cedía. Esto iría para rato.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top