Capitulo Dieciséis
La noche la sentí eterna después de lo sucedido, apenas había dormido y mis pensamientos habían sido un torbellino de miedo y determinación. Sabía que, si quería dejar atrás la sombra de Matthew y proteger a mis hijos, tenía que cerrar definitivamente ese capítulo de mi vida. Llevaba días pensándolo, analizando si este era el momento adecuado y aun tenía dudas, pero lo que había pasado fue la última gota que necesite para tomar una decisión definitiva.
Había hablado con Kaleb la noche anterior; él había insistido en que lo pensara bien antes de dar el paso, pero también me había prometido estar conmigo, sin importar lo que decidiera.
A la mañana siguiente me dirigí al edificio del registro civil alrededor de las nueve de la mañana. Mi corazón latía con fuerza mientras entraba al lugar, un edificio gris y algo deslucido, como si el tiempo se hubiera detenido en sus paredes. Tomé un número de espera y me senté en una de las sillas de plástico, observé el espacio a mi alrededor, tratando de calmarme; la mezcla de murmullos, el sonido de teclados y el zumbido bajo de las luces me hacía sentir pequeña.
En mis manos sostenía la copia de mi acta de matrimonio, ese papel que simbolizaba un compromiso que había creído eterno. Lo había tomado antes de huir, pensando que tal vez algún día lo necesitaría. Ahora ese papel era un recordatorio cruel de todas las decisiones que había tomado por él, por nosotros, y que ahora parecían absurdas.
“¿Cómo no lo vi venir?” me pregunté por enésima vez, era imposible no sentirme tonta, engañada. Había creído en sus palabras, en su sonrisa, en su amor. Y, sin embargo, todo había sido una mentira. Dejé escapar un suspiro pesado, intentando sofocar el nudo en mi garganta.
Cuando llamaron mi número, me acerqué al mostrador, la mujer tras la ventanilla era una señora de cabello canoso y gafas gruesas, me saludó con una sonrisa mecánica.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte? — preguntó amablemente.
Tomé aire profundamente antes de responder.
—Quiero iniciar un proceso de divorcio. — dije decidida, pero a la vez aterrada, sabia que al hacer esto la notificación le haría saber a Matthew mi ubicación actual, pero estaba preparada para lidiar con él.
La mujer asintió, tecleando algo en su computadora.
—Claro. Necesitaré sus nombres completos y el acta de matrimonio. — pidió.
Extendí el documento hacia ella, lo tomó, ajustó sus gafas y comenzó a leerlo detenidamente. Mientras lo hacía, yo también sentía la tensión crecer dentro de mí, luego vi como ingresaba los datos a su computadora y los nervios crecieron todavía más pues ya no había marcha atrás.
La mujer frunció el ceño y miró la pantalla, luego volvió a mirar el acta de matrimonio, su expresión era una clara muestra de confusión.
−Un momento, por favor— dijo levantándose rápidamente.
Tomó el documento y se dirigió a una puerta al fondo, la seguí con la mirada sintiéndome cada vez más nerviosa.
“¿Qué está pasando? pensé. El tiempo parecía alargarse mientras esperaba su regreso; después de unos minutos que se sintieron eternos, regresó acompañada de un hombre que aparentaba ser su superior.
—Señora Williams, ¿puede acompañarnos un momento? — dijo el hombre, con tono serio.
Lo primero que pensé fue que ya le habían notificado a Matthew y me retendrían aquí hasta que él llegara, sin embargo, mi lado lógico tomo el control y solo asentí lentamente y los seguí hasta una pequeña oficina al fondo del pasillo. Me ofrecieron una silla, y el hombre se sentó frente a mí con el acta de matrimonio en las manos.
—Señora Williams, tenemos un problema con este documento. — Mis manos se tensaron sobre mi regazo.
—¿Qué tipo de problema? — pregunté con un hilo de voz.
El hombre tomó aire antes de hablar.
—Esta acta de matrimonio no está registrada oficialmente en el sistema, hemos buscado detenidamente en los registros y no hemos encontrado ni su nombre ni el numero de folio de su acta− Su declaración cayó sobre mí como un balde de agua fría. Por un momento, las palabras no tenían sentido. Lo miré, esperando que continuara.
—Esto parece ser un documento apócrifo, es decir que puede haber sido falsificado o simplemente nunca se completó el proceso de registro oficial. En cualquier caso, no hay registro alguno de este matrimonio en nuestros archivos ni en los sistemas nacionales. — termino de explicar dejándome totalmente confundida.
Me quedé en silencio. Mi mente trataba de procesar lo que acababa de escuchar. ¿No estaba casada con Matthew? ¿Todo este tiempo había vivido en una mentira más grande de lo que pensaba?
—¿Eso qué significa exactamente? — logré preguntar finalmente, solo quería terminar de confirmar lo que aún no lograba procesar, aunque mi voz sonaba lejana incluso para mí.
—Significa que no necesita un proceso de divorcio, desde un punto de vista legal, nunca hubo ni existió un matrimonio Armstrong Williams— todo pareció estallar a mi alrededor al escuchar eso.
Sentí una mezcla de alivio y humillación, Matthew no solo había traicionado mi confianza, sino que también había manipulado incluso los cimientos de nuestra relación. Todo había sido una farsa.
Me levanté tambaleante, tratando de mantener la compostura.
—Gracias por la información— dije antes de salir de la oficina.
En el camino de regreso a casa, los pensamientos me consumían; una rabia sorda comenzaba a crecer dentro de mí. Había dejado todo por él: a mi familia, mis sueños, mi independencia, había renunciado a mis padres, quienes me habían advertido desde el principio. ¡Y todo por un hombre que había tejido una red de mentiras tan profunda que ahora no sabía dónde terminaba!
Al llegar a mi departamento, Kaleb estaba esperando fuera, apoyado en la barandilla del pasillo. Al verme, se incorporó de inmediato, notando la expresión en mi rostro.
—¿Qué pasó? — preguntó, preocupado.
Me acerqué lentamente y aun sin creerlo por completo, le conté todo. Cada detalle, cada emoción, hasta que mi voz se quebró y las lágrimas comenzaron a brotar, él solo me rodeó con sus brazos, dejando que descargara todo el dolor acumulado.
—No puedo creer que todo haya sido una mentira, y yo soy tan estúpida que le creí todo— susurré contra su pecho.
—Escucha— dijo con firmeza, apartándome ligeramente para mirarme a los ojos— Esto no te define, Gabriella. Lo que él hizo no cambia la persona que eres ni lo que has logrado. Y te prometo algo: no volverá a lastimarte, así que escúchame bien; no quiero que vuelvas a referirte así de ti misma. Te engaño, si, pero tú eras solo una niña cuando lo conociste y solo viste lo que él te quiso mostrar, no eres estúpida solo lo amabas y él no lo supo valorar. —
Sus palabras fueron como un ancla en medio del caos.
Asentí lentamente, permitiendo que la calidez de su apoyo llenara el vacío que sentía. Quizá, después de todo, esta revelación era el primer paso hacia mi verdadera libertad.
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¿Sorprendidos por esta revelación? Yo tambien jaja.
¿Quién sera la persona que llamo a Gabriella? ¿Sera de ayuda?
Leo sus teorias. 😘
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