Capítulo 23 - Parte II
"Un mes. Dame sólo un mes y si no tengo el valor de hacerlo, te libero de mi secreto."
¿Es esto, realmente, lo correcto? ¿Cómo voy a mirarlo a los ojos y seguir callando? Sigo haciéndome esas preguntas mientras camino de vuelta a la casa.
Ante la puerta, tomo aire y me doy cuenta que las risas han cesado y parece que unas voces discuten.
Entro a la casa tratando de no hacer ruido, pero nadie me presta atención.
—Eres demasiado joven —dice el hombre alto, de cabello largo y cano anudado en la nuca con una cinta de cuero, es el hombre que me vende tela, velas y granos —, ni siquiera entiendes lo que dices.
—Tal vez sea joven —replica Dragah con los brazos cruzados sobre el pecho —, pero eso no quiere decir que no me dé cuenta de cosas. Los nobles están de acuerdo, lo sé, hablan en las ciudades de eso.
—Dragah, el pueblo entero podría sufrir si tus palabras llegan a oídos de la Casa Real.
¿La Casa Real?
Las mujeres se han ido a la cocina y algunos hombres se han retirado a otros sitios de la casa fingiendo no escuchar, sólo unos pocos están ahí y parece que están divididos, porque unos asienten cuando habla Dragah y otros cuando habla el tendero. ¿De qué se trata esto?
—¡Sufriremos igual si Breoghan la encuentra primero! ¿Sabes qué dicen en el pueblo vecino? La princesa está perdida, nunca llegó a Casttle Falls y ni siquiera el rey sabe dónde está. ¿Se dan cuenta de lo que significa? —Mira a su alrededor, su público ha crecido, sus últimas palabras resonaron en toda la casa y han acudido a escuchar—. Cuando Breoghan ponga sus manos sobre ella, esclavizará Trondheim, comuna por comuna caerá y el reino entero se irá al infierno.
¡Por Hela!
—¿Cómo sabes todo eso? —La voz de Aalis es casi un rugido—. ¿Estás con ellos? ¿Estás con los nobles? Eso te convierte en un traidor, Dragah...
—Ella es la traidora, huyó dejándonos a merced de una guerra...
—Eso no justifica cazarla como si fuera un animal —increpa nuevamente el tendero, poniéndose de pie—. Tú no eres voz en el pueblo y si los Guardias llegan aquí haciendo preguntas, te entregaremos para que te corten el cuello.
Se levantan los murmullos y estallan las discusiones. Yo estoy aquí, parada, sin poder moverme, sin poder hablar. ¡Me están buscando!
—Diana, ¿estás bien?
Margueritte está a mi lado y me mira preocupada. Viene de afuera, se cubre con una capa demasiado grande para ella.
—Yo... Creo... Creo que debo ir a casa...
La puerta se abre y Jason aparece, sin capa.
—¿Qué sucedió? ¿Estás bien?
No digo nada, aunque bullen muchas cosas dentro de mí. Las náuseas han vuelto y creo que si abro la boca voy a vomitar.
Una parte de las discusiones llega hasta nosotros y Jason y Margueritte prestan atención por un momento, Dragah habla en ese momento.
—Yo opino que deberíamos ponernos del lado de los nobles, ellos tienen razón, lo mejor es impedir que ella viva, si todos nos unimos...
—¡Cállate! Nos decapitarán a todos por traición...
—No, si los nobles ganan.
—¿Siquiera has pensado lo que hará Laurassia si la princesa muere? ¿Y quieres que ayudemos a los nobles a cazarla?
Jason me mira alarmado, me rodea con un brazo y me saca de la casa a toda prisa.
—¿Qué es lo que pasa? ¡Jason!
—Margueritte, vete a casa.
Ella sigue detrás de nosotros mientras Jason me conduce a toda prisa a nuestra casa.
—Tu capa...
—Llévatela.
—Pero, Diana...
Jason me suelta y regresa unos pasos, le arrebata la capa de las manos y le dice con un tono de voz tan calmado y frío que parece amenazante:
—Ve a casa y no te involucres en eso —. Termina señalando la casa de su familia. No agrega nada más y no vuelve para ver si ella le hizo caso o no.
Seguimos caminando a toda prisa, hasta que ya no puedo más. Me suelto de su mano y me dejo caer en la grama.
—Ariana...
—Un minuto... Solo dame... —. Introduzco todo el aire que puedo en mis pulmones. Me ayuda que esté frío. Me concentro en el aire frío, en el cielo despejado y los sonidos de la noche.
"¡Sufriremos igual si Breoghan la encuentra primero!"
"Ella es la traidora".
"Tengo miedo... de que te aleje a ti y a mi nieto..."
Él no haría eso, a menos que... Considere que corro peligro...
"Lo mejor es impedir que ella viva".
—No dejaré que te hagan daño —promete, acariciando mi cabello. Lo sé, eso es lo que me asusta, ¿Qué serás capaz de hacer para impedirlo?
Logro, al fin, llegar a casa y voy directo a la cama, donde me desplomo como si todas mis fuerzas me hubieran abandonado. Los nobles ya revelaron sus intenciones, al menos una parte del pueblo, mi pueblo, mis súbditos, los apoyan. Me están buscando, seguramente ya estuvieron en Casttle Falls... ¡Nunca podré escapar! ¿Cómo pude ser tan ciega? No soy una feliz aldeana recién casada, soy una princesa fugitiva y lo más probable es que debamos salir de aquí... Y muy pronto.
Jason viene a mí y se acomoda a mi lado.
—Deberías tratar de dormir.
¿Dormir? Nuestros vecinos están decidiendo si ponerse del lado de los nobles rebeldes o de la Casa Real, Breoghan me está buscando y quizá tenga que abandonar a mi nueva familia, cuando apenas comienzo a sentirme parte de ella.
—¿Has pensado en un nombre? —pregunto de pronto. Siento como se estremece, su respiración se detiene y sus brazos se ponen rígidos, permanece en silencio un momento. La pregunta me ha tomado por sorpresa a mí misma, lo único que quería era cambiar de tema, pero creo que este tema nos asusta a los dos.
—No, no lo he pensado ¿Y tú?
—Si es niño... ¿Jensen?... Y si es niña... Mmh... ¿Helga?
—¿Por qué esos nombres?
—Porque nadie en mi familia se llama así, no quiero que tenga nada que ver con la Casa Real.
No me responde y yo tampoco digo nada.
Como lo veo tenemos sólo tres opciones: quedarnos en la aldea, huir a otra parte o volver a Gaoth. En cada una debo valorar lo que significará para nuestro pequeño. Me llevo las manos al vientre mientras trato de pensar cómo será, ubicando una pequeña silueta en diferentes escenarios: cazando en el bosque con su padre, entrenando con espadas en el patio del palacio, vagando por bosques desconocidos a nuestro lado, paseando en una hermosa avenida en Lyon llevando del brazo a una linda jovencita... Poco a poco la silueta ha crecido y lleva la corona, de alguna manera sé que ahora estoy dentro de un sueño, pero aun así no puedo evitar gritar de terror cuando de la corona de mi hijo veo manar ríos de sangre...
Abro los ojos.
Estoy sola en la habitación. Me acaricio el vientre, aun temblando por la pesadilla. Mi corazón golpea con fuerza, pero trato de calmarlo, no le hará bien sentir a su madre asustada. Me imagino un pequeño rostro enrojecido por el llanto.
—No temas, pequeñín, no importa a dónde vayamos, te protegeremos —susurro, quizá más para mí.
El sonido de los cascos de un caballo me asusta. Saco la espada oxidada y paso por la cocina tomando el cuchillo de cortar vegetales. Estoy apuntando con ambas armas cuando se abre la puerta.
—¡Vaya, mírate! Es bueno saber que estás alerta.
—¿Margueritte? ¿Pero qué...
—Vendrás conmigo, tengo que ponerte a salvo, princesa.
.
.
.
N.A. Estamos en la recta final.
¿Ya compartiste esta historia?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top