Epilogo
Me sacudo la nieve de la cabeza mientras caminaba por el pasillo, el invierno había llegado a Londres, las calles se habían cubierto ya por la extensa nieve mientras que los días se habían vuelto más frío, toque la puerta del departamento y tras unos segundos está fue abierta, mi padre sonrió de oreja a oreja.
—Miren quien por fin llegó —mi padre se hizo a un lado para que pasara.
—Perdona la tardanza, las calles están cubiertas ya por la nieve.
—¡Papi! —grito mi hijo desde el sillón donde saltaba sin parar.
—Ilan, vas a caerte. Baja de ese sillón —le ordene.
—La tía Iris me dio permiso de saltar, me dijo que si caigo que sea de cara para romperme los dientes y que me den dinero.
Mire a mi hermana quien fingía tomar chocolate caliente evitando mi mirada.
—Te dejo a mi hijo a tu cuidado para que lo protegas no para que le enseñes que los daños vienen con fondo monetario.
—Mi casa, mis reglas.
Se defendió, yo entre al departamento cerrando la puerta detrás de mi. No importaba cuantos años pasarán esta niña me volvía loco y lo peor de todo es que mi padre consetia esa actitud, ahora que yo era padre me dijo que me encargará de mis propios hijos y que él estaría a cargo de Iris pero ambos eran tan dinámicos que sentía que podrían explotar el departamento en cualquier momento.
—Papá, ya te e dicho que no dejes que Iris haga lo que quiera.
—Pronto cumplirá diecisiete, e irá a la universidad. ¿Por qué no dejarla ser independiente?
—Aunch, me cai—escuché decir a mi hijo, lo mire para verlo levantarse del suelo con rapidez—. Pero no me dolió.
—Ese es mi Rubus idaeus
—le felicito Iris mientras se acercaba.
—Tía Iris, quiero una galleta.
—Nada de galletas después de las seis—le advertí a mi hijo pero Iris me abucho.
—Aburrido. Ven, yo te daré galletas en secreto.
—No es secreto si lo dices frente a mi.
—Vamos a volar por aerolíneas Iris—mi hermana cargo a mi hijo entre sus brazos como si sostuviera un costal pero a él parecía divertirle pues extendió sus brazos mientras ella lo llevaba.
—Le es un mal ejemplo a mi hijo.
—¿Y que podemos hacer? ¿Una orden de restricción? Hijo deberías tranquilizarte.
Yo solté un largo suspiro un tanto desesperado, no, definitivamente no podía llegar a un acuerdo en común con mi padre sobre la educación que debería de tener mi hermana hacia mi hijo pero era de esperar.
—¿Donde esta mi esposa?
—Vaya que te encanta decir esa palabra —se burló mi padre mientras pestañaba sus ojos frente a mi—. Mi esposa.
—¿Donde esta?
—Durmiendo en la habitación. Trata de cuidar a un niño imperativo de cinco años mientras estas a pocas semanas de dar a luz, es agotador.
—Entiendo el punto. Ya no dejaré a mi esposa tanto tiempo sola.
Dije y lo escuche reír.
—Mi esposa.
Comentó burlon mientras se dirigía a la cocina. De acuerdo lo admito, desde que contraje matrimonio con Blythe me encantó como esa palabra sonaba de mi boca y no quería cambiarla, al final se volvió más una costumbre.
Me dirigí a la habitación para observar a Blythe durmiendo, aún embarazada tenía ese mal dormir, sonreí al recordar todos aquellos viejos recuerdos que me traía este lugar y es que después de que mi padre salió de prisión y con forme se acercaba el nacimiento de nuestro primer bebé queríamos nuestro propio espacio por lo que decidimos comprar una nueva casa, aunque aquello nos llevó tiempo para asimilarlo ya que siempre terminamos volviendo a este departamento.
Me acosté a su lado acariciando su barriga, me encantaba sentir a nuestro pequeño bebé moviéndose de un lado para otro,me levante un poco para acercarme y besar su abultada barriga.
—¿Quien es un lindo bebé?
—Obviamente tu no porque no me dejas dormir —escuche decir a Blythe.
—Lo siento cariño, no fue mi intensión.
—Lose—ells giro con cierta dificultad, cerró los ojos por un momento llevando sus manos a su vientre.
—¿Todo bien? —pregunté un tanto preocupado.
—Si, es solo que el bebé no deja de moverse. No e podido descansar lo suficiente.
—Parece que alguien tendrá la energía de su tía Iris.
Mencione haciendo reír a Blythe, coloque mi mano sobre su vientre para comenzar a sobarlo.
—Bueno, si es así, significaba que será alguien muy alegre y no un malhumorado como su padre.
—¿Ahora que hice para que me insultes así?
—Leslie, te amo con todo mi ser pero debes admitir que eres un tanto... ¿Estricto? ¿Gruñón? De acuerdo, un paranoico cuando se trata de tus hijos.
—Se puede saber que hice mal.
—Pará empezar no puedes decirle a tu hijo de cinco años que su tía Iris es un mal ejemplo para la sociedad. ¿Quién hace eso?
—Ella le aplaudió y recompenso a cuando golpeó a ese niño en el rostro.
—Ilan solo se defendió.
—¿Y la violencia es la respuesta a todo?
—Claro que no, pero Ilan también debe aprender a defenderse.
—Si lo se, pero no con violencia. Debes admitir que a veces Iris no es el ejemplo del año, le enseño a nuestro hijo como con una cara bonita de puede conseguir todo, le da dulces cuando yo digo que no, le cuenta historias de terror por la noche y a esconder sus vegetales, sin mencionar aquella ocasión cuando...
Me detuve al hablar al observar la expresión de incredulidad de Blythe.
—¿Realmente crees que exagero?
—No es eso, el bebé ya viene.
—¿Que?
—Maldita sea Shuster. Escuchame bien, el bebé ya viene.
—Maldición —me levante de la cama de un salto para ayudar a Blythe a levantarse, ella respiraba con dificultad mientras sentía las contracciones.
—¿Que sucede? —preguntó mi padre en cuanto salimos de la habitación.
—Iris —le grito mi padre a mi padre a mi hermana quien salió junto con Ilan
—. El bebé ya viene.
Ambos soltaron las galletas que llevaban entre manos, mientras que Ilan salto de felicidad note la preocupación en mi hermana.
—¿Por qué siempre se te ocurre dar a luz en los peores momentos? Lo mismo se te ocurrio hacerlo con Ilan, durante un juicio.
—Cómo si lo hiciera a propósito.
—Al hospital ahora —ordenó Iris tomando su chaqueta, cubrió a llan con una gran suerte para entregarlo a mi padre —
Ilan ahora serás hermano mayor, esto es serio debes cuidarte o serás un amargado como tu padre.
—Yo quiero ser como tía Iris.
—Esa es la actitud.
Con prontitud abrimos la puerta cuando Blythe soltó un grito debido al dolor, esta no era la primera vez que participaba en un parto y mucho menos en dar asistencia, pero el simple hecho de recordar lo riesgoso que es para los bebés antes del tiempo indicado me preocupa bastante. Al salir nos encontramos con la gran extensión de nieves, en el poco tiempo que había estado mi auto ya se había cubierto por la nieve y dudaba tener tiempo para quitar la nieve, vi como Iris se encaminó a media calle un auto freno frente a ella.
—¡Estas loca, quieres morir! —le grito el conductor.
—Cierre la boca, tengo a una embarazada ochomesina a punto de dar a luz y debemos llegar al hospital ahora.
—Tu estas...
—¡DIJE AHORA, MALDITO! —grito golpeando el auto sobresaltado al hombre quien solo se limitó a abrir la puerta del copiloto —. Bien, conseguí transporte, ahora todos arriba.
—Pero que buen servicio.
Comentó mi padre, quería reñir a Iris por eso pero no tenía tiempo, mi padre subió con Ilan en la parte del copiloto mientras que yo en la parte trasera con Iris y Blythe. Como pude me las arregle para acomodar a Blythe entre mis piernas mientras que Iris observaba el proceso del embarazo.
—La dilatación es demaciado lenta y tus contracciones demaciado aceleradas, sin mencionar que el conducto es poco eficiente.
—Trata de conducir a máxima velocidad sobre la nieve —le respondió el hombre.
—Puras excusas las tuyas.
—Iris, por favor. El hombre ya hace demaciado con llevarnos.
—También lo tuyo son puras excusas—Dijo antes de volver a mirar hacia abajo—. Maldición.
—Maldición —repitió Ilan.
—Ilan Shuster, ¿que es ese vocabulario.
—Así es, Ilan, ¿que te digo siempre?
—No frente a papá.
—Muy bien—le felicito mi hermana, creo que si tendré una seria conversación con ella —. Doble maldita sea. Veo la cabeza del bebé pero no has terminado de dilatar. Muy bien Blythe, quiero que te relajes.
—No puedo.
—Si te casate con mi hermano puedes hacer lo que sea, ahora respira, cierra los ojos un momento y sigue respirando como lo hacías, Leslie dale un masaje.
Me ordenó y yo solo comencé a masajear sus hombros, la escucha dando órdenes mientras animaba constantemente a Blythe, yo solo podía concentrar en su vida y cuandos vi quitarse su chaqueta con rapidez sabía que aquello sólo significana una sola cosa, el bebé ya estaba por nacer y no me equivoque, un fuerte llanto inundó el auto, yo solo podía ver a mi pequeño y pensé en lo bello que era pero cuando su llanto cesó y note la preocupación en Iris no pude evitar entrar en pánico, el auto se detuvo estábamos a unos cuantos pasos del hospital pero la nieve había obstáculizado el camino, vi como Iris sin pensarlo quito todos sus abrigos de enzima para salir corriendo del auto em dirección al hospital.
—Esa chica esta loca.
—Hey, es mi hija —le recriminó mi padre al. conductor.
—Pero también es muy valiente.
—Claro que si, es mi hija.
A los pocos minutos varios enfermeros llegaron en nuestro auxilio para llevarse a Blythe. Una vez que me asegure que ella estuviese bien, fui en busca de Iris, ella estaba parada en el pasillo observando a través del gran cristal a mi pequeño que se e contaba dentro de una incubadora.
—Los doctores dijeron que estará bien. Tú asistencia médica fue perfecta
—Claro que lo fue.
—Vaya, que modesta —bromee mientras me quitaba mi chaqueta para dársela, la abrace por los hombros para volver mi vista hacia mi pequeño—. Sabes, te debo una disculpa, después de todo no te permitimos nombrar a Ilan.
—Ahora el pequeño sufre las consecuencias por tal nombre.
—Que tal si lo nombras a él.
—¿Es enserio? —preguntó con la emoción adornando su rostro.
—Por supuesto.
Mencioné y ella guardo silencio por unos segundos.
—Dimash... Significa el rostro de la alegría.
—Dimash Shuster, me gusta como suena.
—Claro que sí, yo escogí el nombre después de todo.
—Egocéntrica
Bromee pero ella guardo silencio por unos momentos mientras miraba a mi hijo
—¿Que sucede?
—Hay algo que debo confesarte —dijo y tras un silencio me miró —.e aceptaron en Harvard.
—Santo Dios. Muchas felicidades —dije en verdsd feliz pero también sorprendido —¿Papá ya lo sabe?
—Aún no, quería que tu fueras la primera persona en saber pero no le digas eso o se resentira a mucho conmigo.
—Eres mi orgullo florecilla
—¿Enserio?
—Por supuesto. ¿Donde quedó mi florecilla egocéntrica?
—Yo voy a extrañar a todos.
—Y nosotros a ti... Pero aun así, sin importar la distancia siempre te tendremos cerca de la manera más especial —dije señalando mi corazón y ella río con cierta burla.
—Ser padre si que te sienta bien.
—Dicen que para ser el mejor padre del mundo solo se necesita aprender a amar con sinceridad. Es algo que siempre e hecho.
—Ahora, ¿quién es el egocéntrico?
—Qué te puedo decir, aprendí de la mejor.
—Por cierto Leslie, hay otra cosa que no te e dicho aún.
—¿Que es?
—Estoy saliendo con alguien.
—¿Que? Iris Margarit Shuster, estas en serios problemas.
La vida como hermano mayor no es sencilla, tampoco el ser padre ni esposo pero sin importar los obstáculos sabía que podía enfrentar los que sea, después de todo, soy Más que un chico malo.
Capítulo dedicado a:
seretodechica
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