9. Mordida.

Esta envuelto en una sensación similar a su celo, pero mantiene la suficiente consciencia como estar seguro de que esta situación es falsa y simplemente ha sido llevado hasta este borde por el fuerte aroma que lo abraza con posesividad, en esta ocasión no tiene oportunidad para escapar del templo de Leo y huir de la dominancia del Alpha, pero tampoco es como si quisiera hacer eso, cuando sus manos se sostienen con fuerza de la sabana mientras el león se mueve con intensidad dentro de su cuerpo.

Todo es tan caliente, ardiente...

No está seguro sobre si tiene los ojos abiertos o no, llega un punto donde la cabeza le da vueltas por la intensidad de la situación, apenas y es capaz de respirar entre los abrumadores sentimientos que lo invaden, pero si de algo se mantiene consciente, es de los fieros ojos verdes que no dejan de mirarlo en ningún momento.
Un suspiro escapa de sus labios voluntariamente cuando lo siente acercarse, su propia mirada se desvía de inmediato hacia los colmillos blancos que por alguna razón brillan en la oscuridad y entonces...

Estira su cuello, sonríe con calma mientras el techo da vueltas, algo que solo dura un momento antes de que tenga que apretar los labios mientas el dolor se encuentra de repente con el placer que está recibiendo, sabe que lo que se desliza por su hombro es sangre y no sudor, el aroma metálico llega levemente hacia su nariz, antes de desaparecer por completo cuando su propio rostro termina escondiéndose en el cuello de Aioria.

Hay un sentimiento de euforia cuando recibe la mordida, pero no por ello la noche se vuelve más tranquila.

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