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-Me avisas cuando llegues a Busan.
-Te llame específicamente para eso, ¿acaso no me escuchas?
-Je, lo siento, estaba recibiendo mi orden de pizza.
-¿Ahora solo comerás pizza?
-Exactamente, tu no estas acá para cocinarme y prefiero esto a quemar la cocina.
-Bueno, cuídate Seulgi.-Dijo con el celular sobre su hombro, mientras tomaba su maleta de entre todas.
-Tu también cuídate.-Suspiro, tomando aire para soltar lo siguiente, con la fuerza de sus pulmones.-VUELVE CON JUNGKOOK A TU LADO!
Jimin tuvo que retirar el celular por un momento de su oreja, porque el grito fue tanto que imaginaba que había llegado a lastimar su tímpano, para su suerte no se quedó sordo.
-Adiós, Seulgi, creo que me has dejado sordo.
-Adiós, Minnie Minnie.-Una última risa se escuchó y el sonido de la llamada terminada le invadió.
Suspiro con una sonrisa y guardo su celular en su bolsillo, tomando sus maletas se decidió a salir del aeropuerto, desde dentro de él podía ver las grandes nubes grises que cubrían el cielo azul, parecía que llovería.
Al salir del aeropuerto sintió el aroma de su hogar natal, muchos recuerdos viniendo a su mente de las veces que correteo por aquellas calles asfaltadas, muchas vivencias entre aquel asfalto y entre aquellos árboles. Fue toda una vida en la que recorrió sus calles.
Muchos de los recuerdos hechos en Busan le llegaban a doler, por el pasado lleno de marcas dejadas por sus padres y su complicada relación, muchas lágrimas por su corazón roto -que él mismo había roto- y aquel sentimiento de no ser suficiente para nadie. Ciertamente, aquello, de cierta forma le hacía doler el corazón, pero ya no como antes, que evitaba a toda costa las charlas sobre su caótica vida en Busan, aún doliente; podía hablar sobre ello. Era el buen resultado de haberse pagado sesiones con una psicóloga que le ayudó a sacar todo dentro suyo.
Se sentía alguien nuevo parado en el aeropuerto de Busan, como si pudiese arreglar a las múltiples personas que había roto por su gran inseguridad. Aunque no, nadie podía reparar a nadie, solo pedir perdón por el daño ocasionado.
Tomó un taxi lo más rápido que pudo ya que las gotas de lluvia empezaban a reflejarse en su abrigo. Conocía unos hoteles en el centro de la ciudad, por lo que indicó que se dirigiera a ellos, prefería gastar dinero a quedarse con su madre o padre, lo hacía para conservar la salud mental que había estado construyendo. Al llegar al centro se bajó en el primer hotel que vio, reservó una habitación y con lo cansado que estaba se dirigió a ella lo más rápido que podía. El lugar era lindo, bastante elegante, gastar dinero en una cómoda cama lo valía bastante.
Dejó sus maletas en el piso y corrió a la cama para tirarse en ella, descansando su espalda de haber estado por horas sentado en un avión.
-Seulgi debe de estar durmiendo o debe de haber ido a la galería.-Dijo.-Necesito más amigos.
Jimin rodó en la cama hasta estar echado boca abajo, descansaría un poco sus ojos, estaba muy ocupado por todo el trabajo que había tendido, fue tanto que tuvo que retrasar su viaje por tres días más y ahora había llegado un día antes de la reunión con su antigua promoción, por lo que ahora su estómago era un gran manojo de nervios. Decidió dormir hasta que su cansancio se lo permitiese.
Pero sus sueños le dieron aún más nervios, el volver a ver a Jungkook.
Lo que él quería era pedirle disculpas por el mal momento que le hizo pasar siempre, ya después si la vida se pusiese a su favor; podrían retomar lo dejado a medias, igual, no era su prioridad ahora. Solo quería hacerle saber que estaba arrepentido del comportamiento inmaduro que tuvo.
Suspiro una última vez y cerró sus ojos, trataría de descansar.
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Al despertar de su cómodo sueño, se estiró hasta hacer tronar sus huesos, había dormido bastante bien. Su estómago rugió, por lo que de una de sus maletas sacó nuevas prendas para la noche; una noche bastante fría. Con un gorro sobre su cabeza y peinando sus cabellos, emprendió su camino en las calles de su antigua ciudad, buscando un restaurante en el que podría cenar, al toparse en uno en el que había sido parte de las cenas familiares, se adentro. Después de todo, conocía muy bien la comida que servían.
Se unió a la pequeña fila que siempre se hacía para conseguir mesa, estaba tan distraído que solo se dio cuenta de quien iba frente a él cuando escucho su voz, ya no podría darse la vuelta porque detrás de él esperaban más personas y no arriesgaría su mesa por su cobardía.
-¿Seokjin?-Pregunto, tocando ligeramente el hombro de quien estaba frente a él.
-Oh, Jimin.-Se giro sorprendido, bastante.
-Hola, ¿cómo has estado?-Sonrió, verdaderamente, estaba muy incomodo.
-Bien, bien, no me quejo, ¿qué tal tu?-La sonrisa incómoda era algo que ambos compartían, para su suerte.
-Igual.-Volvió a sonreír.-¿Cenaras acá?
-No, solo espero lo que ordenamos, me tocaba traer la cena.-Soltó una risita.
-Ya veo...
-Si...
Ambos se quedaron en silencio mientras miraban a todo lugar menos a los ojos del otro, era tan incómodo, claro, ¿cómo no lo sería?, si su relación se basó en torturar a alguien más. Antes que alguien dijese algo, la orden de Seokjin llegó, salvados por la campana.
-Bueno, adiós Jimin.
-Adiós Seokjin, espero que nos veamos en la reunión.
-Ah, la reunión.-Asintió.-Esperemos que sí.
Con un último saludo, se dieron la espalda y avanzaron, Jimin soltó el suspiro guardado y se adentro al restaurante buscando la mesa que le habían asignado.
Tenía que controlar sus nervios para volver a ver a personas que fueron parte de su vida, que le dañaron y el daño, así que se ordenaría alguna pasta y una botella de vino, para relajar todo su cuerpo y pensar en la disculpa que le debía al grupo de amigos de Jungkook.
Era su redención, después de todo.
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holaaa, hemos vuelto a la estacion de siempre, listos para el camino final jeje
nos vemos <3
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