Capítulo 48- ¿Qué hago?
David.
—Espero tengas una buena excusa para...
— ¡Ren se va! Necesito llegar allá, por favor, trae a los bebés —le colgué a mi hermano y aceleré pensando en todo lo que le diría.
¿Esa mujer estaba loca o qué? ¿Cómo se iba a ir así, sin decirme nada? ¿Cómo se iba a ir con nuestra hija sin siquiera darme la oportunidad de persuadirla?
"—Eres el amor de mi vida, David Crild, nunca dudes de nosotros."
"—Nunca dudes de mi amor, nunca dudes de mí."
"—Prometo hacer lo correcto por ustedes."
Estacioné ruidosamente frente al edificio y bajé de la camioneta ignorando las miradas curiosas de todas las personas por ahí, chismosos.
¡¿En qué rayos está pensando?! Está loca si cree que la dejaré ir. Está loca si cree que la dejaré llevarse a nuestra hija. Está loca si cree que por un maldito contrato lo nuestro se terminará.
Subí las escaleras con rapidez, de tres en tres, si esperaba el ascensor perdería más tiempo y ya había perdido mucho.
— ¡Maya! —escuché un regaño y suspiré aliviado al ver un par de maletas afuera de nuestro departamento. Ella en serio se pensaba ir.
— ¡No quiero, Nastia! —me acerqué lentamente a la puerta y me crucé de brazos cuando la figura de Ren apareció frente a mí con total impresión.
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Qué piensas hacer? —preguntamos al mismo tiempo y ambos miramos a Maya aclarando nuestras dudas.
— ¡Eres una traicionera...! —tomé la mano de Ren antes de que golpeara a Maya y la arrastré conmigo hasta quedar apartados de ahí, necesitábamos hablar a solas.
— ¿Qué estás haciendo, Ren? ¿Estás loca o qué? —la miré desconcertado y ella se acomodó el cabello viendo a los lados con desesperación.
— ¿Loca? ¡¿Loca?! ¡Loca me voy a volver si me quedo de brazos cruzados! ¡No permitiré que Amelie y su padre toquen a mis bebés! ¡No lo permitiré nunca, David Crild! Te lo dije y lo vuelvo a repetir; prometí hacer felices a nuestros hijos y si de eso depende nuestro matrimonio, pues... Ambos sabremos luchar contra eso —la retuve para evitar que escapara y me contuve pensando mi respuesta
— ¡Prometiste hacerme feliz a mí! ¡¿Acaso eso no cuenta?! ¡¿Yo no cuento?! ¡Hasta que la muerte nos separe! ¡¿Tampoco cuenta?! —me alejé de ella pasando mis manos por mi cabello y respiré hondo para evitar girarme y ver su rostro. Podía escuchar su llanto y me sentía incapaz de detenerla porque yo estaba igual.
—Tal vez no estamos listos para cumplir todo lo que prometimos —escuché su murmuro y asentí viendo hacia el techo.
—Sí, puede ser —respondí lentamente y me giré encontrándome con su mirada azulada. Ella estaba vuelta un mar de lágrimas y yo no estaba mejor.
—Será lo mejor para los bebés, Dave, te juro que no lo hago por mal —la abracé cuando comenzó a llorar peor y deslicé mis manos por su espalda intentando aferrarme a ese momento, no la quería soltar, ni ahora, ni nunca.
—No me hagas esto —comencé a llorar y aspiré su aroma sin poder creer lo que estaba pasando. Ella en serio se iba a ir y yo no podía hacer nada, no la podía obligar a quedarse y tampoco la podía hacer entrar en razón; el que debía entrar en razón era yo.
—Lo siento, lo siento mucho... —suspiró contra mi cuello y la abracé con más fuerza agachando la cara para verla a los ojos.
—No te dejaré, buscaremos la manera, lo prometo —ella rió para evitar llorar y sequé sus lágrimas con mis dedos pulgares viendo con detenimiento su rostro.
— ¿Relación a distancia? ¿Sexo por teléfono? Amelie no se quedará tranquila hasta estar de nuevo bajo tus sábanas —su rostro se transformó en una mueca de dolor.
—Todos saben que estamos casados, eso interrumpe los planes de Bel —agaché lentamente la cara rozando nuestras narices y toqué sus labios con suavidad disfrutando el contacto —Yo solo te amo a ti, con ella no pasará nada; ni con ella, ni con otra.
—El deseo ciega, David —tomé su mano cuando se separó caminando lejos y la halé haciendo que su cuerpo chocara contra el mío de manera inesperada.
—Yo solo te deseo a ti — hablé completamente serio.
—Lo sé, yo igual —Ren sonrió con tristeza y yo hice lo mismo abrazándola con fuerza.
—Te amo, Lauren Crild.
—Te amo más, David.
Ambos comenzamos a caminar hacia el departamento y nos miramos de nuevo decidiendo quién le diría la noticia a Maya.
—Hola, peque —le sonreí y ella me miró con la duda reflejada en su rostro.
— ¿Qué te dijo? —preguntó asustada y la atraje hacia mí abrazándola con fuerza.
—Pronto estaremos juntos, ¿sí? Lo prometo —sequé sus lágrimas y ella asintió lentamente.
—Prometo que la cuidaré de posibles padrastros —reí y asentí de acuerdo con la idea.
—Vale, gracias por el apoyo —chocamos puños y sonreímos abrazándonos de nuevo —Cuídate mucho, ¿sí? Y cuida a Ren, te llamaré día y noche, infórmame de cualquier cosa que pase, por más mínima que sea. Si necesitas algo me dices, lo que sea, cuando sea.
— ¿Puedo visitar a mis sobrinos, verdad? —ambos miramos a Ren y ella asintió apartando la cara.
—Claro, el contrato solo va dirigido a mí —volví mi vista a Maya y ella sonrió forzada cuando sus ojos se llenaron de lágrimas con rapidez.
—No olvides buscarnos, papá —me volvió a abrazar y yo la alcé moviéndola de lado a lado.
—No lo haré, hija.
Las ayudé a bajar las maletas y todos nos quedamos estáticos al ver llegar a Daniel con los bebés en sus brazos. Estaban despiertos y bastante inquietos en los brazos de su tío.
—Despídete de ellos al menos, sabes que no se calman hasta que tú los cargas —observé a Ren y ella respiró hondo asintiendo lentamente.
— ¿Qué rayos está pasando? —Daniel frunció el ceño y yo puse una mano en su hombro buscando apoyo.
—Los amo mucho, mucho —Lauren lloró entregándome a los bebés y yo tragué el nudo en mi garganta cuando se llevó las maletas con ayuda de Maya.
—Hermano, ¿estás...? —Daniel me abrazó y yo respiré hondo viendo por última vez a mi esposa y a mi hija mayor.
Pero esa no sería última vez; eso lo juraba.
...
Lauren.
— ¡Espérate un momento, Nas! Déjame acomodar tu camisa —Maya bufó exasperada y yo suspiré dejando que acomodara el cuello de mi camisa de vestir. Iba a llegar tarde y ella no me soltaba.
— ¡Maya, deja de ser tan perfeccionista! —guardé algunas cosas en mi cartera y ella sonrió buscando su cámara para tomarme una foto. Ella parecía la típica madre.
— ¡Estás preciosa! Si no te aceptan en ese trabajo, son unos idiotas —sonreí nerviosa y la abracé dejando un beso en su mejilla —Cuídate mucho, llámame si pasa cualquier cosa y, por favor, vuelve con mi papá —le lancé una mala mirada por lo último y ella sonrió antes de cerrar la puerta en mi cara.
Tragué saliva y me subí al ascensor pensando todo lo que diría en mi cita de trabajo. Había una vacante para el departamento de A&R en la compañía discográfica de Eric y, aunque no quería abusar de su generosidad, estaba buscando desesperadamente un trabajo.
Me había quedado con Maya estas dos semanas en un hotel y no, no en un hotel cualquiera; para nada. A petición del padre de mi hermana- hija, nos estábamos quedando en una suite mientras yo buscaba un lugar adecuado para nosotras. David estaba corriendo con la mitad de los gastos y yo con la otra parte, tenía dinero ahorrado y lo estaba usando para no depender completamente de él.
No quería seguir debiéndole cosas, no quería seguir dependiendo de su dinero, no quería seguir teniendo algo que ver con él. Necesitaba sacarlo de mi mente y cosas como las que mi hermanita acababa de decir, "vuelve con mi papá", no ayudaban mucho. Por el bien de nuestros bebés David y yo no nos podíamos seguir viendo, ni podíamos seguir hablando, ni nada. Él y yo habíamos terminado y realmente, creo que era mejor así.
¿A quién engaño? Lo extraño mucho, muero por estar con él día y noche y no dejo de pensar una y otra vez en su rostro de la última vez que nos vimos. Lo extraño muchísimo, cada vez que cierro los ojos veo sus ojos, su sonrisa y deseo estar con él. Deseo sentirlo otra vez en mis brazos, deseo besarlo de nuevo, deseo dormir con él, deseo escuchar su voz y su risa... Maldición, Amelie es una puta.
Ella y su padre; los dos son unos desgraciados.
Ladeé la cabeza y le di la dirección al taxista pensando de nuevo en mi esposo y mis bebés. Joder, extrañaba mucho a mis desagües.
Extrañaba abrazarlos, darles besitos, jugar con ellos, reír de ellos, extrañaba decirles fastidiosos por cualquier cosa... Los extrañaba muchísimo. Sentía que un pedazo de mi corazón había quedado junto a ellos esa noche, un gran pedazo de mi corazón.
Pero tenía a Maya para consolarme, a ella nunca la dejaba dormir sola, desde que nos habíamos mudado estábamos durmiendo juntas. Las primeras noches lloramos como dos niñas; ambas extrañábamos horrible los abrazos de Dave, pero después de una semana comenzamos a dormir más tranquilas y ahora estábamos en ese punto de equilibrio; tristes por dentro y estables por fuera.
—Señorita, ¿se encuentra bien? —la voz del taxista me sacó de mis pensamientos y yo limpié mis lágrimas enseguida notando que ya estaba en el lugar indicado.
—Sí, disculpe, ¿Cuánto es? —pagué con una sonrisa amable y me bajé del auto respirando hondo. Espero que mi maquillaje no se haya arruinado.
Ayúdame, Joaquín.
Inhalé y exhalé y comencé a dar pasos lentos pero seguros dentro de la estructura. Y como si me hubieran dado un puñetazo en el corazón, recordé que en este mismo lugar había sido mi primer beso con Dave.
¿Por qué tenía que ser tan difícil todo?
—Disculpe, ¿sabe dónde se encuentra Eric Carrey? —pregunté nerviosa a la recepcionista y esta me detalló unos segundos antes de sonreír amable. Era linda, me recordaba mucho a Rox (una compañera del Burlesque).
— ¿Tiene alguna cita, busca algo en específico? —Me observó expectante y yo asentí sacando el sobre que me había dado Berry, él fue el que me avisó del trabajo —Oh, vale. Ve a esta dirección y toca dos veces antes de entrar. Suerte —me guiñó un ojo y yo sonreí agradeciéndole.
Caminé nerviosa por el pasillo y mis ojos se humedecieron al recordar la primera vez que vine. David me puso una venda y me guió por todo el camino con sus manos en mi cintura. Había sentido muchas cosquillas en el vientre, pero nada parecido a cuando me besó; literalmente me desmayé de la emoción.
"— ¿David? Podrían jurar que quieres besarme así que aléjate o pensaré otra cosa —algo en mi interior se removió al sentir su aliento chocar contra mis labios y suspiré cuando él se separó riendo nervioso.
— ¿Qué? No, solo estaba viendo algo —sus manos quitaron la venda de mis ojos y yo sonreí divertida al ver su cara completamente roja."
Me hubieras besado ahí mismo, idiota. Negué sonriendo con nostalgia y toqué dos veces la puerta escuchando un "pase" desde el otro lado.
—Buenas tardes, disculpen la interrupción —cerré la puerta y sonreí al ver a tres sujetos muy conocidos concentrados en unos papeles. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, dos de ellos corriendo a abrazarme con toda la confianza del mundo.
— ¡Laauureen! —Moor me levantó haciéndome chillar entre risas y Berry me liberó del moreno abrazándome él.
—Me alegra que hayas venido —susurró en mi oído y sonreí dejando un beso en su mejilla.
—Gracias por la oportunidad —él negó como si nada y me invitó a sentarme después de haber saludado a Eric.
—Un gusto que estés de nuevo con nosotros —Eric me sonrió amable y yo suspiré nerviosa acomodando mi falda.
—Gracias a ti por recibirme, supongo que ya sabes por qué estoy aquí así que... Es un buen momento pasa empezar.
...
—Un gusto, te llamaré muy pronto —me despedí de los chicos con un fuerte abrazo y salí de ahí con una gran sonrisa.
Podía haber personas mejores que yo y todo lo demás, pero ese puesto sería mío. Tenía experiencia realizando audiciones, trabajando con materiales musicales u ocupándome de compromisos personales de otros. Era buena y estaba muy segura de mis capacidades y mis ganas de aprender de este mundo. Tal vez no era lo mismo que estar sobre un escenario, pero ayudaría a otros a llegar y eso me hacía sentir bien.
— ¿Aló? —contestó mi hermanita y sonreí aún emocionada con todo lo que había hablado minutos antes.
— ¿Dónde estás? —me subí al taxi y la otra línea quedó en silencio mientras yo le indicaba la dirección al taxista.
—Pues en la suite, ¿te dieron el empleo o no? —reí, sabía que me preguntaría eso de una vez.
—Pues... Por el momento, no, pero me fue bien —suspiré nerviosa y apoyé mi cabeza del respaldo del asiento.
— ¿Dónde estás? Oigo mucho ruido —reí. El conductor tenía música de Taylor Swift con un volumen alto, no me molestaba, me gustaba la canción que estaba sonando.
—Voy de camino, ¿puedes pedir la comida? —recogí mi cabello en una coleta alta.
—Vale, ¿lo mismo de siempre? —arrugué mi nariz suspirando. Adiós a las papas fritas.
—No, Dania no me deja comer nada que contenga grasa, pide una ensalada de tomates y de resto lo mismo.
Mi cuñada y ahora entrenadora, era bastante exigente con las dietas y el ejercicio. Hace dos semanas había comenzado a entrenarme con Dania y no, no era nada fácil. Los ejercicios habían aumentado y se habían vuelto cada vez más duros con el paso del tiempo. Dania era una buena entrenadora, había sabido llevar mi ritmo por el tema de la cesárea, pero también era dura y no se apiadaba de mi pobre cuerpecito, ella iba a moldear mi cuerpo en menos de lo que canta un gallo si seguía así y lo valía, mi cuerpo lo valía.
—Vale, solo falta que dejes la carne y te amaré más —rodé los ojos. Maya no iba a ceder nunca su intento de volverme vegetariana.
—No pasará, hermanita —colgué y le pagué al taxista saliendo del auto con flojera. Estaba muy cansada y en unas horas tendría que ir a la universidad.
Odio las obligaciones.
Encendí mi teléfono y comencé a ver las publicaciones. Sonreí al ver un diseño sobre mí que habían hecho mis fans. Sí, míos. Era un collage aesthetic con mis fotos más lindas, se veía genial y me impresionaba que una persona se tomara el tiempo de hacer eso solo para mí.
"Me encanta <3" Lo subí a mi storie en instagram y deslicé mi dedo por la pantalla viendo los distintos comentarios de fotos etiquetadas. Algunos eran insultándome, pero otra gran parte me estaba comenzando a aceptar. Decían que si David se había casado conmigo era por algo y que Amelie tenía que haber hecho algo muy tonto para perder a semejante hombre.
Te extraño. Hice un puchero al ver mis fotos con Dave en mi galería, algunas eran del día de la boda, otras que le había tomado distraído, otras que nos habíamos tomado besándonos o haciendo tonterías... Otras que les había tomado a mis bebés (las cuales eran muchísimas). Los extrañaba, extrañaba a mis chiquitos más que nunca, quería verlos, abrazarlos. Los extrañaba demasiado y algo en mi interior me decía que ellos también a mí, algo me decía que me necesitaban, que no estaban completamente bien y... Por Joaquín, dolía muchísimo.
Mi corazón estaba dividido.
— ¿Y esa cara, te sientes bien? —Maya eliminó su sonrisa y yo hice un puchero abrazándola.
—No —dejé salir varias lágrimas y ella me devolvió el abrazo cerrando la puerta con su pie.
— ¿Lo llamo? ¿Quieres que lo llame? —no respondí. Sabía a quién se refería y sabía qué consecuencia podía haber si lo hacía.
—Es muy difícil —lloré contra su pecho y ella me ayudó a sentarme en el cómodo sofá acariciando mi espalda con suavidad.
—Lo sé, también lo es para mí —murmuró y quedamos así hasta que me calmé y me metí al baño para darme una ducha. Ducha que fue interrumpida por los toques en la puerta.
— ¡¿No me puedo ni duchar en paz?! —grité frustrada y me cubrí con una toalla abriéndole la puerta a Maya.
—Lo siento, tu teléfono no deja de sonar —suspiró y lo tomé con cuidado de no mojarlo cerrando la puerta.
—Lauren aquí, ¿quién allá? —La línea quedó en silencio por unos segundos.
—David —mi corazón latió con fuerza al escuchar su voz y tragué saliva esperando a que continuara —Sé que dijiste que no nos podíamos ver ni hablar más, pero te necesito, los bebés te necesitan.
— ¿De qué...?
—Te extrañan, no dejan de llorar y llevan días sin dormir bien. ¿Puedes venir, por favor?
—Y-Yo...
¿Y ahora qué hago?
...
PREGUNTAS:
¿LES GUSTÓ LA DOBLE ACTUALIZACIÓN?
¿CUAL FUE SU PARTE FAVORITA Y CUAL FUE SU PARTE MENOS FAVORITA?
¿CÓMO SE SIENTEN RESPECTO A LA SEPARACIÓN?
¿QUIÉN MÁS QUIERE MATAR A AMELIE Y A BEL?
Con mucho amor y un beso en la boca.
-Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top