Capítulo 23- Desahogo
David.
—Cálmate, Daniel, mírame —puse mis manos en sus hombros y mi hermano menor respiró hondo enfocando su mirada en mí —. Todo estará bien, ¿te sientes preparado? —Daniel sonrió irónico y botó el aire entre dientes, como si estuviera reteniendo todo en sus pulmones.
—Lo estoy desde que tengo diez años —él sonrió y yo igual. Sabía que lo decía porque a esa edad él y Dania se conocieron. Mi hermano siempre estuvo enamorado de su mejor amiga.
—Estoy orgulloso de ti —nuestros ojos se llenaron de lágrimas y ambos nos abrazamos —. Y sé que Kendall estaría igual.
— ¿Estamos dando las condolencias ya? —Taylor entró riendo y Daniel y yo lo miramos mal.
—Eso le diré a tu esposa cuando te estés casando, hermanito —Daniel le guiñó un ojo y Taylor hizo una mueca espantado.
—Yo jamás me casaré ni tendré hijos. Seré el tío soltero, millonario, playboy... —Daniel le arrojó un cojín en toda la cara para que se callara y Taylor rió acostándose en la cama de la habitación en la que estábamos.
— ¡¿Ya estás listo?! —Venus entró saltando y todos miramos fijamente a nuestros hermanos menores. Los gemelos, Thomas, Alex y Venus, nuestra única hermanita.
—Sí, solo tengo que acomodar esto... —Venus sonrió acercándose a nuestro hermano lentamente.
—Yo te ayudo —tocó sus hombros y luego elevó sus manos acomodando el nudo de la corbata.
—La novia está cada vez más nerviosa —Lena Crild entró sonriendo y todos nos miramos fijamente antes de botar el aire lentamente. No era fácil. Se estaba casando otro Crild; era demasiado impactante. Y más siendo nuestro hermanito. El que siempre decía comentarios fuera de lugar. El que se la pasaba haciendo reír a todos. El que parecía más alejado del altar después de Taylor. Se estaba casando el chico popular que siempre había estado enamorado de la chica tímida. Parecía una novela.
—Te ves guapo, mi amor —mamá se acercó a Daniel y tocó sus mejillas dejando un beso en su frente —. Mi hijo es todo un galán.
—Lo sé, mamá, pero no lo digas tanto, los demás se sienten opacados —todos miramos mal a Taylor cuando habló y él sonrió poniendo su antebrazo sobre sus ojos aún acostado en la cama.
— ¿Cómo está Dania? ¿Ya la vieron? ¿Les ha dicho algo? ¿Se siente cómoda? —era obvio. Daniel estaba entrando en una crisis nerviosa.
—Cálmate, hermanito, la novia está bastante relajada —Venus sonrió y Daniel suspiró un poco más calmado —. Anthony la relaja bastante...
— ¿Qué? —Daniel frunció el ceño y todos reímos siendo regañados por mamá.
—Chicos, no molesten a su hermano.
—Es mentira, tonto. Está ajustándose el vestido, se ve preciosa, lo juro —miré a Venus y dudé un momento en preguntarle por Ren, pero tenía tres horas sin verla y estaba muriendo de ganas por saber de ella.
— ¿Y Lauren? —Venus me miró un segundo y luego sonrió pícara.
—Con la novia, aunque la vi hablando con el doctor guapo antes de venir —clavé mi mirada en el suelo de inmediato. Claro que estaba con él. Ella nunca podía estar sola.
—Hmm, ya —suspiré escondiendo mis manos en mis bolsillos.
— ¿Y esa mancha de qué es? —ignoré la conversación que mi mamá estaba teniendo con mis hermanos y salí de la habitación con la idea de beber algo para pasar el rato. Realmente necesitaba despejarme un rato de todo. De todos.
Necesitaba pensar en todo lo que había pasado estos días.
...
Lauren.
—Pareces una reina, preciosa —Sofi tomó las manos de Dania y le dio una vuelta lenta —. Estoy enamorada —todas reímos y dejamos que Rebecca siguiera haciendo lo suyo. A Dania ya le faltaba poco para terminarse de arreglar, estaba quedando fantástica, tan solo le quedaba arreglarse el cabello.
—Sirenito, deja que mami se ponga más bella de lo que es —Rebecca le habló al bebé sentado en el suelo. Dael no dejaba de tocar el vestido de su mamá para llamar la atención de esta, quien se notaba moría por estrecharlo en sus brazos —. Aún no, Dael, estoy terminando de arreglarla.
—Ma... —hizo un puchero y yo sonreí tomándolo en brazos para distraerlo un poco, no lo voy a negar; estaba enamorada del hijo de Daniel y Dania. ¡Es que era precioso!
—Ven conmigo, amor, yo te doy tu biberón —Dania me pasó el agua y yo le di unos sorbos a Dael. Creo que tenía sed.
—Bien, solo falta plancharte el cabello, ¿tienes pinzas? Deja busco en mi bolso... —Rebecca bufó exasperada intentando poner orden a todo el desastre que tenía en el tocador y Sofía rodó los ojos buscando su bolso.
—Ten, relájate, Rebecca, pareces más estresada tú que la novia —sonreí y miré a Dael cuando este puso sus manitos en mi cara con bastante confianza.
—Ho- la, guapo —le hablé lento al principió y luego reí cuando el sonrió formando los hoyuelos en sus mejillas —. Eres un bebito muy hermoso, ¿lo sabes, no? —froté mi nariz con él haciendo que sonriera tímido. Al parecer era cierto eso de que estaba medio enamorado de mí.
—Laren —balbuceó y abrí mucho los ojos. ¿Oí mal o dijo algo parecido a mi nombre?
— ¿Qué? —lo miré fijamente llamando a las chicas con las manos. Tenía que confirmar esto — ¡Dilo, bebé!
—No lo presiones, Lauren —Dania rió y negó lentamente —. A veces hace eso de ilusionar a las personas, mi bebé es muy bromista.
—Como su padre —Rebecca rodó los ojos y Dania asintió de acuerdo.
—Dilo de nuevo, escuincle —lo apunté con un dedo y él bebé sonrió balbuceando tonterías.
—Mamá —Dael volvió a mirar a Dania y todas bufamos al ver que ya sus deseos de estar con su madre estaban incrementando.
—Creo que es mejor que lo saquen —Dania frunció los labios y relamió sus labios —. Con Daniel se queda muy tranquilo, conmigo es más complicado.
—Imagina poder decirle papi a Daniel sin que se escuche feo —todas me miraron raro —. ¿Qué? Privilegios que solo tienen Dania y Dael —las chicas rieron y yo sonreí. Era obvio que lo decía a juego. Veía a Daniel como un hermano- cuñado. Mierda, eso se escuchó raro. Es decir. Como el hermano del hombre que me gusta. Ya, yo me entiendo.
—Papá —Dael balbuceó e hizo un puchero amenazante. Oh, oh. Llanto a la vista.
—No, no, no. Sin llorar, sirenito. No me gustan los niños llorones —lo reprendí frunciendo el ceño y el bebé me miró fijamente —. Tu mami se está arreglando para casarse con tu papi. ¿Puedes comportarte para que ellos se arreglen bien? ¿O no quieres que se unan en matrimonio? —lo miré acusatoria y el bebé me miró con atención —. ¿Acaso no quieres a tus papis?
—Papá... —Dael volvió a balbucear haciendo otro puchero y yo rodé los ojos moviéndolo de lado a lado.
—Mejor dámelo, Lau, creo que... —negué cuando Dania intentó levantarse. Joder. ¿Acaso no podía mantenerse tranquila? Se iban a volver locos si seguían así.
—No, mejor me salgo, tú aquí. Yo allá —señalé la puerta —. Vístete, Dania. Y relájate, por favor. Dael estará bien —miré al bebé y le di un beso en la mejilla —. Solo está malcriado.
—Gracias, Lau —me agradeció con una sonrisa y yo le guiñé un ojo saliendo de la habitación con el bebé. Uf, pesaba mucho.
—Psss, ¡Lauren! —escuché como me llamaban y me giré confundida encontrándome con la mejor amiga de Taylor; Sarah.
— ¿Pasa algo? —pregunté extrañada al ver que se estaba escondiendo.
— ¡No! Sí ¡No! Sí... Ehm... ¿Ves a un chico pelinegro por ahí? —alcé la vista sin entender y miré hacia el lado de los invitados.
—Hay varios, Sarah. ¿Pasa algo? —me acerqué a ella y esta simplemente suspiró negando rápidamente.
—No, es que... Metí la pata —alcé una ceja por su nerviosismo y ella se puso las manos en la cara —. Me acosté con un amigo de la novia —alcé las cejas sin entender del todo.
— ¿Y?
— ¿Y? ¡¿Y?! ¡Es Anthony! ¡SOUBLETTE! Oh, mierda. Es el jefe de Dania —abrí los ojos ahora sorprendida y compartí miradas con Dael, este estaba viéndome a mí y a la otra chica como si entendiera todo.
— ¿El chico que estaba con nosotras en el club latino? —Sarah asintió y luego se pasó una mano por el cabello.
—Ambos estábamos drogados por el humo y terminamos teniendo sexo en uno de los baños del club y en su casa. Mierda... Te juro que se me olvidó hasta mi nombre esa noche —reí y negué viendo alrededor.
— ¿Y qué te tiene tan avergonzada, Sarah? No es como si te fueras a casar con él —sonreí y ella bufó.
—Es que... Yo... Tengo una regla. No me acuesto con personas cercanas. Es lo peor. Además, ¡ni siquiera es asiático! —chilló y ahora sí reí con ganas.
— ¿Y eso qué?
—Que a mí solo me gustan los chinitos, no él. Él no es chinito. Bueno, un poco... ¡PERO NO ES ASIÁTI...!
—Hola, chicas —ambas saltamos de impresión cuando el dueño de nuestra conversación llegó a nuestro lado con una sonrisa despreocupada. Anthony Soublette llevaba un traje de vestir negro que hacía juego con sus ojos y cabello. Era condenadamente guapo. Sarah no había comido mal, eh.
—Yo... Eh... Mejor me voy —Sarah me miró con súplica cuando sonreí despidiéndome y luego quedó con cara de trauma al verse sola con Anthony.
Lo siento, amiga mía, pero te tienes que enfrentar a tu destino.
...
—Dile hola al doctor —Dael frunció levemente el ceño y me abrazó aún más cuando lo acerqué a Bryan. No entendía, él no era odioso.
—Creo que te está celando —Bryan sonrió y yo bufé. Eso parecía.
—No, solo está cuidando lo de la familia —Alex, el gemelo menor Crild, se detuvo a nuestro lado y yo lo miré con una ceja alzada.
— ¿No te enseñaron a saludar primero, niño? —el ojiazul sonrió cuando lo regañé y luego saludó al doctor cortésmente.
—Lo siento, cuñis, es que quería comprobar que todos los invitados estuvieran bien —lo miré mal. ¿Qué se traían él y Taylor que me decían cuñada? Yo no era su cuñada y, por Joaquín, que no los escuchara Amelie o si no me mataría.
—Alex, deja eso —le di un leve golpe en la cabeza y él sonrió —. ¿Dónde están Thomas y Maya? —el gemelo señaló a la distancia y pude ver con terror como Maya y Thomas le hacían bromas estúpidas los invitados sin que se dieran cuenta. Ya saben, como introducir picante de la mesa de aperitivos en las bebidas —. ¡Por Joaquín! La voy a matar —la había traído pidiéndole mil veces que no se portara mal y ahí estaba, muriendo de la risa con uno de los gemelos que, según me había comentado David, gustaba de ella. Pero sabía que no tenía futuro con Maya. Estaba muy clara de ello.
—Laren —Dael volvió a balbucear mi nombre y lo miré con atención —. Laren...
—Sí, hermoso, Laren —dejé un beso en su mejilla jugando un poco más con él.
—Creo que le agradas mucho —Bryan se cruzó de brazos y yo reí asintiendo. Amaba a este bebé.
Y a los gemelos Wells, solo que ellos no eran de estar mucho en brazos.
—Bueno, yo mejor me voy —Alex caminó rápido y yo fruncí el ceño sin entender hasta que entendí. David estaba detrás de mí.
—David, hola —Bryan lo saludó y yo me mantuve dándole la espalda. No tenía fuerzas para verlo a la cara. No sabía por qué pero me encontraba demasiado nerviosa.
—Hola —respondió mi tormento alias Davidcito y lentamente el ambiente se fue volviendo más tenso a medida que se acercaba a mí.
—Ren... Lauren, creo que será mejor que me vaya un momento —asentí cuando Bryan me miró con pena y luego de eso se alejó dejándome a solas con David.
—Hola —David me saludó y yo enfoqué mi mirada en Dael sin atreverme a mirarlo a él.
—Hola —murmuré mucho, bastante, demasiado tímida. Yo no soy tímida, ¿qué me está pasando?
— ¿Cómo la estás pasando? —preguntó intentando conectar nuestros ojos pero lo esquivé una y otra vez. No podía verlo a los ojos, se me era imposible.
—Bastante bien, ¿y tú? —mordí repetidas veces mi labio inferior apretujando a Dael en mis brazos.
—No tan bien, pero contento —alcé ligeramente la mirada para notar su sonrisa leve. ¿No tan bien?
— ¿Por? —respiré hondo y me obligué a mirarlo con firmeza. Él se encontraba algo extraño.
—Te quiero, Ren... —mi corazón latió como loco y supongo que el bebé en mis brazos lo sintió porque me miró enseguida de forma extraña.
— ¿Dónde está Amelie? —miré a los lados buscando a la modelo y David bufó exasperado. Parecía irritado de que siempre dijera eso cuando él daba un paso.
— ¿Podemos hablar en un lugar más privado?
—Estoy con Dael...
—No los podemos llevar —él lo señaló y yo morí me mejilla. No sabía que responder. No debíamos quedarnos solos. Esto era malo.
—Pero... Los invitados... Los chicos...
—Daniel y Dania se están arreglando, apenas terminaron de llegar todos los invitados. ¿Qué esperas?
—Amelie está por...
—Amelie está sentada, ella está bien —me removí nerviosa.
—Pero ella...
— ¿Vamos o no? —preguntó dándose por vencido y yo suspiré. Un lugar privado con David. Con. David. Con mi tormento. Él y yo. Y Dael.
Creo que el más cuerdo en esta situación iba a ser Dael.
—Vale —accedí por fin y noté como David volvía a respirar. ¿Estaba triste?
—Vale... —él volvió a hablar cuando llegamos a un lugar apartado del salón de fiesta.
—Bien... —asentí sonriendo incómoda y suspiré dejando a Dael sobre la alfombra blanca impecable. Ya tenía los brazos dormidos.
—Le dije todo a Amelie —soltó de golpe y me atraganté con mi saliva comenzando a toser.
— ¡¿Qué?! —pregunté impresionada y él se encogió de hombros.
—Se lo tenía que contar, Ren, era mi obligación —abrí y cerré la boca sin saber qué decir o hacer... Él le contó todo.
— ¿Y-y ella q-que dijo? —tartamudeé y parpadeé repetidas veces planeando una huída perfecta para evitar un asesinato hacia mi persona.
—Me golpeó, me insultó. Me golpeó más y me insultó... Lloró... En este momento, no me habla mucho —con razón no habla con nadie en la reunión.
—Lo siento mucho, Dave, yo... —David negó y se acercó un poco más a mí poniéndome mucho más nerviosa que antes.
—Quiero hablar con ella, le voy a decir que no quiero seguir...—me cubrí los oídos para evitar oír eso. Esa locura. Él estaba loco.
—No, ¿eres imbécil o qué?
— ¿Qué? —David frunció el ceño extrañado y yo bufé.
—No vas a terminar con ella por mí. Sé que no lo harás... No... —las manos de David se detuvieron en mi cintura y lentamente me acercaron a él causando más y más nervios en mí —. Te odio.
—No me odias —él murmuró y estampó sus labios con los míos en un beso lento y sensual. Ay... Mis bragas.
Toqué sus hombros sin poder evitarlo y le seguí el beso volviéndolo más rápido y demandante. Las manos de Davidcito bajaron delicadamente a mi trasero y me alzaron provocando un gemido de impresión de mi parte. Él me está tocando el trasero de una manera...
Jadeé contra sus labios y sentí mis piernas temblar cuando me alzó por completo provocando que rodeara su cadera con mis piernas. Menos mal Dael está jugando alejado de nosotros.
—David... —gemí cuando sus labios bajaron hasta tocar mi cuello y comenzar a besar lentamente ahí. Las olas de calor aumentaron y él me pegó a la pared usando una de sus manos para apretar delicadamente uno de mis senos. Voy a morir...
—Me estoy volviendo loco por ti —él murmuró y sentí mi corazón latir desesperado en mi pobre pecho. Mordí mi labio inferior y bajé la cabeza para verlo cuando él introdujo sus manos por debajo del vestido. Justo por mi trasero.
—Y yo... —tomé su cara entre mis manos y suspiré viéndolo fijamente —. No sé qué está pasando...
— ¿A qué te refieres?
—A nosotros. Eres un idiota y yo muy estúpida.
—No eres estúpida.
—Sí lo soy. Tengo a un hombre genial detrás de mí y tú tienes a una chica perfecta a tu lado... —toqué su labio inferior con mi dedo pulgar y volví a besarlo sin poder evitarlo.
Me encantaba besarlo.
—...Y estamos aquí —dije al terminar de besarlo —. Estamos perdiendo el tiempo...
—Pero yo te quiero, Ren... —negué y volví a besarlo para que dejara de decir estupideces. Todos sabíamos que una chica como yo no era suficiente para él. Yo no era lo que él necesitaba. Yo lo sabía mejor que nadie.
—Tú me deseas, es muy distinto —lo apreté a mí y él me miró con confusión —. Te amo, pero sabemos que esto es estúpido.
— ¿Me amas? —sonreí y aparté la mirada. Realmente me sorprendía hasta a mí misma decir eso. Yo, Lauren Thomson, enamorada de David Crild. Y solo en un mes. ¿Se podía amar a alguien en un mes? Sí, señores, se podía.
—Algo que no debe ser, ¿sabes? —suspiré. Tener las piernas enrolladas en su cadera no disminuía el hecho de sentir su tremendo PAQUETOTE en mi entrepierna. Me estaba volviendo loca.
—Lo siento, también me está costando disimular... —David se separó un poco provocando que, al inclinarse de nuevo, nuestros cuerpos chocaran otra vez y, mierda. Se sintió muuuy bien.
—Deja de hacer eso... —murmuré con voz ronca y aclaré mi garganta pasando uno de los mechones de mi cabello detrás de mi oreja.
—Lo siento.
—Está bien —suspiré y toqué sus hombros —. Estamos bien —él subió de nuevo sus manos y me hizo mirarlo a los ojos.
—Pero yo le quiero decir a Amelie que... —rodé los ojos y puse mis manos en su boca.
—No, David. Tú no le dirás nada. No le dirás que cancelarás todo por una simple empleada. No cancelarás ese compromiso por mí. Mírame, en serio, mírame. ¿Crees que un hombre como tú puede estar con una mujer como yo? Soy tan... Tan... —alguien diga una palabra fea para definirme —... A lo que me refiero es que, no soy para ti. No te llego ni a los talones. Ni mucho menos le llego a los tacones de Amelie. Solo mírala, ella es perfecta, yo no. Yo soy la chica que se dejaba golpear por su novio. La chica huérfana que trabajaba en el Burlesque New día y noche. Soy la chica que aceptó alquilar su vientre para un hijo de David Crild. La chica que solo sirve para hacer sentir incómodos a los demás. Soy la chica que se la pasa con un lío en la cabeza, la chica que se fijó en el padre de su encargo... La chica que tal vez arruinó un compromiso. La chica que no sabe lo que quiere. Tú no mereces eso. No soy ni la mitad de lo que es bueno para ti, tú eres perfecto, yo no. Amelie debe odiarme y la entiendo... Soy una imbécil y es mejor que te olvides de esto, ¿sí? Por favor, olvídate de esto... —me bajé como pude e intenté caminar lejos de ahí, pero él me retuvo.
—Lauren, no...
—Mira... Ya te estoy confundiendo yo a ti. Solo quiero decirte que no te preocupes, yo sé que la amas, yo sé que la amas mucho. Yo sé que lo que a ti te obliga a terminarle es la culpa y no te preocupes, te juro que no hace falta. Yo hablaré con ella, yo le diré todo, pero, por favor, no le termines a esa tremenda mujer por esto... —me señalé a mí misma —. Yo no... —mis ojos se llenaron de lágrimas y cuando decidí marcharme de ahí, David me volvió a retener sujetando mis brazos.
— ¿De qué hablas? Mírate, eres perfecta, Ren... —me volvió a retener y yo negué a punto de llorar —. Mírame, Lauren —negué enfocando mi vista en el suelo —. Eres fuerte, auto-suficiente, eres muy valiente... Yo sé que... —comencé a llorar sin poder evitarlo. La palabra valiente era algo que no me definía en absoluto.
Mi mamá se equivocó. Mi mamá no sabía lo que decía cuando me dijo todo eso. Yo no soy valiente. Alguien valiente los hubiera salvado.
—No... —cubrí mi rostro y comencé a llorar mucho más enfocándome en mi dolor interno. Siempre había sido así. Cuando algo iba mal, recordaba esa noche y me ponía peor. Entraba en crisis. Estaba traumatizada y lo sabía. Yo simplemente entraba en pánico.
—Ren, hey... —David se sentó cuando me deslicé por la pared lentamente sin dejar de llorar, parecía un niña. Una estúpida niña débil igual que esa noche —. ¿Qué tienes, Ren? —David me abrazó y yo lloré aún más fuerte escondiéndome en mis piernas —. Hey, preciosa... Lauren.
"—Eres fuerte, princesa, eres valiente y sé que serás una mujer feliz al igual que mi bebé Maya..."
—Mi mamá —murmuré entre llanto y el cuerpo de David se tensó un momento antes de abrazarme con más seguridad. Como si supiera que eso era lo que más necesitaba en ese momento.
—Todo estará bien, yo estoy contigo —murmuró y sentí unas pequeñas manos en mis piernas. Sabía que Dael había gateado hasta mí al escuchar mi llanto descontrolado.
—Laren... —balbuceó pero no le presté atención. Simplemente no podía.
—No estás sola, yo estoy contigo —seguía escuchando la voz de David —. Yo también perdí a una persona importante... —seguí llorando escuchando con dificultad lo que estaba diciendo. No sabía por qué seguía conmigo; otra persona me hubiera dejado sola desde hace rato —. Era muy importante para mi familia... —poco a poco dejé respirar escandalosamente para enfocarme en la historia, su voz profunda me hacía querer volver a la realidad para estar con él. Solo con él —. Se llamaba Kendall, murió cuando yo tenía veintiuno —escondí mi cara en mis rodillas para que él no viera mis mocos y seguí escuchando la conversación intentando disminuir el llanto —... Toda mi familia quedó destrozada, Kendall era una pieza fundamental en la familia, nos afectó mucho a todos —ahora cómo levanto la cara.
— ¿Q-quién era?
—Era mí...
—Papá... —Dael balbuceó fastidiado tocando mi cabello y suspiré por fin sin atreverme a levantar la cabeza.
— ¿T-tienes un p-pañito? —pregunté tímidamente y David enseguida me pasó un pañuelo por encima de mis piernas encogidas.
Me soné la nariz de manera nada delicada y levanté la cara secando mis lágrimas con la parte limpia que quedaba.
—G-gracias —David asintió detallando mi rostro que seguro debía estar rojo. Qué vergüenza. Era la segunda vez que me pasaba esto delante de él... —Lo siento —murmuré y él negó abrazándome de nuevo.
—No tienes que pedir disculpas, me gustó que te hayas desahogado —él apretó sus labios y yo sonreí un poco —. Me gustaría que lo hicieras más...
— ¿Llorar? —fruncí el ceño extrañada.
—No, desahogarte. Es la primera vez que me hablas sobre algo de tu pasado —me removí incómoda y luego suspiré. Primera y última.
—Sí, bueno, ehm... —miré a Dael y este me miró fijamente tendiendo sus bracitos.
—Te llevas bien con él —David sonrió y yo igual. Senté al bebé en mis piernas y este se puse de pie con dificultad, se notaba que quería ser cargado.
—Sí, aunque está muy malcriado —lo regañé con los ojos y este apartó la mirada.
—Mi hermano lo consiente mucho —sonreí imaginándome a Daniel en esas. Pobre Dania.
—Cuando tu bebé nazca, ¿serás consentidor? —puse una mano en mi vientre y David hizo igual provocando escalofríos en mi cuerpo.
—Tal vez, aunque a veces soy muy sobre protector así que...
— ¿A veces...? —alcé una ceja y él rió.
—Vale, siempre —sonreí mirando mi vientre.
—Siento que será muy tranquilo —murmuré tocando lentamente el lugar —. No sé por qué, pero siento que será muy callado.
— ¿Callado? ¿Crees que sea niño? —suspiré riendo levemente.
—No sé, creo que sí, sería lindo, ¿no crees? Después la niña, niño y niña —apreté mis labios.
— ¿Eso quieres? —lo miré fijamente y luego ladeé la cabeza.
— ¿Ah? ¿Qué?
—Cuando tengas a tus bebés, ¿eso quieres? —me miró fijamente y luego toqué mi vientre con lentitud. Era verdad. Este bebé sería entregado. No era mi hijo. No era mío. Era de él y Amelie.
—No lo sé. No sé si quiera tener hijos, no sirvo para eso —David frunció el ceño y me miró un poco molesto.
—Deja de decir eso —me apuntó acusatoriamente —. Sirves para todo. Eres suficiente para todo, ¿qué mierda te hace creer que no? Eres perfecta, joder. ¡Mírate! Demonios, ¿qué más puede tener una mujer para ser tan perfecta?
—Puedo agregar muchas cosas a esa lista...
—Lauren, ya —Dave me volvió a interrumpir y callé enseguida —. Provoca obligarte a decir que eres perfecta.
—No soy perfecta —reí cuando él tocó mi cabello y sin previo aviso me hizo soltar un gemido cuando me jaló hacia él. Diablos.
—Algún día te lo haré decir, preciosa —me guiñó un ojo y luego me soltó lentamente dejándome en trance. Joder, ese lado de él yo no lo conocía.
— ¡Ahí están! —una voz femenina interrumpió nuestras miradas y ambos giramos la cabeza al ver entrar a Rebecca, quien venía apresurada con cara de tragedia.
— ¿Pasa algo? —preguntó David frunciendo el ceño y Rebecca asintió bastante desesperada.
— ¡Daniel y Dania desaparecieron! —me levanté enseguida con el bebé en mis brazos y miré a David sin saber qué decir.
— ¡¿Qué?!
—Supongo que...Adelantaron la luna de miel —Rebecca y David me miraron mal cuando, de nuevo,hice presencia de mis famosos comentarios fuera de lugar.
...
Hola preciosos, ¿qué les pareció mi regalo del día de los inocentes? Estuve pensando en borrar ese capítulo pero no, en serio me reí mucho con sus hermosos insultos.
Preguntas:
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Qué les pareció la confesión de David?
¿Creen que Lauren en serio ame a David?
¿Creen que sea verdad eso de amar a alguien en un mes?
¿Qué opinan de nuestros protagonistas?
¿Qué opinan de Amelie?
Les aseguro que el próximo capítulo va a estar más intenso.
Con mucho amor y un beso en la boca.
- Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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