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Jimin caminaba por la habitación asegurándose de no dejar nada dentro, después de darse unas cuantas vueltas sus maletas estaban listas, las miro frente a él con cierta nostalgia, verdaderamente no quería irse, quería seguir pasando días al lado de Jungkook.

Recuperar lo perdido en los callejones de Busan.

Pero no podía, tenía que volver a su normalidad.

Una normalidad a la que Jungkook se había unido, sonrió ante el pensamiento.

Miro la hora de su reloj, dándose cuenta que pronto Jungkook llegaría por él, la noche anterior le había prometido que lo iba a llevar al aeropuerto, así que para hacer las cosas más rápidas tomó sus maletas, cerrando la habitación y bajando por el ascensor. Pago lo de su estadía y dejo las llaves, sentándose en el lobby mientras esperaba por Jungkook.

La buena puntualidad de Jungkook se hacía relucir, justo a la hora que habían quedado se asomó por la puerta de vidrio. Cuando ambos se vieron a los ojos se sonrieron, Jimin levantándose de su asiento para recibir a Kook.

—¿Qué hace un hombre tan bonito como usted solo?—Preguntó Jungkook pasando su brazo por la cintura del rubio.

—No lo se, esperaba a alguien pero parece que no vendrá.—Soltó una risilla mientras acariciaba la mano de Jungkook sobre su cintura.

—No creo que venga, mejor pase el tiempo conmigo.—Sonrió mientras deshacía su agarre de la cintura de Jimin, paseando su mano por la pequeña del rubio hasta que ambos las entrelazaron, sonriéndose y mirándose a los ojos. Con tanto amor.—¿Me permite llevar su maleta?

—Claro.—Dijo en un tono suave, casi como un tarareo.

Jungkook tomó una de las maletas y Jimin la otra, con las manos entrelazadas salieron del hotel.

Tomaron el primer taxi que vieron, acomodando las maletas en el portaequipaje y sentados lado a lado. Jimin con la cabeza en el hombro de Jungkook y Jungkook acariciando la mano de Jimin. Sintiéndose bien, como si tocaran el cielo con los dedos.

—¿Y qué tal? ¿Listo para volver a Seúl?—Preguntó Jungkook.

—Sinceramente no, al volver tengo que pasarme por la corte y seguir con un caso, preferiría quedarme, como pequeñas vacaciones.—Dijo.—Pero tengo que seguir con mi vida de adulto ¿Tú cuando volverás?

—No creo que lo haga pronto, me gusta pasar tiempo con Seokjin y Tae, los extrañe mucho.

—Sigue divirtiéndote.—Sonrió.

—Lo hare.—Le devolvió la sonrisa mientras plantaba un beso sobre la frente de Jimin.

El camino lo siguieron en silencio, con las cabezas una sobre la otra. Cuando se vieron frente al enorme aeropuerto bajaron, después de una pequeña discusión sobre quién pagaría el taxi; Jimin cedió a que Jungkook pagara, pero él debería de sacar las maletas. Ya con las maletas en sus manos soltó un suspiro mirando de reojo a Jungkook y después al aeropuerto.

Nuevamente Jungkook ayudaba con una maleta mientras que con la otra mano la tenía entrelazada con la de Jimin.

Al entrar al aeropuerto fueron a sentarse para esperar por su vuelo, no iba a ser mucha la espera pues llegaron al filo de la hora, se sentaron y volvieron a levantarse cuando llamaron a Jimin para que abordase.

—Bien, creo que acá nos despedimos.—Dijo Jimin arreglando la bufanda que cubría su cuello.

—Cuídate mucho, duraznito.—Susurro Jungkook, arreglando los cabellos de Jimin.

—Tú también, Kook.

—Mhm, me gusta mas que me digas Kookie.

—Bueno.—Rodó los ojos sonriendo.—Cuídate, Kookie ¿Cuándo volverás a Seúl?

—Es la segunda vez que lo preguntas ¿Tan rápido me extrañas?—Sonrió envolviendo sus brazos en la cintura de Jimin, acercándolo a su cuerpo; abrazándolo.

—Si, ya te extraño.—Susurro contra el pecho de Jungkook, hundiéndose en sus brazos y perdiéndose en su perfume.

—Volveré pronto, la tienda de tatuajes se mantiene sola y...—Fue interrumpido.

—¿Y la galería? Tienes que hacer algunos cuadros.—Dijo, logrando que sus afilados ojos se viesen redondos.

—Los estoy haciendo.—Sonrió con ternura.

—¿Conseguiste inspiración en Busan?

—La conseguí.—Susurro contra el cabello de Jimin.

Se sentían bien así, abrazándose, como en casa.

Pero aquello fue interrumpido al último llamado, con una pequeña mueca Jimin se separó de Jungkook, el pelinegro al notar aquello lo tomó de la mano y lo volvió a acercar a él; tomando sus mejillas y uniendo sus labios en un cálido beso. Un beso reparador, corto y delicado. Sonrientes en medio, mejillas calientes y palmas cosquilleantes.

Caminaron con las manos entrelazadas, al estar frente a la puerta de abordaje una vez más se dieron un beso, despidiéndose con sus labios.

—Nos vemos, duraznito.—Dijo Jungkook.

—Nos vemos, Kookie.—Sonrió, ondeando su mano en dirección a Jungkook.

Jungkook se quedó hasta que vio a Jimin desaparecer por la puerta, luego fue a pararse cerca de los ventanales, esperando a que el avión de Jimin despegue, fueron largos minutos frente al ventanal, pero al final pudo ver como en aquel avión iba su gran amor.

Y con una sonrisa dijo:—Nos vemos pronto, amor.

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