Capítulo 42

"Ella no es una Smith"

Alexander.

- Esto saldrá mal.- dice el pelirrojo detrás de mí, su tono cargado de preocupación.

Resignado, solo me encogo de hombros.

- Lo sé. Pero no haré nada más, solo observar cómo Jonathan lo arruina todo.

El aire se vuelve más espeso mientras dejo escapar una risa amarga.

- Ya es mayorcito, que se encargue de sus cosas.

- Se lo diré a mi padre, se lo dirá al tuyo y lo detendrán.

- Adelante, me da igual.

Pienso en Jonathan, en su ciega obsesión por buscarla. Quiere encontrar a Adira, lo sé, pero dudo que logre conseguir algo. Ella, como un fantasma, se esconde bien, y yo no veo el sentido de arriesgarme. Si quiere arruinar su vida aún más, que lo haga. No me importa.

Me pregunto si en este momento Jonathan también está luchando con su furia, con el descubrimiento de que la persona que destruyó su vida es nada menos que la hija de Smith. Seguro que está volviéndose loco, persiguiéndola sin entender nada, como siempre.

Bastián sigue ahí, esperando que algo suceda, cuando de repente la puerta se abre de golpe, interrumpiendo el silencio.

- ¿Dónde está tu hermano?- la voz de mi madre atraviesa el aire.

- ¿De qué hermano hablas? Yo no tengo ninguno.

- No empieces con tus jueguitos, Alexander.- me dice, y la forma en que pronuncia mi nombre hace que mi piel se erice.- ¿Dónde está Jonathan?

- Seguro haciendo pendejadas, como siempre.- murmuro, sin levantar la vista de mi computadora.

No le doy importancia, pero no tarda en acercarse, sus pasos retumban y, sin previo aviso, cierra mi computadora de un golpe. La pantalla se apaga ante mis ojos, como si todo se estuviera oscureciendo también dentro de mí.

- ¿Dónde está Jonathan?- la pregunta suena como una amenaza, y la furia en su voz me alcanza con fuerza.

- Tu adorado "hijo" está detrás de quien lo engañó y saboteó su negocio.

- ¿Así que encontró al sujeto?- pregunta, con su voz llena de orgullo.

- Pues lamento arruinar tu día, pero no fue él quien encontró algo.- le contesto, con una sonrisa fría en el rostro.- Fui yo, y para tu información, no es un "sujeto". Fue una mujer.

- ¿Una mujer? ¿Quién?- la sorpresa en su mirada es palpable

Me divierte la incredulidad en su tono, como si nunca hubiera oído hablar de ella.

- Adira Kiervan.- respondo finalmente, dejando que el nombre se caiga como una bomba sobre el aire.

Mi madre no reacciona de inmediato, y por un segundo, creo que no lo ha comprendido. Pero finalmente, su rostro se transforma, la tensión aparece.

-¿Está viva?

- Trabaja para la ASPA.

- Imposible... yo... yo creí que había muerto.- susurra, más para sí misma que para mí.- Nunca volvimos a saber nada sobre ella.

- Sí, todos creímos que murió. Pero al parecer, estaba ocupada formando parte de un ejército.

-¿Tu hermano fue a buscarla?- su tono cambia, como si mi "hermano" fuera una pieza más en su tablero, como si nunca pudiera dejar de referirse a él como su "hijo"

Asiento, sin más, encogiéndome de hombros. No tengo ganas de entrar en su juego.

- No la encontrará.- le digo, aunque sé que esas palabras no cambian nada.- Me costó descubrir quién era, y ni siquiera tenemos suficiente información sobre ella.

- Sigue investigando.- me ordena con voz dura.

- No, no lo haré. No tiene sentido.

- Dije. Que. Investigues.

Mis dientes se aprietan hasta casi romperse. Siento una presión en el pecho, pero no puedo ceder.

- Cuando te doy una orden, la cumples.

- ¿Vas a seguir a Jonathan en esta locura?- pregunto con incredulidad.- Lo único que lograrán será arruinarlo aún más.

Un silencio denso llena la habitación. De repente, sus manos me toman del rostro, con una fuerza inesperada, haciéndome sentir como si no tuviera poder alguno.

- Escúchame una cosa.- susurra, con su voz helada.- Investiga a esa maldita. Quiero su dirección, su historial, quiero saber qué hizo durante todo este tiempo, cuál es su rango en la agencia. Quiero saber quiénes son sus amigos, quiero saber todo. ¿Entendiste?

Sus palabras me atraviesan, y no puedo evitar pensar en lo que está sucediendo. Mi madre está tan obsesionada con Jonathan, que está dispuesta a hacer lo que sea, aunque eso signifique pasar por encima de mí.

- ¿Y si no quiero, qué? Puedo decirle a mi padre todo y que...

- No dirás nada.- me interrumpe, su voz baja, casi un susurro.- Ni tú, ni tu amiguito.- dirige su mirada hacia Bastian.

La amenaza es clara, pesada.

- Lo único que harán ustedes dos es obedecer lo que les digo.- me acaricia el hombro con una mano fría.- Y quizás, si haces lo que te pido, yo pueda encargarme de que no vuelvas a las celdas...- susurra, con un veneno en su voz qur casi se puede palpar.

Las palabras caen como piedras en el agua, y el terror se apodera de mí en ese instante. Las celdas... ese lugar de pesadilla de donde nunca quise regresar. Y ahí está mi madre, usándolas de nuevo para controlarme.

Me quedo estático, mi mente grita, pero no encuentro fuerza para rebelarme. Las celdas... esos recuerdos del pasado, de cuando era un niño, me consumen.

Me llevó años aprender a obedecer sin preguntar, a mantenerme quieto, esperando que algún día la tormenta se calme. Pero cada vez que me acuerdo de esos días, siento la misma rabia, el mismo vacío que me carcome desde dentro.

- ¿Qué dices? ¿Volverás a las celdas, sí o no?- su voz es casi un susurro, pero su amenaza es inconfundible.

- No...- la palabra sale de mi boca con esfuerzo. Mi voz se quiebra, pero no puedo dejar que me vea vencido.- No volveré a las celdas, madre.- cierro los ojos, aprieto los puños, mi cuerpo tenso como un resorte.- Te ayudaré a ti y a Jonathan."

- Bien hecho.- dice ella, sin una pizca de emoción en su tono. Luego se acerca hacia Bastián.

- Lo que usted diga, señora.- responde él, con una voz vacía.

Mi madre me lanza una última mirada antes de marcharse.

- Ahora busca a esa maldita bastarda y deja que tu hermano haga el resto.

Cuando la puerta se cierra tras ella, todo lo que puedo hacer es soltar el aire que había estado atrapado en mi pecho.

Las celdas... esas malditas paredes de las que nunca quiero volver a saber.

Respiro profundamente cuando se marcha, intentando mantener la calma.

- Bastián...- digo con voz tensa.- Me ayudarás a encontrar a esa mujer.

- Entonces... ¿Jonathan la matará?

- Deja que lo intente. Si no lo logra, no tendré nada que ver con eso.

No quiero que la mate. De hecho, esa mujer me cae bien solo por haber dejado en ridículo a Jonathan. Me intriga saber qué ha sido de ella durante estos años.

Sé que mi padre se enterará de lo que Jonathan y mi madre intentan hacer a sus espaldas. No le gustará, no porque Adira le importe, sino porque odia que lo hagan sin su conocimiento.

Desearía que Jonathan fracasara otra vez, porque lo detesto con toda mi alma. Detesto tener que cubrirlo y que aún así todos lo consideren el "hijo perfecto", el que siempre hace todo bien.

Aquí, solo eres importante cuando sabes matar y someter a los demás.

Confiaré en que Adira no se dejará matar tan fácilmente. Por lo que vi en ese video, tiene suficiente fuerza para derribar a cualquiera que se cruce en su camino.

Cumpliré con lo que mi madre pidió. Ayudaré a Jonathan a encontrar a la mujer fantasma, solo para no volver a pasar hambre ni frío.

Pero estaré rogándole al universo que Jonathan fracase en su intento de matarla. Tal vez, por una vez en la vida, todos dejen de creer que Jonathan es perfecto.

20 horas antes del evento.

- Al final, no eras tan inútil como creía.

- Ya tienes lo que buscabas, ahora déjame en paz.

- ¿Te mueres de ganas de que fracase, verdad?

- Lo único que quiero es que me dejes en paz de una vez por todas.

- Suficiente.- mmadre aparece.- Es hora de que te vayas, Jonathan. Mis hombres te llevarán sin que nadie lo note.

- Gracias, madre.- escucharlo me hace poner los ojos en blanco.

- Tu padre no está, pero yo sí.- toma mis mejillas con suavidad.- Esta es tu oportunidad para matar a esa mujer y posicionarte nuevamente como el heredero. No falles... ella te humilló al sabotear tu negocio. Haz que lo pague con su vida.

Ahora soy invisible para ella. Ni siquiera me felicitó por haber descubierto todo lo que me pidió. Estuve días buscando información sobre Adira, y ni siquiera recibí un mínimo gesto de agradecimiento.

Me marcho del lugar, dejando a Sara Jones con su hijo perfecto.

Como dije antes, que Jonathan sea el heredero me borra de tener que ser igual que ellos, de seguir con el legado violento de mi familia. Pero eso no quita las ganas de que Jonathan fracase constantemente. No quita el odio que siento por él y por todos aquí.

Es de noche. Espero fuera de mi oficina, a que Jonathan se marche. Finalmente, lo veo salir por la puerta, seguido de mi madre.

- ¿Te aseguraste de que las cámaras no lo capten?

- Sí.

- Genial. Hoy, finalmente, Adira Kiervan morirá.- habla con seguridad.

- Adira Smith.- la corrijo.- Después de todo, es la hija de mí...

- Ella no es una Smith. Nunca vuelvas a decir eso.

- Claro, lo siento.- la miro, buscando algo más.- ¿No me dirás nada más, madre?

- No.

- Creí que... me felicitarías por mi trabajo.

- ¿Por qué lo haría? Tú mismo lo dijiste, es tu trabajo.- y sin más, se marcha, dejándome solo en ese pasillo oscuro.

Mis ojos se cristalizan con el enojo y la decepción que recorren mi cuerpo. Me seco las lágrimas que caen por mi rostro y regreso a mi lugar.

Pasan unas horas hasta que me entero de que Jonathan finalmente ha llegado a su destino.

¿Cuál es su destino? ¿Qué intenta hacer?

Jonathan planea irrumpir en la fiesta de Adira, su plan es matarla allí mismo. Va acompañado de los hombres de mi madre.

Ella cree que si hace esto, mi padre y todos lo verán como el futuro heredero, pero eso no es así.

"Sus hombres", ella los llama así, pero lo que no sabe es que entre ellos también hay hombres que trabajan exclusivamente para mi padre, quien está de viaje en este momento.

- Tu padre ya sabe de la partida de Jonathan.

Bastián es probablemente la persona más cercana a mí, quizás el único amigo que tengo, y es quien se encargó de que mi padre supiera lo que está sucediendo ahora mismo.

- Bien, ahora a esperar que el desastre suceda.

¿De qué desastre hablo? Del que se avecina cuando varios hombres que acompañan a Jonathan se nieguen a ayudarlo. Si mi lógica no falla, mi padre dará la orden de que nadie ataque la fiesta.

La fiesta está llena de soldados experimentados. Solo un tonto se creería capaz de asesinar a alguien como Adira, alguien que, al parecer, está protegida por dos grandes agentes de la ASPA, alguien que ha sido entrenada durante años.

Si mi padre es tan inteligente como dice ser, impedirá que se convierta en un desastre.

Camino hasta la sala y me dirijo hacia la ventana. Observo cómo varios autos ingresan y veo a un hombre de traje elegante bajar, acompañado de cientos de hombres uniformados.

Es mi padre.

Cumplí con mi parte del trato... solo que lo hice a medias. Ayudé a encontrarla, pero también me aseguré de enviar todo lo que investigué sobre ella a Gerard Rousseau, la mano derecha de mi padre, quien no dudó en informárselo.

- ¿Alexander, qué carajos acabas de hacer?

- Mi trabajo.- respondo firme.- Informar a mi padre lo que haces cuando él no está.

- Te voy a mandar a las celdas y...

- No puedes hacerlo, porque no eres la líder.

El poco aprecio de ella me reafirma que hice lo correcto. Por un momento dudé en contárselo a mi padre, pensé que si no lo hacía, tal vez mi madre me tendría en cuenta. Pero ni siquiera me agradeció por pasar horas encerrado buscando la información que me pidió. Así que supe que hice lo correcto.

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Holaa, pido perdón por la tardanza estuve con un bloqueo tremendo, pero ya me volví a inspirar, tengo pensado subir maratón algún día ¿Cuándo? Ni idea, pero juro que lo haré.

Le estoy poniendo muchas ganas al capitulo que sigue, no sé cuando lo terminaré de editar pero seguro será en estos días.

La canción de arriba queda demasiado con Alexander (vienen muchos capítulos narrados por el, donde se sabe mucho más sobre su vida)

Besos, Lour

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