La cita 2/2

Maya Thomson en multimedia.



Lauren.



—Te ves hermosa —Bryan arrimó mi silla para que me sentara bien y yo sonreí un poco nerviosa. Realmente estaba cagada de los nervios.

—Gracias, tú también te ves muy guapo —él sonrió y se sentó frente a mí viendo su menú.

— ¿Qué has hecho esta semana? Siento no haberte escrito, he estado muy ocupado en el hospital —me removí nerviosa y solté el aire que tenía guardado lentamente.

Esta semana había sido bastante larga.

—Pues... Realmente, nada interesante, ¿y tú? ¿Algún caso nuevo que quieras contar? —Bryan entrecerró los ojos y luego apartó la mirada centrándola en su menú. Supongo que se había dado por vencido de sacarme información.

—No, realmente el caso más interesante de esta semana, fue el nacimiento de dos gemelos, fue un parto por cesárea en el que casi muere la madre, pero por suerte logramos estabilizarla y, hasta ahora, se encuentra en recuperación al igual que sus bebés, ellos nacieron prematuros —asentí. Debía ser genial poder hablar cosas así en tu día a día.

— ¿Cómo se llaman? —pregunté curiosa y él me miró sin entender —. Los bebés, ¿cómo se llaman?

—Oh, se llaman Kenan y Kaled.

—Lindos, me gustan sus nombres —sonreí poniendo una mano en mi vientre. ¿Cómo se llamaría el mío?

Digo, el de David y Amelie, ¿cómo se llamaría su bebé?

— ¿Qué vas a ordenar? —preguntó Bryan y aparté la mirada de mi pancita. Me daba nostalgia que aún no se viera nada. Era tonto, pero algunas veces me daban ganas de ver el famoso vientre de embarazada en mí.

—No lo sé, si ordeno espaguetis, me darán ganas de vomitar en la madrugada, si ordeno sopa, vomitaré ahora. Creo que arroz, sí, arroz chino con papas fritas —me decidí y Bryan sonrió asintiendo.

—Bien, yo pediré una ensalada de tomate, arroz y asado negro —asentí y ambos pedimos nuestras bebidas hablando de cosas triviales.

Bryan era un chico muy guapo. Extremadamente inteligente, atento y caballeroso. Era muy optimista y también muy vulnerable. Aún hablando de temas superficiales con él, me di cuenta de que él realmente tenía interés por mí. Un interés que me estaba haciendo sentir... Linda, no solo linda físicamente, hablaba de un atractivo más allá de lo superficial. Que un hombre como él se viera interesado en mí, me subía la autoestima a mil. Era agradable esto.

—... Fue... Fue muy horrible, te lo juro —reí a carcajadas cuando él terminó de contar y me ahogué con una papa comenzando a toser como una maldita enferma. Ay, qué vergüenza — ¿Lauren? ¡Lauren! —Bryan me dio palmadas en la espalda y yo reí aún tosiendo, realmente me iba a morir convulsionando.

—Estoy... Bien... Solo —ay, mi pancita. Puse mi frente sobre la mesa intentando parar de reír y toqué mi vientre para evitar el dolor en él por tanto reír. Tenía demasiado tiempo sin reír así, me iba a dar algo.

—Okay, creo que más nunca te vuelvo a contar algo gracioso —Bryan sonrió cuando sequé mis lágrimas y reí aún más sin poder contenerme; estaba teniendo el ataque de risa más escandaloso del mundo.

—Lo siento... Es que... —intenté parar de reír pero no pude, solo puse una mano en su hombro recuperando la fuerza —. Tenía tiempo que no me reía así, David... —la expresión de Bryan cambió y yo lentamente procesé mi error. Mierda, le dije David a Bryan —. Lo siento, yo...

—No te preocupes, entiendo que pases mucho tiempo con él y te acostumbres —pude ver una expresión indescifrable en sus ojos.

—Pero igual, lo siento. Sé lo que se siente sentirse así —como la segunda opción de alguien.

— ¿Por qué lo dices? —porque hace una semana casi me convierto en la amante de mi tormento alias Davidcito.

—Por nada, experiencias —ladeé la mano para quitarle importancia y él frunció el ceño no muy convencido.

— ¿Por qué...? —Bryan calló cuando una tercera persona se detuvo frente a nuestra mesa y acto seguido, se sentó con nosotros sonriendo con malicia y confianza.

—Hola, cuñadita —Taylor Crild se relamió los labios y yo sentí mi cara arder como el infierno por el momento tan bochornoso.

Mátenme.

...

David.



— ¿Tú crees que se estén besando? —preguntó Maya viendo fijamente el televisor y yo me hundí aún más en el sofá.

Mátenme.

—No lo sé, Maya, es su cita, ella puede hacer lo que quiera —y justo por eso estaba mal. Yo sabía que lo que ella quería era una baticogida. ¿Por qué diablos Daniel inventó esa palabra?

—Creo que le deben estar dando duro contra el muro —le di un golpe con el cojín a Maya para que dejara de hablar y ella rió viéndome de manera burlona —. ¿Qué pasa, pitufo mayor, estás celoso? —fruncí el ceño y aparté la mirada viendo a Rapunzel escapar del castillo con el ladrón.

—No son celos, solo que es su privacidad, déjala —me crucé de brazos y me negué a reproducir esas imágenes en mi mente. Ren con Bryan. Me causaba desagrado —. Ella puede hacer lo que quiera —y tú no eres nadie para impedírselo. Me repetí a mí mismo suspirando.

Desde que le hablé intimidante a Ren en las escaleras no había dejado de reprenderme a mí mismo. ¿Qué rayos me pasaba? Yo no era nadie para decirle a ella lo que podía o no hacer. Ni siquiera con Amelie lo hacía, ¿por qué con ella era diferente? Y con esto no estaba diciendo que si Lauren fuera mi novia, yo le negaría cosas. Eso es mentira. Mi madre y mi padre me habían inculcado muchas cosas, entre ellas era que si yo algún día tenía una esposa, novia o prometida, iba a ser eso, una mujer que compartiría la vida y el amor conmigo. Eso no significaba que sería mi sirvienta o haría por mí lo que hacía mi progenitora, (lavar mi ropa, cocinarme, etc), eso también lo debía hacer yo.

Y ahora me sentía horrible porque me estaba comportando como un maldito tóxico, celoso, posesivo. Porque sí, estaba muriendo de los celos.

— ¿Por qué luces triste? —Maya frunció un poco el ceño y me miró con preocupación.

—No estoy triste, estoy feliz —intenté convencerme a mí mismo y la mano de maya se detuvo en mi mejilla girando un poco mi cara en su dirección.

—No, Dave, estás triste —clavé mi mirada en mis manos y ella me hizo mirarla subiendo un poco mi cara —. ¿Qué te pasa?

—No es nada, peque, solo... —Maya puso su dedo índice en mi labio y negó como diciendo, "yo no me creeré ese cuento".

— ¿Es tu prometida? ¿Estás peleado con ella? —fruncí el ceño y negué, ¿por qué preguntaba eso?

—No, Maya, no es eso...

— ¿En serio? A ver —alcé una ceja cuando me tendió su dedo meñique y me hizo verla fijamente a los ojos — ¿Pitufi- promesa? —abrí y cerré la boca sin entender.

— ¿Qué...?

—Promesa de garrita —aclaró rodando los ojos y yo alcé las cejas entendiendo.

—Sí, promesa de garrita, pitufi- promesa... Como sea —Maya era muy rara.

—Vale, entonces es sobre Lau —sonrió y puse una mano en mi cara sin nada de paciencia.

—Que no es sobre Lauren, Maya...

—Lo es, no lo niegues, me di cuenta de la mirada que le echaste cuando bajó por las escaleras. Casi se te sale la baba, no lo niegues —rió y apreté mis labios recordando ese momento. Realmente se veía preciosa con ese vestido azul.

—Se veía bonita, sí... —admití y Maya pegó un chillido dejándome en trance por unos segundos.

— ¡¿Viste?! Ahora admite que estás loco por ella, ¡¿qué es lo que esperas, David?! ¡La tienes toda para ti! —bufó y yo me recosté en el sofá viendo al techo.

—Ella no está interesada en mí, Maya, lo sabes... —mierda.

— ¡ENTONCES SÍ TE GUSTA! ¡AHHHH! —cubrí mis oídos cuando comenzó a brincar y a gritar y la hice callarse lanzando un cojín en toda su cara.

—No me gusta, ¡tengo prometida!

— ¡Amelie ni siquiera está aquí! ¡Nunca está aquí! ¡¿Dónde queda su interés por su compromiso?! Nunca la veo pendiente de ti. Tú eres el que siempre la llama, ella solo te responde los mensajes. Nunca te veo sonriendo por ella, nunca te veo hablando de ella. ¿Cuándo fue la última vez que hizo algo lindo por ti? ¿Cuándo fue la última vez que se acordó de una fecha importante? Dime, ¿ella sabe cuál es tu cantante favorito? ¿Ella conoce tus secretos oscuros? ¿Ella se preocupa por tus asuntos? ¿La ves interesada en el bebé o en lo que ese bebé la beneficia? No digo que sea una mala novia, pero ¡mírate! Siempre estás dispuesto para ella y ella simplemente está pendiente de sus sesiones... Tú tal vez estés preparado para el compromiso... Pero ella solo está preparada para la fama —abrí y cerré la boca sin saber qué decir. Wow.

—Amelie no es mala, Maya...

—Yo sé que no es mala, pero ella no tiene los mismos pensamientos que tú —me quedé sentado en el sofá y ella se cruzó de brazos viéndome aún de pie —. Ya me dio sueño, subiré a mi habitación.

Asentí y me quedé aún ahí.

Aún más confundido que nunca.

...

Lauren.



—Adiós, cuñis, adiós, doctor —me hundí en mi asiento y Bryan simplemente se despidió de Taylor estacionando por fin frente a mi edificio.

Fue la cita más incómoda del puto mundo.

—Lo siento, en serio yo... —los labios del doctorcito se unieron con los míos en un beso suave y no tardé mucho en corresponderle enrollando mis brazos en su cuello para aumentar la cercanía.

Solté mi cinturón de seguridad y decidí profundizar el beso acercándome aún más a él; lo malo es que estábamos dentro de un auto y era un poco incómodo.

Qué calor.

—Lauren —Bryan tocó un poco mi cuerpo pero se separó lentamente mirándome con atención —. Quiero... Quiero hacerlo, pero no así —nos señaló a él y a mí dentro del auto y yo acomodé mi cabello asintiendo un poco. Bueno, tenía razón.

—Sí, tienes, razón, yo... Lo siento —intenté bajarme pero él me detuvo tocando mi brazo para evitar mi huída.

—Oye, espera, en serio...

—No te preocupes, entiendo —sonreí un poco incómoda y nerviosa y él tocó mi mejilla haciéndome tragar seco.

—Tienes unos labios adictivos y, sé que ya te lo dije, pero es en serio. Tienes los labios más adictivos que he besado —sonreí y aparté la mirada.

—Gracias, es que besas bien —balbuceé y luego suspiré —. Siento que la cita se haya arruinado. Los Crild a veces son muy intensos...

—Hey, me divertí mucho con los chistes de Taylor —reí y aparté la mirada. Hablaría con ese niñito muy pronto.

—Arruinó la privacidad...

—Pero me dio motivos para invitarte a otra cita —levanté la mirada de golpe y lo miré con emoción.

— ¿En serio me invitarás a salir de nuevo?

—Sería muy estúpido si no lo hiciera, Lauren —pasó su dedo pulgar por mi labios inferior y yo sonreí nerviosa.

—Gracias, Dave... Bryan —me removí nerviosa y él simplemente apretó sus labios sin decir nada.

—Adiós, Lau —volvió a besarme y sonreí contra sus labios devolviéndole el beso.

—Adiós.

Cuando entré al pent-house aun me encontraba sonriendo por el momento. Dejé mi bolso en la mesilla de entrada y mordí mi labio inferior tarareando una canción tontamente.

—Buenas noches —una voz masculina me hizo saltar y miré sorprendida a David cuando esté salió de las sombras del marco de la puerta de la cocina con un vaso de agua.

—Hola... Buenas noches —caminé nerviosa hasta las escaleras pero él volvió a hablar provocando el final de mi huída.

— ¿Cómo te fue?

—Bien, tu hermano arruinó mi cita —sonreí como si nada y él frunció el ceño.

— ¿Daniel? —negué —. ¿Taylor? —rodé los ojos y asentí —. ¿Qué hizo?

—Se la pasó contando chistes malos sobre cosas estúpidas hasta que estuvimos frente al edificio. No nos dejó solos ni un momento, pero no te preocupes, gracias a él, tendré una cita de nuevo —sonreí embocinada y David alzó las cejas asintiendo lentamente.

—Bien, me alegro por ti —fruncí el ceño por su tono. Parecía estar bien. ¿Estaba bien? ¿No le afectaba?

—Bien.

—Bien.

Sonreí forzada y me quité los tacones comenzando a subir las escaleras con lentitud, debían ser la una de la mañana, había tardado más de lo que creí.

—Mañana es la boda de mi hermano —abrí los ojos impresionada y me giré —. Hablo de mañana, mañana. No hoy —aclaró y sonreí asintiendo.

—Por fin, hablaré con Dania hoy.

—...Y ya llegó Amelie —mi sonrisa se borró y todo mi cuerpo dejó la emoción de un lado —. Llegó hace una hora, está durmiendo.

—Oh, vale, está bien —suspiré y sonreí forzada —. Supongo que estás feliz, ¿no?

—Sí... Sí, lo estoy... —él dudó y yo alcé una ceja.

—Vale, entonces descansa —mis ojos picaron un poco y me giré antes de que él notara mis ganas de llorar.

—Ren, espera —volvió a llamar y respiré hondo deteniéndome a más de la mitad de las escaleras.

— ¿Sí? —pregunté sin atreverme a girarme.

—Mi cantante favorito en realidad es una banda, se llama Cigarettes After Sex —fruncí el ceño y sonreí girándome con una pequeña sonrisa.

— ¿Qué?

—Solo te lo quería decir —sonreí aún más y asentí lentamente.

—Ya lo sabía.

— ¿Qué? —su extrañez me divirtió. David no sabía lo acosadora que podía llegar a ser con alguien que me importaba.

—Siempre escuchas una canción de ellos por la mañana, cuando estás en tu estudio de trabajo escuchas mucho Affection. Y cuando llevas a Maya a la escuela pones Sweet... Aunque a veces pones "Si yo fuera un chico" De Beyoncé y no estaba muy segura si esa era tu canción favorita. Tienes por tono a NF pero no dejas de escuchar Apocalypse —me encogí de hombros y él me miró unos segundos con los ojos brillantes, ¿tenía ganas de llorar? —. Yo... Ehm... No es como si te estuviera acosando, solo... ¿Eso es todo?

—Sí, gracias, descansa —sonreí un poco nerviosa y tragó con dificultad, como si estuviera intentando no llorar.

—Vale... Descansa.



...

Holaaa.

Sí, sé que se supone que los maratones son seguidos pero tuve un pequeño problema que por suerte pude solucionar. (En serio lo siento mucho, chicos, intentaré ser más contaste pero entiendan que estamos ne fechas festivas y tal vez esté ocupada). 

¡Feliz navidad! 

¿Cómo están, chicos? Espero que bien. 

¿Qué les pareció este capítulo? 

Realmente, me duele mucho por lo que está pasando David. Sé que todos lo ven como un estúpido y así, pero yo solo veo a un hombre que está intentando luchar contra sí mismo y sus sentimientos. David es un hombre que no se rinde tan fácil y está intentando salvar su compromiso a toda costa. Él quiere a Lauren, pero su moral no le permite acabar todo tan fácil. Es difícil. 

Con mucho amor y un beso en la boca

- Nepasavoir





































Puto el que lo lea. 

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