Capítulo 43
Sé de una persona a la que le dijeron que vaya a una fiesta y dijo que sí porque en el momento se sentía con ganas de salir, pero que ahora prefiere quedarse en su casa a ver anime o hacer cualquier otra cosa en lugar de salir de su cama... ajá, adivinaron: yo.
—Vamos... ¡ya estás vestida! —Jen estaba tratando de arrastrarme— ¡No desperdicié mi tiempo y valioso maquillaje en alguien que al final no saldrá!
—Si lo piensas bien, te sirve para practicar, no es necesariamente un desperdicio —mencioné mientras me agarraba de cualquier cosa para no salir.
—¡Ellie! —me regaña ella pero en ese momento le llega una notificación al celular—. Tendrás que ir porque los chicos ya están abajo.
Dejé escapar un fuerte quejido ya que ahora sí que no tenía opción. No podía dejar a Aspen solo con esos dos que seguro van a desaparecer juntos en cuanto lleguen al boliche. Jen sonríe triunfante mientras salimos de su casa hasta ver a los chicos que llegaron en el auto de Aspen. Jen no tarda en abalanzarse sobre Theo para empezar a literalmente devorar su boca como lo hace casi todo el tiempo.
Sentí mis mejillas arder así que aparté la mirada hacia Aspen, quien no dejaba de mirarme de pies a cabeza.
—¿Q..Qué me ves? —pregunté cruzándome de brazos.
Aspen se acerca hasta a mí con pasos lentos que hicieron de este ambiente más tenso, mi corazón se aceleró y él se acercó hasta que sus labios rozaron mi oreja y mi corazón se acelerara.
—Estás realmente hermosa, princesa —besa mi mejilla que ya se estaba notando más sonrojada que antes.
—¿Verdad que sí? Y tú que ya no querías salir —me expone Jen.
—¡Jenny! —la regañé antes de rodar los ojos y resoplar—. Bueno, ¿nos vamos ya o qué?
—Vamos, por supuesto.
Aspen llega hasta el lado del copiloto y abre la puerta para mí, me subí con un leve "gracias" antes de que cerrara la puerta. Los demás se suben y Jen me molesta por las acciones de Aspen siendo un total caballero conmigo. La ignoré y en cuanto Aspen sube al auto lo pone en marcha.
No tomó mucho tiempo llegar al boliche, estaba cerca de lo de Jen. Aspen estaciona y todos bajamos siendo Theo inmediatamente apartado por Jen quien lo jaló hasta adentro con prisa. Aspen y yo entramos juntos y al instante me habían llegado diferentes olores fuertes además de la música retumbando en mis oídos. Sí... en definitiva aún no me acostumbro a todo esto.
—Vamos —Aspen toma mi mano al darse cuenta de lo pesado que era el ambiente para mí.
No se comparaba con las fiestas de la escuela, aquí todo se lleva a un nivel extremo, incluidas las drogas, los fumadores y demás. Me aferré a la mano de Aspen para no perderlo, él me guía como si ya conociera el lugar a la perfección. Me lleva hasta la barra de tragos, donde nos sentamos en los taburetes y él nos pide, una daiquiri para mí y una margarita para él.
—Solo por si las moscas... no te embriagarás y te me tirarás encima como la última vez, ¿verdad? —él enarca una ceja.
—¡P..Por supuesto que no! —aparté la mirada avergonzada mientras él se reía de mí—. Eso no volverá a pasar.
—Me quedo tranquilo entonces, no podría aguantar otra vez con tanta tentación cayendo sobre mí. Ni que fuera un Santo, princesa.
Me sonrojé de nuevo mientras él reía hasta beber de su trago. Tomé del mío y suspiré profundo. No tomé ni medio trago para ayudarme a hacer desaparecer estos nervios que siento porque no quería pasarme hoy, pero quería bailar... Sin embargo, sabía que si lo hacía lo haría como un tronco y no quería humillarme así frente a Aspen. ¿Qué hago? Se aburrirá en cualquier momento. ¿Me dejaría sola si se cansa de estar aquí en lugar de hacer algo? ¿Por qué me estresa tanto estar en silencio con él?
—¿Qué haces? —Aspen me sorprende con su pregunta, vi hacia donde él estaba viendo y noté que estaba amenazando mi brazo con mis uñas. La apartarte enseguida.
—Nada, nada. No pasó nada, no he perdido —dije al instante.
—Seguro... —sonríe de lado, bebe de nuevo pero se gira hacia mí y sorpresivamente también me gira a mí, acorralándome en el taburete— ¿En qué estás pensando que te hace querer volver a eso?
—No he hecho nada y tampoco estaba pensando en nada —aparté la mirada pero él me la regresó con sus dedos atrapando mi barbilla.
—Y se supone que debo creer eso.
—Pues sí, así funciona la confianza, ¿no?
Aspen no responde, solo asiente lentamente, para nada convencido. Volví la vista al frente y agarré mi bebida para tragar más de esta. Aún no estoy suficientemente suelta.
—Disculpa... —no fue a mí pero aun así volteé a ver como una chica muy guapa se acercaba a Aspen— ¿Te gustaría bailar?
¡¿Cómo pueden hacerlo ver tan fácil?! ¡Ella, que ni lo conoce, no siente pena de pedirle bailar! Y yo... que hasta me desnudé frente a él... no puedo pedirle ni siquiera eso.
Mordí mi labio inferior y aparté la mirada con frustración. Tampoco me gustaba que una chica tan hermosa me causara estas inseguridades... Negué con la cabeza para mis adentros y bebí un poco más para distraerme. Estaba segura de que Aspen le diría que sí ¡Joder hasta yo le diría que sí, y de lesbiana no tengo nada! Se nota que esta chica voltea a todos a su antojo. ¡Ahora imaginen lo que hace con un tipo como Aspen!
—Lo siento, pero no, gracias.
—¿Eh? —ambas, la desconocida y yo, volteamos a ver a Aspen con sorpresa pero él sonríe y apoya su brazo sobre mis hombros.
—Ya estoy muy bien acompañado.
La chica me mira con sorpresa, yo estaba igual. Ella asiente comprendiendo y se aleja para volver donde sus amigas. Yo miré a Aspen que bebía de su trago con tranquilidad, manteniendo su brazo sobre mis hombros.
—¿Por qué no aceptaste? —cuestioné. Ni yo misma sabía por qué se lo preguntaba.
—Princesa, esa pregunta es bastante tonta —él se fija en mí— ¿Por qué te dejaría de lado si solo vine por ti?
—E..Es que... bueno, no estamos haciendo nada y tú seguro quieres bailar —murmuré pero resoplé y cubrí mi rostro—. Por Dios, debo dejar de hacer esto.
Debo dejar de mostrarle mis temores y hablar sobre lo que me vuelve insegura. Aspen no necesita a alguien que dude de todo lo que hace o piensa, necesita de una chica como esa que se acercó sin miedo. Siento que algún día lo hartaré de tanto sobre pensar.
—Maddie —Aspen me hace mirarlo antes de estampar sus labios contra los míos y dejarme sin aliento rápidamente—. No tienes que pensar solo en lo que yo quiero hacer, si tú quieres quedarte aquí está bien. No tienes que forzarte a nada por como la otra persona se siente según lo que tú crees.
Resoplé cansada de que pueda leerme como a un libro abierto. Odiaba que pudiera saber lo que pensaba, exactamente como lo pienso, pero... a la vez es un alivio, pues me ayuda a no tener que decirlo yo. Observé mi vaso apenas tocado por mis labios y luego vi a Aspen y cómo volvía a darle un trago al suyo... Quizás había perdido la vergüenza solo un poco por el efecto que el alcohol comenzaba a hacer... -lo cual descarté enseguida porque no había bebido nada y mi tolerancia al alcohol no era tan deplorable-, pero tomé el rostro de Aspen entre mis manos y uní nuestros labios, él se sorprende pero yo bebí del trago en su boca y me separé relamiendo mis labios.
—Mm... Está bueno —comenté.
Aspen sonríe con sorpresa pero entonces vuelve a agarrar su bebida y llevar el borde de la copa a sus labios.
—Creo que no lo has probado bien, princesa. Permíteme hacerlo mejor.
Bebió y tomó mis mejillas con una mano para acercarme y volver a besarme. Tragué de nuevo su bebida aunque un par de gotas cayeran por mi barbilla. Aspen se separa solo un poco para lamer aquellas gotas antes de regresar a mis labios.
—Tienes razón... ahora sí que lo he probado bien —sonreí.
Hice que nos levantemos de nuestros asientos y estiré a Aspen hasta donde todos estaban bailando. Quizás solo debo hacerlo, si dejo de pensar tan negativamente podría llegar a sorprenderlo como espero hacer. Enredé mis brazos por el cuello de Aspen y moví mi cuerpo como las chicas a mi alrededor. Él baja la mirada mientras posa sus manos en mi cintura y sonríe ampliamente, empezó a moverse junto a mí, siguiendo mis movimientos o guiándome en otros.
Incluso, luego de ya haber perdido toda esa vergüenza, me di vuelta hasta pegar mi espalda a su pecho y claramente mi trasero a su entrepierna. Me incliné hacia adelante mientras él apretaba su agarre en mi cintura. No era mala bailando, solo necesitaba perder la vergüenza al hacerlo, en realidad... bailo muy bien. Y al parecer a Aspen le encantan mis movimientos.
Volví a enderezarme y girarme hacia él, Aspen me presiona contra su cuerpo, levanta mi barbilla y se acerca hasta besarme un segundo en los labios y seguir hasta mi cuello.
—Princesa... creí que no ibas a ponerme en un aprieto —dice contra mi oreja haciéndome estremecer.
—Solo estoy bailando —reí inocente—. No tiene nada de malo.
—Por supuesto que no, lo haces tan bien que me la has puesto dura —presiona mi pelvis contra la suya para hacerme sentir el gran "amigo" que tiene allí. Además de eso, su forma tan directa de hablar me hizo sentir el rostro sonrojado, pero sonreí.
Seguí moviéndome contra él, que suspiraba profundo para calmarse. Besé sus labios con intensidad y luego bajé lentamente hasta arrodillarme al ritmo de la música, él miró hacia arriba, como si estuviera rezando. Volví a levantarme con diversión en mi rostro, lo tomé de la mano y lo jalé junto a mí para alejarnos de las demás personas que bailaban.
—Esto te encanta, ¿no es así? —cuestionó resoplando.
—Bastante, sí —me acerqué a sus labios—. Si quieres... podemos ir a...
—Maddie... —bufé por su tono de voz y su ceja enarcada.
—No estoy ebria —sentencié.
—Eso lo diría una persona ebria.
Rodé los ojos y entonces lo hice caer sobre un sillón en una esquina. Me posicioné sobre su regazo, sintiendo perfectamente su bulto contra mi ropa interior bajo la falda del conjunto.
—Y... la Maddie sobria no creo que haría esto sin morirse de vergüenza en el intento —sonríe Aspen.
—Oh, créeme que lo estoy. Ahora mismo estoy muriendo de la vergüenza y probablemente miedo igual.
—Entonces, ¿por qué insistes? —preguntó.
—Porque una vez alguien me dijo... que si se trata de algo que yo quiero hacer en verdad, debo hacerlo, da igual el miedo.
—Usas mis frases a tu favor. Eso no es justo.
Reí levemente y apoyé mi pecho sobre el suyo. Aspen bajó la mirada sin pudor y observó como el vestido favorecía mis senos, cerró los ojos y bufó frustrado, estaba dudoso y seguramente me diría que no. Así que besé sus labios unos segundos antes de llegar a su oreja.
—Por favor, Aspen... ¿Qué puedo hacer para que sepas que estoy sobria?
—No lo sé, Maddie... No quiero creer que lo estás y que mañana no puedas ni verme al rostro.
—Te prometo que no pasará.
—Prometiste recordar todo lo que pasó aquella noche y hay cosas que olvidaste.
—No lo he hecho —respondí—. En su momento quizás sí, pero he recordado... —me acerqué a sus labios— ¿Por qué crees que hago esto? Sé que me deseas tanto como yo a ti, lo has dicho esa vez. Te gusto y tú me gustas a mí, Aspen.
—Repite eso.
—¿Que me deseas? —sonreí jugando con él, negó con la cabeza y sujetó mi barbilla con delicadeza.
—Lo último —suspiró contra mis labios.
—Me gustas, Aspen.
Su sonrisa dura poco porque unió nuestros labios con una pasión desbordante. Sus manos apretaron mi cintura y bajaron hasta mi trasero, jadeé contra sus labios cuando me apretó contra su miembro y este presionó mi intimidad; me sentía hormigueando allí e incluso llegaba a ser molesto y un poco doloroso. Me separé de Aspen y volví a su oreja.
—Por favor... vámonos de aquí.
Esa fue la gota que colmó el vaso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top