Capítulo 17 - Algo así
Capítulo dedicado a @MelyCastro892
"Q está medio ciego y que debe ir al oculista.En primer lugar creo que debería pensar bien como está su relación con Amelie. Porque en realidad creo que la idea de tener un bebé es solo de su parte. Tengo la teoría de que quiere tener a un bebé para fortalecer la relación con Amelie, para que deje de estar desaparecida y pues que haya más amor. Pero tal vez este pensando en tirar la toalla por Lauren, pues en su subconsciente sabe que no puede salvar una relación así de inestable.Solo digo, pero Davidcito debe darse cuenta q algo anda mal"
Y también a @AraceliRangel250 ¡feliz cumple atrasado!
Lauren.
Correr.
Correr era lo único que estaba en mi mente.
Huir.
¿De qué huía?
La verdad, no lo sabía. Creo que del miedo, de esa voz, de la oscuridad, de los gritos, de ese sonido vacío, de la noche.
Todo era escalofriante y aterrador.
Era igual que... Que esa noche.
— ¡Déjame en paz! —era lo único que salía de mi boca, ¡¿por qué me estaba haciendo esto?!
Cubrí mi rostro con mis manos y dejé que las lágrimas salieran mientras el frío emanaba de mis labios, estaba completamente helada.
— ¡Marshall! ¡No! —me detuve en seco cuando un grito femenino interrumpió el silencio.
Mi respiración se descontroló y mis ojos se inundaron de lágrimas mientras veía a todos lados intentando escuchar de nuevo ese grito. No podía ser... No otra vez.
— ¡Dime dónde está el maldito dinero! —una voz masculina desgraciadamente conocida resonó por el lugar y obligué a mis piernas a correr en su dirección; corre, Lauren, por favor, corre.
— ¡No lo sé! Te lo juro... —mis ojos se empañaron y mi respiración se volvió descontrolada cuando la voz femenina susurró con la voz completamente rota, ¿cómo es que la podía escuchar?
— ¡MAMÁ! —grité, lloré, chillé desesperada. Yo sabía lo que pasaba después de eso, ya no quería que pasara.
No, por favor, no de nuevo.
— ¡MAMÁA! —grité enterrando los dedos desesperada en mi cabello, no tenía dirección, estaba perdida y necesitaba ayudarla.
Necesitaba salvarla.
Pero ¿qué podía hacer yo? Era indefensa y no podía hacer nada.
Corrí hacia donde pude, corrí más rápido de lo normal, corrí hasta que no me quedó aire en los pulmones. Corrí hasta que una casa se vio a la lejanía y supe que mis piernas no darían más, no por cansancio, sino porque esa era la casa en donde mis padres fueron asesinados.
Y ya no podría huir más.
...
— ¡Ren!
— ¡Lauren! —me desperté de golpe cuando sentí mi cuerpo alzarse, ¿había sido una pesadilla?
—Despierta, hermosa, ¿estás bien? —parpadeé repetidas veces cuando el rostro de David se aclaró frente a mí y al lado de él el de mi hermana, quien me miraba con profunda preocupación.
— ¿Y si le echo el tobo de agua? —Maya me miró con los ojos muy abiertos yo la miré sin entender.
—No, Maya —David rodó los ojos y luego me hizo levantarme mientras yo miraba a todos lados con confusión, ¿había tenido una pesadilla?
—Bien —mi hermana suspiró y me miró detenidamente mientras David me alzaba en brazos y me llevaba hacia el cuarto de baño de mi habitación, ¿qué estaba pasando?
—N-no, tengo frío —me aferré al cuerpo de David cuando él intentó meterme en la bañera, ¿qué le pasaba? Me iba a dar una pulmonía.
—Tienes fiebre, Ren, necesito bajarte la fiebre —tragué grueso y asentí lentamente mientras él me sentaba en la bañera, la cerámica fría me hizo estremecerme enseguida.
— ¿Fría o caliente? —Maya miró a David y él se inclinó a su lado.
—Caliente y después fría, poco a poco —Maya asintió y el agua poco a poco fue saliendo mientras yo me inclinaba en la bañera; qué horrible me sentía.
— ¿Qué hora es? —pregunté con la voz ronca por la sed y relamí mis labios resecos. Necesitaba agua.
—Son las tres de la madrugada, hermanita —Maya suspiró y se sentó al lado de la bañera viéndome fijamente —. Tuve que llamar a tu príncipe encantado porque estabas temblando como vibrador.
— ¡Maya! —la reprendí y ella rió. Por Joaquín, es peor que yo.
— ¿Qué? Af, ya vengo, se me olvidó traer una toalla.
Cerré los ojos y luego los abrí lentamente cuando unos dedos rozaron con suavidad mi mejilla, causando cosquillas en mi piel.
—Siento haberte despertado —murmuré y él sonrió sentándose a mi lado, la sangre subió a mis mejillas al notar que estaba sin camisa, solo llevaba un mono y al parecer no se había inmutado de eso. Sigue así, Davidcito, yo no me quejo.
— ¿Cuándo entenderás que tengo un hijo mío en tu vientre? No te tienes que disculpar o agradecerme, Ren, es...
—Mi responsabilidad, ya sé, ya sé —Maya entró con la toalla y tanto David como yo la miramos sin entender — ¿Qué? Lo dices seguido. Ya bésense, parecen idiotas babeando—mi hermana se frotó un ojo y luego bostezó yéndose lentamente —. Me iré a dormir, recuerden no hacerlo tan duro o el bebé tendrá problemas de formación.
— ¡MAYA! —David y yo gritamos y lo único que se escuchó fue la risa de mi hermanita a la lejanía.
—L-lo siento, ella es... —David rió negando y yo boté el aire lentamente, ambos estábamos rojos, ¿desde cuándo yo me sonrojaba?
—Intensa —él terminó por mí y yo asentí aún en trance, creo que ya se me estaba pasando la fiebre —. Creo que deberías quitarte la ropa.
— ¿Me quito la ropa? —pregunté frunciendo ligeramente el ceño y David recorrió mi cuerpo sobre mi bata de dormir antes de tragar con dificultad, ¿qué, nervioso?
— ¿Tienes sostén? —preguntó y yo alcé una ceja.
—No, con sostenes duermo incómoda —él relamió sus labios y apartó la mirada —. No me digas que te pones nervioso... ¡Te estoy viendo sin sostén y no te estoy diciendo nada! —señalé su cuerpo y él se miró a si mismo antes de cubrirse con sus brazos, como si se hubiera dado cuenta de que no llevaba camisa.
—Ay, mierda —murmuró y luego se inclinó aclarando su garganta.
— ¿Tienes miedo de ver mis bubis? —lo miré fijamente y él me mantuvo la mirada un segundo antes de ladear la cabeza.
— ¿Qué...? No, no es eso —David balbuceó y yo lo miré un poco sorprendida —. Es que nunca te he visto desnuda —él murmuró y yo abrí los ojos, era verdad.
David me había visto una que otra vez en ropa interior, me había visto el trasero y bueno, las bubis también, pero completamente desnuda... No.
— ¿Y...? —callé cuando la figura de Amelie apareció en el umbral de la puerta viendo fijamente la escena, como si hubiera estado escuchando desde hace rato a su prometido y a mí hablar.
—No tienes por qué verla, yo la puedo ayudar, ¿verdad, Lauren? —Amelie me sonrió y yo miré mis piernas mientras abrazaba estas.
—Yo... Ehm...
—Vamos, cariño. Que no te de pena, deja a David dormir, el pobre lleva despierto mucho tiempo —miré a David por el rabillo del ojos y luego apoyé mi mentón en mis rodillas, ella tenía razón.
— ¿Qué quieres hacer, Ren? —preguntó David y me acurruqué más aún. Quiero estar contigo. Pensé, pero no lo dije, porque simplemente esto era imposible y no estaba bien.
—Amelie tiene razón, mejor vete a dormir —giré la cara levemente y conecté sus ojos con los míos, ambos nos estábamos viendo con algo de ¿tristeza? ¿Desilusión? No lo sé, tal vez era solo yo.
— ¿Segura? —volvió a preguntar y aparté la mirada enfocándola en el agua clara que estaba alrededor de mí.
—Sí, David, ya dijo que sí. Vete, amor, deja que yo la ayude —Amelie lo hizo levantarse y me negué a verlo de nuevo; estaba segura de que él todavía me estaba viendo a mí.
Suspiré una vez más y luego tragué con dificultad cuando la melena castaña de la prometida de mi tormento se detuvo a mi lado.
—Muy bien, Lauren, vamos a ayudarte con esto —asentí y relamí mis labios, deteniéndome enseguida cuando su mano sobre mi hombro me hizo estremecer —. Y más te vale que no sigas así con mi futuro esposo. Aléjate de él, Lauren, no quiero tener problemas en mi relación por una simple empleada.
...
— ¡No! —David rodó los ojos ante mi negativa dramática y yo caminé hasta él viéndolo con súplica — ¡No, por favor! Yo amo a Ellen.
—Con tu embarazo y caída no puedes seguir entrenando así —él suspiró y yo bufé ante su injusticia.
— ¡Ya estoy bien! Mira —moví mi brazo intentando aparentar que el movimiento no me mataba de dolor y luego salté dos veces haciendo que mi pierna afectada se durmiera enseguida.
— ¡Ren! —David me atajó antes de que cayera y yo dejé que me sentara en el sofá porque literalmente vi la sala dando vueltas; qué horrible.
—Estoy... Bien... Solo me falta... Calentar —con cada palabra las ganas de vomitar incrementaron y sentí deseos de decirle a David que me llevara corriendo al baño, pero me daba vergüenza.
—Ahora estás pálida.
—Ya pasó una semana, Dave, creo que estos son síntomas de embarazo comunes —David miró mi vientre y luego me miró a mí poniendo su mano ahí, sobre el frijol.
—Tengo miedo de que les pase algo, ¿okay? No te puedo exponer a un mal golpe en los entrenamientos.
—Pero me gusta hacer eso, es genial —hice un puchero y él detuvo su mirada un segundo en mis labios antes de aclarar su garganta y subir su mirada.
—Haré algo, elige dos.
— ¿Dos qué?
—Dos deportes, elige dos —fruncí el ceño ligeramente y luego miré al suelo.
Amaba a Ellen, pero el Kung Fu era muy arriesgado para mí.
A Vicente... Eh....
A Gabriel lo voy a extrañar.
—Tiffany y Michael —sonreí y David me miró confundido.
— ¿Y ellos qué clases dan?
—Boxeo y armas de fuego —di palmaditas emocionada.
—Ehm, no —David negó y yo fruncí el ceño.
— ¿No?
—No.
— ¿No?
—No.
— ¡¿Por qué no?! —lo miré indignada y él me miró serio.
—Elegiste los dos deportes más arriesgados, Lauren, ¿y si te dan un mal golpe? ¿Y si no tomas bien un arma y sales volando?
— ¡Tú que sabes de armas! —chillé y él alzó una ceja cruzándose de brazos.
—Practico defensa personal desde que tengo diez años, al igual que mis hermanos. Sabemos usar armas y también sabemos defendernos, ¿sabes Venus? Fue atleta, sabe pelear pero también es buena en otros deportes —touché.
—Ay sí, reina de Francia —rodé los ojos y él sonrió.
—Inmadura.
—Bastante.
—Ya, pero elegiste los más fuertes, ¿es en serio?
—Por favor, David. Tiffany sabrá como tratarme, y Michael es genial, es muy lindo y agradable —sonreí recordando al casi rubio y David frunció el ceño antes de apartar la mirada.
— ¿Acaso todos los chicos que te rodean son guapos o qué? —alcé una ceja ante su pregunta y luego sonreí.
—No más que tú, pero sí —él apartó la mirada pero pude ver una sonrisa antes de que moviera su cabeza a un lado.
—Chicos, vamos a ver una película —David y yo saltamos del susto cuando el cuerpo de mi hermana salió de atrás del sofá con toda la confianza del mundo, ¡¿Cuánto tiempo llevaba ahí?!
— ¿Tienes poderes de teletransportación o qué? —David frunció el ceño mientras se sentaba en el sofá y Maya rió mientras se sentaba a mi otro lado; yo estaba en medio de ambos.
— ¿Y si hacemos palomitas? —Maya me miró a mí y yo miré a David con algo de complicidad.
—Claro, siempre yo —el hombre bufó y se levantó caminando hasta la cocina a paso lento. Luego de unos veinte minutos, con gaseosas, -jugo de mi parte- palomitas, chocolates y algunas gomitas, comenzamos a ver un maratón de películas animadas.
Y aquí me encontraba yo, llorando cuando en Madagascar 2 a Alex el León lo alejan de su padre; malditos cazadores.
— ¡Era un bebito! —sequé mis lágrimas y Maya me mandó a callar mientras metía un puñado de palomitas a su boca.
—Pero gracias a eso pudo hacer lo que quería —Dijo David tomando un trago de coca- cola. Yo lo miré mal.
— ¡Lo alejaron de su padre! ¡No pudo vivir con su familia porque los cazadores se lo llevaron!
—Shh, cállense —Maya gruñó y siguió viendo la película.
—Pero gracias a eso pudo llegar a Nueva York y hacer lo que le gustaba —David me miró fijamente y yo bufé indignada.
— ¡Claro que no! Si el padre de Alex no hubiera corrido detrás de ese jeep, los cazadores se lo hubieran llevado. Gracias a su padre Alex cayó a ese río y del río pasó al mar, y del mar...
— ¡DÉJENME VER LA PELÍCULA, PAR DE CIEGOS! ¡SI TANTO LA QUIEREN DISCUTIR MEJOR VÁYANSE, PERO DÉJEMEN VERLA EN PAZ, GRACIAS! —Maya gruñó frustrada y David y yo nos miramos fijamente con el ceño fruncido.
—Sabes que tengo la razón —David sonrió y yo gruñí poniéndome más roja un tomate de la rabia.
— ¡Claro que no!
...
Genial.
Me hundí en el sofá cuando la canción comenzó y la sirenita y el príncipe Eric comenzaron a mirarse fijamente, "bésala" era la canción, y el momento no podía ser más incómodo.
—Ella esta, ahí sentada frente a ti
no te ha dicho nada aun pero algo te atrae
Sin saber porque te mueres por tratar de darle un beso ya.
Miré a Maya sin nada de gracia cuando ella comenzó a cantar con una sonrisa. ¿En qué estaba pensando cuando puse esta película? En realidad no fui yo, fue ella.
Ahora entendía por qué.
—Chalalalalala qué pasó, él no se atrevió
y no la besara...
Miré a Maya con los brazos cruzados y luego miré a David por el rabillo del ojo; él se encontraba igual que yo.
—Chalalala... —me levanté enseguida evitando que mi hermana siguiera cantando y luego aclaré mi garganta mirando a David un poco apenada.
—Ya vengo, iré al baño —caminé rápido hasta este y cuando llegué me encerré viendo mi reflejo en el espejo.
¿Qué te está pasando, Lauren Nastia?
Te estás enamorando... Una voz susurró en mi cabeza y fruncí el ceño, no, claro que no.
¿Cómo me iba a enamorar en un mes? Por Joaquín, sería una locura...
¿No?
Me miré en el espejo después de haber orinado y lavado mis manos. Por suerte Amelie se había ido hace dos días no sé a dónde, creo que a Nueva York, estaba un poco aliviada, tenerla a ella aquí era mucha presión para mí.
Me empapé la cara con agua y me miré de nuevo en el espejo, ¿qué mierda me está pasando?
No caigas, Lauren, resiste, soldado.
Salí del baño y caminé con paso lento hacia la sala viendo la escena atentamente. David y Maya estaban riendo de una escena mientras hablaban cosas sobre la película, era como si se conociera de toda la vida, parecían, hermanos o... Padre e hija. No, un momento, ¿qué? No, yo no dije eso.
Me estoy volviendo loca.
—Volví —murmuré y sonreí caminando frete a ellos. Me senté en el medio y luego de un segundo apoyé mi cabeza en el hombro de David haciendo que él pasara su brazo por mis hombros.
Maya apoyó su cabeza del reposa brazos y pasó sus piernas por sobre las mías y las de David, con toda la confianza del mundo.
Los tres comenzamos a ver la película atentamente hablando, comiendo y riendo. Y cuando menos nos dimos cuenta, ya eran las tres de la mañana y ya nos habíamos quedado dormidos todos. Yo acostada sobre David, él acostado en el reposa brazos, Maya acostada en mis piernas, y todos con una estúpida sonrisa en el rostro.
Creo que al final, solo necesitábamos algo así.
...
Buenas madrugadaaas.
¿Cómo están?
Preguntas:
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué creen que está sintiendo Lauren?
¿Ya se leyeron la sinopsis de Casada con mi Enemigo?
¿Qué creen que está sintiendo David?
¿Por qué aún no me siguen?
Lo de arriba.
Vergüenza les debería de dar.
Con mucho amor y un beso en la boca.
-Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
Desputo el que responda las preguntas.
Inmune a los putos el que vote y me siga:)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top