15. Collar de protección.
Puede sentir la molestia en el ambiente, el claro disgusto de Aioria ante la idea de mantener el bozal con ellos, así que antes de que pudiera hacer o decir algo sobre esa cosa, como pocas veces solía hacer, decidido tomar la iniciativa en la conversación para desviar su atención del objeto, aunque esta probablemente no duraría mucho de todas formas, tenía que hacer el intento, mínimo hasta que se olvide del bozal.
—Y ¿Qué fue lo que compraste? —mantiene una sonrisa en su rostro mientras espera que el Alpha hable, sintiendo el cambio inmediato en el ambiente con tan sencilla pregunta.
—Oh, bueno... No es la gran cosa. —toma la bolsa una vez más entre sus manos, haciendo ruido innecesariamente por los nervios que lo carcomen mientras busca la caja donde está su nuevo regalo.
—Siempre dices que tus regalos no son la gran cosa —respira profundo, intentando no molestarse con el ruido que ocasiona la bolsa que Aioria trajo consigo, consciente de que ese sonido no duraría mucho tiempo de todas formas—, pero son las ofrendas que me haces, dales un poco más de valor, son importantes.
—Ah, jaja... —siente como las orejas le queman después de tan simples palabras viniendo de Shaka, mantiene la caja negra entre sus manos unos minutos más, antes de abrirla y simplemente sacar el objeto del interior, el rubio mantiene siempre los ojos cerrados, así que el impacto visual no tiene mucha importancia—. Hare mi mayor esfuerzo.
La sonrisa que ha mantenido hasta el momento se hace más sincera y menos forzada, acaricia con sus dedos el nuevo material, por un momento espero tocar cuero o algo frio de metal, en cambio, la textura entre sus dedos es suave y cálida, una tela cómoda al contacto con su piel, suelta en varias partes como si estuviera destinada a ser jalada en algún momento.
—¿Qué es exactamente? —el tamaño del objeto lo desconcierta casi de la misma forma que su suave textura, no puede adivinar exactamente qué es lo que tiene entre sus mano y tampoco quiere abrir los ojos para saber que es.
—Es un collar de protección —suelta la palabra con el orgullo de un niño, demasiado feliz para lo que esa cosa le va impedir hacer, aunque solo tiene que ver el rostro aun desconcertado de Shaka para entender que debía de explicar un poco más las cosas—. Cierto, Amm... Cu-cuando... —siente que el calor sube más allá de sus orejas, así que se arrastra tímidamente hasta poder abrazar a Shaka y hablarle directamente al oído, demasiada vergüenza iba a pasar si alguna doncella del templo lo escuchaba—. Cuando te esté comiendo, es para evitar destrozar tu cuello.
Disfruta de la siempre agradable sensación de tenerlo entre sus brazos, tomándose solo unos segundos antes de comenzar a restregar su cuello en contra de él, marcándolo lentamente con su aroma mientras disfruta tener cerca la fuente del olor que marca el templo de Virgo.
—Pero, no me molesta la idea de que destroces mi cuello.
¿Eh?
—Esas solo son más marcas de unión, ¿no?
Lentamente el calor que se le había subido a la cabeza comenzó a bajar lentamente a otra parte de su cuerpo, probablemente era un buen momento para ver si Shaka también tenía un nido en su templo.
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