V
—Esta es la vez número 28 creo, que te digo que no te aparezcas en mi oficina como perro por tu casa.—Dice Harper entrando a molestarme a su oficina, ¿Irónico, verdad?
—¿28? Mm mira, pensé que eran más.—Menciono pensativo cerrando la carpeta del caso.
—Son más, me refiero a las veces de este mes.—Se dirige al cómodo mueble cerca del pequeño estante de libros, a veces ahí duermo en mis descansos. Me regala una mirada acusadora.—Baja los pies de la mesa, por amor a Dios, pareces un puberto todavía.—Agrega, decido hacerle caso.
—Es que a mí la edad no me pega.
Ambos nos quedamos en silencio, estamos pensando en lo mismo, está más que claro eso.
—Todos están moviéndose de un lado al otro, ¿Por qué estás aquí?.—Pregunta frunciendo sus cejas extrañado por mi actitud de las últimas horas.
—Reviso todo otra vez, además, ¿Que tanto voy a hacer allá afuera? ¿Preocuparme más? ¿Moverme de un lado al otro haciendo cualquier estupidez para que consideren que hago algo útil para resolver el gigante enigma y no quedarme sin trabajo? Nah, allá hay muchos haciendo eso.—Mi jefe se ríe, hace un gesto indicándome que me siente a su lado.
—Me recuerdas a mí en mi juventud, Rodrick, inteligente, talentoso, presumido y sobre todo, narcisista y amargado.—Al sentarme junto a él me da una palmada en la espalda.
Sentí un escalofrío por la espalda, llevaba 5 años sin escuchar ese nombre.
¡RODRICK!
Usé mi especialidad, fingir que no pasó nada.
—Pensé que me halagarias, yo no soy narcisista por cierto.—Me inclino hacia atras para intercambiar miradas con el techo y Harper.—Entonces, ¿Cuál es el punto?
—¿Ah? No ninguno, solo quería que lo supieras, de hecho por un tiempo también fuí considerado un buen prospecto.—Se levantó y se quedó parado escogiendo un libro con las manos en sus caderas.—Estar aquí sentado en una oficina no te hace diferente a ellos, necesito que entiendas que...-Lo interrumpo, ya me sé este cuento de memoria.
—"Me tengo que superar, y ayudar en todo lo que pueda" Ya sé, ya sé, papá lo decía mucho.—Nos quedamos en un incómodo silencio unos segundos, no es nuestro tema favorito.
—Sobre tu papá...—Mejor frenarlo antes de que siga, no es el momento adecuado para hablar sobre mi difunto padre.
—Hay cosas más importantes de las que hablar, tenemos que concentrarnos en la chica encerrada en la sala de interrogatorios, los misteriosos testigos desaparecidos y las presuntas evidencias.—Le aclaro, él asiente levemente.
—Pues eso tienes que charlarlo con tus compañeros, no conmigo. Aquí encerrado no vas a poder resolver nada, y menos solo.—Me llama la atención sus palabras pero decido mejor no alargar la plática, así que hago caso y salgo.
Una vez afuera escucho a todos discutiendo y lanzando teorías, todos alrededor del escritorio de Dermoll en dónde está una pizarra con fotos de la escena del crimen, fotos de los integrantes de la familia. Una foto clara del rostro de la sospechosa, de... ¿Verónica? Se llama, creo, unas facciones delicadas, ojos profundos, una mirada retadora, y labios finos, muy linda.
—¡Silencio!.—Grita Jenna, todos la ven.—Uno por uno, repasemos lo que tenemos.—Sus ojos caen en mí, con esa mirada llena de odio.—Apareció su querido detective estrella, ¿Ahora sí vas a trabajar o dejaste de jugar ha ser el jefe?.—Pregunta captando la atención de todos.
Que detestable. Nació siendo irritable o no hay otra razón lógica para que le salga tan natural.
—Uhm si claro tenía que venir a echarles una mano porque solos no llegan a una respuesta con sentido.—Me quedo viendo la pizarra un rato.—Flinn dame un resúmen.—Le pido a mi amigo sentandome en el circulo de personas alrededor de la pizarra.
—A ver.—Arruga los ojos leyendo la carpeta en su mano.—Bueno dice así, a las 22:30 se recibe la primera llamada hacia el departamento de policías pero no se relaciona ya que colgaron sin decir ninguna palabra, 15 min después nuestra testigo desaparecida, Dayana Rosas y su novio Chars Castle llaman al 911 avisando sobre una terrible tragedia en la casa de sus vecinos.
>> La familia Peacock, una familia tranquila de clase media-baja, llevaban viviendo ahí 11 años sin tener ningún problema con sus vecinos. De hecho su apellido se llegó a oír ocasionalmente solo porque ambos niños demostraron ser destacados estudiantes, llevándose varios años premios a la excelencia otorgados por sus instituciones educativas.
—Interesante, ¿Descripción de las víctimas?
Copello se convierte parte de la conversación.
—El señor Walter Peacock de 45 años, padre de familia y dueño de una granja ubicada a las afueras de la ciudad, tiene buenas reseñas, de eso dependía su estabilidad económica.
Flinn la interrumpe para añadir algo más.
—Walter según algunos vecinos era un hombre bueno y amable, sin embargo, tenemos registrado que fue acusado hace 10 años por violencia doméstica hacia su hija, una vecina lo vió maltratandola, pero la señora Peacock negó la acusación.
Me quedo observando la foto de Verónica pensando, cuando Jenna se involucra.
—¡Que sencillo! Creo que alguien le estuvo guardando mucho rencor a su familia.
—Es mejor que no empieces a sacar conclusiones hasta tener toda la información, querida.—Le digo a la muy insoportable.
Madeleine Peacock de 40 años era una corriente ama de casa, conoció a su futuro esposo en una cafetería, en ese entonces trabajaba de secretaria en una empresa de tecnología, luego todos esos años se dedicó a hacer postres y venderlos desde casa a la par que cuidaba a sus hijos y los educaba.
Ben Peacock de 17 años acababa de iniciar sus estudios en la universidad privada ""Brilliant minds" un lugar destacado por la excelencia y disciplina de los estudiantes, mismo lugar donde estudiaba su hermana sin embargo esta ultima desistió de la carrera psicología.
Mi parte favorita, Verónica Peacock, 19 años, hace 6 meses dejó de asistir a la universidad, notas sobresalientes toda su vida, menos el último semestre que asistió, se notó la decadencia y falta de compromiso, ganó 3 concursos consecutivos de arco y flecha a sus 14 años, más muchos títulos de honor por buenas calificaciones en la escuela al igual que su hermano.
¿Esa era la familia que mágicamente una noche apareció muerta?
—¿Me parece a mí o es tiempo de que alguien interrogue a la señorita Peacock?.—Dice Harper entrando a la conversación mientras se cruza de brazos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top