Capítulo 51

*N/A: las fechas a continuación
están para mantener
la línea temporal*


"La calma de la destrucción."

Adira.

Septiembre 8.

Miré por la ventana de mi casa, y allí estaban, del otro lado de la calle, vigilándome como si fuera una niña.

Creyendo que no me daba cuenta, pero ya habían pasado dos días en que esto sucedía. Los mismos coches, estacionados en los mismos lugares.

Cerré las ventanas y tomé mi móvil para marcar el número. Al segundo pitido, alguien respondió.

- ¿No crees que esto es algo excesivo de tu parte?

Escuché a la persona suspirar desde el otro lado de la línea.

- Son órdenes.- contestó con un tono calmado.

- ¿Así que ahora eres mi niñera, Torres?

- Llámalo como quieras, pero me encargaron tu seguridad.

- Suerte con eso entonces, seré una pesadilla.

Corté la llamada y arrojé el teléfono hacia el sillón que se encontraba en mi sala.

Me habían prohibido estar en la sede, no me querían involucrada en nada que tuviera que ver con seguir investigando a Jonathan. Llevaban dos días alejándome de la Agencia, alejándome del mundo al que pertenecía.

Era molesto, realmente molesto. Alejarme y prohibirme cosas no era la solución, pero no tuve opción. Era olvidarme de la idea de infiltrarme en la mafia, y permanecer lejos de todo esto durante un tiempo, o me obligarían a exiliarme. Mis padres me lo habían advertido, y por el tono que usaron, sabía muy bien que no era una broma.

Ayer y hoy quien se encargaba de vigilarme era Torres. Me crucé de brazos y me tumbé en el sofá. Creí que al menos él estaba de acuerdo con mi idea, pero no puedo culparlo por cambiar de opinión. Estoy segura de que mi padre no le dio elección.

Septiembre 10.

- ¿O sea que tú también estás de acuerdo con lo que están haciendo?- apreté el tenedor con tanta fuerza que, si no fuera de un material duro, se habría roto.

- Sí, es exactamente lo que estoy diciendo. No creo que sea correcto tenerte alejada de la Agencia, pero si esa es la forma de mantenerte a salvo, lo entiendo.

- Soy suficientemente adulta como para saber cuidarme por mí misma, Jayson.

- ¿Incluso para cuidarte de mafiosos?

Bufé.

- Estoy vigilada las veinticuatro horas del día, no me dejan salir de este lugar. No creo que sea posible que algún mafioso aparezca.

- Todo es posible.- frunció las cejas.- Pero no digas que eres una prisionera sin derecho a la libertad. Papá ya te ha dicho que puedes salir cuando quieras.

- ¿Y tener que llevar a mis niñeras conmigo? No, gracias.- respondí, haciendo referencia a los soldados fuera de mi casa.- Además, no tengo un lugar al que ir, además de la Agencia.

Mi hermano siguió comiendo de su plato. Lo había invitado a comer conmigo en casa. No quería discutir, así que terminamos la conversación allí.

- Podrías llamar a nuestros padres, te extrañan.

- Más tarde lo haré.- me encogí de hombros.

- Cloe y Luke también te extrañan.

- Lo sé, yo igual. Hablo con ellos siempre.

Me aburría en mi casa. Necesitaba estar en la sede. Apenas habían pasado unos días, pero ya no soportaba ser una especie de princesa encerrada en una torre.

Jay y yo pasamos un día de hermanos, nos la pasamos haciendo maratón de películas, comiendo helado y comida chatarra.

Me sentí mejor con su compañía, hacia rato que no teníamos días exclusivamente de hermanos.

Septiembre  11.

- Oh, eres tú.- miré hacia la puerta.- Por un momento creí que era alguien viniendo a buscarme para que tome el control de algún culto satánico o algo por el estilo.

- Qué graciosa.- respondió con sarcasmo.- ¿No es más fácil ir a un gimnasio para hacer eso?

Me observó hacer mis ejercicios en medio de mi sala. Me había armado una especie de mini gimnasio para mantenerme ocupada en algo.

- Eso implicaría tener a Nathaniel al lado mío, haciendo ejercicio.- solté las pesas.- De todos, es el más molesto.

Luke rió, y por un instante el mal humor se me fue.

- Sí, he oído algo sobre eso.

Los miembros de la Tropa Principal se turnaban para liderar la vigilancia. Torres era imposible de convencer, no se movía de su puesto ni por un instante.

Zhang era casi igual, pero al menos me dejaba llamarla por teléfono durante su guardia. Así podía, aunque sea, molestarla, hasta que se cansaba y me mandaba a la mierda.

Nathaniel era demasiado molesto. Hace tan solo un día le tocó vigilarme. No sé si ese hombre confunde el término "vigilar" con la idea de meterse en mi casa y pedirme comida cada cinco minutos.

Le di lo que me pidió las primeras dos veces, incluso lo dejé usar mi baño en la tercera vez que tocó a mi puerta. Lo hice de mala gana, porque acababa de despertarme con el fuerte sonido de la puerta. Creí que con eso sería suficiente, pero Nathaniel decidió que era una excelente idea autoinvitarse a pasar todo el día en mi casa.

"Vigilancia al cien por ciento", fue lo que dijo.

Hace tan solo unos instantes lo había sacado de mi casa, y por lo que sé, Cloe tomó su lugar.

Y por eso mismo Luke aprovechó la oportunidad para venir a estar conmigo hoy.

- ¿Cómo va el trabajo?- pregunté inocentemente.- ¿Alguna novedad?

- No hagas preguntas que sabes que no responderé.- lo vi irse hasta mi refrigerador antes de darme un pequeño beso en los labios.

- Otro traidor.- susurré.

Mi padre no dejaba que me contaran absolutamente nada que tuviera que ver con la Agencia, ni siquiera cosas irrelevantes.

- Iré a ducharme.

- Te acompaño.- tuvo la intención de seguirme por las escaleras.

Aceleré el paso, y justo cuando llegué a mi dormitorio, me giré e impedí que avanzara más.

- Lo siento, los traidores no tienen permitido el paso.- le sonreí vilmente antes de cerrarle la puerta en la cara.

Escuché una risa del otro lado de la puerta.

- ¡Prepararé la cena entonces!

Lo escuché bajar las escaleras, y nuevamente me asomé por la puerta.

- ¡No quemes mi cocina con tus inventos!

La última vez que quisimos cocinar algo aquí, casi tuve que llamar a los bomberos. Cuando se trataba de cocinar, ninguno sabía hacer nada.

Luke me devolvía algo de felicidad, cada que lo veía, era como si me diera la energía que necesitará, sabía que nunca llegaría a tocar el suelo porque el me sujetaria antes de caer.

Me divertía con él, como no lo hacía con nadie.

Septiembre 12.

Zhang estaba manejando el coche que me llevaba a mi destino.

- ¿Me explicas por qué no me dejan conducir mi coche?

- Es más seguro llevarla personalmente.- respondió tranquilamente.

- Me pregunto cuándo dejarán de tenerme vigilada.

- Depende.

- ¿Depende de qué?

- Depende de cuánto tiempo más siga creyendo que es buena idea infiltrarse en la mafia.

- Creí que estabas de acuerdo conmigo.- entrecerré los ojos.

- Y lo sigo estando, pero me gusta mantener mi puesto, así que me limito a seguir las órdenes.

Rodé los ojos.

El resto del camino estuvo en silencio, hasta que finalmente llegamos a nuestro destino.

Miré las puertas de la entrada abrirse. Bajé del coche cuando abrieron mi puerta y me limité a caminar por la mansión Wood Black.

Mis padres habían llamado en la mañana. Me ofrecieron un poco de paz, invitándome a una cena en mi antiguo hogar.

Acepté. No me gustaban sus métodos, pero luego de unos días, comenzaba a entenderlos.

Entré, y todo estaba impecable como siempre. Cada rincón brillaba, y el olor a hogar que había me encantaba. No sabía cómo expresarlo, pero yo amaba ese lugar. Siempre que iba, podía sentir, ver y oír a mi yo pequeña corriendo y jugando por toda la casa, veía a Jayson siguiéndome en mis locuras, a Cloe y yo inventando coreografías extrañas que obligábamos a mis padres a ver, y a Luke persiguiéndome por toda la casa cuando se enojaba por perder en los juegos.

- Hola.- dije finalmente.

Mis padres no notaron cuando entré, pero sí escucharon mi voz. De inmediato dejaron lo que estaban haciendo y vinieron hasta mí para abrazarme.

- Cariño, ven, sentémonos a esperar a los demás.- mi madre me invitó a la mesa.

- Me alegra verte, hija.- le sonreí levemente a mi padre mientras tomaba asiento.

No pasaron ni dos segundos para que mi hermano y mi cuñada aparecieran por uno de los pasillos, tomados de las manos y sonriendo como dos idiotas.

Seguían pareciendo dos niños de catorce años enamorados. Sonreí al ver cómo mi hermano besaba la mejilla de Cloe. Yo había sido testigo de cómo se habían ido enamorando lentamente durante toda nuestra adolescencia. Cuando creía que no podían estar más enamorados, me sorprendían y se enamoraban aún más.

Si no fuera porque yo estaba igual de enamorada de Luke, ahora mismo estaría haciendo muecas del asco.

- Llegaste.- exclamó Jay a la vez que dejaba un beso en mi coronilla.- ¿Cómo ha estado nuestra rapunzel?- bromeó y se llevó miradas de advertencia por parte de nuestros padres.- ¿Qué? Solo era una bromita.

Cloe me beso la mejilla y ambos tomaron asiento finalmente.

- ¿Aún no han llegado?- pregunto Cloe.

- ¿Quiénes?- pregunte.

- ¿Tú quien crees?- Jayson levantó las cejas.

Entonces escuché el sonido del motor de un coche.

- También invitamos a los Harkan.- informó mi padre.

No pude evitar alegrarme, había visto a Luke hace tan solo dos días, y hablado hace tan solo una hora.

- Ahora si, la familia está completa.- festejo Jay.- Así que por favor mamá, déjame comenzar mi plato, que me muero de hambre.

No pude evitar reírme ante su comentario, mi madre puso los ojos en blanco a la vez que se levantaba para recibir a nuestros invitados quienes acababan de ingresar a nuestra sala.

Me sorprendió ver al tío de Luke nuevamente, no me pareció extraño que mi madre lo invitara, pero si el hecho de que haya aceptado la invitación, no parecía un hombre al que le gustará cenar con personas no muy allegadas.

Se que mis padres y él fueron compañeros y que tal vez hayan tenido un vínculo cercano, pero no parecía muy alegre, la verdad nunca lo había visto reír, parecía un hombre muy triste y serio, me preguntaba ¿qué le había pasado para no sonreír nunca?

Observé a Luke, tenía el cabello ligeramente despeinado, su camisa negra hacia contraste con su cabello y resaltaba aún más sus hermosos ojos. Él me miró por un instante antes de guiarme un ojo, coquetamente.

Baje la mirada, ocultando mi sonrisa.

- Justo a tiempo, la comida será servida pronto.- mi madre y Madisson se dieron un fuerte abrazo.

Saludo a Luke dándole un beso en la mejilla mientras mi padre saludaba con un apretón de manos a Jack.

Iba a pararme al igual que Cloe y Jay para saludar pero Madisson nos detuvo.

- No se molesten, niños.- nos guiño un ojo.

Cada uno tomó un lugar en la mesa, Luke por supuesto se sentó a mi lado.

Sentí el calor de su mano cuando rozo mi piel, y me pregunté en ese instante ¿Sería el momento correcto de contarles a nuestras familias que estábamos juntos?

Fije mi mirada en ellos, y sorprendentemente estaban mirándonos, cuando notaron nuestras miradas volvieron la atención a sus platos, los cuales acababan de ser servidos.

Era claro que ya se lo venían venir, sin embargo mis padres no me habían preguntado nada sobre el tema, y según Luke, su madre tampoco lo había hecho.

Supuse que fue quizás por lo ocupados que habíamos estado todos con los últimos sucesos.

- Gracias por venir, queríamos que fuera una cena muy familiar.

- Sabes que a Luke y a mi nos encanta hacerles compañía siempre.

Mi madre sonrío con el comentario de Madisson.

- Nos alegra tenerte aquí Jack. Creíamos que no te quedarías mucho tiempo más.

- Gracias por venir, por cierto.- agregó mi padre.

- Muchas gracias por invitarme.- contesto.- Quise quedarme unos días más, para estar con mi familia, pero mañana a primera hora regreso a casa.

- Oh, entonces esta es la cena de despedida, supongo.- dijo mi madre, con sorpesa.

- Eso parece.- Jack miró su plato por un instante.- Me quedaría más tiempo pero, hay mucho trabajo por hacer.

- ¿De qué trabajas?- pregunté curiosamente ayrayendo su mirada.- Lo siento, no quise ser entrometida.- me disculpe al ver la mirada seria y fría del hombre.

- Soy propietario de una cadena hotelera.- respondió, firmemente.

- También es dueño de varias empresas.- agregó Luke, orgullosamente.

- Exacto, siempre estoy cerrando tratos y por eso viajo mucho.

- ¿Cuándo podrías llevarnos de viaje a nosotros también?- Jay golpeó levemente su hombro.

- ¡Jayson! Compórtate.- lo regañó mi madre.

Jay dejó de reírse cuando Jack volteó su rostro para observarlo, ese hombre tenía la expresión demasiado fría y sería, tanto que llegaba a intimidar.

Creí que Jack se molestaría, pero al contrario, hizo una mueca bastante parecida a una sonrisa.

- Cuando ustedes quieran, los amigos de Luke son bienvenidos.

Mi hermano río ante su respuesta, me sorprendió, sin duda no nos conocía, ni tampoco conocía el alcance que tenía Jay para hacer locuras.

Me imaginaba un viaje en el cual mi hermano estuviera sacando de quicio a Jack, sonreí ante la idea.

[....]

La cena transcurrió de manera agradable, hablamos sobre distintas cosas, e incluso el enojo por haberme mantenido lejos de la Agencia había desaparecido. Entendía su preocupación, después de todo, se trataba del hombre y la mafia que destruyeron mi vida.

Terminamos la cena y el postre después de un rato largo.

- Esperamos que al menos tu cena de despedida haya sido buena.- le dijo mi padre a Jack.

- Valió la pena venir hasta aquí.

Mientras mis padres, Madisson y Jack seguían conversando en la mesa, los chicos y yo decidimos ir al gran jardín de la mansión para tomar un poco de aire fresco.

Caminamos los cuatro juntos, y al llegar al jardín, compartimos miradas cómplices, como si en ese instante recordáramos lo mismo.

- ¿Recuerdan cómo nos gustaba correr descalzos por el césped?- preguntó Jayson.

- Mientras jugábamos con el balón.- agregó Cloe riendo.

- Mi madre nos regañaba cada vez que destruíamos los arbustos.- dije, y todos estallamos en carcajadas.

- Lástima que no haya ningún balón cerca - comentó Luke con nostalgia.

- Bueno...- hice una pausa.- Aún podemos correr descalzos.- me quité los zapatos y ellos imitaron mi acción.

-¡El último en llegar es huevo podrido!- gritó Cloe antes de salir corriendo junto a mí.

Corrimos por el jardín, como lo hacíamos de niños.

- ¡Corre más rápido, Jay!- me burlé de mi hermano cuando se tropezó y cayó al suelo.

Estaba a punto de ganar cuando sentí unos brazos fuertes rodearme y apartarme de la carrera.

- ¡Hey!- exclamé intentando liberarme.- ¡Me harás perder!- vi a Cloe adelantarse y cruzar la meta.

Luke soltó una carcajada y giró sobre sí mismo, haciéndome girar con él. Cuando finalmente nos detuvimos, Jayson llegó a la meta, y no pude evitar reír cuando Luke, mareado, cayó al suelo, llevándome con él.

- Ahora, por tu culpa, los dos perdimos.- dije golpeando su pecho, mientras intentaba levantarme, pero él me agarró de las manos, impidiéndome moverme.

- ¡Huevo podrido! ¡Huevo podrido! - gritaron Jay y Cloe.

- ¡Chicos!- los llamé al ver las intenciones de Luke.

Comenzó a hacerme cosquillas, provocando que me retorciera y pataleara como una niña, mientras reía y suplicaba. Los ojos de Luke brillaban maliciosamente bajo la luz de la luna.

- ¡Basta!- grité entre risas.

Luke finalmente se detuvo, dejándome respirar un poco. Justo cuando pensé que había terminado, gritó:

- ¡Huevo estrellado!

¡No!

Vi cómo Jay y Cloe corrían hacia nosotros y se lanzaban encima, aplastándonos con sus abrazos.

- Maldita sea.- murmuré, odiaba el huevo estrellado cuando me tocaba a mí.

Finalmente, todos se apartaron y nos quedamos tumbados en el césped húmedo, mirando las estrellas mientras recuperábamos el aliento.

- Odio el huevo estrellado.- confesé.

- Lo sabemos.- dijo Jay.- Por eso siempre te dejábamos ganar.

- Fingiré que no dijiste eso, y seguiré creyendo que ganaba por ser buena.

- Lo que tú digas.- respondieron los tres al unísono.

- Extraño ser solo un niño.- comentó Jay, con nostalgia.

- Yo también.- respondimos todos al mismo tiempo.

Cuando éramos niños, la vida era más fácil, sin tantas preocupaciones. Lástima que tengamos que crecer.

Me senté sobre el césped y observé a Luke, quien tenía los ojos cerrados, su respiración volviendo a la normalidad. Me incliné y dejé un suave beso sobre sus labios.

- Iré por agua, muero de sed.

- ¡Trae algo para nosotros!- me gritó Jay cuando me puse de pie.

Mientras me dirigía hacia la casa, noté las miradas de mis padres y Madisson desde el jardín. No sabía cuánto tiempo llevaban allí, pero parecían contentos.

De seguro me preguntarían por Luke. Llegué hasta ellos, preparada para cualquier comentario.

- Iré por agua para todos.- dijo Madisson antes de dar media vuelta y dirigirse hacia la casa.

Quise seguirla para evitar las preguntas, pero mi madre me detuvo.

- Adira, queremos hablar contigo.

- Si es sobre lo de Luke y yo...-empecé a decir, pero mi padre me interrumpió.

- Es sobre tu idea de infiltrarte.

- ¿Qué hay con eso?- pregunté.- Ya sé que fue peligroso y lamento haber actuado estúpidamente.

- Entendemos tus razones, pero no queremos que te expongas así. Lamentamos haberte aislado de la Agencia estos días.

- Lo entiendo, fue tonto de mi parte. Además, tenías razón.- miré a mi padre.- Solo fue un truco, Jonathan solo quería jugar, y casi me expongo por algo estúpido.

- La cena de hoy era para decirte que puedes volver a la Agencia. Sabemos cuánto te importa, y no queremos quitarte eso. Solo queríamos asegurarnos de que estabas bien.

Mi madre tomó mi rostro entre sus manos.

- Te amamos muchísimo.- dijo antes de llenarme la cara de besos.

Los abracé a ambos, sintiendo un alivio que no esperaba.

Escuché voces detrás de nosotros, me giré y vi a Jayson, Cloe y Luke acercarse, conversando.

Me quedé mirando a Luke un segundo más de lo necesario, olvidando que mis padres estaban allí.

- Nos alegra que seas feliz junto a él.- susurró mi madre.

- Es un buen chico.- agregó mi padre.

Los miré, sorprendida. No había preguntas, solo la aceptación de que sabían perfectamente lo que estaba pasando.

Quise decir algo, pero los chicos ya habían llegado hasta nosotros.

- ¿Y el agua?- me reclamó Jay.

- Aquí.- Madisson apareció justo en ese instante, con una jarra de agua y varios vasos.

Cada uno tomó un poco de agua, refrescandonos.

Entonces Jack apareció con las manos en los bolsillos, caminando hacia nosotros.

- Bonito jardín, sigue igual que como lo recordaba.

Eso me confirmó, que efectivamente, mis padres y él habían tenido un vínculo cercano cuando eran jóvenes.

- Lamento arruinar el momento pero.- hizo una pausa.- Es hora de que me retire, mi vuelo sale temprano así que, debería ir a descansar.

- Entendemos.- mi padre estrelló su mano.- Fue un placer volver a tenerte en nuestra casa, viejo amigo.

- Un placer conocer a tu familia, a tus hijos.

- También es hora de que yo me retiré.- agregó Madisson.- Iré a despedir a Jack mañana temprano.

Ella dejo la jarra de agua y los vasos sobre una pequeña mesa que había en nuestro jardín.

Comenzamos a despedirnos, Jay estrecho la mano de Jack.

- Espero que no olvide su promesa sobre el viaje.- oí decir a mi hermano.

- Me agradas, chico. No te preocupes que no lo olvidaré.

Le sonreí a Jack cuando lo tuve frente a mí.

- Espero que nuestra familia no lo haya vuelto loco.

- Para nada, me recordaron a viejos tiempos.

Asentí.

Luke comenzaba a despedirse también.

- Luke.- lo llamo mi madre.- ¿Por qué no llevas a mi hija a casa? Sé que ya está cansada de que los soldados la escolten.

- Ni que lo digas.- dije entre dientes.

De repente ahora, nadie en la familia fingía no saber sobre nosotros, era raro, pero agradable.

- Con gusto.- respondió Luke con una sonrisa.

- Eso si.- mi padre colocó suano sobre su hombro.- Tú te regresas a tu casa, chico.- dijo en un tono serio.

Luke simplemente asintio, temerosamente.

Puse los ojos en blanco, por supuesto que mi padre no podría dejar de ser sobreprotector.

Cada cual se dirigió hacia su coche, y antes de que yo me suba al de Luke, mire a mi padre y lo oí decir.

- Si no la dejas en casa, lo sabre.- advirtió.- Zhang y los soldados verificarán que llegue a casa.

- Ya entendimos papá.

- ¡Te lo advierto!- me ignoro olímpicamente.

- ¡Qué si!- grité mientras me subía al coche.- Arranca ahora o él mismo nos perseguirá hasta mi casa.

Nos alejamos del jardín mientras la risa de mi madre por la actitud de mi padre desaparecia, el coche de Jay salió justo detrás de nosotros, al igual que el de Zhang, y también el de Jack, quien llevaba a Madisson.

Luke condujo en silencio durante un rato, pero su sonrisa delataba lo que no decía en voz alta. Yo, por mi parte, me recosté contra el asiento, mirando por la ventana las luces de la ciudad mientras sentía el suave ronroneo del motor.

- Ya lo saben.- dije, felizmente.- ¿Tú madre lo sabe?

- Así es. Lo han sabido desde siempre.- tomo mi mano y se la llevo hacia los labios.- Me lo confesó hoy, antes de venir.

Todo se sentía más tranquilo, más claro, como si las sombras que habían pesado sobre mí en los últimos días finalmente se estuvieran disipando.

Estaba realmente feliz. La calma había llegado.

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Holaa, nueva actualización.

¿Qué les pareció?

Me encanta escribir pequeños momentos familiares, y amo como siempre los Wood Balck incluyen a Cloe y a los Harkan.

Nuevamente Jack aparece, ¿Qué opinan sobre él? ¿Qué papel creen que tendrá?

Los padres siempre supieron sobre Luke y Adira jjajsjaja solo estaban fingiendo demencia.

Nos vemos pronto, besosss.

Lour.

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