Cap. 3: Una simple pesadilla.

Cap. 3: Una simple pesadilla.

Después de un buen rato caminando ambos personajes habían llegado a su destino, es decir la casa de Sol, la cual se encontraba en uno de los extremos del pueblo, casi ubicada en una de las entradas de Buchburg, y lejos del castillo bestia, lugar a dónde tenía que ir Adam antes del anochecer.

– ¿Sol, te encuentras bien? –Pregunto Adam, mientras veía con atención a Sol–, has estado callada durante todo el camino a casa.

–Sí, lo sé, es solo que de verdad estoy bastante cansada –respondió Sol, mientras sacaba de su bolso las llaves de su casa–, quisiera acostarme a dormir, pero creo que tengo que hacer la cena para después ponerme a estudiar.

–Y yo creo que deberías tomarte el resto del día para descansar –dijo Adam, mientras esté introducía su mano en el bolso de Sol, para después sacar sus llaves con mucha facilidad.

–La última vez que lo hice termine reprobando un examen –dijo Sol, para después quitarle las llaves de su casa a Adam–, aunque no lo sé, estoy tan cansada que creo que será la próximo que haga.

Sol volteo a ver el horizonte tras la montaña, el sol estaba a punto de ocultarse por completo y Adam tenía que estar al otro lado del pueblo antes de que la luna saliera, esto le preocupaba ya que al ser un príncipe Adam podría corres peligro en las calles de Buchburg.

–no quiero ser grosera ni nada, ¿pero cómo te vas a ir a tu casa? –pregunto Sol, bastante preocupada mientras mirada de reojo al atardecer.

–si lo que te preocupa es que tengo que llegar a mi hermoso y lujoso castillo de mármol antes del anochecer –exclamo Adam, mientras levantaba su mano derecha, para señalar a sus espaldas– lo tengo todo bajo control...

Tras Adam apareció una lujosa limusina blanca, la cual los había seguido desde que Adam había comenzado a seguir a Sol, aparentemente Adam le había dado esa orden a su conductor.

–Por supuesto, tienes todo bajo control, nos vemos mañana... –sol estaba a punto de entrar a su casa hasta que Adam la detuvo.

El chico pelinegro, tomo su brazo y dijo– un segundos por favor, hay algo más que quiero darte, en realidad es algo que quería darte en el salón de clases pero se me olvidó por completo que lo tenía.

Adam corre hacia su limusina, habré la puerta de atrás y saca lo que parece ser un pequeño ponqué de sabor chocolate, también había sacado una vela solo que esta estaba apagada.

–escucha, sé que no es un pastel de cumpleaños lujoso y grande, y también sé que soy el príncipe y debería darte algo mucho mejor que un simple ponqué... Y sabes que, mejor voy a llamas a la pastelería, de seguro tienen algún pastel mejor que esto.

–No, está bien, no tienes que hacer eso. –Sol sujeta la mano de Adam que tenía su celular, solo para detenerlo y que este no ordenara un pastel de bodas, de 5 pisos–, me gustan las cosas simples.

–Entonces en ese caso, feliz cumpleaños Sol... –Adam guardo su celular, y le dio a Sol en sus manos, el ponqué que había traído–, tienes algún encendedor yo no puedo encender la vela.

–si pero está dentro de mi casa, y creo que ya deberías irte...

El conductor de la limusina comenzó a sonar la bocina, para avisarle al príncipe que ya era hora de irse.

–Ay, que molesto que es –le susurro Adam a Sol–, ¿al menos podríamos simular que la vela está encendida? Vamos pide un deseo.

–no lo sé Adam, digo es todo muy bonito, pero no creo que mi deseo se haga realidad, así no es cómo funciona la realidad.

–Que yo sepa, la realidad en la que vives es una dónde hadas y duendes salen a hacer sus comprar a la misma tienda que tú. –Exclamo Adam, el cual seguía ignorando los bocinazos del chófer–, vamos, solo pude un deseo.

Sol voltea a ver por unos cuantos minutos al ponqué que Adam le había dado, para ser sincera no creí que las cosas funcionará de aquella manera, pero Adam tenía un punto, vivía en un mundo en donde los cuentos de hadas verdaderos, entonces tal vez y solo tal vez...

Sol serró sus ojos con fuerza y... «Desearía volver a tener una familia» pensó ella mientras soplaba lo que ambos simulaban era la llama de la vela.

Fue un momento bastante mágico, ya que a la vez que solo "apagaba" la vela, el sol se había ocultado por completo tras la montaña dejando todo el pueblo a oscuras.

–Espero que ese deseo se cumpla muy pronto –el chófer había vuelto a tocar la bocina, está vez la dejo por un buen rato presionado–, ¡está bien ya te escuché! Creo que ahora sí me tengo que ir –dijo Adam, mientras retrocedía lentamente.

–Está bien, mejor vete antes de que tu chófer destruya esa bocina –Sol se despidió de Adam con una gran sonrisa, mientras movía de lado a lado su mano–, nos vemos mañana en clases.

–nos vemos mañana, espero que más temprano que hoy, adiós –la limusina por fin había partido del lugar, y con ella el príncipe Adam que iba dentro.

Sol se había quedado por un buen rato fuera de su casa, mirando como la limusina se alejaba de su casa, hasta que la perdió de vista, fue ahí cuando entonces la chica decidió entrar en su casa...

Después de un buen rato de haber llegado a casa, Sol se encontraba en pijama mientras cocinaba lo que sería su cena de esa noche, nada en especial, solo una sencilla y especial comida de microondas.

–Sip, una vida de en sueños... –Sol se sentó en su sofá, a esperar a que su cena estuviera lista, no había mucho que hacer además de las tareas y el trabajo, solo tenía un escaso tiempo para sí misma el cual utilizaba para no hacer absolutamente nada.

Era un ambiente muy tranquilo, muy solitario, silencioso y sencillo, la verdad estaba muy tranquila para gusto de Sol, la cual no hacía más que sentirse sola, muy sola, cosa que ella odiaba por completo.

–tal vez debería llamar a Adam o a Kat... –dijo la chica mientras levantaba su celular, quería marcarle a alguno de sus pocos amigos para que le hicieran compañía, aunque ya era bastante tarde por lo cual solo se reduce a una conversación por llamada telefónica.

Sol estaba a punto de llamar, cuando fue interrumpida por el sonido del microondas, el cual indicaba que su cena estaba lista. Dejando su teléfono a un lado, la chica se levanta del sofá y camina hasta la cocina, la cual encontraba respectivamente cerca.

–No tendré magia, pero si los avances tecnológicos del mundo humano... –espantada, Sol suelta su plato de comida dejándolo caer en el suelo.

Una siniestra figura oscura se asomaba por la ventana de la cocina, observando con atención todas las acciones que la chica estaba realizando, su rostro estaba cubierto por lo que parecía ser una clásica, antigua y perturbadora máscara de teatro.

La chica estaba completamente paralizada por el miedo, no tenía idea de que era esa cosa pero sabía que sus intenciones no eran buenas, por unos cuantos minutos Sol había desvía su mirada de la ventana y volteo a ver el sofá, en donde había dejado su celular anterior mente.

Tenía la intención de correr hacia él y llamar a la policía, sin embargó cuando volvió a mirar hacia la ventana, el extraño ser de máscara aterradora ya no se encontraba por ninguna parte, lo cual inquietaba aún más.

Al girarse, la chica vuelve a encontrarse con el sujeto de la inquietante máscara de teatro, solo que esta vez se encontraba frente a ella estando dentro de la casa. La figura oscura sujeta a Sol por su cuello, arrojándola contra una de las paredes de su cocina mientras esté seguía presionando su cuello.

Sol luchaba por quitarse a su atacante de encima, pero era inútil se notaba que aquella cosa era mucho más fuerte que ella, en ese momento la si estará figura saca una filosa daga, estaba a punto de apuñalarla...

De repente Sol se despierta exaltada en el mueble de su sala, con pavor se levanta y se dirige a la ventana de la cocina, afuera no había nada ni nadie al igual que en el interior de su casa, aparentemente todo había sido un sueño.

–gracias a dios... –murmuró Sol, colocando una mano en su pecho y volviéndose a sentir segura en el interior de su casa.

A la mañana siguiente Sol seguía estando algo cansada, no había dormido bien en toda la noche por el terrible sueño que había tenido, aunque hubiera despertado no dejaba de pensar en lo real que se había sentido.

– ¿y cómo amaneció el Sol de esta mañana...? –pregunto Adam, el cual había aparecido sin previo aviso detrás de Sol, causando que se asustara solo un poco.

–en serio, te voy a colocar un collar con una campana. –dijo Sol mientras se recuperaba del susto.

– ¿estás bien? Porque no te ves para nada bien. –dijo Adam.

–gracias, hago lo mejor que puedo para lucir así cada mañana –respondió Sol en un tono sarcástico–, no pude dormir, durante toda la noche estuve asegurándome de que mi casa fuera aprueba de psicópatas con máscaras aterradoras.

–amm, ¿Eso debería preocuparme, no es así? Descuida tengo unos guardias muy buenos que podrían protegerte a ti y a tu casa.

–no, muchas gracias pero no hace falta que te preocupes por eso, solo fue una pesadilla –dijo sol, para después comenzar a caminar.

– ¿Una pesadilla...? ¿Entonces nada fue real? –pregunto Adam, el cual comenzó a seguir a Sol.

Sol le explicó a Adam todo sobre su pesadilla, la siniestra figura, la inquietante máscara, y aunque estuviera completamente segura de que nada de eso había ocurrido, no dejaba de pensar en lo real que está se veía.

–Entonces... ¿Quieres que llame a los guardias o no? –pregunto Adam algo confundido.

–Te dije que no, solo fue una simple pesadilla –exclamo Sol, un poco alterada.

– ¿Sabes quién más tenía ese tipo de sueños y al final se volvieron realidad...? –Preguntó Adam–, la Bella.

–Adam, aún no he leído el libro que Dylan, me regaló –dijo Sol para detenerse, y mirarlo fijamente.

– ¿mi hermano te regalo un libro...? –pregunto él.

–Ay olvídalo –dijo Sol, para después seguir caminando, al igual que Adam continúo siguiéndola.

A partir de ese momento las cosas había ido como siempre, las mismas clases, los mismos alumnos, los mismos problemas de siempre, aunque esta vez Sol agradecía que fuera de esta manera ya que aún se sentía algo abrumada, no solo por la pesadilla, si no por el tema de las clases y su trabajo.

–Adam, me contó sobre tu problema –dijo Dylan, el cual se acercó a Sol de manera sutil.

– ¿Cuál de todos? Tengo muchos –dijo Sol, a manera de broma, aunque de algún modo si era cierto.

–Ja, escucha señorita, no deberías hablar así de tus problemas –respondió Adam quien también se acercó a Sol–, sobre todo si se tratan de tus estudios y trabajo.

– ¿Qué es lo que están haciendo? –Sol se extraña un poco al ver que los dos estaban juntos para hablar con ella y de sus problemas personales.

–no, es una intervención de los hermanos Rosalles –dijo Adam.

–no, en realidad solo estamos preocupados por ti –dijo Dylan.

–Que es lo mismo a una intervención –agrego Adam.

Para ser sincera a Sol se le hacía bastante raro ver a los dos hermanos bestia juntos, ninguno de los dos se llevaba mal entre ellos, es solo que los dos son muy diferentes entre sí.

–si... No lo creo –Sol dio media vuelta, y comenzó a caminar al lado contrario a dónde se encontraban los dos hermanos.

Claro que los dos hermanos comenzaron a seguir a la chica que se mostraba bastante tranquila ante ellos.

–Sol, últimamente tus notas han estado bajando más de lo normal –dijo Dylan.

–Y últimamente te la pasas cansada por todo el trabajo que tienes –agregó Adam– ¿dime cuándo fue la última vez que dormiste más de 8 horas?

–Chicos ya se los dije, estoy bien y no me sucede nada –dijo Sol, que seguía caminando, hasta que se detiene y voltea a ver a los dos muchachos de frente–, claro, falle unos cuantos exámenes y solo tuve un mal día en el trabajo, no hay nada que no pueda manejar.

–Sol, ambos sabemos que puedes con esto y tienes que saber que te apoyamos –dijo Dylan mientras se detenía junto con su hermano.

–si pero enfócate más en la parte del apoyó –Adam se acerca aún más a Sol y coloco una de sus manos en su hombro–, sabes que si tienes algún problema puedes contar conmi... Es decir, con nosotros.

–Adam, ya te lo dije que yo... –Sol mira hacía un lado para esquivar la mirada de Adam, en eso ve que el baño del Royalbuch se encuentra ahí mismo–, que yo tengo que ir al baño.

–espera pero ese baño estaba cerra... No importa –dijo Adam, quien intento detener a Sol la cual había entrado a toda velocidad al baño.

Sol se recuesta en la puerta del baño, no sabía que decirle a Adam sabiendo que no podría mentirle, aunque ese no fuera su "súper poder", de alguna manera el príncipe siempre sabía cuándo ella estaba mintiendo.

–bien, otra cosa más de la que tengo que preocuparme –dijo Sol, quien se acercó a los lavabos que tenían uno enormes espejos, típico baño de universidad–, sería mejor si unas aves me arrancarán los ojos ahora mismo...

En ese momento Sol se dio cuenta de algo, y es que uno de los espejos del baño estaba roto, quizás por eso lo habían cerrado, reemplazar un espejo tomaba tiempo y a las chicas no les gustaría tener a unos hombres instalándolo cuando hacían sus necesidades.

Aun así Sol decidió acercarse a él y mirarlo más de cerca, no tenía sentido que alguno de los espejos de los baños del Royalbuch estuviera roto, es una universidad de alto nivel ¿quién rompería un espejo sabiendo que tendría que pagar millones para repararlo?

Pudo ser una rabieta de algún estudiante descuidado que ahora debería pagar mucho por un simple espejo, pero Sol se dio cuenta de algo más, y es que detrás de ella, bajo una de las puertas de los baños que se encontraba, justo frente a la marca del espejo roto, se encontraba una especie de líquido color violeta.

Sol se acercó para examinar mejor aquella mancha, podría ser pintura pero su consistencia era muy diferente y líquida como para ser un simple mancha de pintura violeta, al tocarlo por alguna razón la chica se había asqueado, no sabía que era pero definitivamente eso no era pintura...

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