•CAPÍTULO 17•


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La chica semi desnuda se pone en medio con una arma en sus manos para dar el inicio a las carreras.

Todas las motos nos acomodamos en el orden que nos indicaron y a mi me tocó ir de número seis.

En realidad me había tocado el número tres; pero peleé hasta que me dieron mi número de la suerte.

—Si eres berrinchuda —me dijo el señor que estaba anotando el orden.

—Siempre consigo lo que quiero.

—Ojalá que pierdas.

—La lengua es castigo del cuerpo, cariño —le digo para ir directo a mi moto.

En algún momento esas palabras se le devolverán a él ó también podría ser a una persona cercana.

Dejo de pensar en eso y me concentro únicamente en la carrera; cuándo ya estamos todos listos y alineados, la chica levanta su arma y me preparo.

—¡¿Todos listos?! —grita y el público le sigue con sus gritos extasiados y con la adrenalina corriendo por sus cuerpos—. ¡YA! —dispara el arma hacia el cielo.

Acelero la motocicleta a casi todo lo que da quedando en el tercer puesto; freno un poco para pasar la curva y al hacerlo, acelero un poco más. Observo a mi lado izquierdo y veo al dueño de la moto roja queriendo sacarme de la carrera.

Al ver sus intenciones de querer empujarme; freno al mismo tiempo que él venía hacia mí para golpearme, pero fui más rápida y eso hizo que él perdiera el control y se estrellara en el camino de piedras que allí había.

Luego de eso no pasaron más inconvenientes, pero la adrenalina yacía en mi sistema al mil y las ganas que tengo de ganar ésta carreta son enormes.

No la perderé, ni mucho menos empataré.

—Dios... Ayúdame —ruego al cielo.

En la parte de atrás se me pega una moto azul. Y por los laterales otro par de motos al igual que al frente queriendo encerrarme.

Me sé esa técnica.

Y no van a lograr su objetivo.

Esa técnica fue la segunda que aprendí, y me la sé muy bien.

Antes de que se dieran cuenta de como saldría de ese encierro, guío el volante magnético a la esquina derecha y acelero saliendo de allí por el medio de las dos motos.

Observo en qué puesto voy y me doy cuenta que sólo bajé uno.

Acelero aún más, llegando a un punto máximo y es cuando me coloco de primer puesto.

La alegría me consume junto con la adrenalina y en cuestión de segundos sin dejar que nadie me pase, llego a la meta...

Y gano.

Las personas ahí presentes se colocan a mi alrededor y yo me preparo para dejar mí firma en ese lugar.

DC, son las letras que dejo marcadas en el suelo.

Acelerando y frenando a la vez, un poco difícil cuándo aprendí a hacerlo y algo mucho más práctico en éstos momentos.

La diabla de Canadá es su significado.

La gente grita a mí alrededor extasiadas y los demás corredores vienen hacia mí para felicitarme.

Algunos se quitan sus cascos y me estrechan la mano, mientras yo, quito mi casco y dejo que mi cabello caiga a cascadas en mi espalda dejando sorprendidos a las personas.
No sé por qué se sorprenden si ellos ya sabían que correría.

Quizás sea porque ésta noche vieron a la diabla en acción, en cambio, en la carrera pasada no sé qué me pasó.
Pero hay veces que se ganan y hay otras en las que se pierde.

Veo a Jacob observándome fijamente con su mirada azul intensa que haría que cualquier persona se asustara, pero yo no soy una de ellas.

—Le ganaste al hijo del viejo —llega Nick diciéndome por detrás.

—¿Cual viejo?

—El que estaba anotando en qué cuadro iba cada quién —dice refiriéndose al señor que aseguró que no ganaría.

—La lengua es castigo del cuerpo... —repito Susurrando para mí misma recordando cuándo se lo dije.

—¿Qué decías? Es que no te escuché

—Nada Nick, luego te cuento ¿vale? —él asiente—. Vamos a buscar cervezas para celebrar cariño.

Camino hacia la barra improvisada con él detrás, en el camino chocamos con varias personas y el manoseo nunca faltó.

Y sería algo ilógico que peleara con alguna persona de ese grupo, porque fácilmente pudo ser cualquiera.

—Dame dos, por favor —le pido a la chica detrás de la barra—, gracias —me la entrega y le ofrezco una a mi amigo que a los segundos me da las gracias.

Nos tomamos las cervezas en cuestión de segundos y así fuimos pidiendo varias más, aún no estaba borracha. Pero sí pasada de copas, cosa que no es lo mismo.

—Iré por ahí a orinar —le digo.

—Con cuidado —me advierte y recuerdo lo que me dijo Jacob horas antes.

No dejaré que el maldito miedo me consuma.

Camino entre la multitud hasta llegar a una especie de estacionamiento.

Voy a un lugar más apartado y cuándo estoy apunto de bajar mis licras de entrenamiento arrecuestan a la pared.

El miedo de inmediatamente llega pero se va tan rápido que no lo me da tiempo a reaccionar.

Su colonia como siempre es que lo que entra de lleno a mis fosas nasales y me calmo.

—Hay cámaras, Leah —susurra en mi oído y una corriente eléctrica vuelve a recorrer mi espina dorsal.

Miro disimuladamente al techo y ahí se encontraba una cámara con el lente apuntando a dónde yo estaba.

—No me había dado cuenta —me excuso.

Jala mi brazo llevándome con él a algún lugar de allí, me dejo llevar porque aunque me cueste creerlo, confío un poco en él.

Sólo un poco.

Pasamos el estacionamiento y me lleva a la parte de atrás de ese lugar con sólo la luz del teléfono de Jacob alumbrando en plena oscuridad.

Siento su mirada clavada en mí y me hago la vista gorda.

Voy a la pared, me recuesto en ella subiendo un pié y el otro lo dejo apoyado en el suelo.

—¿Qué me miras? —muerdo mi labio con nerviosismo.

—No hagas eso, Leah —se acerca un poco a mí—. Deja de morder tu labio así, o lo haré yo por ti.

—¿Y por qué no lo haces? —mierda, ¿qué acabo de decir? Maldita sea conmigo y mi bocota.

Jacob alza la comisura de sus hermosos y carnosos labios riéndose.
—¿Segura de que quieres que lo haga? —cuestiona y eso sólo hace que mis ganas de besarlo aumenten.

—Bésame y ya.

Jacob me mira a los ojos y en menos de un segundo agarró mis brazos colocándolos encima de mi cabeza y pegando nuestros cuerpos llenos de deseo; juntó nuestros labios en un beso feroz y hambriento, lleno de una lujuria y excitación inexplicable.

***

MIEEERRDDAAAAA, un besito por aquí y un besito por allá. Besitoooos pa todo el mundooooo.
Me encantó escribir este capítulo y espero que a usted también les encante leerlo.

V O T E N.

Lxs amo,
xoxoxo.

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