Capitulo Trece
El sonido de la cafetera llenando el aire con su aroma reconfortante me recibió esa tarde al llegar a la cafetería. Grace, Julia y Frida estaban reunidas en una de las mesas, charlando animadamente mientras yo me quitaba el abrigo. El ambiente era cálido, relajado, pero había algo en sus miradas que me hizo saber que estaban tramando algo.
—¡Ahí está la futura mamá estrella! —exclamó Julia, levantando las manos dramáticamente.
—¿Qué tramaban sin mí? —pregunté con una sonrisa mientras me unía a ellas.
—Solo hablábamos de nombres para los bebés —dijo Frida, apoyando los codos en la mesa con entusiasmo.
—Y de lo increíblemente guapa que te ves últimamente —añadió Grace, con una sonrisa cómplice.
—¿Guapa? No exageren —respondí, sintiéndome un poco abrumada por sus halagos.
—En serio, Gaby. Tienes ese brillo especial de las embarazadas. Y bueno... quizás tenga algo que ver con un cierto chico que siempre está por aquí —dijo Julia, guiñándome un ojo.
Sabía exactamente a quién se referían, y mi rostro se calentó al instante.
—¿Kaleb? Claro que no, nosotros solo somos amigos —dije rápidamente, tratando de desviar la conversación.
—¡Claro que sí! Y yo soy astronauta —bromeó Frida, arrancando risas de las otras dos.
—Vamos, Gaby. Lo vemos en la forma en que te mira. Ese hombre está completamente encantado contigo —insistió Julia.
Grace, que había estado más callada, intervino con un tono más suave.
—Mira, Gaby, no tienes que decirnos nada si no quieres, pero se nota que hay algo especial entre ustedes; no tengas miedo de permitirte sentir algo por él. Después de todo lo que has pasado, mereces ser feliz.
Sus palabras me tocaron profundamente, y por un momento, no supe qué responder.
—No sé si estoy lista para algo así—murmuré, más para mí misma que para ellas.
—Nadie dice que tienes que estarlo ahora mismo. Pero cuando lo estés, Kaleb parece ser el tipo de persona que estaría ahí, esperando pacientemente —dijo Grace, con una sonrisa comprensiva.
La conversación continuó, pasando de nombres para los bebés a anécdotas de Julia y Frida en la cafetería, y poco a poco, me relajé. Sin embargo, las palabras de Grace seguían resonando en mi mente, acompañándome mientras terminaba mi turno.
❥๑━━━━━━━━━━━━━━━━━๑❥
Esa tarde, Kaleb llegó a la cafetería como siempre, justo antes de cerrar. Lo recibí con una sonrisa, agradecida por la rutina que parecía haberse formado entre nosotros.
—¿Lista para cerrar? —preguntó mientras recogía algunas sillas.
—Casi. Aunque creo que podría tomarme unos minutos para darte una noticia —dije, dejando los últimos trastes en el fregadero.
Kaleb arqueó una ceja, curioso.
—¿Noticia? ¿De qué se trata?
Me acerqué a la mesa más cercana, sacando mi teléfono.
—Me inscribí. En el programa de diseño gráfico que te mencioné.
Sus ojos se iluminaron, y su sonrisa se ensanchó.
—¡Bella, eso es increíble! Sabía que lo harías. Estoy tan orgulloso de ti.
Su entusiasmo era contagioso, pero también sentí una punzada de miedo.
—Todavía no sé si podré manejarlo todo, pero quiero intentarlo.
—Y lo harás. No tengo ninguna duda de eso —dijo, colocándose frente a mí con esa confianza que parecía ser una constante en él.
El ambiente se volvió más tranquilo mientras terminábamos de cerrar la cafetería. Caminamos juntos hacia mi departamento, como ya era costumbre, hablando sobre cosas triviales. Pero cuando llegamos, ocurrió algo inesperado.
Mientras buscaba mis llaves, tropecé ligeramente, y Kaleb, rápido como siempre, me sostuvo de la cintura acercándome a su cuerpo para darme estabilidad.
—¿Estás bien? —preguntó, con una mezcla de preocupación y alivio.
—Sí, estoy bien. Fue solo un paso en falso —respondí, intentando quitarle importancia.
Kaleb no soltó mi cintura de inmediato. Me miró con una intensidad que no había visto antes, como si estuviera debatiéndose internamente.
—Kaleb, ¿qué pasa? —pregunté suavemente, notando el cambio en su expresión.
Él respiró profundamente, como si se estuviera preparando para algo que llevaba tiempo guardando.
—Bella, no puedo seguir guardándomelo más... Me gustas... Me gustas más de lo que debería, y cada día que paso contigo, me doy cuenta de cuánto significas para mí.
Su confesión me tomó completamente por sorpresa. No había nada planeado en sus palabras, nada ensayado. Era honesto, crudo, y provenía directamente del corazón.
—Kaleb... yo...—comencé, pero las palabras parecían atrapadas en mi garganta.
—No espero que me respondas ahora. Solo necesitaba decírtelo. Lo siento si esto te incomoda, pero no podía seguir fingiendo que no siento nada —añadió rápidamente, su tono más inseguro que nunca.
Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Había tantas emociones en mi interior que no sabía cómo ordenarlas.
El silencio entre nosotros se sentía casi tangible. La confesión de Kaleb había caído como una piedra en el agua, creando ondas que aún se expandían en mi mente y mi corazón. Lo miré, viendo algo en él que nunca antes había percibido con tanta claridad: vulnerabilidad.
—Kaleb... —empecé de nuevo, y esta vez mi voz era más firme, aunque todavía temblaba un poco—. No sé qué decir.
—No tienes que decir nada —respondió rápidamente, apartando la mirada por un momento. Luego volvió a mirarme, sus ojos llenos de honestidad—. No esperaba que esto cambiara algo de inmediato. Solo... quería que lo supieras.
Había una mezcla de miedo y esperanza en su rostro, y eso me conmovió más de lo que podía expresar. Me crucé de brazos, abrazándome a mí misma mientras intentaba organizar mis pensamientos.
—Kaleb, eres una de las personas más importantes en mi vida ahora mismo. Has estado aquí para mí de una manera que nunca pensé que alguien lo haría. Pero... también estoy asustada. Mi vida es un caos. Estoy tratando de reconstruirla, y tengo tanto miedo de volver a depender de alguien, de perderme en otra persona como lo hice antes.
Él asintió lentamente, escuchándome con atención.
—Lo entiendo, Bella. Y no quiero que sientas que tienes que tomar una decisión ahora. Lo último que quiero es presionarte o ser una carga. Pero tenía que ser honesto contigo, porque... no quiero que pienses que estoy aquí solo por compromiso. Estoy aquí porque me importas, porque tú me importas.
Sus palabras resonaron profundamente en mí. Sentía que debía decir algo más, pero mis pensamientos estaban demasiado revueltos.
—Gracias, Kaleb. Por ser honesto, por estar aquí. No sé qué haría sin ti —murmuré, con la voz cargada de emoción.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, como si mis palabras fueran suficientes por ahora.
—Eso es todo lo que necesito oír, Bella. Estaré aquí, pase lo que pase.
Asentí, y por un momento, nos quedamos en silencio, dejando que el peso de la conversación se asentara. Finalmente, rompí el silencio con una sonrisa tímida.
—¿Quieres entrar? Tengo té, y creo que necesito algo caliente después de esto.
Kaleb río suavemente, aliviando un poco la tensión.
—Claro, pero solo si es té de canela.
—Eres un hombre exigente, ¿eh? —bromeé, abriendo la puerta y dejándolo pasar.
Mientras preparaba el té, Kaleb se sentó en el sofá, observando las pequeñas decoraciones que había ido acumulando en mi apartamento. La manta tejida que había comprado para los bebés estaba doblada cuidadosamente en un rincón, y los libros de diseño que había sacado para revisar programas de estudio estaban apilados sobre la mesa.
—¿Estás nerviosa por empezar las clases? —preguntó, rompiendo el silencio.
—Un poco. Bueno, mucho. Es difícil no dudar de mí misma después de todo lo que ha pasado. Pero... también estoy emocionada. Es como si estuviera recuperando algo que creí perdido.
Kaleb asintió, y su sonrisa fue cálida, tranquilizadora.
—Es un paso importante, Gaby. Estoy seguro de que lo harás increíble.
Le llevé su taza de té y me senté a su lado, dejando que la calidez del momento nos envolviera.
—¿Sabes? —dije después de un rato—. Nunca pensé que alguien pudiera hacerme sentir como tú lo haces. Me recuerdas que hay bondad en el mundo, que hay personas que realmente se preocupan sin esperar nada a cambio.
Kaleb me miró con una intensidad que me dejó sin aliento.
—Eso es porque tú mereces eso, Bella. Mereces más de lo que el mundo te ha dado hasta ahora.
—Kaleb, ¿puedo preguntarte algo? —dije, apoyándome en el respaldo del sofá.
—Claro, lo que quieras.
—¿Cómo haces para ser tan paciente? Tan constante. Yo a veces siento que soy un completo desastre, y tú siempre pareces tener todo bajo control.
Kaleb río suavemente, inclinándose hacia adelante con los codos sobre las rodillas.
—Bella, déjame aclarar algo. No tengo todo bajo control. Ni siquiera cerca. Pero aprendí hace mucho tiempo que las cosas importantes requieren paciencia. Y tú... tú eres muy importante para mí.
Sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara, pero antes de que pudiera responder, sentí un movimiento familiar en mi vientre. Esta vez no era una simple patadita; era como si ambos bebés estuvieran dando señales de vida al mismo tiempo.
—¡Oh! —exclamé, colocando las manos sobre mi vientre.
—¿Qué pasa? —preguntó Kaleb, alarmado.
—Están moviéndose otra vez, ¡Siéntelos!
Extendí mi mano hacia él, y Kaleb se acercó, arrodillándose frente a mí. Colocó su mano sobre mi vientre con cuidado, y por un momento no pasó nada. Pero entonces, una pequeña patada presionó contra su palma, seguida por otra.
—Guau... esto es mágico —susurró, con los ojos iluminados como si estuviera presenciando un milagro.
No pude evitar sonreír, mis ojos llenándose de lágrimas.
—Eres la primera persona que los siente moverse —dije, mi voz temblando de emoción.
Kaleb levantó la mirada hacia mí, y por un momento, la conexión entre nosotros fue casi palpable.
—Son increíbles, Bella. Tú eres increíble.
Las palabras quedaron flotando en el aire mientras ambos nos quedamos en silencio, compartiendo ese momento mágico. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí verdaderamente acompañada, como si no tuviera que enfrentar este camino sola.
Cuando Kaleb finalmente se levantó para irse, dejó una sensación de calma en el departamento, y aunque mi mente seguía dando vueltas, una parte de mí sabía que algo importante había cambiado esa noche.
Hola! Ayer fue dominguito familiar asi que por eso no actualice la historia, tambien ya mañana regreso a la escuela y a mis practicas asi que no se cuando pueda volver a actualizar, tratare de que sea esta semana pero no les puedo prometer nada porque no se si lo podre cumplir, solo le pido su paciencia, les mando muchos abrazos y besitos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top