Capítulo 14- Necesito
[SI TIENE UN ERROR, LO CORRIJO MAÑANA]
Y también dedico capítulo después, ahorita estoy muerta de sueño.
David.
—Sí, me parece que está muy bien formado, pero necesito detalles sobre el pagaré —el hombre frente a mí asintió de inmediato y me estiré acomodándome en el asiento de cuero negro, al igual que Daniel.
— ¿Tendremos estos documentos listos para el fin de mes? —Daniel hizo su típica pose de concentración y miró al nuevo socio con algo de detenimiento, era claro que lo estaba buscando intimidar para ver qué tan capaz era de aguantar.
—Claro, señores, justo antes de que termine —todos asentimos y, estrechando nuestras manos, terminamos de cerrar el nuevo proyecto en el que invertimos, me sentía satisfecho con el negocio.
—Estoy cansado —dijo Daniel mientras se aflojaba la corbata y se pasaba una mano por el cuello. Sonreí y cerré la puerta de mi oficina mientras lo seguía y caminaba junto a él por el pasillo de la empresa. Lo entendía, habíamos estado trabajando toda la mañana y, aunque me tuve que devolver a mi penthouse hace unas horas a buscar unos papeles importantes, volví de nuevo para cerrar el contrato de esta tarde.
—Ya te puedes ir a casa, llorón, creo que Dania estará feliz de tener una ayuda con Dael —Daniel sonrió mirando al suelo, no era raro que lo hiciera, siempre que le hablaban de Dania o su hijo se ponía así.
—Dania quiere hacer una despedida de soltera —su comentario me llamó la atención pero cuando le iba a responder, mi teléfono sonó haciéndome levantar el dedo en una seña de espera.
Contesté al segundo tono un poco extrañado, era el número de Ren, ¿por qué me llamaba a esta hora? Bueno, lo importante aquí era el motivo de la llamada.
— ¿Aló? —más que un saludo, fue una pregunta, ya que del otro lado se escuchaba algo de ruido.
— ¡¿David?! —una voz algo chillona me hizo separar el teléfono de mi oreja y fruncí el ceño viendo el número, era de Ren, ¿por qué contestaba otra persona?
—Sí... —respondí sin entender y del otro lado un sollozo me hizo estremecer, la persona de la otra línea parecía estar llorando y eso me dio un mal presentimiento.
— ¡Joder! Espero que tú sí seas ese David, Lau... Lauren s-se cayó... No sé q-qué hacer, la ambulancia no llega, por favor ven rápido —mi ceño se frunció y miré sin entender la llamada, algo no iba bien y me estaba preocupando mucho.
—Oye, ¿quién eres tú? Lauren está es mi casa —cuando salí dejé a Lauren en mi penthouse; si era una broma de ella, no estaba siendo para nada graciosa.
— ¡QUE NO ES UNA PUTA BROMA, JODER! ¡NASTIA SE CAYÓ POR LAS ESCALERAS DEL PARQUE Y DICE QUE ESTÁ PERDIENDO AL BEBÉ! —me tambaleé ligeramente cuando la chica de la otra línea gritó y sentí mi piso tambalearse mientras me imaginaba la peor escena.
— ¿David? —Daniel puso su mano en mi hombro y yo respiré con dificultad.
— ¿D-donde está? —antes de poder si quiera escuchar la respuesta, Daniel me quitó el teléfono de la mano y atendió la llamada con el ceño fruncido y la mirada llena de preocupación.
—Vamos para allá —fue lo único que le escuché a mi hermano cuando colgó la llamada y enseguida ambos bajamos por el ascensor aprovechando que este sí tenía sus paredes metálicas, pero aunque fueran de vidrio, no me hubiera dado cuenta.
Estaba en shock.
Y lo estuve durante el recorrido al auto, en este, de camino al lugar, aún sin saber muy bien lo que había pasado.
—David —la voz de Daniel me trajo a la realidad y lo miré con dificultad ya que me costaba controlar mi cuerpo —. Hey, todo estará bien, vamos dentro —miré fuera de la ventanilla y me di cuenta de que estábamos afuera de un hospital, ni siquiera sabía cuando habíamos llegado —. Vamos —Daniel me dio un ligero empujón y suspiré volviendo a la realidad.
Vamos, David, concéntrate, tienes que estar con ella, debes estar con ella.
Quiero estar con ella.
Llegamos a la sala de emergencias y buscamos rápido el nombre de Lauren Thomson, pasamos al pasillo en el que se suponía debía estar su puerta y lo único que encontramos fue a una cabellera negra escondida entre unas piernas, era una adolescente, parecía estar llorando y era la única en ese lugar.
— Creo que ella es la chica que llamó —me dijo Daniel y asentí mientras aclaraba mi garganta y caminaba hasta ella dejando a mi hermano hacer una llamada supongo que a Dania, para informarle lo ocurrido.
—Ehm... Hey —me incliné frente a la chica y esperé a que calmara su llanto y se limpiara un poco antes de alzar la mirada con la cara completamente roja. Abrí los ojos y tardé un momento en apartar la vista de su rostro; tenía los mismos ojos de Ren.
— ¿David? —preguntó secándose los mocos con la camisa sin nada de delicadeza. Asentí y esperé a que se levantara mientras limpiaba superficialmente su pantalón con las manos.
— ¿Dónde está Lauren? —pregunté sin poder contenerme y los ojos de la chica se aguaron un momento haciendo que una punzada de preocupación me invadiera.
—Se la llevaron a una habitación y ya no sé... —su voz se rompió y observé como escondía su rostro entre sus manos para que no la viera llorar, ¿por qué parecía tan afectada? ¿Quién era ella?
— ¿Cómo se cayó? —tragué con dificultad y la chica se secó las lágrimas con el dorso de la mano, parecía como si quisiera dejar de llorar pero no pudiera.
—Estábamos corriendo y ella pisó mal, me solté antes de caer pero ella no logro parar y... Y rodó —puse una mano en su hombro para intentar calmarla pero fue imposible, parecía estar tremendamente mal.
— ¿Cuándo salieron? —me parecía estar en un sueño, si no fuera porque la chica frente a mí parecía ser bastante real, hubiera jurado que estaba en una pesadilla.
—En la tarde, ella me fue a buscar y justo cuando nos íbamos a devolver se cayó —tragué con dificultad detallando más a la chica, tenía el cabello negro al igual que Lauren, los mismos ojos, la misma mirada, ¿quién era ella?
— ¿Eres una amiga? ¿Por qué estabas con ella? —las preguntas salieron antes de que pudiera evitar hacerlas y la chica me miró con detenimiento mientras se encogía ¿desconfiada?
—Teníamos que vernos —murmuró y luego me detalló un poco más antes de soltar un suspiro agotado —. Soy alguien muy cercano a ella.
Asentí lentamente extrañado, todo alrededor de Lauren siempre era misterioso, no me extrañaba que esa chica también lo fuera.
— ¿Cómo te llamas? —la miré sintiéndome un poco más confiado y ella relamió sus labios mientras se sentaba en uno de los bancos de metal del frío pasillo color blanco.
—Maya, me llamo Maya —asentí y me senté junto a ella mientras apoyaba mis codos en mis piernas, estar en este lugar era bastante deprimente y me traía muy malos recuerdos con Venus, la cual había estado una semana en coma después de dar a luz a los gemelos Wells.
Iba a decir algo más pero decidí mantenerme en silencio al igual que ella, ambos en espera de noticias mientras mirábamos a un punto muerto del suelo, sin emitir sonido, solo sentados, como si de eso dependiera el equilibrio mental de ambos.
—Familiares de Lauren Thomson —Maya y yo nos levantamos enseguida y la miré un poco desconcertado, ella no era familia de Lauren.
—Aquí —me acerqué al doctor de cabello blanco y este nos miró a Maya y a mí con una sonrisa de labios apretados, de esas que te ponen más nervioso que tranquilo.
—La paciente sufrió daños leves en el cóccix, el codo derecho y parte de la pierna izquierda. Se le hicieron unos exámenes y no tiene ninguna lesión grave, sobre el estado en el que está, podemos decir que fue muy afortunada de no perder al bebé que está esperando, cuando ella llegó se pudo notar la pérdida de sangre pero nada de qué preocuparse, solo indico que tiene que tomar reposo sin hacer mucha fuerza. Sobre todo lo demás, está estable —sentí el alivio recorrer mi cuerpo y solté un gran suspiro pasando una mano por mi cabello, joder.
Maldito susto que me diste, Ren.
— ¿La puedo ver? —la voz de Maya preguntó detrás de mí y la miré atentamente mientras ella miraba al doctor con súplica.
—Ahora mismo se encuentra dormida, si lo desea, puede entrar, aunque le sugiero que espere a que despierte —el doctor le sonrió amable y luego de eso, se despidió desapareciendo por una puerta al final del pasillo.
—Yo voy a entra... —Maya no terminó de hablar porque dos mujeres vestidas de monjas llegaron como si estuvieran buscando a cierta personita de cabello negro parecida a la no madre de mi hijo.
— ¡Ahí estás! Tú no vas a ningún lado, te vienes con nosotras —una mujer regordeta de unos cincuenta y tantos llegó con una chica de al menos veinticuatro, ambas vestían de monjas y parecían bastantes preocupadas por Maya.
— ¡No! Yo tengo que quedarme con Lauren —Maya corrió hasta mí y me abrazó escondiendo su rostro en mi torso — ¡David, no dejes que me lleven, yo quiero estar con Nas!
¿Por qué le decía Nas?
Miré a las dos mujeres con un poco de desconfianza y luego miré a la que parecía la madre superiora, se encontraba en una actitud seria mientras miraba a la chica aferrada a mí.
—Entiendo que quieras estar con Lauren, Maya, pero fue irresponsable por parte de las dos no haber salido con autorización, ¿sabes lo grave que hubiera sido que... Oh, ¿cómo se encuentra Lauren?
Maya se separó un poco de mí aún sin soltarme y apoyó su mejilla de mi cuadrante superior, así de bajita era.
—Ya está estable, tiene un golpe en el culo pero estará bien —rodé los ojos, era igual de grosera que Lauren.
— ¡Ese vocabulario, señorita! —la superiora se persignó al igual que la otra chica y Maya rodó los ojos como si no fuera gran cosa.
—De igual manera, ese es otro motivo para no quedarnos, andando, señorita, hora de volver a casa —miré a Maya y ella me miró a mí con súplica.
—No dejes que me lleven —pidió como niña chiquita y yo sentí deseos de ocultarla detrás de mí como si fuera mi hermana pequeña, pero no podía, ni siquiera sabía quién era y de dónde venía.
—Vamos, Maya, intentaremos volver mañana —la chica que no había hablado se acercó a mí poniendo una mano en el hombro de la pequeña y esta solo hizo un puchero aferrándose a mí.
—Sabes que no será así, Marina. Además, a Lauren tal vez la suelten hoy o mañana en la mañana y no me dará tiempo de hablar con ella.
—Pasado mañana será el traslado de todas las niñas, Laurel tiene un día para buscarte, no podemos hacer más nada, Maya, todo está fuera de nuestras manos —la que se llamaba Marina habló por fin y miré a Maya sin entender, ¿traslado?
—David... —Maya se aferró a mí mientras las dos mujeres intentaban apartarla con algo de dificultad, ella tenía fuerza.
—Ve con ellas, prometo llevar a Lauren contigo mañana —le susurré a la pelinegra y esta me miró con los ojos llenos de impresión.
— ¿En serio? —preguntó sin creerme mucho y yo asentí dándole mi palabra —. Gracias, David, ya te amo mucho, en serio. No sé cómo es que embarazaste a mi herma... M-me alegra que hayas sido tú.
Luego de eso, Maya se fue con las dos monjas en medio de regaños y algunas quejas por parte de ella.
—Eso estuvo... Intenso —Daniel llegó hasta a mí mirando extrañado a las tres mujeres a la lejanía y yo asentí igual.
Intenso era poco... Eso estuvo bastante extraño.
...
Pasé lentamente a la habitación y tragué con dificultad viendo a la chica acostada en la camilla, parecía estar dormida todavía pero el doctor me dijo que ya había despertado.
Respiré hondo y boté el aire lentamente viendo con detenimiento su cabello negro sobre la almohada blanca. Su piel clara se veía mucho más pálida pero no tanto, se notaba que estaba saludable pero bastante cansada.
Me acerqué aún sin hacer ruido y detallé su rostro unos segundos. Sus pestañas caían largas y gruesas y sus labios habían tomado un poco de color mientras el superior descansaba sobre el inferior de una forma casi perfecta; ella tenía unos labios muy lindos.
Relamí mis labios y boté el aire lentamente de nuevo, dejando que mis dedos rozaran levente su mejilla en un intento de despertarla sin ser brusco.
Apenas mis dedos rozaron su piel sus ojos azules se abrieron de golpe dándome a entender que el tacto no había sido para nada esperado, más bien parecía algo ¿asustada? E impresionada.
— Ren, ¿cómo te sientes? —la miré fijamente y esperé a que parpadeara lentamente acostumbrándose a la luz.
—No sé... ¿Qué pasó? —su voz ronca me hizo saber que estaba un poco perdida y sonreí un poco sentándome en el sofá a su lado.
—Te caíste y casi mueres, pero viviste por suerte —Lauren me miró con extrañeza pero luego de unos segundos procesando la información, un destello de pánico dominó su rostro haciéndome fruncir el ceño confundido.
—Maya... Nick, Nick estaba en el parque, me vio con Maya, ¿dónde está Yelen? —me levanté enseguida cuando ella se sentó de golpe y la hice acostarse poniendo mis manos en sus hombros —. David, ¿dónde está Maya?
—Ella está bien, se la llevaron unas monjas, ahora dime, ¿quién es ella y qué pasó realmente? —que haya nombrado a Nick cambió completamente mi humor, ahora no me encontraba tan relajado como antes, mucho menos aliviado.
—David, no puedo... —negué lentamente, si se iba por ahí jamás me contaría nada. Yo necesitaba saber lo que me estaba ocultando ella.
—Sí puedes, Lauren. ¿Cuántas cosas más tienen que pasar para que me tengas un mínimo de confianza? Habla ya, merezco saber por qué esa chica se parece más a ti que... Joder, ahora tu ex también estuvo implicado en tu caída, ¿qué más me estás ocultando? ¿Quién es Maya? —la miré con un poco de molestia y ella posó su mirada en sus manos.
Sabía que podía estar siento muy molesto e incluso algo intenso por todo lo que le preguntaba, pero yo lo merecía, merecía saber qué estaba pasando con la encargada de mi hijo.
¿Quién era Lauren Thomson realmente?
—Nick se apareció en el parque... —alcé la vista cuando Lauren comenzó a hablar y la miré con más atención mientras ella jugaba con sus dedos algo nerviosa, sus ojos estaban brillando por algunas lágrimas contenidas —. Estaba lejos, pero lo vi, estuvo cerca de mí, de Maya, eso me aterró y me quise ir, pero cuando estaba corriendo por las escaleras me caí y creo que me desmayé porque ya no recuerdo mucho después de eso... Creo que Maya fue la que te llamó —asentí.
— ¿Quién es Maya, Lauren? —la miré serio y Lauren simplemente miró sus manos sin emitir una palabra.
—No puedo...
—No te puedo ayudar si no me dices la verdad, Ren. Le prometí a esa niña que te llevaría mañana con ella, le prometí que te vería cuando ni siquiera sé qué es tuyo, necesito que tú me aclares eso porque me estoy haciendo mil teorías en la mente que no me están gustando para nada. Por favor, no te lo estoy exigiendo, pero necesito que confíes en mí para poder ayudarte, necesito que creas en mí. No te haré daño, Ren, pero por favor, dime, ¿quién es Maya? —la miré con cierto malestar y tragué con dificultad cuando ella alzó la mirada con los ojos completamente llenos de lágrimas, como si las hubiera estado reteniendo todo ese tiempo.
—Maya es mi hermana.
...
Holaaa.
Buenas madrugadas a los que están despiertos.
Espero les haya gustado este capítulo, su opinión aquí:
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Con mucho amor y un beso en la boca.
- Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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