3. Instinto.
Después de lo ocurrido en el templo de Leo, las cosas obviamente no vuelven a ser iguales. En ningún momento se vuelve "normal" el que sus instintos salgan finalmente a flote y durante varios días tiene una guerra consigo mismo, donde una parte desea mantenerse en la estabilidad que ha mantenido durante años, esa en la que no necesita de ningún alfa para sentirse bien o "cómodo" para dormir durante las noches, llegando incluso al extremo de pensar que realmente no necesita hacer algo como dormir, después de todo, se mantiene en constante meditación para cualquier batalla que se avecine en el futuro.
Pero entonces, está el otro lado... Ese que le hace quejarse contra el colchón mientras intenta conciliar el sueño que dice no necesitar, cuando extraña estar rodeado por otro aroma que no fuera el propio, no solo con la idea de dejarse llevar por el placer carnal que su cuerpo en algún momento empezó a exigir, sino también para sentir la seguridad que el fuerte aroma es capaz de proveer, una seguridad que no necesita realmente, es lo suficientemente fuerte para ver por sí mismo, pero el instinto primario de ser protegido por alguien más está ahí, golpeando constantemente su cabeza con la esperanza de hacerlo cambiar de opinión, los susurros son molestos, las idea de "solo entrar un momento, tomar algo y volver a virgo será suficiente" se pasean constantemente por su mente, aunque no está seguro de que esa fuera a ser una solución a largo plazo.
Varias noches después, sin poder dormir correctamente, son sus instintos los que ganan al final.
Se levanta de su cama a más de medianoche y camina en silencio, como si tuviera insomnio con dirección a la puerta que debería de llevarlo a las escaleras que conducen a Leo. No tiene ningún plan en mente, lo único que desea es descansar un momento y que la necesidad se detenga, aventurarse en el templo de su vecino le causa algo de miedo al principio, después de todo, estaría entrando de nuevo sin permiso y aunque la primera vez no paso nada, de ningún tipo, no está seguro que en esta ocasión fuera a ser igual.
No está realmente listo para lo que cree que sabe que tiene que hacer, pero aun así da un paso fuera de Virgo.
—¿Shaka?
Aunque no llega tan lejos, cuando la voz de Aioria se escucha a sus espaldas.
—¿Meditando tan tarde otra vez?
Regresa su pie a su lugar, antes de girarse con dirección a donde viene la voz del guardián de leo, no hay mucho viento esa noche, así que no tiene mucho problema para percibir su aroma, es verdad que no se vuelve loco al instante, debido a que no esta tan concentrada la cantidad en el cuerpo del otro, pero es atraído de inmediato hacia él y entonces es cuando se da cuenta que tiene en frente lo que necesita para dormir.
—¿Shaka?
Mañana, mientras piensa en cómo no disculparse realmente, culpara a la falta de sueño por tomar la mano del León y llevarlo a su habitación. Sabe que el guardián de Leo se marea apenas y pone un pie en el cuarto, es casi el mismo efecto que tuvo el hace no muchos días cuando estuvo en la casa vecina.
Ninguno de los dos sabe exactamente como pasaron la noche sin meterse demasiado entre ellos, además de restregarse y saborear la poca piel expuesta, duermen cómodamente el uno al otro, con una tranquilidad que no parece ser verdad cuando existe la posibilidad de marcar al otro de mil maneras diferentes.
Pero para ellos, tal vez, había algo más importante que solo lo carnal.
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