Aioria ronronea.

No está muy seguro sobre cómo reaccionar ante tal descubrimiento, el guardián de Leo simplemente duerme plácidamente y aunque en algún momento parece que va a seguir roncando, algo parece hacer "clic" en el Alpha como para que su boca se cierre y un ronroneo, que hace vibrar su pecho, es lo que se termina escuchando en el silencio de la habitación.
Tarda más tiempo en darse cuenta de que es lo que está pasando, que en lo que se acomoda contra el pecho de su compañero, teniendo el cuidado suficiente como para no despertarlo, pero buscando tener su rostro lo suficientemente cerca como para sentir la vibración y que el sonido llegue más directamente a su oído, fascinado por la forma en que, de un instante a otro, los ronquidos habían desaparecido para dar espacio a un sonido tan suave.

Hay mucha fascinación y ansiedad conforme el sonido endulza sus oídos, llega un punto donde se olvida por completo el intentar no despertar a Aioria y simplemente acomoda su cuerpo encima del otro, frotándose inconscientemente contra el pecho desnudo del leonino, quien no parece tener ninguna intención de salir del reino de los sueños.

Una sonrisa se forma en su rostro, conforme el ronroneo parece ayudar a la liberación de endorfinas de su cuerpo, aunque esto es algo que lentamente comienza a cambiar conforme se relaja, tan cómodo en la posición que acababa de encontrar, embelesado pro el sonido de los ronroneos y la calidez del cuerpo de Aioria, al final no pasa mucho tiempo cuando se olvida de todo y simplemente se queda dormido encima de él.

Es más, de mediodía cuando intenta quitarse al Alpha de encima y salir de la cama, pero Aioria no se lo permite y en cambio, el muy tramposo busca pegarse a su cuerpo y ronronear, esperando que, de esa manera, se pudiera mantener más tiempo a su lado en la calidez de las sábanas.