Capítulo 17
"Una promesa de amor"
Adira.
- Es una maldita hija de puta.- me dice Cloe al otro lado del teléfono.
Nada más salir de la oficina de Luke, fui directo a mi habitación, recogí un par de cosas y me fui al departamento. No tenía ganas de quedarme más tiempo. No encontré a Cloe ni a Jay para contarles lo que había pasado, pero con lo rápido que corren los rumores en el Comando, supuse que ya lo sabían.
Ya es de noche. Le mandé un mensaje a Cloe cuando llegué y le dije que la llamaría después, que estaba bien. Lo mismo le dije a mi hermano.
Mis padres me llamaron hace un rato, me informaron que todo estaría bien y que Vanessa no aparecería por unos días.
No puedo tener ni un día de paz. Siempre pasa algo.
- Hubiera pagado por ver cómo le rompían la nariz. La próxima vez que la vea, le rompo una pierna, de paso.- su comentario me arranca una sonrisa, no dudó de que lo haría.
- Es una maldita. Siempre lo ha sido. Y con los años se ha vuelto aún más loca.- respondo.
- Me cae fatal. Siempre se hace pasar por buena, pero en realidad es una perra.- dice Cloe, claramente harta.
- Creí que con los años habría cambiado.
- Para nada. Cuando te fuiste, empezó literalmente a querer ocupar tu lugar. No sé qué obsesión o falta de amor tenga, pero cuando te fuiste, de repente quiso ser mi amiga.- me cuenta Cloe.- Antes me detestaba.
- Siempre ha querido ser tu amiga, Cloe.- le digo.
- Sí, y siempre la he rechazado por cómo te trataba. Por eso me ganó su desprecio. Pero después intentó acercarse a Jay también, y ni hablar de lo obsesionada que está con Luke.
- Sí, eso lo he notado. La verdad, creo que siempre le ha gustado.- comento.
- Sabes que aquí y en cualquier parte del mundo, la gente ve a Luke como atractivo, eso no es un misterio. Pero ella... No sé, siento que de verdad quiere todo lo que tenías. Como si intentara llevarse bien con todos los que te rodean.
Vanessa viene de una familia llena de oficiales, agentes y soldados. Es de las familias más prestigiosas, la verdad, nunca nos llevamos bien, principalmente porque siempre formó parte del grupo que me hacía la vida imposible.
Es caprichosa, viene de familia adinerada, así que siempre se ha creído una maldita diva. Hubo un tiempo en que intentó caerme bien, pero en ese entonces yo era joven, venía de un lugar complicado y no me relacionaba con nadie.
A Vanessa siempre le ha gustado agradar a todos y, a los que no le caían bien, los compraba de alguna manera. Conmigo era diferente, no me interesaba su charla ni su amistad. Me ganó su desprecio, y a medida que crecía y lograba más cosas, me fue detestando más y más, hasta que se convirtió en una de las personas que más hablaba mal de mí.
Lo peor es que fingía ser una de esas chicas buenas, pero en realidad es una bruja. Conmigo nunca funcionó esa fachada, por eso con el tiempo dejó de pretender y se mostró tal como es. Cloe no la soportaba por lo mismo. Y Vanessa siempre ha querido formar parte de nuestro grupo, siempre ha querido agradar a Jay y a Luke, pero la castaña y yo nunca dejamos que eso pasara.
Ellos son un poco idiotas a veces. A Jay le cae bien todo el mundo, pero supongo que la mala energía de Vanessa hacia mí era tan fuerte que hasta él se daba cuenta, por eso nunca permitió que se le acercara demasiado. Y Luke, bueno... Luke siempre ha sido educado y amable con todos.
A Luke siempre lo han tratado bien por ser quien es, pero es el tipo de persona que, por muy amable que sea, no te compras tan fácilmente. Se guía mucho por cómo tratas a los demás. No le gustan las personas que pretenden ser buenas con él y luego son horribles con los demás.
Es muy justiciero, no le gusta la injusticia ni la gente que se cree más de lo que realmente es. Tampoco le gustan los tratos especiales. No le gusta que la gente quiera todo servido, ni que se acerquen a él por conveniencia.
Durante años fui testigo de lo interesados que podían ser los soldados aquí, por eso Luke mantiene su círculo de "verdaderos amigos" tan cerrado. Tiene conocidos y personas a las que tolera, pero creo que su único amigo de verdad es Jay.
Siempre han sido como hermanos, y cuando llegué... Bueno, tuvo que acostumbrarse a mi presencia. Al principio no me quería para nada, supongo que tenía celos de ver a Jay conviviendo con alguien más. Yo no me despegaba de mi hermano, Jay fue la primera persona a la que me uní luego de mucho tiempo.
Después conocí a Cloe, la llevaba a casa y, con el tiempo, empezó a llevarse bien con Luke y Jay, especialmente con Jay, como es evidente. Se terminaron gustando y ahora son una cursi pareja de telenovela.
Cuando me fui, supe que Vanessa decía lamentar mi partida, pero en realidad seguro lo disfrutaba. Creí que con los años habría madurado, pero Cloe no me hablaba mucho de ella. Solo lo importante: sobre mi familia y sobre ella. No quería saber mucho sobre el ejército de Boston, me hacía mal.
- Ya está. No tiene caso seguir pensando en ella.
- Tienes razón.- responde Cloe.- Pero no puedo evitar sentirme feliz al saber que, además de llevarse el golpe, se llevó la suspensión. Y mientras mi querida reina está descansando en casa...
Me dice que todo estará bien y que mañana ya todo estará olvidado. Lo cual dudo, pero bueno, mañana será otro día.
Un día sin Vanessa. Gracias a Dios.
Escucho a Jay y hablo con él un rato. Está igual de enojado que Cloe, pero ambos festejan que no veremos a Vanessa en varios días.
- Cuando vuelva, la llenaremos de papeleo. Así se entretiene con algo en lugar de estar jodiendo.- conociendo a Jay, sé que es capaz de hacerlo.
Me hacen reír un rato y finalmente me despido de ambos.
Cuelgo justo a tiempo, porque del baño sale Luke. Está recién salido, sin camiseta, con un short negro, el cabello mojado aún goteando, pasándose la toalla por él.
- ¿Todo bien?- me pregunta, acercándose, dejando un beso fugaz sobre mis labios.
- Todo bien.
Se acomoda a mi lado en la cama, su cercanía inmediata me llena de una energía cálida y vibrante.
Cuando llegué al departamento, vi un mensaje suyo: "Si quieres, puedo pasar por tu casa después de mi trabajo en el Comando". Le dije que sí, y poco después de la cena llegó con un pote gigante de helado, como siempre, mostrando su cariño en los pequeños detalles.
-¿Me esperaste para comer el helado o ya lo has devorado toda tú sola?- pregunta, viendo el pote y las cucharas sobre la mesa de luz.
- Te esperé.- miento, claro, ya había comido la mitad.- Lo acabo de traer.
- Mentirosa.- levanta el pote y mira su contenido.- Está casi vacío.
- Bueno... comí un poquito.- abro el pote y sonrío nerviosa.- O tal vez comí mucho.
Su risa suena genuina, provocándome un cosquilleo.
- Está bien, lo compré más para ti que para mí.- Saca una cuchara del pote y la introduce.
- Es que tardaste mucho en la ducha.- comemos el helado juntos, disfrutándolo con calma.
- Tú tardas más.- me responde.
- Bueno, la próxima vez nos bañamos juntos, así ahorramos agua.- digo con una sonrisa traviesa.
- Me gusta esa idea.- su mirada se vuelve más intensa, más coqueta, y siento como mi corazón acelera mientras se inclina para robarme un beso, uno tras otro.
- Sabes a chocolate.- se relame los labios, y mi pulso se dispara, haciéndome perder el aliento.
Luke aparta el helado, buscando algo más que mi boca. Sus manos se deslizan por mi cuerpo, elevando el calor entre nosotros, tocando cada rincón de mi piel con una delicadeza que me quita el aliento. Su toque se hace más intenso, subiendo desde mi muslo hasta mi cintura, y un escalofrío me recorre al llegar a mi cuello.
El beso se profundiza, cada caricia suya me arrastra más, como un imán que atrae todo de mí hacia él. Su lengua se adentra en mi boca, invadiéndome con deseo, y no puedo evitar dejar escapar un gemido bajo.
- Oye... el helado se va a derretir...- intento molestarle, aunque ambos sabemos que el helado es lo último que importa ahora.
- Te compro más helado luego.- su voz está más ronca, su mirada más oscura, y la presión de sus labios sobre los míos me hace perder el sentido.
- Pero quiero comer helado ahora...- le empujo ligeramente, buscando alcanzar el pote que ha quedado apartado sobre la mesita de noche.
- Cómeme a mí.- me sujeta con fuerza por las caderas, deteniéndome en el aire, su cuerpo manteniéndome en el lugar que él decide.
Su respiración se entrelaza con la mía, el espacio entre nosotros se llena de tensión, y con un movimiento rápido, me pone bajo su cuerpo, inmovilizándome con sus brazos a cada lado de mi cara.
Un jadeo escapa de mis labios cuando lo siento contra mí, su peso, su calor, su proximidad. Verlo ahí, encima de mí, es lo más cercano a la perfección.
Cabello oscuro, ligeramente desordenado, esos ojos verdes que me desarma cada vez que me miran, su rostro perfectamente esculpido, la mandíbula marcada, los tatuajes adornando su piel... Parece un modelo, un sueño hecho realidad.
El toque sobre mi piel me arranca gemidos que no puedo contener, y él parece adorar escuchar cada uno.
- Esto es mejor que comer helado.- pasa una de su mano debajo de mi camiseta, llegando a mis senos, tomándome desprevenida.- ¿Sigues queriendo comer el helado antes que a mí?- su mano sobre mi piel me arrebata gemidos que el patrece adorar escuchar.
- Sí.- respondo y él aprieta su toque sobre mis pechos.
Mueve sus dedos lentamente, trazando círculos suaves sobre mi piel. Mi respiración se entrecorta, intentando suprimir el gemido que quiere escapar, observando cómo pasa la lengua, jugando con la suavidad de mi cuerpo con una delicadeza que me quita el aliento.
El placer recorre mi cuerpo mientras él se toma su tiempo para tocarme de la manera más intensa, como si cada caricia fuera una promesa. Me besa el cuello con una suavidad peligrosa, mientras su otra mano se desliza por mi pierna, levantándola y poniéndola al rededor de su cadera. Siento su toque suave, llegando a la tela ligera de mis pantalones, y no puedo evitar ser consciente de la humedad que ya me empapa, incluso a través de la ropa.
- Bonitos shorts.- murmura, mientras los retira con un movimiento rápido.- Y un buen trasero.- agrega, dándome una nalgada, que me hace sonrojar.
Busco su boca, pero me esquiva, una expresión de satisfacción cruza por su rostro cuando me nota desesperada por otro beso.
Se inclina sobre mi estómago, dejándome besos en un camino hasta mis pechos, cada beso es más lento que el anterior lo que hace que mi pulso se disparé cada vez más.
- Delicioso, más que el puto helado.- chupa mis pezones y me quita más de un gemido, besa toda mi clavícula y pasa su lengua por mi cuello queriendo saborear cada rincón de mi cuerpo.
Paso mi otra pierna al rededor de su cadera, tratando de sentirlo más cerca de mí, y siento como su miembro se endurece a través de la tela.
Vuelve a besar una de mis tetas como si fuera lo mejor del mundo, mientras que con su mano acaricia la otra. Termina acercando sus labios a los míos, pero no me besa, lo cual me desespera y provoca que le estampe la boca contra la mía. Intenta correrse, pero atrapo su labio con mis dientes haciéndolo soltar un jadeo.
Lo tomo del cabello cuando me responde el beso finalmente, y paso mis brazos por su cuello rodeándolo.
Siento mis bragas empapadas y no puedo evitar devorarle la boca, cambia la posición dejándome arriba de él y aprovecho para acariciar sus pectorales.
Mando mi mano a su pantalón, pero me detiene de repente. La confusión pasa por mi rostro cuando me baja de encima de él.
- ¿Qué haces...?- lo veo acomodarse y tomar el pote de helado que dejo a un lado antes.- ¿Es en serio?
Es un maldito.
- Deja eso.- intento quitárselo.- ¡Deja eso!
- ¿No que era mejor el helado?- me sujeta las muñecas con su mano.- ¿Ya no quieres el helado, maldita loca? Pues ahora soy yo el que quiere comer helado.
Me safo de su agarre mirándolo mal cuando veo que realmente está comiendo el helado.
- ¿Quieres?- me lo ofrece burlonamente.
- Idiota.- me cruzo de brazos a su lado.
- Fuiste tú la que dijo que prefería el helado.
- ¡Solo bromeaba! Pero bueno... te acabas de perder una buena follada.- me acuesto en la cama tapándome con las sabanas.- Que disfrutes el helado.- me volteo dándole la espalda.
No he cerrado los ojos cuando siento que me descubren completamente y me atrae hacia él, me tiene pegada a su pecho.
- Quítate.- le digo.- Me ibas a dejar con las ganas, maldito hijo de puta.
- Ven que te las quito.- mete las manos en mis bragas quitándomelas.
- No, ya no quiero.- mentira.
Me doy vuelta quitando su mano de mi entrepierna.
- Tú me dejaste con las ganas hoy a la mañana.- me vuelve atraer a él.
Se estaba tardando en reclamar.
- No lo recuerdo.
- Te perdiste una buena follada matutina.- vuelve a meter los dedos en mi entrepierna.- Pero no te preocupes, que te la doy ahora.
- No la... quiero.- siento como introduce los dedos en mi coño.
- ¿Segura?- aumenta el movimiento.- Yo te veo bastante contenta.
Me besa la boca y muerde mis labios mientras sigue metiéndome los dedos, mando mi mano a su short quitándoselo y tomando su miembro. Le doy placer igual que él a mí.
Siento como mis fluidos caen sobre sus dedos, empapándolo mientras él junta sus labios con los míos.
Aumento el ritmo de mi mano sobre su miembro, y cuando me separo de él, lo veo meterse los dedos en la boca lamiendo mis jugos.
- Más rápido.- me besa la boca mientras muevo mi mano, lo veo cerrar los ojos y escucho como respira pesadamente.
Aumento la velocidad, mi mano resbala cuando se corre. Me llevo la mano a la boca y repito lo mismo que él, chupándome los dedos.
- Hazlo.- le digo.- Fóllame, maldita sea.- no necesito decir más que eso para lograr que me penetre como nunca.
Entra y sale aumentado el ritmo, apretando mis caderas para sentirme más cerca de él, mi corazón late a mil por hora y sus manos inquietas aprietan mis tetas, mandando miles de escalofríos por todo mi cuerpo.
Se le marcan las venas de los brazos y le rodeo la cadera con las piernas, introduciéndolo más dentro de mí.
Me embiste tan fuerte que la cama chilla, me muerdo los labios y cierro los ojos. Una, dos, tres, cuatro, cinco... pierdo la cuenta de cuantas veces entra y sale de mi interior. Me tiembla el cuerpo del deseo que me recorre por cada una de mis extremidades.
Siento que ya viene, el orgasmo está a nada. Veo sus ojos y nos miramos y besamos entre jadeos mientras vemos como el orgasmo nos llega a ambos.
Se me contraen todos los músculos cuando siento que algo explota de deseo dentro de mí. Luke me besa la boca y me sujeta del pelo, me mete la lengua brutalmente.
Me duele todo el cuerpo de lo fuerte que me ha embestido esta vez. Se separa de mí dándome un último beso, me acomodo sobre su pecho, mientras él acaricia mi espalda desnuda.
- Menos mal que preferías el helado.- bromea.
- Me debes otro helado.- le recuerdo.
- Solo si viene acompañado de otra follada como esta.
- No prometo nada.
- Eres jodidamente deliciosa.- me besa antes de abrazarme fuertemente.- Te quiero así, a mi lado, siempre.
- Así será. Siempre.
Es una promesa, no pienso moverme de su lado, nunca más.
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BUEEEENOOO.
Muy rico el helado chicos. *guiño*
Me encanta escribir a estos dos juntos, me hacen tan feliz. Próximamente se vienen muchosss caps con lindas escenas.
Ya podemos saber un poco porque se llevan mal Adira y Vanessa.
Espero les haya gustado el capitulo. Me retrase un poco en subirlo porque no me daban los tiempos, probablemente la semana que viene también se me complique. Pero prometo traerles aunque sea un capitulo.
Muchos besos.
Lourdes.
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