Capítulo 2.2 Una promesa de por vida.

El lunes llegó inevitablemente. Tenía que volver a clases, y aunque de mala gana tenía que asistir. Se acercaban los exámenes finales, y no importaba qué, tan solo debía pensar en aprobarlos y pasarlos.

Durante las clases todo parecía normal, además el día transcurrió tranquilo, demasiado tranquilo para su gusto. Deku, que siempre se acercaba a conversar con él comentando distintos puntos de vista de los temas, o algún programa de la tele, hoy ni si quiera lo miraba. Tan solo estaba sumergido en sus pensamientos, mirada triste, al igual que su semblante daban a entender que lo estaba pasando mal. Seguro se debía a lo que pasó el fin de semana, Katsuki sabía perfectamente que este se culpaba. Pensaba que había sido el causante, sin embargo Katsuki no podría decirle la verdadera razón, ya que expondría sus sentimientos, sentimientos que ya era casi imposible controlar, se estaban desbordando.

Cuando por fin llegó el descanso, el rubio se acercó a Izuku, quién aún mostraba un semblante triste. Lo agarró del brazo y lo llevó hasta la azotea. Quería hablar con él y aclarar de forma no comprometedora la situación, sino el pequeño aún seguiría en aquel estado, que tanto daño le hacía, y que a su vez tanto entristecía a Katsuki.

- Deku, deja de culparte, te conozco y se que piensas que el echo de recibir la llamada ya te hace culpable. -

- Eso... -

- No es tu culpa que esos bastardos secuestraran a la chica. Además, ella está bien, salió ilesa. -

- Es cierto, pero, ¿ qué hubiera pasado sino llegamos a tiempo?, ¿y si yo no hubiera cogido el teléfono?, ¿y si...? - antes de que pudiera seguir hablando Katsuki lo abrazó. Izuku se sorprendió, pero todos los nervios desaparecieron dando paso a las lágrimas, y a profundizar el abrazo por parte de ambos. "Te protegeré", es lo que iba a salir de la boca de Katsuki, pero decidió callar y tragar sus palabras, tan solo siguió sintiendo el cuerpo del otro.

Por otro lado el rubio, no volvió a recibir las amenazas. ¿ Se habría acabado? o solo era una estratagema para bajar su guardia. La respuesta a esta cuestión vino poco después, en una de sus salidas, se encontró con cierta escena. Izuku casi es apuñalado, su mente se nubló por un momento, no podía creer lo que sus ojos veían, no podía ser cierto. De inmediato corrió hasta la posición del moreno, pateó a la otra persona y comenzó a llorar mientras veía los cortes hechos en su rostro y sus manos. Uno de estos sangraba bastante, así que lo llevó de urgencias al hospital más cercano, donde le dieron puntos y le comentaron que le quedaría cicatriz. Por suerte no corría peligro, los ataques solo fueron superficiales, salvo el de su mano, pero él estaba bien.

Mientras Katsuki observaba a su amor, se prometía a si mismo que no dejaría que volviera a pasar, por lo que se alejaría definitivamente de él. Si para mantenerlo a salvo tenía que apartarlo, que así fuera. No dejaría que esa persona volviera a hacerle algo como aquello.

Los días pasaron, e Izuku iba a clases con vendas, las cuales todos observaban. A la larga como cualquier herida estas se curaron, pero de buenas a primeras volvió a aparecer con heridas nuevas. Esto preocupó a Katsuki, quien le preguntó en cierto momento por ellas, pero a su vez, no recibió respuesta. El pecoso tan solo negaba con la cabeza y no contaba nada. Esto hacía enojar al rubio, hasta tal punto que una de las ocasiones lo enfrentó y lo golpeó, a lo que Izuku no se contuvo y devolvió el golpe. Después de aquello no volvieron a hablar.

Con el tiempo llegó la graduación. Todo alumno se emociona ese día, es tranquilizante saber que por fin terminas la etapa y podrás descansar un poco. Para unos será la última vez que estén juntos, para otros la última oportunidad de declararse. En el caso de Bakugou, no le interesaba ninguna de las dos. El caso es que después de todo lo que ocurrió, realmente se distanció de su primer amor. No quería ver como lo herían de nuevo. Ese día tan solo se escondió en algún rincón.

- Kachan, - este no respondió. - Por favor, Kachan, no quiero que estemos peleados para siempre. - Se mostraba cabizbajo, triste, y con un montón de vendas.

- Si quieres hablar, por qué no empiezas por contarme de donde provienen esas heridas. - Lo miró desafiante. El otro no respondería a su pregunta.

- Lo siento, no puedo decirte. - Esta última frase encolerizó totalmente al rubio que se levantó de donde estaba, y se dirigió hacia el otro cogiéndolo del cuello de la camisa y estampándolo contra la pared. Izuku hizo una mueca de dolor.

- Si es así como van a ser las cosas, tú te lo has buscado. - Inmediatamente mordió el cuello de Izuku, tan fuerte que incluso comenzó a sangrar levemente. - Si vas a herirte, seré yo quien lo haga. -

- Qué demonios Kachan, por qué haces esto. - Reclamaba entre sollozos.

- Vete al infierno, - lo separó de la pared y lo lanzó al suelo. Seguido se puso sobre él sujetando sus manos sobre su cabeza. Katsuki había perdido totalmente el norte. No iba a parar, el idiota se estaba hiriendo a si mismo y no sabía por qué, y por mucho que preguntara este no le daba respuestas.

- Suéltame Kachan, lo digo en serio, déjame ir. -

- No, ya me he hartado de tus estupideces. Ya te lo he dicho, ya que te vas a herir, lo haré yo por ti. - de nuevo otro mordisco en el mismo lugar, tan fuerte o más que el anterior. Continuó marcándolo por todo el cuerpo. Al finalizar, tan solo se podía apreciar a un lloroso Izuku, y a Katsuki sobre él viendo el resultado. Poco después, simplemente se levantó y dijo: - Hasta nunca Izuku. - Una lágrima caía de su rostro, que no dejó que el joven que yacía en el suelo con los brazos alzados cubriendo su rostro viera. Ese día se separaron, para no volver a verse nunca más, o eso pensaba Katsuki, quién después de eso se encerró en su habitación y no quería salir, ni ver a nadie.

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