Capitulo Cinco

—Entonces, ¿A dónde vamos primero? — pregunto Kaleb en cuanto salimos de la cafetería.

—Pues, no conozco así que no te puedo decir a qué lugar exactamente, pero vamos a un lugar donde vendan colchones y artículos para el hogar— dije siguiéndolo mientras caminaba hacia su camioneta.

—Yo también cambié mi colchón cuando me mudé y conozco un buen lugar con las tres B— abrió la puerta del copiloto para que pudiera subir y le agradecí al subir.

—¿Cuáles son las tres B?— pregunté en cuanto se subió.

—¡¿No sabes cuáles son las tres B?!— exclamó asombrado y yo negué sonriendo divertida por su reacción. —No te creo, es un concepto básico que todo el mundo sabe— dijo y desvío la mirada del camino para verme como a un bicho raro.

—Pues ni tan básico por que yo nunca había oído de eso— contradije.

—Permíteme instruirte, significa: Bueno, bonito y barato— explico —No me has pedido mi opinión pero considero que deberíamos ir a comprar las cosas más pequeñas antes de pasar por el colchón ¿Tienes claro lo que vas a comprar?— preguntó y saque mi lista.

—Aquí tengo todo anotado, y me parece buena tu idea hagámoslo así — él asintió solamente, después de eso ni hubo volvió a hablar y yo me dedique a observar la ciudad por la ventana, aun por lo poco que estaba viendo en este momento puedo decir que san Francisco es una ciudad preciosa.

Unos minutos después entramos en una calle llena de locales muy pintoresca, la gente iba y venía entrando y saliendo de los diferentes locales cargadas de bolsas.Kaleb busco un lugar para estacionarse y después de haberlo hecho nos bajamos.

—Andando— dijo y sin verlo venir tomo mi mano y comenzó a caminar. —Dime las primeras cosas en tu lista — pidió sin detenerse.

—Vajilla, cortinas, cubre colchones y sábanas — respondí.

—Entonces nuestra primera parada es la tienda de artículos para el hogar — con un delicado tirón en mi mano me empezó a guiar a través de la gente.

Caminamos unos pocos metros antes de que me jalara hacia el interior de un local.

–Aquí comenzamos, ven por este pasillo tienen cosas en rebaja– dijo emocionado sin soltar mi mano y no me quedo de otra mas que ir tras el.

Fuimos viendo cada uno de los estantes y en cada uno ambos encontrábamos algo que nos gustaba, me di cuenta que ambos teníamos un gusto parecido asi que no fue muy difícil escoger las cosas que quería, antes de salir de ese pasillo Kaleb tuvo que ir por un carrito para poder meter todo lo que habíamos agarrado y al salir de ahí ya teníamos medio carrito lleno con la mayoría de cosas que necesitábamos, luego cuando recorrimos la tienda fuimos añadiendo mas cosas.

No lo se con certeza pero calculo que estuvimos alrededor de una hora recorriendo la tienda, al final cuando fuimos a pagar la cuenta fue mucho mas baja de lo que había estimado en un comienzo y llevaba todo lo que había anotado en mi lista y un poco mas.

Al salir Kaleb prácticamente me obligo a esperarlo en la entrada de la tienda mientras el daba vueltas dejando mis cosas en la camioneta, dio unas cinco vueltas antes de por fin tener todo en la camioneta.

–¿No te duelen los pies?– pregunto mientras caminábamos a la mueblería.

–Nop, me siento super bien– fue mi respuesta y en realidad no mentia, hasta ahora no había tenido ninguna molestia.

–Que raro, según mis conocimientos a las embarazadas se les hinchan mucho los pies– rei al ver su cara de confusión.

–Pues no estas equivocado pero eso ya es en los últimos meses y yo apenas voy comenzando– me miro aun mas confundido.

–¿Apenas vas comenzando?¿Cuantos meses tienes?– pregunto totalmente intrigado.

–Tres– respondi atenta a su reacción y no pude evitar reírme cuando sus ojos se abrieron como platos.

–¿Tres? Crei que tenias como 5– exclamo asombrado.

–¿Tan gorda me veo? Es que son dos– respondí un poco afectada y con voz triste, en los últimos días había visto mas cambios en mi cuerpo y me causaban un poco de inseguridad.

–Guau pues con razón, estas albergando a dos humanitos ahí dentro es normal el tamaño de tu pancita– dijo suavemente y eso de algún modo me hizo sentir en calma. —Y bueno ¿Qué compraremos ahora?— preguntó mirándome.

—Pues principalmente mi colchón y la cuna de mis bebés— respondí.

—Perfecto, vamos a la mueblería entonces —dijo Kaleb con una sonrisa, y volvimos a caminar.

En la tienda de muebles, encontramos el colchón ideal bastante rápido, y con la cuna tardamos un poco más ya que quería asegurarme de que fuera cómoda y segura para mis pequeños. Kaleb me ayudó a elegir, y para mi sorpresa, demostró tener buen ojo para los detalles. Al final, después de revisar y comparar, salimos de la mueblería satisfechos con las compras.

—¿Te parece si vamos a comer algo antes de regresar? —preguntó Kaleb mientras guardaba las cosas en la camioneta.

—Sí, muero de hambre —respondí, riendo—. Gracias por tu ayuda, en serio.

Nos dirigimos a un restaurante cercano. Al llegar, él buscó una mesa en una esquina tranquila, y después de pedir nuestra comida, se quedó mirándome un momento con una expresión curiosa.

—¿Puedo preguntarte algo? —dijo con un tono de voz suave.

—Claro, dime —respondí, un poco intrigada.

—Es sobre el papá de tus bebés… —hizo una pausa, y vi que buscaba las palabras correctas—. No quiero ser indiscreto, solo… me da curiosidad el saber por qué no está contigo en esta etapa tan bonita.

Suspiré y miré mi vaso de agua, organizando mis pensamientos antes de hablar.

—Lo conocí cuando aún estaba en la universidad —comencé—. Tenía 19 años y él era 10 años mayor. Lo encontré por casualidad en un centro comercial; había salido con mis amigas, y simplemente… nos cruzamos. Al principio, parecía un sueño. Empezamos a hablar y él parecía tan perfecto, luego empezamos a salir, y al poco tiempo estábamos en una relación formal.

Kaleb me escuchaba con atención, sin interrumpirme.

—Poco después, él me pidió matrimonio. Mis padres, por supuesto, no estaban de acuerdo. Pensaban que era demasiado pronto, que yo era muy joven y apenas iba comenzando mi carrera, cuando se enterando de que me había propuesto matrimonio me dieron un ultimátum: o él o mi familia.

—¿Y elegiste a él? —preguntó Kaleb, comprensivo.

—Sí… elegí estar con él. Dejé todo, convencida de que estaba tomando la mejor decisión yo estaba profundamente enamorada de él y parecía que el era igual, estuvimos casados dos años antes de que me quedara embarazada, él desde el principio dejo claro que quería ser papá y yo estaba tan enamorada de él que en cuanto nos casamos y me dijo que quería empezar a intentar embarazarnos accedí sin más pero no fue hasta hace unos meses que lo logramos. Pero la felicidad me duró poco y hace apenas unos días , descubrí que me estaba engañando.

Me mordí el labio, recordando el dolor que sentí en ese momento sobre todo lo que él quería hacer con los hijos cuando nacieran, pero eso no se lo conté porque es tan doloroso que no me creo capaz de hacerlo sin derrumbarme aquí. Kaleb frunció el ceño, visiblemente afectado.

—No me lo esperaba —continué—. Pensé que lo conocía, que me amaba tanto como yo a él. Lo dejé, claro, y lo único que me impide arrepentirme de esa decisión, de haber perdido todo contacto con mis padres son mis bebés. Ellos me han dado una razón para seguir adelante.

Kaleb asintió lentamente, con una mirada de compasión.

—Lamento que hayas pasado por eso —dijo suavemente—. Pero, si lo aceptas, quiero que sepas que cuentas conmigo. No tienes que enfrentar esto sola. Puedo ser un amigo y un apoyo para ti.

Le sonreí, agradecida.

—Gracias, Kaleb. De verdad aprecio mucho que estés aquí y que me hayas ayudado a pesar de todo — le sonreí completamente agradecida.

—No es nada, la amistad que te ofrezco es sincera porque siempre vamos a necesitar a alguien con quién contar— le sonreí porque era verdad y siendo así estaba contenta de poder contar con él de ahora en adelante.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top