I

Ingreso a la sede de la Port Mafia, su horario laboral empezaba desde temprano, algunos hombres con traje negro y lentes oscuros al verle entrar hicieron una leve reverencia a modo de respeto.

Continuo su camino por el largo pasillo topandose en el camino con Kajii, quien parecía estar buscando algo.

El hombre amante de los limones noto su presencia, se acercó con una sonrisa energética y meneando levemente sus manos.

——¡Akutagawa! —Saludo alegremente, el contrario solo lo miro con su típico semblante frío. —¿Tan temprano y de malas?

—¿Qué quieres? —Cuestionó cortante.

—Pareces un viejo amargado— Río al ver al menor fruncir el ceño —. Como sea, Chūya te esta buscando.

El azabache ladeo la cabeza confundido, aún así se limitó a suspirar y asentir.

Comenzó a caminar en dirección a la oficina de su superior, más se detuvo al notar como Kajii lo seguía desde atrás.

—¿Qué? No esperaras qué te deje ir solo, quiero saber porque te ha llamado específicamente a ti.

Inquirio con una sonrisa y una mano posada en su cintura; Ryūnosuke giro los ojos con fastidio.

Tomaron el elevador que los llevaría hasta la oficina de Nakahara, en cuanto se abrieron las puertas de metal caminaron hasta la entrada de puertas mármol.

Akutagawa cubrió su boca con una mano tosiendo levemente, luego toco dos veces la superficie.

Un tenue «pase» se escucho, acatando la orden giro el pomo de la puerta.

El menor dio una reverencia antes de atreverse a pisar la alfombra escarlata, la cual marcaba un camino hasta un escritorio.

El dueño de dicha oficina se encontraba sentado en la silla frente al escritorio, una pila de papeles le hacía compañía a un costado del mueble; ponía algunas hojas en carpetas.

El pelirrojo alzó la mirada notando por fin a ambos chicos, se paro con delicadeza hasta posarse frente al oji-gris.

—Gracias Kajii, ya puedes irte. —Agradeció al castaño dirigiendole un rápido vistazo; más este hizo un jadeo de haberlo escuchado, mientras se paseaba por la habitación.

Chūya suspiro frunciendo el ceño, miro al azabache dirigiendole una pequeña sonrisa.

—Lamento haberte llamado desde tan temprano. —Se disculpo cruzandose de brazos.

—¿Necesita algo? —Pregunto serio llendo directo al grano.

El ojiazul asintió moviendo su pierna levemente.

—Tengo que pedirte un favor muy personal.

Ryūnosuke suavizó su semblante.

—Necesito que...—El pelirrojo es interrumpido gracias a la exclamación de Motojirō; ambos miraron al mayor con algo de enfado.

—¡Aquí estás! —Celebró elevando sus brazos, estaba detrás del inmueble arrodillado.

Chūya se sobresalto y camino a prisa hasta el de gafas.

—¡Silencio, bastardo, lo despertarás!

—¡Pero no me has dejado verlo ni una sola vez!

El ejecutivo se posicionó a su lado iniciando una disputa a susurros, Akutagawa no sabía si quedarse ahí mismo o caer en manos de la tentación e ir a ver que había detrás de ese escritorio.

—¡No lo toques de esa manera!

—¡No le estoy haciendo nada malo!

—¡Lo vas a incomodar, ni siquiera a Dazai le permito que lo despierte!

La atención del ojigris se encendió en ese momento cual bombilla.

Lo que sea que estuvieran viendo Nakahara y Kajii tenía algo que ver con Dazai Osamu, su antiguo mentor y superior de quien aún buscaba el reconocimiento.

A pasos silenciosos se acercó a ambos hombres, alzó un poco la cabeza por sobre los mayores.

Sus ojos se abrieron con horror, su palidez aumento y sus pies temblaron con lentitud.

Un bebé...

Había un bebé en una pequeña cuna color arena con moños verde olivo brillante.

Dio unos pasos en falso atrás.

Chūya se giro observando al menor, su rostro notaba preocupación.

—Ryū, ¿te encuentras bien?

Los iris grises lo miraban asustado, más no respondió.

—Chūya-san, ¿de quién es ese niño?

A tientas de que sabia la respuesta necesitaba confirmarla con el ojiazul.

—¿Cómo que de quién, Akutagawa? —Intervino Motojirō divertido —. Es su hijo.

Su mirada temblorosa pasaba del pelirrojo al niñato.

—¿Có-cómo? —La saliva se le atoraba en la tráquea, una tos amenazaba con salir disparada.

Tosió con algo de dificultad, el ojiazul se posó a su lado, puso una mano en el hombro del menor y preguntó:

—¿Estás bien?

Akutagawa asintió con los ojos cerrados tratando de recuperar la postura.

—Kajii, ¿puedes dejarnos solos?

Chūya le dio una rápida mirada al mayor, el castaño frunció el ceño.

—Pero ni siquiera lo he podido cargar.

Reprochó poniéndose de pie, Chūya lo miro fríamente, dando a entender que no estaba a discusión. Kajii suspiro derrotado avanzando hasta la puerta.

Una vez que esta se cerró, el pelirrojo suspiro estresado paso una mano por su rostro.

—Ignora todo lo que dijo ese idiota.

Pidió cobrando su postura con elegancia. Ryūnosuke abrió los ojos un poco nervioso.

—... ¿Por qué no me lo dijiste? —Cuestionó dejando los honoríficos de lado.

—No podía decírselo a nadie, esa fue la condición que puso Mori-san y Anne-san para asegurar que Masaki estuviera fuera de la mafia.

—¿Masaki? —Cuestionó el azabache mirando de reojo al pequeño en la cuna.

—Sí, lindo nombre ¿no? —Una sonrisa orgullosa adorno sus mejillas aunque con un fruncimiento de ceño.

Ryūnosuke asintió lentamente.

—Por tu expresión puedo suponer que tu no escogiste el nombre. —Akutagawa se cubrió con una mano soltando una ligera tos.

El pelirrojo rio suavemente mientras mordía un poco su labio inferior y se cruzaba de brazos.

Sabía que el ojigris iba a querer sacarle información sobre Dazai.

—Lo escogió Dazai.

Ryūnosuke sintió una pequeña corriente eléctrica recorrerle.

—Hicimos una apuesta antes que nos dijeran el sexo del bebé, el ganador escogería el nombre del niño. —Chasqueo la lengua —. Ahora me pregunto cómo esperaba ganar cuando mi barriga parecía del tamaño de una sandia.

Chūya se giro en dirección a la cuna.

—Admito que me gusta. Masaki, "árbol que florece".

Ryūnosuke se removió nervioso, de alguna manera ese niño le removia las entrañas. Convivía con infantes, sí, pero era a causa de que Mori dejaba a Elisse y Yumeno a su cuidado en ocasiones, aunque nunca con un bebé.

El sonido de tenues sollozos captó su atención, rápidamente, Chūya camino a la cuna.

El bebé al ver a su progenitor aumento su llanto alzando sus manitas en su dirección.

Con cuidado el pelirrojo levanto a Masaki, lo arrullo un poco logrando que parara sus lágrimas.

—Debe tener hambre —Acerco su dedo índice sin guante a los labios del bebé, inmediatamente el neonato lo agarro y metió a su boca succionandolo —. No, niño —Trato de alejarse, Masaki solo se negó a soltarlo succionando con más fuerza.

Chūya suspiro, fue hasta a Akutagawa y le extendió a Masaki.

Instivamente el azabache retrocedió.

—Sostenlo, tengo que preparale su mamila. —Le volvió a acercar al bebé.

—N-no, no puedo. Hazlo tú.

Chūya enarcó una ceja molesto.

El bebé despertado por ser alimentado, por fin soltó el dedo de su progenitor y renovó su llanto.

—Cielos, has que se calle. —Akutagawa se cubrió los oídos con sus manos.

Chūya gruñió molesto, antes de gritar:

—¡Pues si quieres que se calle, cargalo de una maldita vez! —El azabache salto en su lugar tembloroso, tenía a su superior en el concepto de persona amable y tranquila, sin embargo, sabía que este se molestaba con facilidad y hacerlo enojar no era una buena opción.

Los lloriqueos del bebé no le ayudaban, su desesperación incrementaba con el llanto y el rostro enfurecido del peli-rojo.

—Y-yo no sé cargar a un bebé.

Intento negar, su cuerpo temblaba ligeramente.

El ojiazul cansado, lo llevo hasta sus brazos, consiguiendo que lo cargará de una manera torpe.

Akutagawa estaba paralizado, sentía el movimiento del bebé en sus brazos, el niño se movía de un lado a otro, hasta sus mejillas ya se habían tornado de rojo por el esfuerzo.

¿Y si se le caía? Un niño no era algo tan fácil de reponer.

Estaba seguro que si lo lastimaba Chūya lo moleria a golpes y ni hablar de lo que Dazai le haría.

—Sostenlo así. —Para su salvación Chūya lo ayudo a sostenerlo mejor —. No lo muevas, lo haré rápido.

Se limitó a quedarse quieto mientras veía al peli-rojo sacar cosas de una bolsa de gran tamaño, ignoro el incremento de sollozos. O eso estaba haciendo, de no ser porque ese mocoso le pateó el pecho.

Miro molesto al niñato, la cobija con la que lo cargaba se había resbalado; revelando los cabellos cobrizos brillante.

Un mameluco afelpado de oveja protegía al niño del frío, sus manitas cerradas a puño moviéndose de un lado a otro.

Curioso.

El cabello igual a quien consideraba su hermano mayor.

No; espera.

Eso sonó asquerosamente azucarado.

—Dámelo. —No supo en que momento el ojiazul se posó a su lado, sin pensarlo le entrego con cuidado al bebé.

Como si de un calmante natural, el pequeño se calmo de inmediato, el peli-rojo le acerco la boca de la mamila.

Masaki comenzó a comer de prisa, una de sus pequeñas manos se fueron a la mano de Chūya que sostenía la mamila.

Una sensación burbujeante inicio en su estómago.

Sus manos viajaron a las bolsas de su abrigo y se aferro a la tela con fuerza.

Odiaba el sentimiento.

¿Cómo era posible que un mocoso como él le provocará tanta molestia?

Masaki abrió ligeramente sus ojos chocolate lo vieron de reojo, cerrándose de una y seguir comiendo.

Que niño tan raro.

—¿Vas a decirme por qué me quieres aquí? Tengo muchas ocupaciones y no me pagan por ser tu dama de compañía.

Fue momento de Chūya para fruncir el ceño y verle furioso.

Sin embargo, no podía reprenderlo, necesitaba ayuda y el azabache era el único con quien podía confiar.

Se trago el orgullo y suspiro tratando de calmarse.

—Necesito que cuides de Masaki en lo que voy a una misión.

—¡¿QUÉ?!




































Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top