Acto 1
Ojalá las heridas que hay en mi mente no tuvieran raíces. Ojalá solo fueran marcas hechas al rojo vivo que deforman rastros de mi piel.
La heridas de mi pecho están vivas y escuecen. Crecen, arden y se reproducen. No hay forma alguna de matarlas ni evitar que reaparezcan.
Ojalá las heridas solo estuvieran en mi piel. Así podría, amor mío, mantenerte a salvo de mi mismo.
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